Hoy quiero hablarles de alguien único, de alguien increíble, de alguien que, a su modo, ha marcado la historia y que para algunos es toda una estrella. Y bien, esa persona ¡son Uds.! Nunca antes ha habido nadie como Uds. y tampoco habrá nadie igual después. Pero tranquilos, yo antes tampoco lo sabía. Pero este descubrimiento ha cambiado mi vida. Para ayudarles a creerlo, les invito a pensar en las personas que más aman: sus padres, abuelos, amigos, hijos, enamorados. ¡Piensen en ellos! Se darán cuenta de hasta qué punto son únicos e irremplazables. Y bien, si ellos lo son, Uds. también. En mi caso, pienso en mi madre: Pierrette Beaujean. Una mujer increíble, una mujer de gran corazón y de alma aventurera. Después de haberme dado el regalo más bello, la vida, también me dio el sentido que le daría a tal vida. Cuando yo era joven, ella me repetía un consejo: "Jennifer, haz lo que te guste en la vida". "Jennifer, haz lo que te guste en la vida". Su consejo cobró importancia porque veía que ella era infeliz con su trabajo. Sé que ella hubiera querido ser arqueóloga o muchos otros oficios más que le habrían devuelto su libertad pero pensaba que no tenía elección, como les pasa a muchas personas. Aunque habría podido hacer cualquier cosa si simplemente se hubiera podido ver como yo la veía. Porque se dice que el amor nos vuelve ciegos, pero no es para nada cierto. El amor nos devuelve la vista. Así que "Jennifer, haz lo que te guste en la vida". Bien, pero es más fácil decirlo que hacerlo. Busqué por todas partes la receta para hacer lo me gusta en la vida. Me dije: "Eso se aprenderá en la escuela, ¿no? Allí es donde se deberían aprender esas cosas". Así que busqué en mis clases de historia, de francés, de matemáticas y, cómo decirlo, no encontré nada. Busqué en ejemplos de mi alrededor, pero o la gente tampoco hacía lo que quería (seguro que conocen a alguien), o sus gustos y talentos no eran los míos. Analicé diferentes oficios, probé diferentes oficios. Dimití a menudo. Lo intenté incluso con la seguridad de un contrato indefinido. Me dije: "Al final puede que sea eso, es lo que han intentado hacerme creer, hacer lo que me guste puede ser sentirme segura". Y busqué el sentido, el porqué. Mi abuelo siempre me enseñó a buscar el sentido y el porqué de las cosas. Entonces me dije: "¿Un contrato indefinido? Bien, ¿para qué? Sí, para hacer lo que no me gusta de manera indeterminada. ¡Oh, qué superplan!" (Aplausos) O para ahorrar dinero para que quizás un día, en mi jubilación, me pueda realizar. ¡Oh, genial! Pues no, no tenía ningún sentido. Así que dimití. Y finalmente dejé de mirar al exterior y giré el espejo hacia el interior, hacia mí. Y es ahí donde empecé a darme cuenta de lo que me gustaba. Porque hacer lo que quería en la vida quería decir hacer lo que yo era. En esta búsqueda de mí misma, fui a Asia con una amiga. Estuvimos en India, Nepal, China, Tíbet y por el camino entrevistamos a todas las personas que encontramos. Yo les preguntaba: "Para Ud., ¿qué es el amor? ¿Qué es la felicidad? ¿Qué representa el trabajo, el dinero? ¿Cuáles son sus sueños? ¿Quién es Ud.?" Y fue entonces cuando hice el gran descubrimiento. Fue entonces cuando me di cuenta de que todos somos únicos y todos tenemos nuestra propia verdad sobre el mundo, de que cada uno anunciaba cómo era "la" verdad, por supuesto. Esto era mágico porque al final, como ven, todas estas diferencias son nuestro punto en común más bello. Es magnífico. Y mientras yo estaba en India, saliendo de Benarés, mi madre tuvo un accidente en París. Cayó en coma y unos días más tarde murió. Su muerte me enseñó una gran lección. Me recordó cuán corta y frágil es la vida y que no podemos poner nuestras esperanzas en un mañana hipotético que puede que nunca llegue. "Jennifer, haz lo que te guste en la vida". ¡Qué consejo! La muerte es un tema tabú para nosotros y sin embargo es ella la que nos recuerda lo esencial. Es ella la que nos recuerda que el propósito de la vida es crear uno. Es crearle un sentido aquí, hoy, ahora. Y fue entonces cuando la semilla de emprendedora