Quiero compartirles una historia el día de hoy. La historia de un evento muy importante en mi vida el cual me llevó al camino donde estoy ahora, pues me ayudó a superar mis prejuicios personales. Por favor, tomen en cuenta que es una historia con contenido para adultos, lenguaje ofensivo e insultos homofóbicos. Si son sensibles a este tipo de tema o si hay niños pequeños con Uds., por favor, aprovechen esta oportunidad para salir durante el resto de la charla. No me ofenderé en absoluto. Entiendo que este contenido no es apropiado para todos. Pasé los primeros 14 años de mi vida sin conocer a ninguna persona que se identificara abiertamente como LGBT, es decir, una persona lesbiana, gay, bisexual o transgénero. Mirándolo ahora, podría llamar homofóbica a la comunidad en la que crecí, pero en ese entonces, pues, a mí me parecía normal. Crecí en un barrio sin parejas gay y la mayoría de esa gente tenía fuertes creencias anti-LGBT. En mi escuela, muchos estudiantes usaban insultos homofóbicos como insultos. En mi iglesia, muchas personas se oponían a la legalización del matrimonio gay porque lo consideraban inmoral. Los adultos incluso me decían que no debía ser amigo de ningún hombre abiertamente gay porque podría ser un violador o pedófilo. Yo tampoco estaba libre de tendencias homófobas. Usaba la palabra "gay" como insulto, no apoyaba el matrimonio de personas del mismo sexo, me sentía incómodo junto a las personas LGBT, pues las veía como desviados sexuales. Ahora entiendo que mis pensamientos y acciones anteriores estaban y están mal. Desde entonces, he tenido experiencias que han ampliado mis horizontes y me han convertido en una persona más tolerante. En 2014, me mudé y asistí a una nueva escuela. Estaba emocionado, no podía esperar para hacer nuevos amigos. El primero que hice en esta nueva escuela fue una chica que se sentó a mi lado en clase de inglés. Ella fue y sigue siendo una persona increíblemente amable e inteligente, y nos hicimos amigos cercanos muy rápido. Lamentablemente, no todas mis amistades eran tan sanas. En esta escuela, como en la anterior, el lenguaje homofóbico era incontrolable. Muchos estudiantes usaban insultos gay para ofenderse unos a otros. Más aún, a esta edad, estábamos en séptimo grado así que teníamos unos doce o trece años, la mayoría de mis compañeros varones ya habían comenzado a ver pornografía. Muchos me confesaron que preferían ver porno lésbico. Estaba impactado, aunque tal vez no debería haberlo estado, pues las mismas personas quienes usaban lenguaje que denigraba a los gay también sexualizaban las relaciones entre mujeres y las hacían un fetiche. Lamento decir que yo mismo ignoraba la flagrante homofobia en mi escuela porque no me importaba. Era demasiado apático para defenderla. "¿Qué me importa si mis amigos llaman a la gente marica?" "No me afecta." Pensaba. Desde entonces he lamentado mi apatía porque ahora entiendo, como dijo el activista sudafricano Desmond Tutu quien se oponía al apartheid, "si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor." Pero un año después, sucedió algo que cambió totalmente mi visión del mundo. La primer amiga que hice en esta nueva escuela, quien sigue siendo una amiga muy cercana, se declaró bisexual. Estaba horrorizado. Toda mi vida había sido educado para temer y odiar a las personas LGBT, y de repente una buena amiga mía resultó ser uno de "ellos". En cuanto a mí, no sabía como sentirme. Antes de que supiera ella era gay, para mí era muy fácil satanizar a la comunidad LGBT con retóricas de odio. Pues, en ese momento la comunidad LGBT era sólo un grupo anónimo, era tan fácil estereotiparlos, odiarlos y temerles. Pero era muy diferente cuando intentabas señalar a alguien que te importa y que amas. No hablé con mi amiga sobre su sexualidad hasta mucho tiempo después. Aún quería ser su amigo, pero no sabía cómo tratar su identidad. Al mismo tiempo quería decirle que la amaba y que la apoyaba, y que era una pecadora que iba a ir al infierno. Desearía haber sido suficientemente maduro para apoyarla; lamentablemente, mis prejuicios personales eran demasiado fuertes para aceptarla tal cómo era. Por el contrario, escondía todo lo que pensaba e intentaba ignorar esa parte de su persona. Al final, pude ser más abierto. Aunque esta experiencia no cambió mi punto de vista de repente, fue el primer paso para convertirme en una persona más tolerante. Después de conocer a una persona gay, poco a poco me sentí más cómodo al conocer más personas LGBT, y cuantos más amigos LGBT conocía me hacía más tolerante. Con el tiempo, pasé de ser alguien que desprecia cualquier amistad gay a fundador y presidente de la primera alianza sexo-género de mi escuela. Un grupo que trabaja para unir a personas LGBT y aliados heterosexuales para luchar por los derechos de los estudiantes LGBT. Al hacer buenos amigos en la comunidad LGBT, fui capaz de entenderlos mejor como personas. Y al hacerlo, también pude deshacerme de los prejuicios con los que aprendí a temer a los gay y a hacer un fetiche de las lesbianas, y fui capaz de aprender a aceptar las diferencias de otros. Me tomó un tiempo, pero finalmente un año después de su declaración pude hablar respetuosamente con mi amiga sobre su sexualidad. Ahora se identifica como lesbiana, y salió orgullosa del armario. Me dijo que se siente feliz con su situación, y que si pudiera hacerlo de nuevo, no cambiaría nada. He recorrido un largo camino y no soy la misma persona de hace cuatro años. He mejorado como persona pero no estoy dispuesto a detenerme. Ahora que me he deshecho de mis prejuicios personales, intento enfrentar la ignorancia de la sociedad. Mi experiencia no es la única. ¿Cuántos de Uds. han temido a algo que no entienden? Está en nuestra naturaleza temer a lo desconocido. Y (Tose) Está en nuestra naturaleza temer a lo desconocido. Los malos estereotipos y las retóricas de odio son producto de la ignorancia de las personas. El conocimiento vence a la ignorancia, ¿qué mejor manera de aprender que las experiencias propias? Así que, quiero retar a cada uno de Uds. a que hagan una simple tarea esta semana: hagan un nuevo amigo. Conozcan a esta persona por quién es y descubran qué la hace única sin importar su género, sexualidad, etnia, raza, religión o cualquier otra cosa. De igual manera, muéstrenle qué te hace a ti único. Descubran qué los hace distintos, pero sobre todo, descubran qué tienen en común con esta persona. Al identificarse con las personas a su alrededor, ayudan a crear un mundo más diverso e inclusivo. Cito al poeta inglés John Donne, "Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del contiente, una parte del todo". Yo creo que ni el género, ni la sexualidad, ninguna etnia, ninguna raza, ninguna religión es una isla. Todos son una parte de la raza humana. Sólo si aceptamos nuestras similitudes y diferencias podemos alcanzar nuestro potencial. Gracias. (Aplausos)