Cada mañana, ajusto mi alarma para que suene 15 minutos antes de cuando debo levantarme, me siento en la cama, tomo mi libreta y mi lápiz, que siempre dejo en mi mesita de noche la noche anterior, y empiezo a escribir. En ese estado entre el sueño y la vigilia, escribo durante 15 minutos. Escribo antes de levantarme, antes de tener la oportunidad de hablar con alguien, antes incluso de lavarme la cara. La mayoría del tiempo ni siquiera sé sobre qué estoy escribiendo y la verdad es que tampoco importa. Lo que importa no es el contenido de lo que escribo, sino el simple hecho de poner tinta sobre el papel. Estoy involucrada en dos disciplinas que tienen nombres sofisticados: etnomusicología y biografía. Como etnomusicóloga, estudio a la gente que toca música, Me reúno con músicos, los entrevisto, aprendo de su música, y luego escribo sobre ellos. Como biógrafa, escribo sobre la vida de las personas. A veces son músicos, a veces no. A veces escribo sobre la vida de otras personas, a veces sobre la mía. Lo que une a mis dos disciplinas aparentemente inconexas es la escritura. Antes de dedicarme a la escritura, estudié música en Tesalónica, Viena y Londres. Como parte de mi doctorado en etnomusicología, vine a Chipre a hacer un año de trabajo de campo. Pasé un año aquí entrevistando a músicos, hablando con ellos sobre sus vidas, tocando y cantando con ellos, y aprendiendo cómo pensaban ellos en la música que tocaban y cantaban. Tras ese año, volví a Londres para redactar los resultados de mi investigación. Había muchas historias que quería compartir, muchas experiencias que quería compartir, pero no sabía cómo. El problema no era que no supiese escribir; el problema era que no sabía muy bien cómo sonaba mi propia voz. Y así di por primera vez con la idea que quiero compartir hoy con Uds. La idea de que escribir te enseña a escuchar y a confiar en tu propia voz. Así que, reflexionando sobre el tema de esta conferencia, de lo que me gustaría hablar hoy es si la escritura nos puede hacer mirar en profundidad. ¿Puede la escritura hacernos alcanzar sentimientos, ideas y deseos que, quizás, ni siquiera sabíamos que teníamos? ¿Puede conectarnos con eso que siempre hemos querido hacer en nuestra vida pero de alguna manera estábamos demasiado asustados como para admitirlo? Cuando le pregunto esto a la gente, La respuesta que normalmente recibo es: "escribir me da miedo". Pero, ¿qué es exactamente lo que asusta a la gente sobre escribir? A primera vista, escribir es una acción sencilla. Tomas una hoja, un bolígrafo o un lápiz o enciendes el ordenador, y escribes. Aún así, la mayoría de nosotros ha sufrido el síndrome da la página en blanco, el miedo a no saber qué escribir. Entonces, ¿qué es exactamente lo que asusta tanto? No es el simple hecho de escribir lo que asusta sino lo que hay tras esto: las expectativas y escuchar, y quiero decir escuchar de verdad tu propia voz. Las expectativas son un gran vicio. Cuando pregunto a la gente si piensan que escribir puede cambiar sus vidas, otra versión de la respuesta que recibo es "yo no escribo". Y cuando le vuelvo a preguntar: "Vale, ¿y a qué te refieres con que no escribes?" La respuesta que recibo entonces es: "No soy escritor". Pero recuerden que la pregunta aquí no era si podían escribir la próxima gran novela europea, ni tampoco si podían ganar el Premio Nobel de Literatura. La pregunta era si el simple y, sin embargo, no sencillo hecho de escribir puede hacernos mirar en profundidad. Por lo tanto hay cierto sentimiento de expectación acechando cuando hablamos de escribir. que no aparece cuando hablamos de otras cosas. Si, por ejemplo, pregunto: "¿Cocinas?" No pensarían necesariamente que estoy insinuando si has ganado una estrella Michelin por tu cocina. Aunque por el contrario, en mi pregunta sobre escribir lo que