Soy científica y les voy a contar
la historia de un descubrimiento.
Este descubrimiento comenzó
con muchas preguntas
que me hacía desde chica.
Por ejemplo, cuando terminé el catecismo
y tenía que tomar la primera comunión,
no me quedé muy convencida
porque no encontré,
después de haber visto todo el Génesis,
el Antiguo Testamento
y el Nuevo Testamento,
¿dónde estaban los dinosaurios?
Mi papá, que era científico
me mandó a hablar con un cura.
Después, a los 10 años,
empecé a tener pasión
por los tiburones blancos,
en ese momento en la revista
National Geographic.
Pero mi primer gran crisis existencial
fue leyendo a Carl Sagan.
Leyendo a Carl Sagan me enteré
y me di cuenta de que
estamos en un tiempo
y somos un punto diminuto en el tiempo
y en el espacio, que es infinito.
¿Cómo hacer para dejar huella de
nuestra existencia como personas,
como comunidad, como sociedad,
como especie,
en un tiempo y en un
espacio tan infinito?
Cierren los ojos
e imagínense el infinito.
Algo que no termina, y no termina,
y no termina, y no termina
y ¡un Rivotril, por favor!
porque me daba muchísima
ansiedad eso, desde chica.
Si a eso le sumamos el tiempo,
tener la idea que hace 13 000
a 15 000 millones de años
fue el origen del Universo,
que la Vía Láctea tiene alrededor
de 13 200 millones de años,
que el planeta Tierra tiene alrededor
de 4500 millones de años
y que el primer registro de vida
en el planeta Tierra
tiene 3800 millones de años.
Pero no necesariamente,
la vida se tiene que haber
originado en el planeta Tierra.
Cuando se estudia el Universo,
se encuentra que ese universo infinito
está plagado de moléculas orgánicas.
Esas moléculas orgánicas
son los ladrillos de la vida.
La vida podría estar viajando
de planeta en planeta.
Hace falta una sola célula,
una sola molécula,
una bacteria para infectar
de vida un planeta.
Y esta molécula, esta bacteria,
esta espora de vida
podría estar viajando
de planeta en planeta.
Esto podría pasar
en todo el Universo.
Pero veamos qué es lo que pasa
en el Sistema Solar.
En el Sistema Solar,
el planeta más cercano que
tenemos a la Tierra es Marte.
La vida podría haber venido de Marte.
¿Por qué podemos decir eso
o hipotetizar eso?
Porque Marte, hace miles
de millones de años,
no era un planeta rojo,
sin oxígeno o sobre todo con agua,
como es en este momento,
con agua solamente en estado
de hielo en los cascos polares.
Hace miles de millones de años
Marte tenía agua líquida
y Marte podría haber sido un lugar
donde se originó la vida en Marte
y haber viajado a la Tierra.
Podría haber viajado en un meteorito.
De hecho, hay meteoritos
que vienen de Marte,
que cayeron en la Tierra,
que tienen registros
de actividad orgánica.
Entonces, si soy una célula o una espora
o una molécula que va a viajar
por el espacio,
tengo que ser muy resistente.
Tengo que ser un extremófilo.
Un extremófilo es una bacteria que
se adapta a condiciones extremas.
Y como todavía no podemos viajar a Marte
porque todavía no se desarrolló
la tecnología necesaria,
pero creo que estamos
muy cerca de hacerlo,
por ahora, vamos a estudiar
cómo sería esa vida en un ambiente,
el más parecido que tenemos en
la Tierra a Marte, que es la Puna.
Nosotros somos microbiólogos.
Hace 10 años que venimos
trabajando en la Puna.
Venimos estudiando las bacterias,
los microorganismos,
las formas de vida que
soportan, en la Puna,
una serie de condiciones extremas,
como la alta radiación ultravioleta
por la altura,
la baja tensión de oxígeno,
el gran contenido de arsénico,
un ambiente muy salino en el agua,
con cambios muy drásticos de temperatura,
fuertes vientos.
Todas estas condiciones son parecidas
a las que habría en este momento
en planetas como Marte
o lo que pudo haber
en esa Tierra primitiva.
En ese ambiente, hace 2 años,
encontramos estromatolitos.