que me había transmitido mi padre germinó. Fue entonces cuando nació la idea del proyecto "Monde, qui es-tu?" (Mundo, ¿quién eres?) Yo quería permitir que cada ser humano se dé cuenta de su valor. Quería que cada uno pudiera expresar lo que es y que pudiera transmitir su impronta de vida a sus hijos y a las futuras generaciones. Este proyecto nació aquí, en la isla Reunión. Y no es por casualidad. Porque esta es una tierra de mestizaje ejemplar para el mundo. Una isla en la que me enamoré perdidamente hace seis años, y que ha permitido que exista este proyecto. Quería poner al ser humano en el corazón de la vocación y el funcionamiento de este proyecto. Es por ello que cada ser humano es potencialmente el corazón, el autor, el actor y el distribuidor. Dicho de otro modo, es un proyecto de "crowdmaking" y "crowdsourcing" lo que quiere decir que lo realiza la comunidad y pertenece a la comunidad. Es decir, a todos Uds., a cada uno de nosotros. Y, ¿qué hacemos todos juntos? ¿Qué debemos hacer para nuestros padres e hijos ahora que saben que trabajan con otros 7000 millones de individuos en el proyecto "Monde, qui es-tu?"? Pues bien, escuchamos y recogemos las improntas de vida de nuestros allegados, amigos, vecinos o de un desconocido que vemos por la calle. Las escuchamos y recogemos con entusiasmo y benevolencia. El entusiasmo es el agua para las personas. Después, las preservamos. Las preservamos como la cosa más valiosa del mundo. Y para ello hay una biblioteca en línea, "Monde, qui es-tu?". Finalmente, las valoramos cada uno a nuestra manera. Ya sea con entusiasmo o con muchas otras ideas que podrían tener aquí, hoy. Nosotros, por ejemplo, hemos hecho biografías, libros y exposiciones interactivas. Imaginen una exposición de la que Uds. forman parte. Imaginen decirle a su abuela: "Venga abuela, vamos a ver una exposición de la que formas parte". Millares de iniciativas locales reunidas en torno a una vocación social común y a una biblioteca en línea común. Eso es "Monde, qui es-tu?". A largo plazo, deseamos hacer que el ser humano pase a ser patrimonio mundial de la UNESCO. Sí, el ser humano patrimonio mundial de la UNESCO. ¿Se lo imaginan? ¡Qué hermosa manera de rendir homenaje a lo que nos gusta! ¡Qué hermosa manera de recordar a cada uno que su vida cuenta! Que tiene un valor, que su vida es única. ¿Para hacer qué? ¡Para que viva esta singularidad! Porque cuando respondemos a esta pregunta "Mundo, ¿quién eres?", podemos responder a la pregunta "Mundo, ¿qué haces?". Cuando miramos en el interior, es posible hacer lo que nos gusta en la vida. Mi vida me ha probado que eso es posible. Así que hoy lo transmito. He investigado y desarrollado un método que invita al individuo a plantearse cuatro preguntas. Cuatro preguntas fundamentales para las que todos tenemos una respuesta única. Primera: "¿Quién eres?". ¿Cuáles son sus puntos fuertes, sus talentos? ¿Qué es lo que hace que sean Uds. y no su vecino? ¿Qué les hace únicos? Segunda: "¿Qué quieres?". ¿Qué dirección quieren tomar en la vida? ¿Qué sentido desean darle? Tercera: "¿Qué haces?". Sí, ¿qué oficio, qué proyecto, qué empresa tienen ganas de crear y les identifica? ¿Qué proyecto les permite ofrecer lo que son al mundo? Y la última: "¿Cómo lo haces?". Porque, por supuesto, hay que ir paso a paso para realizarse y cumplir nuestros sueños. Ahora trabajo con jóvenes y menos jóvenes que se buscan, que buscan saber lo que quieren hacer en la vida. Pero yo quisiera que en el futuro eso se enseñe en la escuela. Que salgamos de la escuela con un título en el bolsillo, bien, pero también conociéndonos a nosotros mismos. Si me preguntan qué hago en la vida, respondo que soy Jennifer Vignaud. Porque esa es nuestra verdadera profesión: ser nosotros mismos. El ecosistema de la humanidad es como la naturaleza, necesita diversidad para equilibrarse. El ecosistema de la humanidad necesita a todos Uds. Necesita sus sueños, sus talentos. Así que atrévanse a ser Uds. mismos. Atrévanse a expresar lo que son. Atrévanse a hacer lo que son. Atrévanse a ser únicos. Gracias. (Aplausos)