Les hablaré sobre el tratamiento de la psicosis con psicoanálisis. En 1982, abrí el Centro para el tratamiento psicoanalítico de adultos jóvenes psicóticos en Quebec al que se llama por su domicilio, "el 388", para mantenerlo anónimo. ¿Qué es la psicosis? También conocida como esquizofrenia, la psicosis es una enfermedad mental grave que puede tener efectos devastadores. Los síntomas incluyen, delirios, oír voces, angustia insoportable; los pacientes son desconfiados y están encerrados en un mundo imaginario. Sufren de grave, a veces de estrés psicológico extremo, que los aísla de la gente y viven en soledad. A principios de los 80, la ciencia de la psiquiatría estaba en punto muerto al tratar la psicosis. El tratamiento en ese tiempo consistía en medicación y hospitalización. Pero la medicación no podía evitar las recaídas y a los pacientes se les rehospitalizaba con más frecuencia por periodos más extendidos. Como resultado, los síntomas se volvían crónicos. Esto se conoce como el "síndrome de la puerta giratoria", en el que los pacientes pasan más y más tiempo en el hospital, donde cada vez se les margina más, y los dejan en instituciones de salud, a menudo de por vida. Hoy, en el 2012, no mucho ha cambiado. Sin embargo, ha habido uno importante: la dimensión química del tratamiento se ha fortalecido. Según la biología de la psiquiatría, la psicosis en una enfermedad del cerebro Así el psiquiatra, que también es un médico, tratara al cerebro enfermo antes que atender a la persona en angustia. Aunque hoy se sabe bien que los medicamentos alivian los síntomas, también no pueden evitar la ocurrencia de recaídas. En 1980, cuando el 388 fue abierto, los pacientes psicóticos también estaban en un punto muerto con la medicina de la psiquiatría tradicional. Se sentían ignorados, tenían miedo de hablar, miedo de hablar sobre lo que les estaba pasando Cuando hablaban, les decían que estaban locos, con delirios que lo que decían era irreal y deberían olvidar las voces imaginarias. "Ignora las voces". Luego les dsban más medicinas y los dejaban en el hospital por más tiempo hasta que con el tiempo se calmaban y los separaban de los demás. Uno de los pacientes habla de este punto muerto: "Perdí a mi amigos... no me sentía bien. Me estaba volviendo loco, podía oír voces, y siempre cargaba un cuchillo conmigo. No podía aguantar más... quería terminar con mi propia vida. Fui a ver a un psiquiatra pero no me pregunto qué estaba mal... no tuve oportunidad de hablar. Pedí por alguna psicoterapia, pero me dijo que en realidad no era para mí. Empecé a tomar pastillas, luego las dejé y tuvo un efecto en mí o en las voces; además, estaba subiendo de peso. Así pasé años hasta que los médicos encontraron una medicina milagrosa. Me sentí bien por 6 meses, incluso conseguí trabajo... y luego tuve un ataque psicótico mayor en el trabajo a pesar de tomar mis medicinas. Llamé al psiquiatra y me dijo que la medicación no estaba funcionando; todo lo que hizo fue subir la dosis. sentí que mi vida estaba acabada. No tenía propósito, caí en una fuerte depresión, ya no hacía nada más, ni siquiera hablaba". Otro paciente, el Sr. F., habla de su aislamiento: "Siento ternura, siento tristeza, y me siento solo. La vida es como un gran nudo atorado en mi garganta". Hace 30 años, psicoanalistas y psiquiatras de GIFRIC ya intentaban encontrar formas alternativas para tratar a psicóticos. Querían darle un futuro a aquellos que la psiquiatría había dejado olvidados al ofrecerles un tratamiento real y dinámico en el que dejaran de ser espectadores pasivos de su propio tratamiento, como lo habían sido con la psiquiatría tradicional. Los psicoanalistas de GIFRIC querían ofrecer una alternativa al tratamiento y la hospitalización, ofrecer una opción de tratamiento. La alternativa se basó en OOA: (O)tro lugar, (Otra) forma, (A)compañado. Lo explico: 1. Encontrar otro lugar en la ciudad diferente a hospitales psiquiátricos, y reunir a los psicóticos en su propio espacio como una forma de contrarrestar su marginación en la sociedad. 2. Encontrar una clase diferente de tratamiento usando psicoanálisis: que nos permita escuchar y entender lo que los pacientes psicóticos tienen que decir y animar a los pacientes a que hablen sobre el nudo en su gargantas tal que puedan sacarlo de sus pechos. 3. Tratar en conjunto a los pacientes psicóticos, como un compañero y actor principal de su tratamiento en el equipo de tratamiento; ayudar a los pacientes cumplir sus sueños de controlar su futuro, de cambiar sus propias vidas y de reclamar el sitio que por derecho les corresponde en la sociedad. En 1982, hacer todo esto era un reto y lo sigue siendo hoy. Abrir el centro 388 fue una innovación en el tratamiento de psicosis. Permitan que vuelva con el primer paciente, el Sr. D., que decía, "Ni siquiera hablaba". "Vi un articulo del Centro 388 y me dije ¿por qué no? Empecé mi tratamiento analítico, no fue nada fácil y costo mucho trabajo. Pero ahora, he vuelto a la escuela, hablo y tengo una vida nueva". En el Centro de tratamiento psicoanalítico, psicoanálisis se define como "un conjunto de prácticas éticas que promueven un espacio en las relaciones sociales de deseos inconscientes". Este nuevo tipo de psicoanálisis está abierto para los problemas que enfrentan los