Gracias. Adoro mi trabajo. Soy bióloga marina y trabajo en el Ártico junto a cazadores inuit y biólogos del gobierno, que estudian belugas, narvales, ballenas asesinas y otros mamíferos marinos. Pero hoy quiero hablarles del sonido y de cómo está afectando a los mamíferos marinos en el norte. Una de las maravillas de mi trabajo es que lo que me pongo para trabajar en un viernes informal es probablemente muy diferente a lo que Uds. visten para trabajar. Un día típico para mí en el campo es en realidad todo menos típico. Mi traje seco es demasiado grande. Quien sea que trabaje en el Ártico, en el agua, les puede decir que usar un traje seco que no les quede es realmente malísimo. Cada vez que me muevo, puedo sentir agua corriendo por mi brazo corriendo por mis piernas y acumulándose en mis pies. También me paro en agua muy congelada hasta la cintura. Me aferro a uno de mis colegas, tengo pinzas en una mano, tengo un guante en la boca --porque si lo suelto, se va a la deriva-- y tengo la otra mano sobre un beluga. Trabajo en conectar los cables de un transmisor satelital en el animal como pueden ver en esta foto. Intentamos saber a dónde migran estos animales y qué partes de su hábitat son importantes para ellos para proteger estos hábitats críticos en el futuro. Todo el proceso de capturar y liberar al animal lleva cerca de 20 minutos, pero ciertamente nunca podría contarles lo que ocurre a mi alrededor, lo que otros están diciendo o haciendo, excepto lo que está justo frente a mí, que es este hermoso, brillante, resbaloso animal que de vez en cuando me dice que está bien, porque puedo sentir este cuerpo junto al mío como a su vez puedo sentir este tipo de humedad, aliento a pescado en mi cara. Puedo decirles que trabajar con estos mamíferos marinos, la universidad no lo prepara a uno para capturar y manejar ballenas. Estas son fotos de belugas. Probablemente las han visto antes, son animales magníficos. Quiero compartirles cómo suenan, cómo suenan debajo del agua, para darles una idea de lo crítico que es el ruido para estos animales. (Sonidos de beluga) Es bastante impresionante si no los han oído antes. En verdad me acerco a estos animales en su ambiente natural y me llama la atención el sonido y cómo el sonido está afectando su comportamiento natural. Este es el problema: si les digo que este año fue el de menor extensión de hielo marino de verano registrado, probablemente no les sorprende, está en todos los noticieros. Pero lo que quizá les sorprenda es la forma en que afecta a estos animales y su hábitat ahora, aun antes de que el hielo desaparezca lo que en efecto es otro problema en sí mismo. Según el hielo marino cambia, de igual forma cambia su desarrollo. Hemos industrializado el Ártico, hay mucho dinero en juego. Tenemos la navegación comercial, exploración de gas y petróleo. Todos podemos ver lo que ocasiona al ambiente marino, pero creo que lo que no podemos ver es algo en lo que debemos reflexionar ya. El ruido que todo esto ocasiona a nuestro ambiente podría estar causando más daño a los mamíferos marinos de lo que podríamos imaginar. (Sonido de barco rompehielos) Lo que acaban de oír es el sonido de un rompehielos rompiendo el hielo de la superficie del agua, es bastante fuerte. Imaginen si suman ese sonido creado por prospección sísmica ruido creado por perforación en el océano ártico. Se ha creado más ruido en el medio submarino del Ártico, creado por humanos como nunca antes. Contaminamos nuestro ambiente con más que basura, lo contaminamos con ruido. Les daré un ejemplo de sonido para darles una perspectiva. La gente sentada atrás del auditorio seguro puede oírme hablar aun si no tienen idea de lo que digo. Seguramente también hay gente fuera del auditorio que puede oírme hablar si tiene buen oído. Pero casi seguro, que no hay nadie en la calle a 100, 200 metros de la puerta o no, que pueda escucharme. Sí, el sonido viaja diferente en el aire que en el agua, pero nuestra audición humana subdesarrollada, no se compara con la de un beluga o un narval. Estos animales pueden comunicarse a decenas de kilómetros en el agua. El sonido es también crítico para su supervivencia. Lo usan para comunicarse entre sí, lo usan para localizar su alimento en las profundidades y para localizar hoyos de respiración. Recientemente la conducta de estos animales ha cambiado. Empezamos a ver que estos animales evitan a los rompehielos comerciales a grandes distancias. Por ejemplo, se ha visto que los beluga evitan los barcos a distancias que exceden los 50 km. Sabemos que esto les afecta, quieren mantener mucho espacio entre los barcos y ellos. Pero lo que no sabemos es cuánto daño les causamos. Lo que sí sabemos, lo que nuestra continua investigación sugiere es que todo este ruido en efecto perturba su capacidad de comunicarse apropiadamente entre ellos. Esta es una foto de una trampa de hielo. Es una foto muy cruel, pero quiero mostrarles un ejemplo de cómo se ve. A la izquierda vemos un hoyo de respiración que se deja en el hielo a la derecha, tenemos a un montón de belugas peleando por un espacio para respirar. Las trampas de hielo en el Ártico son sucesos naturales, que ocurren cuando los vientos aumentan rápidamente y el agua se congela y a estos animales no les da tiempo de escapar a mar abierto. Recientemente hemos visto que esto sucede en lugares donde antes nunca ocurría, en lugares que predeciblemente se cubren de hielo cada año. En el 2008, la conducta de estos animales cambió y vimos a más 1000 ballenas perecer en una trampa de hielo. Más de 1000 ballenas que eran madres y crías principalmente. Traten de imaginar