El día de hoy desafiaremos apariencias y suposiciones sobre extremismo y normalidad. El día de hoy es una lección de des-aprendizaje. ¿Y qué mejor manera para des-aprender que iniciar nuestro viaje en el final y caminar hacia atrás hasta el inicio? ¿Y qué mejor manera de cuestionar lo aceptado como bueno y normal, que con algo tan inofensivo y cotidiano como un vaso de leche? El origen de la leche no es un gran secreto: viene de las vacas. Pero es sólo hasta ahí donde la mayoría de la gente indaga sobre el trayecto de la leche, hasta los exhibidores refrigerados en los supermercados. La mayoría de nosotros crecimos creyendo que las vacas fueron creadas para ser ordeñadas. Podríamos pensar que constantemente producen leche o que incluso necesitan ser ordeñadas para liberar la presión. Bueno, démosle una mirada crítica por un momento: Las vacas son mamíferos, al igual que nosotros. Y los mamíferos producen leche por una razón: para alimentar a sus bebés. Las vacas cargan a sus bebés por 9 meses, al igual que nosotros, amamantan para alimentar a sus bebés, al igual que nosotros, y después de la ablactación dejan de producir leche, al igual que nosotros. Así que para estar abastecidos constantemente de leche para consumo humano, necesitamos un suministro constante de vacas embarazadas. En la industria láctea, las vacas son repetidamente inseminadas, que es una palabra "linda" para violadas. Una vez que la vaca da a luz, nos encontramos con otro obstáculo en nuestro viaje de la leche. Los bebés, después de todo, toman la leche de sus madres. Así que para asegurarnos que haya un suministro constante de leche para nosotros, los bebés deben ser quitados de sus madres pronto después del nacimiento. Y esto es precisamente lo que ocurre en la industria láctea: Si el becerro es macho, es enviado a una granja de terneros donde es amarrado, imposibilitado para moverse o encerrado en una jaula en donde ni puede darse vuelta hasta que es carneado con tan solo unas semanas de vida. La ternera, una industria a la cual incluso muchas personas que comen carne se oponen, no existiría sin los lácteos. Cada taza de yogurt, cada bola de helado y cada vazo de leche está directamente conectado a la muerte de esos becerros bebé. Pero no hemos terminado de rastrear el camino de la leche hasta nuestros platos de cereal. Mientras que el sacrificio de bebés es ciertamente lo suficientemente horrendo, no podemos olvidar a las madres que son dejadas atrás. Las vacas se vinculan afectivamente de manera intensa con sus crías y llorarán durante días cuando se las quitan. Cuando residentes de Newbury, Massachusettes llamaron a la policía para reportar sonidos perturbadores que venían de la Granja Lechera "Rayo de Luz" durante horas en el día y la noche, la policía les explicó que las vacas madres estaban "lamentando la separación de sus crías" - pero que no se preocuparan ya que "las vacas no estaban sufriendo ya que los sonidos son parte normal de las prácticas de la ganadería" Esto no es antropomorfizar. Es el duelo de una madre y es algo absolutamente angustioso de ver. Los cuerpos de las vacas lecheras generalmente colapsan a los 4 o 5 años y son considerados "agotados", a pesar de tener una esperanza de vida de 20 años o más. Son enviadas al matadero para producir carne barata y comida para mascotas ya que son consideradas no aptas para consumo humano. En el matadero, muchas de esas madres enfrentan la separación final y más brutal de otro hijo más. Dado que las estadísticas formales son díficiles de obtener ya que la mayoría de los estudios se enfocan en el costo económico del "desperdicio fetal", se estima un rango aproximado del 10% al 70% de vacas que llegan embarazadas al matadero. Pero esta terrible y final separación de una madre y su cría fue sólo la última de un ciclo de embarazos tras embarazos y de pérdida tras pérdida. Cuando nos encaminamos hacia el origen de la vaca, antes de su primer embarazo, antes de que se convirtiera en una carcasa que eventualmente colapsó ante las demandas insensatas de su corta vida, llegamos a su nacimiento. El momento en que ella surge en el mundo, con sus ojos abiertos y recién nacida. El momento en que ella es retirada de su propia madre. Ven, hablamos sobre lo que pasa a los becerros machos que son enviados para convertirse en ternera. Bueno, las hijas de la industria láctea también son separadas de su madre. Pero ellas permanecen cerca para reemplazar a sus madres y mantener la máquina de dinero andando y mantener la leche fluyendo. Para que así en cada supermercado, cada tienda de la esquina, cada estación de gasolina, estemos seguros que encontraremos este producto inofensivo, normalizado y enteramente ordinario. Nos están vendiendo el resultado final lleno de pus de la violación, la esclavización, el secuestro, el abuso, la enfermedad, la tortura, infanticidio y asesinato— Blanqueado en una imagen de nutrición saludable. Como el activista vegano Gary Yourofsky ha dicho, es el truco de magia más grande jamás realizado. Y la gente dice que el veganismo es extremo. Los productos animales que percibimos como mundanos, cuando son revertidos a sus orígenes, revelan un perverso, complejo y, por decirlo de forma suave, un trayecto éticamente cuestionable desde sus inicios, procesamiento y producción hasta el producto final. Dicho de otra manera, desde el nacimiento del animal, hasta su confinamiento, abuso, sacrificio y denigración de cuerpos, hasta el brillante, feliz, producto listo para la venta que literalmente consumimos sin sin siquiera pensar por un instante por lo que los animales tuvieron que pasar.