Gracias, Helder.
Estoy tan feliz de estar aquí.
Por cada conferencia
que tiene lugar en este evento
mi corazón se hincha,
porque todos los seres,
calidad para todos los seres.
Significa que realmente
no soy el último ponente.
Tendremos una oportunidad,
al final de la misma,
les pido que no aplaudan,
porque en realidad no soy yo
quien espero presentarles
sino todos aquellos seres allá afuera,
inseparables de nosotros,
inseparables y que están
hablando en este momento.
Damas y caballeros, vivimos
en una rocola de energía solar
y la Tierra es nuestra música.
Hace 30 años,
ese sonido cambió mi vida.
Estaba realizando un largo viaje
en auto de Seattle, Washington,
a la Universidad de Wisconsin.
Quería ser patólogo de plantas.
Paré el auto junto a la acera,
me bajé del coche y me acosté
en un campo para descansar.
Un trueno resonó por
todo el valle y dentro de mí,
sentí partes de mi cuerpo
que no sabía que existían.
Fue la primera vez
que escuché realmente.
Y me pregunté,
“¿cómo es que a mis 27 años
nunca he escuchado realmente?
Sentí que estaba viviendo de
forma increíblemente equivocada.
Si quieren oír, tienen que
querer cambiar y yo cambié.
Abandoné la universidad
y me hice mensajero en bicicleta
que cobraba un dólar por entrega.
Mi único objetivo era
convertirme en un mejor oyente.
Después de unas 10 000 entregas,
encontré a mi único profesor:
un micrófono binaural.
Un excelente profesor, dos oídos,
cabeza con densidad natural.
Imita a la audición humana,
pero lo más importante
es que no tiene cerebro.
Ése era mi problema.
Como tengo un cerebro,
había pasado toda la vida eligiendo
lo que valía la pena
escuchar y lo que no
y esto no es oír,
esto es deficiencia controlada.
Siempre que escuchaba
a través de ese profesor,
el maestro decía, hay más mensajes.
(Sonidos de animales)
¿Pueden oír?
¿Pueden oír la alegría
que hay en sus voces?
Conocí esos dos coyotes en un verano,
nunca los había oído cantar o
los había sentido así, de esa forma.
¡Quiero esa alegría!
Ellos tienen un mensaje.
Aunque sean cosas insignificantes,
como la nieve que se derrite
bajo el sol, viene otro mensaje.
(Sonidos de agua) Sin editar.
Cuanto más oía, más escuchaba,
y más oigo.
Estos mensajes se han sumado
en algo muy grande.
La Tierra es una rocola
que funciona con energía solar.
De verdad lo es
Cuanto más luz solar alcanza
a la superficie de la Tierra
más alto ella toca.
Todo lo que se precisa
son paneles solares
que capten la energía solar
y la entreguen al sistema bioacústico.
Esta es la Amazonia, luz solar máxima,
volumen máximo, muy diversificada.
Vayamos más al norte.
Aquí se encuentra Belice, menos
energía solar y ya se nota la diferencia.
Igualmente, hay mucha actividad.
Vamos un poco más lejos,
éste es el estado de Georgia
Toca una melodía diferente,
pero no tan fuerte.
Finalmente, mi estado de
origen Washington.
Una alondra, un espacio muy poético.
Un enorme contraste con la Amazonia.
La Tierra es una rocola
que funciona con energía solar,
lo que explica porque la contaminación
sonora es un enorme problema global.
Las áreas más iluminadas son
las más ruidosas del planeta
porque su consumo de
combustibles fósiles son de hecho,
el consumo y la liberación
de la luz solar antigua.
En los Estados Unidos,
como lo pueden ver,
está claramente indicado
el consumo de energía,
sólo quedan 12 lugares
identificados donde es posible vivir
la experiencia de estar
solos con la naturaleza,
sin contaminación sonora,
al menos por 15 minutos.
El promedio de un parque nacional es
de menos 5 minutos durante el día.
Esta es la ciudad de
Colstrip en Montana
y la estamos oyendo ahora.
Realicé esa grabación en el año 2007.
Esas cuatro grandes chimeneas del fondo,
en términos de ecológica acústica,
son enormes flautas emitiendo
ruidos de baja frecuencia
en la atmósfera y, entiendan eso,
las mismas cubren más de 1500 km²
debido a la distancia que el sonido
recorre, más de 1500 km².
En contraste con la oportunidad de oír
sólo los mensajes de la Tierra.
Silencio natural, lugares
sin contaminación sonora,
que alguna vez fueron tranquilos
como el agua y el aire puros,
hoy en día son
especies amenazadas,
que pueden desaparecer
sin darnos siquiera cuenta.
Nosotros hablamos mucho.
Y muy pronto llegará la hora
de que esos otros seres nos hablen
y creo que eso es posible sí.