la gente parece suponer es que quiero saber si han ganado el equivalente a la estrella Michelin por su escritura. Muchos de nosotros consideramos la escritura como algo formal, algo hecho solo cuando aplicamos un cierto número de reglas y normas, y algo que debe proporcionar resultados muy concretos: un libro, un poema, un artículo de investigación. Pero estamos hablando de la escritura que conectará con nadie más que con Uds. mismos, Algo que hacen con el fin de acercarse a quienes verdaderamente son. Cuando escriben sin ningún tipo de regularidad, y de nuevo no me refiero a cuando escriben para convertirse en novelistas sino a cuando simplemente escriben, empieza a ocurrir algo maravilloso. Después de entrenarse escribiendo sin pensar durante una, dos o tres semanas, empiezan de repente a escuchar su propia voz con mucha más claridad que antes. Nuestra mente está abarrotada normalmente de una variedad de pensamientos y de voces que realmente no escuchamos, y que, por suerte, no dirigimos nosotros. Pero siempre están ahí de fondo. Si alguno de Uds. ha probado el yoga o la meditación antes, y les han pedido que acallen la mente durante al menos dos minutos, saben lo difícil que es esto en realidad. De acuerdo con las cifras brindadas por el Instituto de Investigación Neurológica de EE.UU., una persona media tiene unos 70 000 pensamientos al día. Otras investigaciones muestran una cifra un poco más baja y otras más alta, pero esta es más o menos la media. Los budistas llaman a este incesante flujo de pensamientos en nuestra cabeza "mente de mono". Igual que un mono está constantemente saltando de una rama o de un árbol a otro, así salta una mente de mono de un pensamiento a otro, sin ni siquiera poder pararse. Bueno, este no es exactamente una metáfora científica, pero nuestra mente se asemeja a una autopista grande y ruidosa con cientos de autos que pasan por ella cada día. La práctica de escribir se libra lentamente de todo el ruido extra de nuestra cabeza y hace que se parezca más a una carretera rural. Y entonces es cuando se pone escalofriante para mucha gente. ¿Por qué? Porque en ese estado de paz, cuando por fin pueden escuchar su propia voz, quizás descubran que en realidad no les gusta su trabajo o que no quieren vivir en esa casa enorme que acaban de comprar, o que preferirían tener un loro en vez del perro que ya tienen. El sentimiento de estar asustado viene de acercarnos a nosotros mismos. De hecho, esta cercanía, este sincerarnos para ver cosas que ni siquiera sabíamos que estaban ahí, se debe a que la escritura tiene también un efecto terapéutico, hasta el punto de que ahora forma parte de la psicología. Hay un tipo de terapia que se llama "escritoterapia". Esto no nos concierne aquí hoy, pero sirve para demostrar que la escritura nuestra manera de mirarnos a nosotros mismos y al resto de la gente y que realmente nos transforma. Algo que nos es quizás más familiar que la escritoterapia podría ser la figura de aquel que tiene un diario donde escribe sus pensamientos y sentimientos más íntimos. La mayoría de las veces estos diarios no están destinados a ser vistos, pero cumplen la función de conectar al autor con sus sentimientos, pensamientos y deseos. Bien, ¿entonces cómo podemos usar la escritura en nuestras vidas para mirar más adentro en profundidad y acercarnos a nosotros mismos? ¿Cómo podríamos cada uno de los que estamos hoy en esta charla usar la escritura para escuchar nuestra voz interior? Quizás piensen que esto no va con Uds., que su vida o su trabajo no tienen nada que ver con la escritura. Pero incluso si lo que tienen que hacer es escribir un e-mail profesional o redactar un documento jurídico, les sorprenderá cómo suenan más convincentes y oficiales si saben cómo suena realmente su propia voz. La práctica es muy simple y