El Gran Camino no es difícil para quienes no tienen preferencias. Cuando el amor y el odio están ausentes todo se vuelve claro y sin disfraces. Haz la más mínima distinción sin embargo, y el cielo y la tierra quedan inmensamente separados. Si deseas ver la verdad entonces no tengas opiniones a favor ni en contra de nada. Comparar lo que le gusta contra lo que le disgusta es la enfermedad de la mente. Cuando el significado profundo de las cosas no se comprende la paz esencial de la mente se perturba en vano. El Camino es perfecto, como el vasto espacio donde nada falta y nada sobra. De hecho, es debido a nuestra elección aceptar o rechazar que no vemos la verdadera naturaleza de las cosas. No vivas ni en los enredos de objetos externos ni en sentimientos interiores de vacío. Permanece sereno en la unidad de las cosas y esos puntos de vista erróneos desaparecerán por sí mismos. Cuando intentas detener la actividad para lograr la pasividad tu propio esfuerzo te llena de actividad. Mientras permanezcas en un extremo o en el otro nunca conocerás la Unidad. Los que no viven en la Unidad fracasan tanto en la actividad como en la pasividad, la afirmación y la negación. Negar la realidad de las cosas es perder su realidad; afirmar la vacuidad de las cosas es perder su realidad. Cuanto más hables y pienses sobre eso, más te extravías y te alejas de la verdad Deja de hablar y de pensar, y no habrá nada que no puedas conocer. Volver a la fuente es encontrar el sentido, pero perseguir apariencias es perderse la escencia. En el momento de la iluminación interior se transciende la apariencia y el vacío.