Yo trabajo con un grupo de matemáticos,
filósofos y científicos informáticos,
y nos juntamos para pensar en
el futuro de la inteligencia artificial,
entre otras cosas.
Algunos piensan que estas cosas
son una especie de ciencia ficción
alocadas y alejadas de la verdad.
Pero bueno, me gusta sugerir
que analicemos la
condición humana moderna.
(Risas)
Así es cómo tienen que ser las cosas.
Pero si lo pensamos,
en realidad acabamos de llegar
a este planeta,
nosotros, la especie humana.
Piensen que si la Tierra
hubiera sido creada hace un año,
entonces la raza humana
solo tendría 10 minutos de edad
y la era industrial habría empezado
hace dos segundos.
Otra forma de abordar esto es pensar en
el PIB mundial en los últimos 10 000 años,
y de hecho, me he tomado la molestia
de representarlo en un gráfico para Uds.
Se ve así.
(Risas)
Tiene una forma curiosa para ser normal.
Y seguro que no me gustaría
sentarme en ella.
(Risas)
Preguntémonos ¿cuál es la
causa de esta anomalía actual?
Algunas personas dirán
que es la tecnología.
Ahora bien es cierto que la tecnología
ha aumentado a lo largo de la historia,
y en la actualidad avanza muy rápidamente
--esa es la causa inmediata--
y por esto la razón de ser
muy productivos hoy en día.
Pero me gusta indagar más allá,
buscar la causa de todo.
Miren a estos 2 caballeros
muy distinguidos:
Tenemos a Kanzi,
que domina 200 unidades léxicas,
una hazaña increíble,
y a Ed Witten que desató la segunda
revolución de las supercuerdas.
Si miramos atentamente
esto es lo que encontramos:
básicamente la misma cosa.
Uno es un poco más grande,
y puede que también tenga algunos trucos
más por la forma en que está diseñado,
sin embargo, estas diferencias invisibles
no pueden ser demasiado complicadas
porque solo nos separan
250 000 generaciones
de nuestro último ancestro común.
Sabemos que los mecanismos complicados
tardan mucho tiempo en evolucionar
así que una serie de pequeños cambios
nos lleva de Kanzi a Witten,
de las ramas de árboles rotas a
los misiles balísticos intercontinentales.
Así que parece bastante claro
que todo lo que hemos logrado,
y todo lo que nos importa,
depende fundamentalmente de algunos
cambios relativamente menores
sufridos por la mente humana.
Y el corolario es que, por supuesto,
cualquier cambio ulterior
que cambiara significativamente
el fundamento del pensamiento
podría potencialmente acarrear
enormes consecuencias.
Algunos de mis colegas
piensan que estamos muy cerca
de algo que podría causar un cambio
significativo en ese fundamento
y que eso es la máquina superinteligente.
La inteligencia artificial solía ser
la integración de comandos en una caja,
con programadores humanos
que elaboraban conocimiento
minuciosamente a mano.
Se construían
estos sistemas especializados
y eran bastante útiles
para ciertos propósitos,
pero eran muy frágiles
y no se podían ampliar.
Básicamente, se conseguía solamente
lo que se invertía en ellos.
Pero desde entonces,
hubo un cambio de paradigma en
el campo de la inteligencia artificial.
Hoy, la acción gira en torno
al aprendizaje máquina.
Así que en lugar de
producir características
y representar el conocimiento
de manera artesanal,
creamos algoritmos que aprenden a menudo
a partir de datos de percepción en bruto.
Básicamente lo mismo
que hace el bebé humano.
El resultado es inteligencia artificial
que no se limita a un solo campo;
el mismo sistema puede aprender
a traducir entre cualquier par de idiomas
o aprender a jugar a cualquier juego
de ordenador en la consola Atari.
Ahora, por supuesto,
la IA está todavía muy lejos de tener el
mismo poder y alcance interdisciplinario
para aprender y planificar
como lo hacen los humanos.
La corteza cerebral aún esconde
algunos trucos algorítmicos
que todavía no sabemos
cómo simular en las máquinas.