también muy barata. Y mucha gente ha escrito ya sobre esto. Solo se requiere una libreta y un bolígrafo o un lápiz. Quizás se pregunten si pueden hacer todo esto en un ordenador. Bien, poder pueden, pero la experiencia no sería la misma. Estudios recientes han demostrado que el cerebro infantil se desarrolla de manera diferente cuando escriben a mano en comparación a cuando escriben a ordenador. Y hay indicios de que la escritura a mano produce beneficios similares en los adultos. Lo que es más, escribir no es solo una actividad intelectual. Si escribes a mano, todo tu cuerpo se involucra en el proceso. tu mano se convierte en una extensión de tu mente. Por lo tanto, todo el proceso de escritura es una actividad de cuerpo y mente. De acuerdo, volvamos a la práctica. Van y se sientan en algún lugar tranquilo, donde sea menos probable una interrupción, y empiezan a escribir sin pensar. Bien, esta es la parte más difícil. No piensen en escribir. No piensen en nada. Mientras escriban, no piensen "Mmm, me pregunto qué cocinaré para el almuerzo de mañana". Ni tampoco "Ojalá me hubiera puesto el abrigo negro en vez del rojo". No, escriban sin pensar; mantengan la mano en movimiento. Esa es la clave. No paren a revisar, no paren a corregir, que no les importe la ortografía, que no importen las líneas de la hoja. Escriban en el idioma, dialecto o habla que quieran, o en combinación de lenguas y dialectos. Mantengan la mano en movimiento. Escriban sin pensar durante 15 minutos. Esa es la clave. Cuando terminen, no vuelvan atrás a ver sobre qué han escrito. Simplemente cierren el cuaderno hasta la próxima sesión de escritura. ¿Y sobre qué escriben? Sobre cualquier cosa. Intenten captar pensamientos y plasmarlos en el papel tan rápido como puedan. Después de que desaparezca todo ese lío de su cabeza quizás descubran que después de todo sí había cosas sobre las que querían escribir: esas historias del abuelo, esas cartas de sus padres, o sobre amor, pérdida, un trauma o la felicidad en la vida. Si escriben con cierta regularidad, el asunto de la disciplina se vuelve crucial. Recuerden que no están escribiendo para un público, sino para Uds. Sin embargo, la repetición es vital para eliminar cualquier resistencia que puedan oponer a la escritura. Una vez Tolstói escribió en su diario: "Tengo que escribir sin falta cada día, no tanto por el éxito de la obra, sino para no alejarme de la rutina". Entiendo que no todos podríamos seguir el ritmo de tal exigencia, pero incluso si no escribimos cada día sin falta, lo importante es mantener la costumbre de escribir a pesar de todas las dificultades que puedan surgir en el proceso. Casi puedo escuchar a algunos de Uds. diciendo "Esto es difícil". Sí, por supuesto que lo es. Nadie dijo que esto fuese a ser fácil. Pero todo está en la práctica. Si deciden correr una maratón, no aparecen simplemente allí el día de la carrera. empezarán entrenándose poco a poco hasta que al fin puedan correr toda la distancia. Pasa exactamente lo mismo con la escritura. No esperamos correr la maratón el primer día. Sino que practicamos a diario, llegando cada día un poco más lejos. Para los que se preguntan cuál es el propósito de todo esto, o por qué deberían dedicarse a escribir algo de su escaso y valioso tiempo, puedo decirles que es porque les cambiará la vida. Entonces, si de veras quieren mirar en profundidad tanto dentro de Uds., como dentro de otras personas, si realmente quieren saber cómo suena su propia voz, si de verdad quieren descubrir qué es lo que realmente quieren hacer en la vida, entonces denle una oportunidad a la escritura. Escriban sin expectativas y sin exigencias. Escriban simplemente con la curiosidad de ver qué sucederá y con la convicción de que algo va a suceder. Miren en profundidad y sigan escribiendo. Gracias. (Aplausos)