Me gustaría contarles una historia. Se trata de un niñito que creció en Suecia, en los años 60 y 70. Su padre era un alto y apuesto oficial del ejército. Su madre era una linda pero tímida lingüista. Tenía un hermano y dos hermanas, y vivían en los suburbios de Estocolmo. Y ese niñito era yo. Creo que recuerdo la primera vez que mi padre me pegó. Yo tenía unos tres o cuatro años, creo. Caminaba delante de la tele y me dio una patada y volé hacia unos estantes de libros. Y recuerdo que había sangre y mi mamá gritaba. Verán, él tenía muchos problemas y se desquitaba conmigo y con mamá. Nunca tocó a mis hermanos. Y esto empezó cuando yo tenía unos 3 o 4 y continuó hasta que tenía unos 11 o 12. Fue una parte muy difícil de mi vida porque tenía que ir a la escuela con un ojo morado o, saben, me faltaba algo de pelo porque me lo había arrancado. Creo que algunos de Uds. saben de lo que estoy hablando. Entiendo cómo se sienten. Verán, cuando los maltratan en casa, tienen dos opciones, al igual que un animal: pelear o huir. Pueden huir, lo que era imposible para mí porque era un niñito que vivía en casa; o pueden defenderse, lo cual no podía hacer porque, saben, yo era sólo un niñito. Mi papá era de mi tamaño. Pero después aprendí que había una tercera opción: congelarse. Es como si una gacela fuera atrapada por un león. Se congela y finge morir; todas sus emociones se reprimen dentro. Yo sólo me tendía allí. Cuando me golpeaba, ni siquiera lloraba. Y cuando tenía 11 o 12 años, fumaba, bebía, me escapaba de casa en motocicletas robadas, dormía en el garaje de alguien, pero mi papá siempre me encontraba. Y de vuelta a casa, otra paliza. Así que mis notas en la escuela eran terribles y mi papá dijo: "Tengo que hacer algo. Debo deshacerme de este chico de algún modo y sacarlo de aquí". Así que decidió enviarme al norte, a casa de sus padres, de mis abuelos. Y vivían en un pequeño pueblo del norte de Suecia. Bien, Suecia es un país muy al norte. Estocolmo en invierno oscurece a las 2:30 pm. Estocolmo era como Miami Beach, comparado con donde me enviaron. Pero mis abuelos eran muy amables conmigo y me cuidaron y mis notas mejoraron. Descubrí el hockey sobre hielo y luego el entrenamiento con pesas y el karate, y empecé a curarme. Y, cuando tenía unos 17 o 18 años, recordé algo que mi padre me dijo. Porque, saben, mi padre era un tipo muy inteligente, encantador, simpático, la mayor parte del tiempo, cuando no se volvía loco. Y me dijo: "Escucha, escucha, chico, este país socialista, olvídalo, no puedes hacer nada aquí. Si quieres ser alguien, tienes que ir a EE. UU.". Siempre recordé eso. Así que recibí todas las becas que pude porque no tenía dinero. Obtuve una beca para la Universidad Estatal de Washington (WSU) y otra para Clemson. Finalmente, conseguí una Beca Fulbright para el MIT, razón por la que estoy aquí. Y sólo hubo un pequeño inconveniente, porque, en mi cuarto año de maestría, yo estaba en Sydney, en la Universidad de Sydney estudiando ingeniería con una beca y trabajaba extra como portero de discoteca porque, saben, el trauma es de gran ayuda cuando peleas con alguien. Así que me convertí en un buen luchador. Fui campeón de karate y tenía lo que se llama un "instinto asesino". Así que, mi amigo, quien era mi oponente, y yo conseguimos un trabajo especial en un concierto de rock, varios artistas y uno de ellos era esta hermosa cantante negra, una mujer escultural llamada Grace Jones. Trabajamos ahí y, después, ella nos contrató para que fuéramos su seguridad especial en su fiesta cuando saliera a divertirse en las discotecas de Sydney. No supe ahí por qué había elegido a este tipo alto, rubio y musculoso para ser su seguridad especial. Pero, saben, me enteré más tarde esa noche. (Risas) Yo, um - (Risas) Terminé en una habitación de hotel, falté a algunas clases al día siguiente, en la universidad. Y, ya