Si yo voy a presentar una propuesta y mi conocimiento como persona de un país del tercer mundo, no es validado, como el conocimiento de una persona del primer mundo. Pienso que eso es una gran experiencia. Y yo sé lo que es, exactamente lo que es ser discriminada, lo que es enfrentar estereotipos. Yo se esas cosas, de primera mano. Yo pienso que es un privilegio venir de Colombia, venir de un país que está en guerra, porque es como vivir en una capsula condensada de experiencia humana, En seis meses aquí, yo puedo tener la experiencia que me tomaría 20 años experimentar en un país del primer mundo. Para mí, como identidad, el tercer mundo es suficiente. Yo no quiere ser Católica, mujer, Colombiana... Tercer Mundo es suficiente. El aspecto político de la obra se relaciona también con el proceso de hacer la obra. Todos estamos aprendiendo, todos estamos en este mismo proceso. Estamos descubriendo cosas, Estamos discutiendo, estamos argumentando. Tiene que ser un esfuerzo colectivo en cada nivel. Especialmente para mí, viendo de un país del tercer mundo, no puedo simplimente usar el trabajo de alguien más. Esa no es la manera como es. Eso destruiría el sentido de la pieza, si yo trabajara desde esa perspectiva. El rol del artista ha sido sobrevalorado. Y yo pienso que debería ser más humilde. Nosotros basicamente conectamos elementos que ya están ahí, que ya están presentes. En mi caso, eventos que ya tuvieron lugar, historias que no han sido contadas que ya sucedieron. Y el trabajo de mis asistentes, ideas que están en los libros. Así que yo tomo todo esto y simplemente lo conecto todo. Yo pienso que es un rol humilde. Yo no soy una cantante solista en mi estudio, nosotros somos un coro.