A pesar de los avances en la medicina,
el cáncer sigue siendo uno de
los diagnósticos más aterradores
que pueden recibir los pacientes.
Lo que lo hace tan difícil de curar
es que no es una única enfermedad,
sino una familia de
más de 100 enfermedades
que se producen en
diferentes tipos de células.
Y un tipo de cáncer tiene
la desafortunada distinción
de ser la causa principal del cáncer
infantil más que cualquier otro tipo.
Es la leucemia,
un cáncer desarrollado en las
células madre de la médula ósea.
Una célula madre se parece
un poco a un niño,
está en desarrollo pero
tiene un gran potencial.
Muchas células madre se especializan
y se convierten en células de órganos
como el hígado, el cerebro y el corazón.
Pero en algunos tejidos,
pueden seguir dividiéndose
formando nuevas células madre
durante el crecimiento
y hasta la edad adulta,
para generar nuevas células
y satisfacer las necesidades
diarias del cuerpo.
Un ejemplo es la médula ósea,
donde las células madre generan
muchos tipos de células sanguíneas.
Eso incluye a los glóbulos
rojos de la sangre,
que transportan oxígeno desde
los pulmones a todos los tejidos,
plaquetas, que ayudan
a detener hemorragias
al adherirse a los vasos
sanguíneos dañados,
y los glóbulos blancos de la sangre,
que patrullan el cuerpo, en busca
de invasores potencialmente dañinos.
De vez en cuando,
algo sale mal durante el proceso de
especialización de una célula madre
y se producen mutaciones
dañinas en el ADN de la célula.
Las células que contienen ADN
corrupto deberían autodestruirse
pero algunas células
dañadas ignoran esta orden,
replicándose sin control, incluso a
medida que pierden su función original.
Estas son lo que conocemos
como células cancerosas.
Aún no está claro por qué la leucemia
es el cáncer más común en los niños,
pero un factor puede ser
que las leucemias son causadas a menudo
por solo 1 o 2 modificaciones del ADN,
mientras que la mayoría de los
cánceres requieren muchos cambios,
lo que favorece el desarrollo de la
leucemia más que otros tipos de cáncer.
Por otra parte, algunos cambios en el ADN
ocurren en los leucocitos
durante el desarrollo fetal,
de modo que aumenta más
el riesgo de leucemia temprana.
Pero a pesar de que afecta a los niños
más que cualquier otro cáncer,
la mayoría de los pacientes de
leucemia en general son adultos.
Una vez que avanza la leucemia,
las células dañadas se reproducen
en la sangre y en la médula ósea
hasta ocupar todo el espacio
y los recursos disponibles.
Cuando la médula ósea
ya no puede producir
la cantidad necesaria
de células funcionales,
la sangre escasea.
La falta de glóbulos rojos de la sangre
significa que los músculos
no reciben suficiente oxígeno,
el número reducido de plaquetas
no es suficiente para reparar heridas,
y la escasez de leucocitos funcionales
deteriora las células dañadas,
aumentando el riesgo de infecciones.
Para restaurar la función
normal de la sangre,
hay que eliminar
las células leucémicas.
Pero debido a que las leucemias
no son tumores sólidos,
no se pueden extirpar quirúrgicamente.
En cambio, son destruidas en el interior
del cuerpo mediante varios tratamientos
entre ellos, la quimioterapia,
una combinación de fármacos
que destruye las células
que se multiplican rápidamente.
Desgraciadamente, tiene el efecto
secundario de eliminar células sanas
como las que se encuentran en los
folículos pilosos o en el intestino.
Y en algunos casos,
la dosis requerida es tan alta
que mata a todas las células
de la médula ósea,
incluyendo las células madre.
Cuando esto ocurre,
el cuerpo deja de producir
nuevas células sanguíneas
por sí mismo.
Afortunadamente, la ayuda puede
venir en forma de células madre
provenientes de la médula ósea
de un donante.
Una vez trasplantadas en el paciente,
repueblan rápidamente
la médula ósea y la sangre.
Sin embargo, los trasplantes de
médula ósea son procesos complicados,
donde los antígenos entre el donante
y el receptor tienen que ser compatibles
para mantener a las células trasplantadas
a salvo de ataques del propio cuerpo,
que las considera cuerpos extraños.
A diferencia de las transfusiones
de sangre, hay miles de tipos de HLA,
e incluso hermanos y parientes cercanos
pueden no tener médula ósea compatible.
Si este es el caso, la búsqueda
se amplía a una base de datos
que contiene información
de la base genética
de millones de donantes
voluntarios de médula ósea.
Cuantos más donantes potenciales haya,
más vidas pueden salvarse por
medio de trasplantes exitosos.
La leucemia es quizá una
enfermedad aterradora,
pero las estadísticas
traen confianza y esperanza.