saben, ella era una artista de clase mundial, totalmente fuera de mi alcance. Eso pensaba yo, pero ella no estaba de acuerdo. Así que, terminamos teniendo esta relación. Fui a Tokio a practicar karate, ella estaba ahí haciendo un comercial. Luego terminé mudándome a Nueva York. Así que, tuve un par de meses antes de empezar en el MIT, y esos meses, literalmente, cambiaron mi vida porque lo que pasó fue que, era la ciudad de Nueva York, Studio 64, conocí a David Bowie, Michael Jackson. La primera semana allí, fui a una fiesta. Había un tipo pequeño de pelo blanco. Se me acercó y me dijo: "¡Hola! ¿Por qué eres famoso?" Me tomó una foto y yo le dije: "Por nada, hasta donde sé". Y dijo: "Oye, quiero ponerte en mi revista". Bueno, ese era Andy Worhol, de la revista Interview. Así que, finalmente, cuando tuve que regresar a Cambridge, MIT, la ingeniería química no parecía tan emocionante, de alguna manera. (Risas) Entonces... De todos modos, elegí esta gran motocicleta negra que compré, 1200CC, monté a Grace atrás, toda vestida de cuero. Me puse pantalones de cuero, no usaba camisa muy a menudo esos días. Me dirigí a Cambridge, y creo que los profesores del MIT tenían una idea ligeramente diferente de quién era este estudiante estrella sueco. (Risas) Así que, cuando esta cosa "Run"- pasó por una ventana, creo que estaban un poco sorprendidos. Esperaban a alguien más, un poco más pequeño, quizás con unas gafas culo de botella o algo así, pero, en todo caso, estaban tan sorprendidos como yo de no encajar ahí. Lo sentí de inmediato y tres semanas después me fui. Regresé a Nueva York, conseguí un agente – como todos los actores- empecé a estudiar, actuar, me interesé en una películas. Una era una película de boxeo. Resultó ser Rocky IV, y audicioné. Finalmente, conseguí el papel, me mudé aquí. Entrenaba con Sly Stallone aquí, a 1,5 km de aquí. Y la película fue filmada y estrenada hace 30 años, el Día de los Caídos. Y salí del teatro con Grace y la gente me tomaba fotos y yo decía: "¿Qué pasó? Oh, supongo que soy una estrella de cine. Genial." Pero, saben, el problema era éste: mis problemas apenas empezaban, porque lo que pasó fue que la parte congelada de mí, ¿recuerdan qué les conté?, empezó a salir y a dirigir mi vida. Porque lo que pasa es esto: cuando se tiene un trauma, es como un soldado con estrés postraumático. Uno acaba teniendo lo que se conoce como comportamiento de escape. Se trata de escapar de algo de lo que no se puede porque está dentro de uno: beber, relaciones sexuales, comer en exceso, violencia, lo que sea. Me hice muchas cosas malas a mí mismo, y, 25 años más tarde, 40 películas después, sí yo era una estrella de cine, pero era miserable casi siempre. Tuve un matrimonio fallido, dos hijas que amaba, pero que ni siquiera me conocían. Mi carrera estaba como estancada. Esto fue hace sólo cinco años, y no sabía cómo salirme de esto. Pasaron dos cosas. Recibí una llamada de mi viejo amigo Sly Stallone, "Hola, Dolph, ¿cómo estás?" (Risas) "Tengo un guión, échale un vistazo, a ver qué te parece". Bueno, el guión se llamaba "Los indestructibles ". Fue un gran éxito, volví a la pantalla grande después de 15 años. La otra cosa es que conocí a una chica, me enamoré de ella y supe que iba a embarcarme en el mismo camino estúpido por el que había pasado antes. En realidad, algo pasó. Una chica me estaba coqueteando, le di mi número. Lo de siempre: el texto, las fotos, ella lo vio. Puede que les ha haya pasado. Se volvió loca, estábamos a punto de romper y le dije: "No puedo hacer esto. Tengo que cambiar mi vida de alguna manera". Me había dicho antes: "¿Por qué no haces terapia?" Y yo así como, "Olvídalo. Es para mariquitas". "¿Qué hay de la meditación?" "Ah, ¿parezco un gurú indio? No lo creo." (Risas) Así que, para hacer el cuento corto, hace tres años comencé terapia, meditación, y eso cambió