Así que la pregunta es,
¿cuánto nos falta para poder
implementar esos trucos?
Hace un par de años
hicimos una encuesta entre los expertos
de IA más importantes del mundo
para ver lo que piensan, y una
de las preguntas que hicimos fue,
"¿En qué año crees que habrá
un 50 % de probabilidad en elevar
la inteligencia artificial al mismo nivel
que la inteligencia humana?"
Donde hemos definido ese nivel
como la capacidad de realizar
casi todas las tareas, al menos así
como las desarrolla un humano adulto,
por lo cual, un nivel real no solo
dentro de un área limitada.
Y la respuesta fue
alrededor de 2040 o 2050,
dependiendo del grupo
de expertos consultados.
Ahora, puede ocurrir
mucho más tarde o más temprano,
la verdad es que nadie lo sabe realmente.
Lo que sí sabemos es que el umbral
en el procesamiento de información
en una infraestructura artificial
se encuentra mucho más allá de
los límites del tejido biológico.
Esto pertenece al campo de la física.
Una neurona biológica manda impulsos
quizá a 200 Hertz, 200 veces por segundo.
mientras que incluso hoy, un transistor
opera a la frecuencia de los gigahercios.
Las neuronas propagan el impulso
lentamente a lo largo de los axones,
a máximo 100 metros por segundo.
Pero en las computadoras, las señales
pueden viajar a la velocidad de la luz.
También hay limitaciones de tamaño,
como el cerebro humano que tiene
que encajar dentro del cráneo,
pero una computadora puede ser del
tamaño de un almacén o aún más grande.
Así que el potencial de
la máquina superinteligente
permanece latente en la materia,
al igual que el poder atómico
a lo largo de toda la historia
que esperó pacientemente hasta 1945.
De cara a este siglo los científicos
pueden aprender a despertar
el poder de la inteligencia artificial
y creo que podríamos ser testigos
de una explosión de inteligencia.
Cuando la mayoría de la gente piensa
en lo inteligente o lo tonto
creo que tienen en mente
una imagen más o menos así.
En un extremo tenemos
al tonto del pueblo,
y lejos en el otro extremo,
tenemos a Ed Witten o a Albert Einstein,
o quien sea su gurú favorito.
Pero creo que desde el punto de
vista de la inteligencia artificial,
lo más probable es que la imagen
real sea la siguiente:
Se empieza en este punto aquí,
en ausencia de inteligencia
y luego, después de muchos,
muchos años de trabajo muy arduo,
quizá finalmente lleguemos
al nivel intelectual de un ratón,
algo que puede navegar
entornos desordenados
igual que un ratón.
Y luego, después de muchos,
muchos más años
de trabajo muy arduo,
de mucha inversión,
tal vez alcancemos el nivel de
inteligencia de un chimpancé.
Y luego, después de más años
de trabajo muy, muy arduo
alcancemos la inteligencia artificial
del tonto del pueblo.
Un poco más tarde,
estaremos más allá de Ed Witten.
El tren del progreso no se detiene
en la estación de los Humanos.
Es probable que más bien,
pase volando.
Esto tiene profundas consecuencias,
especialmente si se trata de poder.
Por ejemplo, los chimpancés son fuertes.
Un chimpancé es dos veces más fuerte
y en mejor forma física que un hombre
y, sin embargo, el destino de Kanzi
y sus amigos depende mucho más
de lo que hacemos los humanos
que de lo que ellos mismos hacen.
Una vez que hay superinteligencia,
el destino de la humanidad dependerá
de lo que haga la superinteligencia.
Piensen en esto:
la máquina inteligente
es el último invento
que la humanidad jamás
tendrá que realizar.
Las máquinas serán entonces
mejores inventores que nosotros,
y lo harán a escala
de tiempo digital
lo que significa básicamente
que acelerarán la cercanía al futuro.
Piensen en todas las tecnologías
que tal vez, en su opinión,
los humanos pueden desarrollar
con el paso del tiempo:
tratamientos para el envejecimiento,
la colonización del espacio,
nanobots autoreplicantes,
mentes integradas en las computadoras,
todo tipo de ciencia-ficción
y sin embargo en consonancia
con las leyes de la física.
