Quiero comenzar con
una pequeña advertencia:
mi labor aquí hoy es hacer
un poco de médico aguafiestas.
Así que concédanme unos minutos
y sepan que, después de esto,
el tono será más ligero y alegre.
Empezamos.
Sé que muchos de Uds.
han escuchado el proverbio del viajero:
"No tomen nada salvo fotos,
no dejen nada salvo huellas."
Bien. Voy a decirles que
no creo que sea tan bueno
ni tan sencillo como parece,
en particular para quienes
nos dedicamos a mostrar a las personas
en países pobres,
en países en desarrollo
y a mostrar la pobreza.
Y los que trabajamos en este sector
somos reporteros, investigadores
y gente que trabaja para ONGs.
Sospecho que hay muchos
de nosotros entre el público.
Viajamos por el mundo
y traemos fotos como esta:
de personas que sufren,
o desplazadas,
o hambrientas,
o de niños trabajadores,
o de lo exótico.
Bien, Susan Sontag nos recuerda
que los fotógrafos ayudan a definir
lo que tenemos el derecho de observar,
pero más importante aún,
son una ética de lo que se puede ver.
Y pienso que este es buen momento
para revisar nuestra ética de lo que vemos
porque las industrias de la información
e investigación, y el trabajo de las ONG
se están derrumbando y cambiando,
en parte debido a lo que está
ocurriendo con la economía.
Pero nos está obligando
a forjar nuevas relaciones.
Y esas nuevas relaciones tienen
algunas fronteras borrosas.
Trabajé al borde de algunas
de esas fronteras borrosas,
y quiero compartir con Uds.
algunas de mis observaciones.
Mi ética de lo que se ve se basa en
25 años de experiencia como reportera
cubriendo economías emergentes
y relaciones internacionales.
Y creo en una prensa libre
e independiente.
Creo que el periodismo es un bien público.
Pero se está volviendo
más difícil hacer ese trabajo,
en parte, por los despidos masivos,
porque ya no hay presupuesto
para reporteros internacionales,
por las nuevas tecnologías y plataformas
que piden contenido nuevo,
y hay muchos periodistas nuevos.
Existe un periodismo activista,
humanitario, periodismo de paz;
todos buscamos cubrir las historias
importantes de nuestra época.
Así que nos vamos a las ONGs y pedimos
incorporarnos a sus proyectos.
En parte porque realizan una labor
importante en lugares interesantes.
Les doy un ejemplo:
este es un proyecto en el que trabajé
en las cataratas del Nilo en Etiopía.
Las ONGs entienden los beneficios
de tener reporteros que las acompañen
en su equipo.
Necesitan la publicidad,
están bajo muchísima presión,
compiten por la compasión
en un mercado muy saturado.
Así que, también buscan reporteros
y contratan a los independientes
que les ayuden a elaborar
su material de relaciones públicas
y su material mediático.
Bien, los investigadores
también están presionados.
Están bajo la presión de comunicar
su ciencia fuera del mundo académico.
Así que colaboran con los reporteros,
porque para muchos investigadores,
es difícil escribir
una historia sencilla o clara.
Y el beneficio para los reporteros
es que cubrir el campo de la investigación
es uno de los mejores trabajos que hay.
No solo cubres la ciencia,
también llegas a conocer
a científicos interesantes,
como mi asesora de doctorado,
Revi Sterling,
que como investigadora,
es de las mejores que hay.
Y fue una discusión con Revi
la que nos trajo al borde
de la investigación y del reportaje,
esa frontera borrosa.
Y le dije:
"Esperaba ir a países en desarrollo,
investigar y cubrir historias
al mismo tiempo".
Me contestó: "No lo creo, amiga".
Y esa confusión, esa confusión mutua,
nos llevó a publicar un artículo
sobre los conflictos de ética
y las prácticas contradictorias
al investigar e informar.
Comenzamos con el acuerdo
de que investigadores
y reporteros son primos lejanos,
narradores y analistas sociales por igual.
Pero no vemos ni mostramos
a las comunidades en desarrollo
del mismo modo.
Este es un ejemplo clásico.
Esto es Somalia en 1992.
Podría ser Somalia hoy.
Y este es el procedimiento estándar
en buena parte de los vídeos
y fotos que se ven en las noticias,
donde a un grupo de reporteros
los llevan en camión
hasta el lugar del desastre,
producen su material, sacan sus fotos,
hacen sus entrevistas
y después se les escolta afuera.
Está claro que ese no es
un contexto de investigación.
Ahora bien, a veces trabajamos
en reportajes especiales.
Esta es una foto
que tomé de una mujer
en el pueblo de Bhongir
en Andhra Pradesh, India.
Está en una reunión de microfinanzas.
Es una historia fantástica.
Y lo importante aquí
es que es reconocible.
Se le puede ver la cara.
Y esta tampoco es
una foto de investigación.
Esta representa mucho mejor
una fotografía de investigación.
Es un lugar de investigación; se ven
mujeres jóvenes con nuevas tecnologías.
Es como una marca de la época;
se está documentando una investigación.
Esto no me serviría para las noticias.
No cuenta lo suficiente y no vende.
Pero las diferencias son
incluso más profundas.
Revi y yo analizamos algunas
de las órdenes de los investigadores.
Trabajan bajo reglas muy estrictas
dictadas por las juntas
de revisión de su universidad
en cuanto a contenido y confidencialidad.