totalmente mi vida. De repente, esta niebla en la que estaba viviendo se disipó. Hice la terapia en la que regresas en el tiempo, revives tus experiencias, lloras, gritas, te enrollas como una pequeña pelota, golpeas el sofá con un bate de béisbol, saben, cualquier cosa que tengas que hacer para empezar a atacar esta parte de ti, esta parte congelada de mí que estaba dirigiendo mi vida. Y poco a poco comenzó a hacerse más y más pequeña, y pude ver como me volvía la vida. Y la meditación también ayudó. Así que, lo primero que hice fue volver a ver a mis hijas y les pedí perdón por lo que había hecho porque les dije lo que había pasado con mi papá y que a mí no me gustaba lo que había hecho, y empezaron a llorar de inmediato. Y me di cuenta de que habían tenido mucho dolor y lloré con ellas. Hice lo mismo con mi exesposa y con algunas otros a quienes había herido. Y, de hecho, también, en mi mente, perdoné a mi papá por lo que hizo y a mi mamá por lo que ella no hizo. Y me embarqué en esta nueva vida. Era una pelea digna de pelearse, para reconciliarme conmigo mismo, para sanarme. Pero lo que no me daba cuenta es que había otro nivel, porque una vez que empiezas a curarte y te sientes mejor, ves a otras personas a tu alrededor que necesitan ayuda, que tienen dolor. Y la fe vino a mí y escribí y produje una película sobre la trata de personas, llamada Skin Trade. Y aprendí sobre la trata de personas, que es un crimen terrible. Hay 20 millones de esclavos en el mundo hoy en día. Es una industria de $20 mil millones, la segunda más grande del mundo. Estas personas son humilladas y abusadas, física y psicológicamente. No tienen autoestima, algo así como lo que yo solía sentir. Y una especie de fe me puso en contacto con esto, con el tráfico de seres humanos y con las víctimas. Cuando regresé a los Ángeles, llamé a una organización llamada CAST y les pregunté si podía ayudar en Coalición para Abolir la Esclavitud y el Tráfico. Bueno, he estado ayudándoles desde entonces, y es una gran sensación para mí finalmente devolver algo. Saben, mucho de este tráfico de personas no está ocurriendo sólo en la India, África y por allá. De hecho, uno de los casos más interesantes fue el de una chica que fue traída de un país del Tercer Mundo por una familia muy rica. La mantenían en una casa, le quitaron su pasaporte, la vigilaban todo el tiempo, la amenazaban con violencia, amenazaban a su familia. ¿Saben dónde estaba la casa? En Brentwood, justo aquí, a 1,5 km de aquí. Y ella no sabía qué hacer. Trajeron a una niñera estadounidense para cuidar al niño pequeño, y hablaron, y la niñera dijo que la ayudaría, pero no pasaba nada, trascurrió una semana, un mes, finalmente, regresaron del parque un día. Estaba cuidando a este chico, y había un tipo de seguridad como siempre y había 15 agentes del FBI fuera de la casa. La llevaron dentro y le dijeron: "¿Quieres quedarte o quieres irte?" Dijo: "Quiero irme". CAST la llevó a un refugio, la reeducó, la trajo de vuelta. Aprendió un oficio. Finalmente obtuvo la Green Card. De hecho, conoció a un hombre de su país natal, del que se enamoró y se casaron. Y ser parte de algo así es simplemente asombroso. De hecho, Alice está embarazada de su nuevo bebé, y hacia el final de mi charla, quería saludarla. Por favor, levántate. (Aplausos) De todos modos, supongo que, para mí, la experiencia que les conté es, sobre reconciliarse con uno mismo. Deben amarse a sí mismo para poder apreciar esas cosas en los demás. Si se sanan a sí mismos, pueden sanar a otros. Y - creo que, si se toman un tiempo para buscar y encontrar a ese niño, a esa niña pequeña, dentro de Uds. mismos, entonces, lo tratan bien - estarán listos para mirar y ver a un niño o niña pequeña que pueda necesitar alguna ayuda. Porque, si hacen eso, es simplemente la mejor sensación del mundo. Gracias. (Aplausos) Gracias. (Aplausos)