Nadas en el mar cuando algo roza tu pierna. Sientes un hormigueo y te das cuenta de que te ha picado una medusa. ¿Cómo pueden estas hermosas criaturas gelatinosas causar tanto dolor? Las medusas son suaves porque son 95 % agua y están compuestas por una sustancia gelatinosa translúcida llamada mesoglea. Sus cuerpos tan delicados están cargados de miles de células venenosas urticantes llamadas cnidocitos para defensa y captura de presas. Incluso las medusas bebé, del tamaño de un borrador, tienen la capacidad de picar. Las medusas larval, ephyrae, parecen flores diminutas que laten en el mar. Al crecer adquieren forma de paraguas con una campana en la parte superior y tentáculos que cuelgan de su borde en el extremo inferior. La especie más grande de medusas, la melena de león, llegan a tener tentáculos de hasta 40 metros, más largos que una ballena azul. La mayoria de las células urticantes están ubicadas en los tentáculos aunque en algunas especies están presentes en las campanas, también. El veneno se eyecta por un nematocisto, un filamento hueco con forma de látigo, que se encuentra enrollado bajo alta presión osmótica. Cuando los estímulos mecánicos o químicos activan un disparador externo, la tapa de la cápsula se abre y se rellena de agua de mar. Esto provoca la eyectión de una púa microscópica, que penetra e inyecta veneno en su víctima. La descarga de nematocistos se produce en menos de una millonésima de segundo y es uno de los procesos biomecánicos más rápidos de la naturaleza. Los nematocistos pueden envenenar incluso después de la muerte de la medusa por eso es importante eliminar los tentáculos adheridos a la piel. Un enjuague con vinagre por lo general dejará inactivos a los nematocistos. El agua de mar también puede ayudar a eliminar los nematocistos residuales. Pero no uses agua dulce ya que cualquier cambio en el equilibrio salino altera la presión osmótica externa del cnidocito y hará que el nematocisto se active. Por eso orinar en la zona afectada, un remedio popular común, puede hacer más mal que bien, en función de la composición de la orina. La mayoría de las picaduras de medusas son dolorosas, pero algunas pueden ser mortales. La medusa caja del Indo-Pacífico, también llamada avispa de mar, libera veneno que puede causar la contracción de los músculos cardíacos y la muerte fulminante en grandes dosis. Hay un antídoto, pero el veneno es de acción rápida y por eso se necesita una intervención médica inmediata. A pesar de la impresionante potencia de sus tentáculos, las medusas no son invencibles. Sus células urticantes no son rival para depredadores de piel gruesa como la tortuga laúd y los peces luna. Estos depredadores tienen adaptaciones que impiden a las resbaladizas medusas escapar luego de ser engullidas: espinas orientadas hacia atrás en la boca y el esófago de la tortuga y dientes recurvados detrás de las mejillas del pez luna. Incluso las pequeñas larvas de langosta se aferran a la campana de una medusa y dan un paseo, comiendo la gelatina mientras preservan su propia energía para crecer. Los pececitos ágiles usan a las medusas como arrecifes móviles por protección, escondiendose entre sus tentáculos sin tocarlos. Los nudibranquios o las babosas de mar, cubiertas de limo protector, pueden aprovechar las defensas de la medusa comiendose sus cnidocitos y transfiriéndolos a sus tentáculos especializados para un uso posterior, como armas contra sus propios depredadores. Incluso los humanos algún día podríamos beneficiarnos de la picadura de medusas. Los científicos manipulan los cnidocitos para conseguir suministrar fármacos a base de nematocistos que rara vez superan al 3 % del tamaño de una aguja de jeringa típica. Así que, la próxima vez que estés en el mar, ten cuidado. Pero también, tómate un segundo para admirar sus maravillas.