Están obligados a tener el consentimiento
para elaborar sus documentos.
En cambio yo, como reportera,
si le pongo un micro a alguien,
ya tengo consentimiento.
Y cuando tenga que crear la historia,
verificaré los hechos como reportera,
pero no invitaré a otros
a crear esa historia,
mientras que los investigadores sociales
y sobre todo los participativos,
a menudo construyen el relato
junto con la comunidad.
Y en cuanto a pagar por la información,
no se incentiva el 'periodismo de cheque',
en parte por el sesgo que se vierte
en el tipo de información obtenida.
Pero los científicos sociales entienden
que el tiempo de la gente es valioso,
así que les pagan por su tiempo.
Así que mientras los periodistas
están bien situados para mostrar
la belleza del proceso científico,
el proceso de las ONGs, yo añadiría,
¿Qué pasa con los defectos?
¿Qué pasa cuando un proyecto
de investigación no se diseña bien,
o un proyecto de ONG
no cumple sus objetivos?
O el otro tipo de defectos.
Ya saben, lo que ocurre de noche
cuando hay copas de por medio.
El medio de la investigación,
la información y los proyectos de las ONG
son medios muy íntimos.
Se hacen buenos amigos
cuando se está trabajando bien.
Pero cuando anochece hay un poco
de "periodismo Johnnie Walker",
¿y qué pasa cuando se cruza
esa línea entre estar integrada
y estar "encamada"?
¿Qué hacer con el comportamiento
extraño y odioso?
La cuestión es que querrás
negociar de antemano
lo que se puede contar
y lo que es extraoficial.
Voy a mostrar ahora unas imágenes de ONGs
que a algunos de Uds.
le resultarán familiares.
(Vídeo) Narrador: Por unos 70 centavos
puede comprar una lata de refresco,
normal o de dieta.
En Etiopía, por solo 70 centavos al día,
se puede proporcionar comidas
nutritivas a un niño como Jamal.
Por unos 70 centavos también
se puede comprar una taza de café.
En Guatemala, por 70 centavos al día,
puede darle a una niña como Vilma
la ropa que necesita para ir al colegio.
Leslie Dodson: Estas imágenes son
muy comunes desde hace 40 años.
Son parte de la campaña
de Sally Struther contra el hambre.
Algunas son muy familiares;
la Virgen y el niño.
Las mujeres y los niños funcionan
muy bien en las campañas de ONGs.
Llevamos mucho tiempo
viendo estas imágenes,
cientos y cientos de años:
la Virgen y el niño.
Éste es Duccio
y éste es Michelangelo.
Mi preocupación es si estamos
encasillando los géneros
en las historias de pobreza
en los países en vías de desarrollo.
¿Mostramos a las mujeres como víctimas
y al hombre como único responsable?
Los tipos que van con las AK-47
o los niños soldado.
Porque eso no deja espacio para historias
como la del hombre que vende helados
en el campo de refugiados al sur de Sudán,
donde hicimos un proyecto,
o la de los hombres que trabajan
en el puente sobre el Nilo Azul.
Me pregunto:
¿Es que esas historias son
incómodas en nuestros relatos?
¿Y qué hay de este relato?
Este es un juego con fines comerciales,
y su objetivo es que
el desarrollo sea divertido.
Una pregunta es:
¿Se burlaron sin darse cuenta?
Otras preguntas serían:
¿Y los derechos de esos niños?
¿Qué derechos de publicidad
o a la intimidad tienen?
¿Se les pagó?
¿Se les debería pagar?
¿Deberían compartir el beneficio?
Este es un juego comercial.
¿Firmaron por prestación de servicios?
Yo tengo que usarlos
cuando trabajo con ONGs
y con directores
de documentales aquí en EE. UU.
En EE.UU. nos tomamos nuestros
derechos de publicidad y a la privacidad
muy en serio.
¿Por qué embarcarnos en una larga travesía
que destruya estos derechos?
No solo me meto con nuestros amigos
del mundo del videojuego;
también con el arte gráfico,
donde a menudo vemos historias
monolíticas, homogéneas,
sobre el gran país de África.
Pero África no es un país,
es un continente.
Son 54 países y miles de idiomas.
Mi pregunta es:
¿Son estas imágenes productivas?
¿O reductivas?
Sé que son populares.
La USAID acaba de lanzar
su campaña "Forward".
FWD: Hambre, Guerra y Sequía.
Y al verla pensarían Uds. que esto
ocurre continuamente en toda África.
Pero se trata de lo que ocurre
en el Cuerno de África.
Y no consigo entender África
en un trozo de pan de molde.
Y me lo pregunto.
Germaine Greer se ha preguntado
por las mismas cosas y dice:
"Para desayunar y para cenar,
podemos abrir el apetito
con una ración generosa
de pornografía de guerra, genocidio,
miseria y enfermedad".
Tiene razón, hemos
abierto nuestro apetito.
Pero también podemos abrir
nuestra perspectiva.
No siempre son la guerra,
la insurreción y la enfermedad.
Esta es una foto de Sudán del Sur,
un par de meses antes
de que naciera el nuevo país.
Seguiré trabajando como investigadora
y reportera en países en desarrollo,
pero con una ética de lo que veo distinta.
Me preguntaré si mis fotografías
son complacientes,
si refuerzan los estereotipos,
si las imágenes se ajustan al mensaje.
¿Soy complaciente, o soy cómplice?
Gracias.
(Aplausos)