Es un idioma universal.
Algunas personas hablan tanto
que crecemos hablando y creemos
que nuestros oídos han evolucionado
para que podamos escucharnos
los unos a los otros hablar.
¡Esto tiene total sentido! ¿No?
Pero, si fuera verdad,
seríamos la primera
especie de la Tierra
que ha evolucionado aislada
del resto de la naturaleza.
Vamos a ver cómo escuchamos.
Este es el espectro
de la audición humana,
bajas frecuencias del lado izquierdo
y altas frecuencias del lado derecho.
Lo interesante de esto es
que esas líneas no son rectas.
Son perfiles de igual intensidad
y la línea de abajo es
el límite de la audición humana.
Nuestros oídos están afinados
como instrumentos,
el área en amarillo muestra
que tenemos un pico de sensibilidad.
Somos super sensibles
entre 2 kHz y 5 kHz.
Eso es extraño,
porque casi todo lo que
les estoy diciendo ahora,
salvo por el sonido de la “S”,
está muy por debajo de esos valores.
¿Qué cosas de nuestro medio
ambiente se encuentran precisamente
entre los valores 2 a 5 kHz?
Vamos a escuchar.
(Canto de pájaros)
El canto de los pájaros.
Este es el Willie Wagtail
del campo australiano,
que canta para cortejar
y marcar su territorio.
Vamos a escuchar
lo que tiene que decirnos.
Siempre cantando así de alto.
Canta alto y con pasión todo el tiempo.
No sólo para cortejar
y marcar su territorio,
sino que también se expone
a posibles predadores
y lo que dice es:
el amor y el riesgo son inseparables.
Gracias, Willie.
Hay una cuestión más grande:
¿qué beneficio tenía
para nuestros antepasados
oír el canto de los pájaros distantes
para su supervivencia humana?
Imaginen que pertenecen
a una tribu nómada.
Somos 12 en el grupo,
hombres, mujeres y niños.
Migramos sólo por el hecho
de que el alimento se está acabando.
Llegamos a la cumbre de una montaña
y tenemos que elegir entre dos valles.
En un valle, no escuchamos nada,
no nos llega información.
Del otro valle,
oímos el canto de los pájaros,
y si están cantando, es porque
hay disputa por el territorio,
por los recursos naturales,
comida, agua
y hay abundancia suficiente
para criar a sus pichones.
Todo lo que precisamos para sobrevivir.
Cada uno de nosotros,
sin importar la edad que tengamos
seguimos siendo
como nuestros ancestrales.
Todavía estamos en aquella cumbre
y seguimos eligiendo
entre dos valles del futuro,
excepto que los valles cambiaron.
No existe más el valle silencioso,
tenemos sólo el valle...
Ésta es Seattle, en Washington,
donde fui mensajero.
Esta es una grabación de Seattle.
La enorme contaminación
sonora que produce esa área.
¿Cierto?
También sabemos, vitalidad cultural,
las personas que amamos;
y en el otro valle tenemos
la música de la naturaleza.
Este es el Parque Nacional Olímpico,
cerca de mi casa.
Y nuestros oídos nos dicen claramente
cuál es el ambiente más saludable,
pero la respuesta de nuestra elección
no está del todo clara.
No para mí. Sé que todavía
estoy evolucionando,
pero sé que podemos
salvar a nuestros parques
y a las áreas nacionales
de la contaminación sonora
para que podamos captar
los mensajes de la naturaleza
y traerlo de vuelta,
tornarlos más naturales,
más habitables.
No hay ningún lugar de la Tierra
que haya sido reservado
para que sea un santuario acústico,
libre de toda contaminación sonora.
El último mensaje
viene de la propia Tierra,
el más grande de todos los seres.
La Tierra está hablando.
En realidad, está cantando.
Cuando nace el sol, toda la vida canta.
en el llamado “Coro del Amanecer”.
Así como el Sol siempre
circula el planeta,
el nacer del sol ocurre desde los inicios,
la onda de la música de la Tierra también,
como una canción planetaria
sin fin en evolución,
alterando la composición
según evoluciona la vida misma.
Escuchemos un ciclo de 24 horas
reducido a un poco más de 1 minuto.
Comenzamos en el campo
australiano pasando por Asia,
después por África,
Europa y las Américas.
La Tierra es música.
Antes de entrar o de
intentar entrar en sintonía,
sólo precisamos hacer una cosa
antes de pensar sobre
cómo todo esto sucedió.
Es simplemente oir.
Les pido que permanezcan en silencio.
¿Podemos apagar el aire acondicionado?
¿Podemos abrir las puertas?
¿Es posible? Gracias.
Estuvimos tan ocupados
conversando los unos con los otros,
todo el tiempo,
teniendo los oídos preparados
para escuchar a los otros,
a todos los otros seres y aquí estamos,
sin ningún sonido.