El 7 de enero de 2017
estaba en el Aeropuerto Fort Lauderdale,
en Florida
y me sentía realmente asustada.
El día anterior, Esteban Santiago Ruíz
disparó en el área de retiro de equipaje,
donde mató a cinco personas.
A pesar de que la seguridad
del aeropuerto se había maximizado,
no me sentía segura estando allí.
Mientras esperaba mi equipaje,
imaginé a las personas
en el mismo lugar, el día anterior,
antes de vivir
probablemente el hecho
más traumático y aterrador de sus vidas.
Me pregunté
qué habría pensado el agresor
segundos antes de dispararle a
personas inocentes.
Y me pregunté, qué pasaría con él
luego de eso.
Los medios de comunicación
se estaban volviendo locos
diciendo que Esteban Santiago
era mentalmente inestable.
Fue en este momento
en que me surgió la duda
de cómo procesan en el sistema judicial
a las personas con trastorno mental.
La mayoría tiende a juzgar
a los individuos con trastorno mental
y con rapidez exigen un duro castigo.
Sin embargo, casi nunca se preguntan
que llevó al criminal a cometer el delito.
Lo primero que se debe tener en cuenta
es que aquellos que son
mentalmente inestables
no piensan de la misma manera
que Uds. o yo.
Su percepción de la realidad
es muy distinta a la nuestra.
Por lo tanto, sus acciones
se deberían abordar de manera diferente.
En los últimos años,
la cantidad de tiroteos masivos
ha aumentado enormemente.
En un estudio realizado por el
Central Florida Intelligence Exchange
se reveló que desde 2011
un 79 % de los tiroteos masivos
han sido perpetrados por individuos
con evidentes signos
de continuos problemas de salud del
comportamiento y trastorno mental.
Pero, la mayoría de estos criminales
van a la cárcel
y no se les trata según su enfermedad.
A los individuos con trastorno mental
se les debería procesar de forma distinta,
pues a menudo se les niega
la ayuda que necesitan.
Hay pocos hospitales psiquiátricos
y las cárceles son vistas como
vertederos por estas mismas instituciones.
Según el Departamento de Justicia,
alrededor de 1 300 000 personas
van a cárceles estatales y federales,
en comparación con las 70 000 personas
atendidas en hospitales psiquiátricos.
Si estas personas no reciben
la ayuda que necesitan
es absurdo procesarlas
y condenarlas por actuar de forma
que no pueden controlar.
Una de las razones por las que
se les niega la ayuda
es por la falta
de hospitales psiquiátricos.
Según el Huffington Post, actualmente,
en los hospitales psiquiátricos,
hay la misma cantidad de camas
que había en 1850.
Este es un gran problema,
porque no existe la misma cantidad
de delitos cometidos
por individuos con trastorno mental
que había en 1850.
No solo no hay suficientes camas
debido a la poca financiación,
sino que muchas veces
los rechazan en los hospitales
y pueden tardar meses hasta
obtener una consulta externa.
Esteban Santiago Ruíz, el atacante del
aeropuerto Fort Lauderdale,
es un gran ejemplo de cómo les rechazan
la atención en los hospitales.
Según CNN, el había ido a un hospital
psiquiátrico para internarse
ya que estaba teniendo alucinaciones
y escuchando voces que le decían que
luchara por ISIS.
Pero, luego de dos días, fue dado
de alta y le devolvieron su arma.
Esto muestra la imprudencia
de los médicos que lo trataron.
Al considerar los recientes hechos
vinculados al terrorismo,
no deberían haberle devuelto el arma
a un ex veterano que manifestó que
quería luchar por ISIS.
Ahora, Esteban Santiago está en la cárcel
en lugar de recibir ayuda de
una verdadera institución.
A las cárceles, muchas veces, se les ve
como vertederos para los hospitales.
Joe Parasceva, hombre con trastorno mental
ingresó voluntariamente a un hospital,
donde dos días después
fue trasladado a la cárcel
después de que intentara escapar.
Hubo falta de medicación y
de un mejor tratamiento ambulatorio,
pero la mayor parte del cambio
solo fue un traslado,
desde una institución psiquiátrica
a una cárcel.
Esto es un problema, ya que en vez de
tratar y abordar
el problema de fondo,
detrás de la inestabilidad mental,
solo tratan a los pacientes
con medicamentos
o los envían a la cárcel
para no tratarlos.
Esto revela una gran problemática
en nuestra sociedad,
la que desmuestra
que aquellos con trastorno mental
son considerados como una carga.
Si bien, hay personas que dicen
que aquellos con trastorno mental
son un peligro para la sociedad, pero
en realidad, son un peligro
para sí mismos.
De hecho, según la CNN
las personas
con trastornos mentales graves
tienen tres veces más probabilidades de
cometer nuevamente un delito
con respecto a las que no
tienen trastornos mentales.
Esto genera gran preocupación,
porque las personas con trastorno mental
cometeten actos suicidas.
De acuerdo al Centro para el Control
y la Prevención de Enfermedades,
el 61% de las muertes
por arma de fuego en EE. UU.
no solo fueron suicidios,
sino que fueron cometidos
por personas con trastornos mentales.
El desprecio hacia estas personas
a menudo los lleva a pedir
consecuencias muy graves
para las personas con trastorno mental
y, no toman en cuenta los trastornos
con los que tienen que lidiar.
Este problema es algo recurrente
y se deberían tomar las medidas adecuadas.
El rol del Estado,
en el área de salud mental es
agilizar las necesidades de las personas,
para proporcionar servicios,
estudios y, la protección de los derechos
de cada individuo,
de tal manera que se les permita
recibir el apoyo que necesitan
para que puedan lograr sus metas
y contribuir a la sociedad.
Si bien es totalmente razonable
buscar justicia para las víctimas
de los tiroteos masivos,
también se debería considerar
que la persona detrás del delito
es una víctima.
Si se comportan de esa forma
debido al trastorno mental,
deberían recibir ayuda y
no ser castigados en la cárcel.
La mayoría de estas personas
le tienen miedo a sus propias mentes
y de lo que son capaces de hacer.
Gracias.
(Aplausos)