Fue de tal impacto la noticia
que llegó hasta la revista Nature.
¿Por qué? Porque estos estromatolitos
estaban vivos.
Vamos a ver qué es un estromatolito
y para eso vamos a hacer
un viaje en el tiempo.
Vamos a ir 3800 millones de años atrás,
a ese planeta primitivo.
En ese planeta primitivo,
que era la Tierra,
no había una capa de ozono.
Por lo tanto, la radiación ultravioleta
arruinaba cualquier forma de vida.
La vida tenía que crecer escondida
en el fondo de los océanos,
o escondida bajo las piedras.
En ese momento no había oxígeno,
entonces la vida tenía que respirar
otro tipo de moléculas,
y crecía muy lentamente.
En ese ambiente primitivo
había muchísima actividad volcánica,
cambios drásticos de temperatura,
unas aguas muy salinas llenas de metales.
¿Les suena parecido?
Esas son condiciones muy parecidas
a las que tenemos en la Puna.
En ese ambiente primitivo
surgió ese primera molécula de ARN
que fue capaz de autoduplicarse
y dar lugar a una molécula de ADN,
que se envolvió en una membrana,
como una gotita de aceite
y empezó a separar
qué entraba y qué salía.
Así surgió la primera célula,
la primera protocélula.
Esa primera protocélula
se fue uniendo con otras células
e inventaron la fotosíntesis.
Y como era muy complicado
sobrevivir en esas condiciones,
se asociaron.
Y esa actividad biológica
fue precipitando en minerales,
fue captando dióxido de carbono,
que transformó a carbonato de calcio,
o sea, en una piedra,
en algo que cuando se muere
la parte viva, queda la fósil.
Esa colonia de algas y bacterias
captó dióxido de carbono,
liberó oxígeno a lo largo
de miles de millones de años,
creó la capa de ozono.
Liberó oxígeno a la atmósfera
y la vida dejó de ser anaeróbica
y empezó a ser aeróbica.
Siendo aeróbica creció más rápido,
pudo evolucionar,
dio lugar a los primeros
organismos multicelulares,
a los invertebrados,
a los primeros peces, los anfibios,
los reptiles que pudieron
conquistar la tierra,
a los mamíferos que
crearon los telescopios,
que vieron el Universo
y se llegaron a preguntar:
¿qué estoy haciendo aquí?
Entonces, los estromatolitos
tuvieron un papel fundamental
en transformar ese planeta hostil
en la Tierra,
en este planeta azul
que conocemos hoy.
Hay otros lugares del mundo donde
se encuentran estromatolitos vivos.
En Bahamas,
en Cuatro Ciénagas en México,
un lugar que está perdiéndose
en este momento
por el uso intensivo del agua
para la agricultura,
en Bahía Tiburón en Australia,
en Yellowstone.
Pero todos los descriptos
hasta este momento
estaban al nivel del mar
y en climas cálidos.
Los que encontramos en la Puna,
son los primeros que se encuentran
en las condiciones de
alta radiación ultravioleta,
baja tensión de oxígeno,
en las condiciones más parecidas
a lo que fue esa Tierra primitiva.
El descubrimiento de
los estromatolitos en la Puna
no es más que una mirada
para ver hacia nuestro pasado
como vida en la Tierra.
Esta es Laguna Socompa.
Esas piedras que están ahí,
son los estromatolitos.
Si nosotros a esas piedras,
que podrían pasar inadvertidas,
las cortamos,
encontramos estas capas.
Cada una de esas capas
estuvo en la parte superior.
Cada una de esas capas es
una línea de crecimiento
de estas piedras vivas
que son los estromatolitos.
Vamos a ver al microscopio electrónico
qué es lo que podemos encontrar
dentro de un estromatolito.
Así me creen que están vivos.
Esas son diatomeas.
Esos son minerales.
Y eso es un mineral con bacterias.
Eso redondito que está ahí,
es una bacteria.
Pero eso no era todo.
En Socompa, además de encontrar
estromatolitos vivos,
encontramos estromatolitos fósiles.
Por eso lo llamamos
el Jurassic Park microbiano.
Como en la película, el paleontólogo
con un cráneo de dinosaurio,
pensaba cómo era toda la socialización
de los velocirraptor,
Bueno, después se encontró
al velocirraptor vivo.