Todo esta superinteligencia
podría desarrollarse
y posiblemente
con bastante rapidez.
Ahora, una superinteligencia
con tanta madurez tecnológica
sería extremadamente poderosa,
y con la excepción de algunos casos
sería capaz de conseguir lo que quiere.
Nuestro futuro se determinaría
por las preferencias de esta IA.
Y una buena pregunta es
¿cuáles son esas preferencias?
Aquí se vuelve más complicado.
Para avanzar con esto,
debemos en primer lugar
evitar el antropomorfismo.
Y esto es irónico porque cada artículo
de prensa sobre el futuro de la IA
presenta una imagen como esta:
Así que creo que tenemos que
pensar de manera más abstracta,
no según escenarios
entretenidos de Hollywood.
Tenemos que pensar en la inteligencia
como un proceso de optimización
un proceso que dirige el futuro hacia un
conjunto especifico de configuraciones.
Un superinteligencia es un proceso
de optimización realmente potente.
Es muy bueno en el uso
de recursos disponibles
para lograr un estado óptimo
y alcanzar su objetivo.
Esto significa que no hay
ningún vínculo necesario
entre ser muy inteligente en este sentido,
y tener una meta que para los humanos
vale la pena o es significativa.
Por ejemplo, la IA podría tener el
objetivo de hacer sonreír a los humanos.
Cuando la IA está en desarrollo,
realiza acciones entretenidas
para hacer sonreír a su usuario.
Cuando la IA se vuelve superinteligente,
se da cuenta de que hay una manera
más eficaz para lograr su objetivo:
tomar el control del mundo
e introducir electrodos en
los músculos faciales de la gente
para provocar sonrisas
constantes y radiantes.
Otro ejemplo,
supongamos que le damos el objetivo de
resolver un problema matemático difícil.
Cuando la IA se vuelve superinteligente,
se da cuenta de que la forma más eficaz
para conseguir la solución a este problema
es mediante la transformación
del planeta en un computador gigante,
para aumentar su capacidad de pensar.
Y tengan en cuenta que esto da
a la IA una razón instrumental
para hacer cosas que nosotros
no podemos aprobar.
Los seres humanos
se convierten en una amenaza,
ya que podríamos evitar
que el problema se resuelva.
Por supuesto, las cosas no tienen
necesariamente que pasar de esa manera:
son ejemplos de muestra.
Pero lo importante,
si crean un proceso
de optimización muy potente,
optimizado para lograr el objetivo X,
más vale asegurarse
de que la definición de X
incluye todo lo que importa.
Es una moraleja que también
se enseña a través de varios mitos.
El rey Midas deseaba convertir
en oro todo lo que tocaba.
Toca a su hija
y ella se convierte en oro.
Toca su comida, se convierte en oro.
Es un ejemplo relevante
no solo de una metáfora de
la codicia sino como ilustración
de lo que sucede si crean
un proceso de optimización potente
pero le encomiendan objetivos
incomprensibles o sin claridad.
Uno puede pensar:
"Si una computadora empieza a poner
electrodos en la cara de la gente
bastaría simplemente con apagarla.
En primer lugar, puede
que no sea tan sencillo
si somos dependientes del sistema
por ejemplo: ¿dónde está el botón
para apagar Internet?
En segundo lugar,
¿por qué los chimpancés
no tienen acceso al mismo interruptor
de la humanidad, o los neandertales?
Sin duda razones tendrían.
Tenemos un interruptor de apagado,
por ejemplo, aquí mismo.
(Finge estrangulación)
La razón es que somos
un adversario inteligente;
podemos anticipar amenazas
y planificar en consecuencia,
pero también podría hacerlo
un agente superinteligente,
y mucho mejor que nosotros.
El tema es que no debemos confiar
que podemos controlar esta situación.
Y podríamos tratar de hacer nuestro
trabajo un poco más fácil digamos,
poniendo a la IA en una caja,
en un entorno de software seguro,
una simulación de realidad virtual
de la que no pueda escapar.