psicóticos, y se hizo posible por el trabajo de un psicoanalista, Willy Apollon. El Centro está ubicado en una hermosa casa en un bullente vecindario en el corazón de la ciudad de Quebec. Las instalaciones están abiertas 24 horas al día, todo el año no se da medicación en las instalaciones, no hay salas de aislamiento o restrictivas; El Centro opera con acuerdos orales. Elise dice: "Lo que me gusta del 388 es que la casa promueve la convivencia social, y no nos marginaliza". El Centro nació de la asociación entre una ONG, el GIFRIC, y una institución de salud pública, en la actualidad, el CSSS Vieille Capitale. El presupuesto del Centro se puso a disposición del Ministerio de Servicios Sociales en Salud Un tratamiento psiquiátrico completo es el primero de los tratamientos ofrecidos en el centro, realizado por un equipo interdisciplinario entrenado en tratamiento psicoanalítico. Este equipo, que está listo para todo, está encabezado por un psiquiatra-psicoanalista. Hay camas para tratar a los pacientes en crisis que se solían mandar a hospitales. Con estas camas in situ se evita la hospitalización. También hay talleres de arte, no terapia con arte, sino talleres con artistas reales, músicos, ceramistas, actores de teatro, y pintores. que permiten a los psicóticos inventar medios adecuados de expresión que las palabras no cubren. Siempre hay cosas que no se pueden expresar en palabras. El Centro también alberga actividades socioculturales: hay actividades de grupo que rompen el aislamiento y favorecen la creación de relaciones fuertes con otros mediante proyectos de estudio y trabajo. En el núcleo de todo esto hay sesiones regulares personales con un psicoanalista. A través del psicoanálisis, los pacientes psicóticos trabajan en "la cosa dentro de ellos" o "el monstruo", en sus palabras, que les hace la vida insoportable. Los pacientes son guiados través de su sufrimiento, y repasan por qué en sus ojos y en los de otros, su vida es una locura. Los pacientes hablan acerca de cualquier cosa con sus psicoanalistas; pero hablan en particular de sus crisis, las voces, los delirios, los sueños, los demonios internos... Hablan de los traumas en sus vidas e intentan hallar sentido a todo eso. Luego, los pacientes intentan encontrar otra forma de vivir con otros tal que pueden darle un nuevo significado a sus vidas. La meta es entender qué pasó con ellos, que cambió sus vidas profundamente. Un paciente explica: "Entendí que la psicosis es un lenguaje; que me toca a mí decodificar, para que pueda no volver a usarlo jamás". Otro paciente comparte su experiencia con el psicoanálisis: "En mi tratamiento, el largo proceso de desprendimiento fue difícil: liberarme de la jaula psicológica que me tenía confinado y excluido. Hoy ya no cargo con el peso de las voces de otros como yo. Para hacerlo, tuve que hallar la raíz de la fisura en mi niñez; y cuando la encontré, no pude simplemente arreglarla. Ahora bien, mi trabajo requirió que hiciera algo totalmente desconocido para mí: negociar. No pueden imaginar lo mucho que representa la negociación humana". En el 388, tenemos resultados. Aquí tienen unos datos objetivos del observatorio clínico GIFRIC. Primero, tenemos una reducción significativa en el número de hospitalizaciones 90% menos de días de hospitalización para un grupo de pacientes que habían estado en tratamiento por lo menos 3 años, en enero del 2012. Esto representa un monto sustancial de reducción de costos. El monto de medicación también se redujo, y la calidad de vida también mejoró: vivir en un apartamento, estudiar, trabajar, hacer amigos, un estilo de vida independiente... y poder reír otra vez. Los psicóticos pasan de estar socialmente excluidos a ser ciudadanos a plenitud. Ellos, como ustedes y yo, incluso pagan impuestos Hay dos tipos de datos subjetivos de los resultados: 1. Aquellos tomados de evaluaciones realizadas en 2002 por expertos del Ministerio de Salud. En su reporte, se interesan en pacientes que vieron que la personalidad de sus hijos se hizo más abierta y expresiva. Lo hicieron con el paso progresivo de etapas de reintegración social. Los expertos también notaron que los padres particularmente apreciaban como el tratamiento en el 388 permitía a los pacientes mejorar sus habilidades y alcanzar un estado de recuperación que sus familias habían dejado de anhelar. El segundo tipo de resultados nos importan más. (Foto de una escalera verde) Lo que más nos importa es cuando los psicóticos reciben el alta son los que más nos importan, aquellos cuyas vidas fueron salvadas por el psicoanálisis. Uno de dichos pacientes dice: "Solía lidiar las dificultades que enfrentaba en la vida encerrándome en mi imaginación. A veces se volvía una pesadilla: nadie quería escuchar lo que tenía en mi alma. Mi tratamiento analítico me salvo. El analista me acompañó, sin hacer juicios, por los recovecos de mis pensamientos. Ahora, puedo enfrentar los retos de la vida con la experiencia que he amasado en mi tratamiento". Para concluir. Hace un par de años, después de una visita al 388, un colega psiquiatra, ex director de un hospital psiquiátrico en Montréal así como representante canadiense en la OMS, en aquel entonces escribió lo siguiente: "Si el 388 no existiera, tendría que ser inventado". Gracias por su atención.