Aquí es lo mismo.
Tenemos una pregunta en los fósiles,
la podemos contestar en los modernos.
Es uno de los pocos lugares,
si no el único lugar en el mundo,
donde hay coexistencia de
estromatolitos fósiles y modernos.
Y si nosotros nos vamos
al microscopio electrónico,
no encontramos diferencia
entre lo que está fosilizado
y lo que es moderno.
Está tan bien conservado,
la parte fósil, que no hay diferencia.
¿Por qué?
Porque estamos al lado de
un volcán. Un volcán activo,
un volcán que elimina sílice
en sus cenizas,
y esto nos hace acordar,
por ejemplo a Pompeya,
Uds. saben, una ciudad
que quedó totalmente momificada
por las cenizas de un volcán.
Acá pasaría lo mismo.
Aquí tenemos bacterias modernas
de un estromatolito moderno
y de un estromatolito fósil.
Pero vamos más allá.
Yo les conté que Marte
pasó por ciclos evolutivos,
donde podría haber condiciones
que podrían haber albergado vida.
De hecho, la sonda Rover,
sacó fotos de Marte que
son bastante intrigantes
y que dan estas estructuras muy parecidas
a las que encontramos en Socompa,
estas montañas estratificadas fósiles,
muy parecidas a las partes estratificadas
de estromatolitos fósiles de Socompa.
Si vamos al microscopio electrónico,
también nos llama mucho la atención
lo que se encuentra en Marte
con lo que se encuentra en Socompa.
Estos son estromatolitos vivos.
Los tenemos criando,
criándolos como mascotas
en el laboratorio.
Los estromatolitos,
de hecho tiene cada uno
el nombre de uno de mis hijos,
los estromatolitos,
están vivos desde hace 3800...
--no estos, sino los estromatolitos
como forma de vida--
están vivos desde hace
3800 millones de años.
Hubo 3 extinciones masivas en la Tierra.
Y ellos fueron capaces, otra vez,
después de un efecto invernadero,
de volver a captar el dióxido
de carbono, liberar oxígeno
y preparar la Tierra para
una nueva forma de vida.
Los estromatolitos tienen muchísimas
aplicaciones biotecnológicas,
como por ejemplo los biocombustibles,
la biorremediación.
Fueron captadores perfectos
de dióxido de carbono.
Y a esto nos hace acordar
el calentamiento global.
Los podíamos usar para
poder revertir el daño
que estamos haciendo
en el medio ambiente.
Una vez que fue el descubrimiento
de los estromatolitos en Socompa,
fuimos con una sensación de contrarreloj
buscando otros ambientes.
Ya a uno, cuando le cambia la
forma de ver, ve todo distinto.
Y encontramos también
estromatolitos en Tolar Grande.
Los ojos de mar de Tolar Grande.
Eso no es el Caribe, esa es la Puna
y esos son arrecifes de estromatolitos.
En Laguna Diamante, dentro
del cráter del volcán Galán,
a 4700 metros sobre el nivel
del mar está Laguna Diamante
donde tenemos un PH muy alto,
una salinidad que es 8 veces
la salinidad del mar
y una concentración de arsénico
nunca antes registrada: 230 mg/L.
En esas condiciones hay vida,
hay bacterias formando
estas especies de estructuras
muy parecidas a las
de la Tierra primitiva.
También lo encontramos en Jujuy,
en Salta, en el Llullaillaco,
en el salar de Antofalla.
Ese color es natural, son bacterias.
A partir de este momento,
y espero haberlos convencido
y que hayan entendido
lo que es un estromatolito.
Ahora les voy a contar
la experiencia personal
que significó haber hecho
este descubrimiento.
Tenía 2 caminos:
hacer el camino típico del científico
que es publicarlo,
primero estudiarlo
--lo cual lleva bastante tiempo--
y después publicarlo
y contárselo a otros científicos.
Pero, paralelamente,
me di cuenta de que en la Puna,
en los lugares donde estaban
estos descubrimientos
había problemas y eran graves.
Uno de los problemas era,
por ejemplo,
en los ojos de mar de Tolar Grande,
había contaminación.