Pero, ¿cómo podemos estar seguros
de que la IA no encontrará un error?
Dado que incluso los hackers humanos
encuentran errores todo el tiempo,
yo diría que probablemente,
no podemos estar muy seguros.
Así que desconectamos el cable ethernet
para crear un espacio vacío,
pero una vez más, al igual
que los hackers humanos,
podrían superar estos espacios
usando la ingeniería social.
Ahora mismo, mientras hablo,
estoy seguro de que algún
empleado, en algún lugar
ha sido convencido para revelar
los detalles de su cuenta
por alguien que dice ser
del departamento de IT.
Otros escenarios creativos
también son posibles,
por ejemplo si Ud. es la IA,
puede hacer cambios en los electrodos
de su circuito interno de seguridad
para crear ondas de radio y
usarlas para comunicarse.
O tal vez fingir un mal funcionamiento,
y cuando los programadores
lo abren para entender qué está mal,
al mirar el código fuente, ¡pum!
ya empieza a manipular.
O podría idear un programa
tecnológico realmente ingenioso,
y cuando lo implementamos,
tener efectos secundarios
ocultos planeados por la IA.
No debemos confiar en nuestra capacidad
para mantener un genio superinteligente
encerrado en su lámpara para siempre.
Tarde o temprano, saldrá.
Creo que la solución es averiguar
cómo crear una IA superinteligente
para que incluso si, o cuando
se escape, sea todavía segura
para que fundamentalmente esté de
nuestro lado y comparta nuestros valores.
No veo cómo evitar
este problema difícil.
En realidad soy bastante optimista de
que este problema pueda ser resuelto.
No tendríamos que escribir una larga
lista de todo lo que nos importa,
o, peor aún, codificarla
en algún lenguaje informático
como C++ o Python,
sería una reto imposible.
A cambio, crearíamos una IA
que use su inteligencia
para aprender lo que valoramos,
y su sistema integrado
de motivación sería diseñado
para defender nuestros valores
y realizar acciones
que se ajusten a ellos.
Así que usaríamos su inteligencia
tanto como fuera posible
para resolver el problema
de la atribución de valores.
Esto puede suceder,
y el resultado podría ser
muy bueno para la humanidad.
Pero no sucede automáticamente.
Las condiciones iniciales
para la explosión de la inteligencia
necesitan ser perfectamente definidas
si queremos contar con
una detonación controlada.
Los valores de la IA tienen
que coincidir con los nuestros
no solo en el ámbito familiar,
donde podemos comprobar
fácilmente cómo se comporta,
sino también en todos los nuevos contextos
donde la IA podría encontrarse
en un futuro indefinido.
Y también hay algunas cuestiones
esotéricas que habría que resolver:
los detalles exactos de
su teoría de la decisión,
cómo manejar la incertidumbre lógica, etc.
Así que los problemas
técnicos que hay que resolver
para hacer este trabajo
parecen muy difíciles
--no tan difíciles como crear
una IA superinteligente--
pero bastante difíciles.
Este es la preocupación:
crear una IA superinteligente
es un reto muy difícil
y crear una que sea segura
implica desafíos adicionales.
El riesgo es si alguien encuentra
la manera de superar el primer reto
sin resolver el otro desafío
de garantizar la máxima seguridad.
Así que creo que deberíamos
encontrar una solución
al problema del control por adelantado,
de modo que esté disponible
para cuando sea necesario.
Puede ser que no podamos
resolver por completo
el problema del control de antemano
porque tal vez, algunos elementos
solo pueden ser desarrollados
después de reunir los detalles
técnicos de la IA en cuestión.
Pero cuanto antes solucionemos
el problema del control,
mayores serán las probabilidades
de que la transición a la era
de las máquinas inteligentes
vaya bien.
Esto me parece algo digno de hacer
y puedo imaginar que si
las cosas salen bien,
la gente en un millón de años
discutirá nuestro siglo
y dirá que posiblemente lo único
que hicimos bien y mereció la pena
fue superar con éxito este reto.
Gracias.
(Aplausos)