cómo se ve. Mil ballenas, hablamos de 3 a 5 metros de longitud, quizá menos para las crías que alcanzan el peso de una furgoneta familiar, todas intentando respirar en un hoyo. Resulta muy perturbador si lo piensan. Madres y ballenatos, es obvio que dada la baja capacidad pulmonar de los ballenatos, estos no logren llegar a mar abierto, que en este caso son unos 40 a 50 km de distancia y las madres no están dispuestas a abandonar a sus críos. En 2009, murieron 100 animales al oeste de Groenlandia y en el 2010, de 50 a 100 ballenas. Esto no tiene ningún sentido. Tenemos animales que sabemos dejan sus sitios de verano --cada año a finales de septiembre, inicios de octubre-- que eligen no dejar un área que se cubre completamente por hielo. Imaginen el pánico, el caos que provocaría a un animal volver a un área que no les permite respirar. ¿Qué tipo de ruido estaban oyendo estos animales? ¿Qué tan fuerte era? ¿Cuál era la diferencia? Algo tuvo que cambiar, ¿no? A su vez cuando estos animales iniciaron su migración --otra vez, finales de septiembre, inicios de octubre-- hubo actividad sísmica al norte de la bahía de Baffin. Nunca había habido actividad sísmica en este sitio tan tarde en el año, justo al momento de la migración. Los científicos que estudian este problema sugieren que esta actividad sísmica provocó una interrupción en la migración tradicional de estos animales ocasionando que regresaran a sus lugares de verano; un área completamente cubierta en hielo. Los ruidos fuertes nos confunden a todos, sin duda. Imaginen que conducen su auto o van en bicicleta al trabajo. Y al mismo tiempo, oyen la sirena de una ambulancia, todos los autos a su alrededor tocan el claxon. Imaginen que tratar de ubicar el sonido de la ambulancia de todo el resto del ruido. Imaginen que tratan de elegir el ruido crítico de los demás y averiguar hacia dónde ir. Otro ejemplo. Digamos que están sentados en el escritorio de su oficina y que afuera de su ventana hay un martinete en operación y un camión en movimiento afuera de la otra ventana y su colega está hablando fuerte en el teléfono. Imaginen que tienen Uds. mismos una conversación crítica. O imaginen que intentan escribir un correo en verdad importante. Es difícil concentrarse, ¿no? Ahora imaginen si el sonido fuera la forma de localizar su alimento o de navegar. Un investigador danés líder Mads Peter Heide-Jørgensen, otros colegas y yo creemos que el sonido puede ser la causa de problemas nuevos y considerables. Creemos que el sonido puede ser la razón de estas trampas de hielo otoñales de narvales en áreas nuevas. El sonido además viaja distancias increíblemente largas bajo el agua. Si alguna vez han buceado, seguro han experimentado esto: quizá oyeron el ruido de una hélice, pensaron en ver hacia arriba porque se oía muy cerca cuando en realidad está lejos. Barcos de prospección sísmica, que se usan para localizar depósitos de gas y petróleo debajo del suelo marino, crean una enorme cantidad de ruido que se crea con explosiones que generan ondas sonoras que son recogidas a más de 3000 km de la fuente. Simplemente imaginen ¡3000 km! Hablamos de una distancia más larga que de Vancouver a mi ciudad, Winnipeg. Imaginen poder oír un ruido a esa distancia. Quizá, más importante, el ruido creado por estas prospecciones que operan a una frecuencia que se traslapa en la comunicación de narvales. Imaginen la confusión que estos animales padecen cuando se realiza una prospección. ¿Cómo creen que nos comparamos los humanos en esta situación? ¿Qué tal si estas prospecciones sísmicas son la razón de estas trampas? ¿Qué tal si romper hielo y la navegación todo el tiempo en el Ártico tiene el mismo efecto? ¿Qué tal si el ruido de esta magnitud pudiese perturbar la comunicación entre madre y ballenato, impedir que estos animales encuentren alimento en las profundidades o de encontrar hoyos de respiración que al final es su medio para sobrevivir? ¿Qué tal si sus sitios de invierno, donde estos animales pasan la mayor parte del año alimentándose, les son inaccesibles por el ruido? ¿Qué tal si su alimento también se movió? Ese es un problema totalmente diferente. Mientras que los biólogos siguen estudiando este misterio para resolverlo les puedo decir que estos animales, belugas y narvales, me han enseñado mucho. Sé que debemos ver aún más de cerca todo este ruido, y a todos los ruidos que creamos en el ambiente y todas las preguntas que surgen. Pero de hecho no tenemos que mostrar una respuesta para lograr atención. Mads Peter, otros colegas y yo presentamos un artículo que saldrá el mes próximo sobre este tema. Estamos muy emocionados dado que la pregunta sigue: "¿Qué tal si? ¿Qué tal si?" Es una pregunta que esperamos logre mucha atención. Biólogos y cazadores inuit concuerdan que la contaminación sonora del Ártico es una preocupación. Sonidos de barcos y sísmicos son una preocupación. Los cazadores inuit obtuvieron una orden judicial para la isla Baffin contra la empresa Lancaster Sound de prospección sísmica en 2010, en un área que se está negociando para que sea de conservación nacional. Estos animales, parte de una cosecha de subsistencia importante, son críticos para ellos y no requirieron prueba definitiva de los impactos negativos para detenerlos. Es muy fácil para nosotros enfocarnos en estos grandes problemas ambientales frente a nosotros. A diario nos bombardean con estas imágenes. Pero creo que como nunca queda claro que no todo el daño que causamos se puede ver. Creo que para solucionarlo, para avanzar en su arreglo, tendremos que cerrar los ojos y abrir los oídos. Gracias. (Aplausos)