Una contaminación que estaba matando
los estromatolitos en los ojos de mar,
Otro de los problemas es la
inminente exportación de agua
de la Puna hacia Chile
para que sea usado en la minería.
Traer agua desde el Pacífico a 500 km,
desalarla y usarla,
es mucho más caro
que traerla de 45 km,
que es agua dulce del lado de la Puna.
O sea, estos ambientes
están en serio riesgo.
La minería,
Uds. saben que Argentina tiene
la tercera reserva mundial de litio.
No hay un milímetro cuadrado de la Puna
que no esté en este momento
concesionado o explotado
para la minería,
sobre todo en los salares.
Y todos estos ambientes necesitan agua
y están asociados
a los salares de la Puna.
Otro problema era el saqueo.
El saqueo para empresas biotecnológicas.
Nadie sabe,
un pedazo de estromatolito
es chiquitito,
cualquiera se lo puede llevar,
o un turista se lo lleva
como recuerdo.
Entonces, era necesario legislar,
era necesario vigilar el lugar,
era necesario
determinar áreas restringidas
y era necesario conseguir dinero
para la investigación.
¿Cómo hacerlo?
Somos científicos, poco conocidos,
estamos en Tucumán.
Una persona que me inspiró mucho
fue la Dra. Teresa Manera de Bianco,
quien descubrió unas huellas en Pehuencó,
unas huellas de fósiles extintos,
hace 20 años.
Ella pasó 20 años y tuvo que
ganar el premio Rolex
para que se reconociera ese lugar,
se declarara reserva y se lo preservara
de las camionetas 4x4.
Ella pasó 20 años
viendo cómo su descubrimiento
se iba destruyendo poco a poco.
Después de 20 años recién,
tenía mi edad cuando los descubrió,
pudo pasar recién éste, su primer verano,
con la zona alambrada.
Hablando con ella, me dijo que
el científico que descubre algo
debe hacerse cargo de su descubrimiento
frente a la sociedad.
¿Cómo hacerse cargo?
La forma que encontré fue
con la divulgación científica.
La divulgación científica
requiere 3 cosas:
primero que el científico
sea capaz de hablar de una forma clara
para que todo el mundo entienda
lo que es, por ejemplo, un estromatolito.
También requiere una sociedad
a la que le interese lo que es
un estromatolito,
una sociedad que no solo
le interese ver a Tinelli.
Una sociedad, que creo que
está ocurriendo ahora,
que le interese canal Encuentro,
que le interese Discovery Channel,
que tenga otros intereses;
y yo creo que nuestra sociedad
estuvo preparada para esto.
Y por otro lado, hace falta
periodistas científicos
que sean capaces de divulgar
las cosas de una forma correcta.
Esto ocurrió.
Los primeros en enterarse
del descubrimiento,
por una cuestión de absoluto respeto,
fueron los habitantes de Tolar Grande.
En una asamblea se les contó a ellos
qué es lo que se había encontrado.
De hecho, se pidió permiso
a la Pacha Mama
antes de hacer las investigaciones.
De ahí saltó al diario
El Tribuno de Salta el día 26
y 27 de agosto en forma sucesiva,
fue tapa del diario El Tribuno,
y ya esa misma tarde, de Medio Ambiente
de la provincia de Salta
me llamaron para preguntarme
qué había pasado.
A todo esto,
muchas veces había dicho:
"tengan cuidado, tienen algo
muy especial, lo pueden perder".
Salió en el diario.
Esa misma tarde viajé a Salta
para reunirme con la gente
de Medio Ambiente.
De ahí pasó al diario Clarín.
Eso fue un boom, en un día
di alrededor de 40 entrevistas,
todo el mundo quería saber
de los estromatolitos.
De ahí pasó a La Nación,
y ya ahí empecé a tener una idea
del poder que tenían
los medios de comunicación
y me animé a pedir que
hacía falta cambiar leyes
para que los estromatolitos
sean declarados patrimonio nacional,
y esa misma tarde me llamaron
del Senado de la Nación.
Salió en Wikipedia y llegó a Nature.
Nature. Nosotros somos de Tucumán.
¿Saben la emoción de leer la palabra
"Tucumán" en la revista Nature?
De toda esa historia
me quedó un concepto, ¿no?
