Para alguien que no esté familiarizado
con las obras de William Shakespeare,
el idioma puede parecerle extraño.
Pero hay que saber un
secreto para apreciarlo.
A pesar de su fama como dramaturgo,
Shakespeare era ante todo un poeta.
Una de las cosas más importantes
en la lengua de Shakespeare
es el uso de la tensión.
No ese tipo de tensión,
sino el acento de las palabras
en ciertas sílabas más que en otras.
Estamos tan acostumbrados a hacerlo
que al principio pasa desapercibido.
Pero si pronuncias la palabra lentamente,
puedes identificarlo fácilmente.
Dramaturgo, computadora, teléfono.
Los poetas son muy
conscientes de estos acentos
por haber experimentado mucho
con la cantidad y el orden de
las sílabas tónicas y átonas,
que combinaban de diferentes maneras
para crear el ritmo de sus poemas.
Como compositores, los poetas
suelen expresar sus ideas mediante
un patrón repetitivo de estos ritmos
o métrica poética.
E igual que la música,
la poesía tiene su propia
terminología para describir esto.
En un verso,
un pie representa un determinado
número de sílabas tónicas y átonas
que forma una secuencia distinta,
igual que el compás en la música
consta de un cierto número de golpes.
Un verso se compone
generalmente por varios pies.
Por ejemplo, un dáctilo es
un pie métrico de tres sílabas
donde el primero es tónico,
y el segundo y el tercero átonos.
El ritmo dactílico puede crear versos que
se recitan con rapidez y ganan fuerza,
como en el poema de Robert Browning,
"El líder perdido":
"Apenas para un puñado
de plata que él nos dejó,
apenas para un riband
al palillo en su capa".
Otro tipo de pie es
el troqueo largo de dos sílabas,
formado por una sílaba tónica
seguido por una átona.
El ritmo trocaico en estos versos
de "Macbeth" de Shakespeare
añade un tono siniestro y
espeluznante al conjuro de las brujas.
"Dobla, dobla la zozobra;
arde, fuego; hierve, olla".
Pero con Shakespeare, todo
tiene que ver con el yambo.
Este pie de dos sílabas
es como un troqueo al revés,
donde la primera sílaba es átona
y la segunda tónica, como en:
"Ser o no ser".
La métrica favorita de Shakespeare,
era en especial el pentámetro yámbico,
donde cada verso se compone de
cinco pies cada uno de dos sílabas,
con un total de diez sílabas.
Y aparece en muchos de los versos
más famosos de Shakespeare:
"¿Habría de compararte
a un día de verano?"
"¡Surge, esplendente sol,
y mata a la envidiosa luna.."..
Observen cómo los yambos sobrepasan tanto
la puntuación como las palabras mismas.
La métrica trata sobre todo
del sonido, no de la ortografía.
El pentámetro yámbico
puede parecer técnico,
pero hay una manera fácil
de recordar qué significa.
La palabra 'iambo' se pronuncia
en inglés igual que la frase: "yo soy".
Ahora, vamos a verlo en una frase
cuya métrica es en pentámetro yámbico.
"Yo soy un pirata con
una pierna de madera".
El pirata solo puede caminar en yambos,
un recuerdo vivo del pie
favorito de Shakespeare.
Se forma un pentámetro yámbico
al cabo de dar diez pasos.
Nuestro amigo pirata
nos puede incluso ayudar
a recordar cómo marcarlo correctamente
si imaginamos las huellas que deja al
caminar por la playa de una isla desierta:
Una curva para las sílabas átonas y
una huella de zapato para las tónicas.
"Si la música es el alimento
del amor, ¡toquen!".
Por supuesto, la mayoría de los
versos en las obras de Shakespeare
están escritos en prosa común.
Pero si leen con cuidado,
se darán cuenta de que los personajes
de Shakespeare hacen uso de la poesía,
y del pentámetro yámbico en particular,
para muchas de las mismas razones
que nosotros recurrimos a la
poesía en nuestras propias vidas.
Para expresar la pasión,
la introspección, lo transcendental.
Se trate de Hamlet que reflexiona
sobre su existencia,
o de Romeo que profesa su amor,
los personajes recurren al pentámetro
yámbico al hablar de sus emociones
y de su lugar en el mundo.
Lo que deja solo una última pregunta:
¿Por qué Shakespeare elige el pentámetro
yámbico para estos momentos,
en lugar de, digamos, el hexámetro
trocaico o el tetrámetro dactílico?
Se ha dicho que el pentámetro yámbico
era fácil de memorizar para sus actores
y de entender por el público
porque se adapta
de manera natural al inglés.
Pero puede haber otra razón.
La próxima vez que se encuentren
en un estado emocional elevado,
como los que hacen los personajes de
Shakespeare al manifestarse en verso,
posen la mano a la izquierda de su pecho.
¿Qué sienten?
Es el corazón que late en yambos.
da-DUM, da-DUM, da-DUM,
da-DUM, da-DUM.
Los versos más poéticos de Shakespeare
no solo hablan de los asuntos del corazón.
También siguen su ritmo.