En el siglo XXI nos encontramos al frente de un pasado en constante expansión o una historia en constante expansión. Solo avanzamos al siglo XXI sobre la base de las cosas que se establecieron hace mucho tiempo. Los principios que rigen el funcionamiento de la representación visual son los mismos que hace 500 años, mil años, dos mil años atrás. Para mí tiene mucho sentido volver a los origines de todo y continuar desde allí, aceptar el reto de encontrar otra forma para que todo parezca nuevo, aunque no lo sea.