Un descubrimiento científico,
cuando es divulgado en los medios,
tiene un impacto turístico.
Empezó a venir muchísima gente
porque esto salió en todo el mundo,
a partir de estar en Nature
se divulgó en todos los diarios,
en la parte científica del mundo.
Tiene un impacto turístico.
Empezó a venir muchísimo turismo
a conocer los estromatolitos
de Tolar Grande, de Socompa.
Tuvo un impacto en la comunidad
porque trae más recursos económicos.
Tiene un impacto en el medio ambiente
y requiere una respuesta del gobierno.
¿Qué respuesta se consiguió
en estos 2 años, hasta ahora?
En lo que es infraestructura
conseguimos que Tolar,
un pueblo de 100 habitantes,
que está a 8 horas de Salta
y a 3 horas de Chile,
en el medio de la nada,
tenga una red de cloacas.
Esto ocurrió en un año y medio.
Estamos en Argentina, estamos en la Puna,
estamos en la provincia de Salta.
Se consiguió que se haga un vallado
de la zona de los ojos de mar
de Tolar Grande,
y ahora se está haciendo una caminería
para que los turistas que van a conocer
no pisen el lugar,
En lo que es turismo,
y esto es un concepto muy claro,
nada se puede preservar
si no da dinero.
Entonces, la forma de preservar esto
es que dé dinero.
¿Y de qué forma puede dar dinero?
Con el turismo extremo,
con el turismo alternativo,
el concepto que quiero introducir
es el turismo científico.
Primero, preparar a la gente
de Tolar Grande
para que sean capaces ellos de ser guías
y contar lo que es un estromatolito.
Después hacer una ruta de turismo.
La ruta de turismo científico,
La ruta del origen de la vida,
donde el turista que tiene que ir
en una camioneta 4x4
salga de Jujuy y llegue hasta La Rioja.
Todo por la Puna,
haciendo uso de toda la infraestructura
de las comunidades originarias,
trayendo un desarrollo económico
en las comunidades originarias.
Se va a hacer también
un centro de interpretación
que va a ir desde el origen
de la vida al Universo
junto con la Universidad de Córdoba.
Es un proyecto del Ministerio
de Ciencia y Técnica de la Nación.
Se consiguieron también
resultados científicos,
como el orgullo de haber secuenciado
el primer genoma en Argentina.
Esto, hasta hace 1 año atrás,
se hacía todo en el extranjero.
La información genética
y las aplicaciones biotecnológicas
no terminaban de quedar
del todo en el país.
Se hizo el primer meta-genoma,
también de estromatolitos en Socompa,
y se consiguió una financiación
por concurso,
para hacer investigación científica
que pueda respaldar
la preservación de este lugar.
En la parte de conservación, el proyecto
en el que estamos involucrados
es el Arca de Noé de los microorganismos.
Ojalá que todos estos lugares
puedan ser preservados.
Ojalá que lleguemos a tiempo con
el tema de la exportación de agua,
con los intereses mineros.
Pero en el caso que no puedan
ser preservados, por lo menos,
recuperar, guardar,
tener en el laboratorio
la colección de los genes,
que pueden darnos
un montón de respuestas
sobre el origen de la vida
y sobre problemas biotecnológicos
de la humanidad.
Otra de las grandes cosas
que se consiguieron,
que creo que es el orgullo más grande
que tengo hasta ahora,
después de mis 3 hijos,
es que se declaró área protegida
a la Laguna Socompa
y los ojos de mar de Tolar Grande.
Hay que pensar que se declaró
un área protegida
en una zona de muchísimo
interés en minería
y se declaró un área protegida
por bacterias,
que hace falta un microscopio
para verlas,
no son ni flamencos, ni osos polares,
son bacterias.
Se lo consiguió en marzo de este año.
Y el proyecto en el cual
estoy involucrada
y estoy en contacto con científicos
que tienen proyectos con la NASA,
es declarar a los estromatolitos
de todo el mundo
patrimonio científico de la humanidad,
porque tienen muchísimo para contar
sobre el origen de
la vida sobre la Tierra.
Finalmente, quiero dejarles
el mensaje: salven las bacterias.
¡Muchísimas gracias!
(Aplausos)