La pareja real de Haití entró en su coronación con estruendosos aplausos. Después de recibir su corona adornada y su cetro, Henry Christophe ascendió al trono, elevándose 20 m en el aire. Pero poco sabían los animados espectadores que el primer rey de Haití también sería el último. Esclavizado al nacer en la isla de Granada, Christophe pasó su infancia entre múltiples islas del Caribe. Con solo 12 años en 1779, acompañó a su maestro para ayudar a los revolucionarios estadounidenses en la Batalla de Savannah. Este largo asedio fue el primer encuentro de Christophe con la revolución violenta. Hay pocos registros escritos sobrevivientes sobre la vida de Christophe inmediatamente tras la guerra. En la siguiente década sabemos que trabajó como albañil y camarero en un hotel en la colonia francesa de Saint-Domingue, como se conocía entonces a Haití. En 1791, cuando los esclavos de la colonia se alzaron en rebelión, Christophe tuvo otra oportunidad de luchar por la libertad. Dirigidos por Toussaint Louverture, los rebeldes lucharon contra los propietarios de plantaciones, y contra fuerzas británicas y españolas que buscaban el control de la isla. Christophe subió rápidamente de rango, demostrando ser igual a los generales más experimentados. Para 1793, Louverture había liberado con éxito a todas las personas esclavizadas de Saint-Domingue, y para 1801 había establecido la isla como una colonia semiautónoma. Pero durante este tiempo, Napoleón Bonaparte había asumido el poder en Francia y restaurar la esclavitud y la autoridad francesa fueron su misión en todo el imperio. Los intentos franceses de restablecer la esclavitud se toparon con una feroz resistencia del general Christophe quien incluso quemó la ciudad capital para prevenir la ocupación militar. Finalmente, la rebelión y un brote de fiebre amarilla. obligó a los soldados franceses a retirarse, pero la lucha no estuvo exenta de víctimas. Louverture fue capturado y lo dejaron morir en una prisión francesa; destino que el hijo de Christophe de solo 9 años compartiría unos años más tarde. Después de la revolución, Christophe y los generales Jean-Jacques Dessalines y Alexandre Pétion ascendieron a posiciones prominentes en el nuevo gobierno. En 1804, Dessalines fue proclamado emperador del Haití independiente. Pero su deseo de mantener el poder exclusivo enajenó a sus seguidores. Finalmente, el gobierno de Dessalines incitó a una conspiración política. que terminó en su asesinato en 1806. La lucha de poder posterior condujo a la Guerra Civil dividiendo el país en dos. En 1807, Christophe gobernaba como presidente del norte en Cap-Haïtien, y Pétion gobernaba el sur desde Puerto Príncipe. Pétion trató de mantenerse fiel a las raíces democráticas de la revolución modelando su república después de la de EE. UU. Incluso apoyó a revolucionarios anticoloniales en otras naciones. Estas políticas le granjearon el cariño del pueblo, pero frenaron el comercio y el crecimiento económico. Christophe, por el contrario, tenía planes más agresivos para un Haití independiente. Redistribuyó la tierra a la gente y retuvo el control estatal de la agricultura. También estableció comercio con muchas naciones extranjeras, incluyendo Gran Bretaña y EE. UU. y prometió no interferir con sus políticas exteriores. Incluso construyó una ciudadela masiva en caso de que los franceses intentaran invadirlos nuevamente. Para lograr todo esto, Christophe instituyó trabajo obligatorio, y para fortalecer su autoridad, se coronó rey en 1811. Durante su reinado, vivió en un elegante palacio llamado Sans Souci junto con su esposa y sus tres hijos restantes. El reino de Christophe supervisó el rápido desarrollo del comercio, la industria, la cultura y educación. Importó reconocidos artistas europeos a la escena cultural de Haití, así como profesores europeos, para establecer la educación pública. Pero aunque el rey fue inicialmente popular entre sus súbditos, sus mandatos laborales fueron un recordatorio incómodo de la esclavitud que los haitianos lucharon por destruir. Con el tiempo, sus políticas cada vez más autoritarias perdieron apoyo, y sus oponentes del sur ganaron fuerza. En octubre de 1820, su reinado finalmente llegó a su trágico final. Meses después de un derrame cerebral debilitante lo dejó incapaz de gobernar, miembros clave de su ejército desertaron a las fuerzas del sur. Traicionado y abatido, el rey se suicidó. Hoy, las huellas de la complicada historia de Christophe todavía se puede encontrar en los restos desmoronados de sus palacios, y en el legado de Haití como la primera nación en abolir permanentemente la esclavitud.