(Campana) (Campana) (Campana) (Campana) Querido respetado Thay, querida noble sangha, hoy es el 11 de noviembre de 2018 y estamos en el Templo de la Bondad Amorosa, en New Hamlet, en nuestro retiro de las lluvias. El tema de hoy es muy interesante. Amor verdadero. Uy uy uy... (Risas) Me han pedido que hable del entrenamiento 14. Durante este retiro, hemos estudiado los 14 entrenamientos. Sabemos que el orden de los entrenamientos no es muy importante, lo importante es cómo los practicamos en la vida diaria. No asistí a la reunión en la que me asignaron este entrenamiento. (Risas) He intentado mirar con hondura para ver qué tenían en mente mis hermanos y hermanas, y en lo que tengo que decir sobre este tema del amor verdadero. Thay nos enseña que los 14 entrenamientos son la esencia misma de la Orden del Interser. Son la antorcha que nos ilumina el camino, la barca que nos lleva, el maestro que nos guía. Nos permiten tocar la naturaleza de interser en todo lo que existe, y ver que nuestra felicidad no está separada de la de los demás, ver que nuestra felicidad no está separada de la felicidad de los demás. El interser no es una teoría, es una realidad que podemos experimentar en cada momento de nuestras vidas. Los 14 entrenamientos nos ayudan a cultivar concentración y visión profunda, lo que nos libera del miedo y de la ilusión de un ser separado. Así que durante este retiro de las lluvias hemos estudiado cómo abandonar nuestras opiniones. Thay creó estos entrenamientos en plena guerra de Vietnam, cuando ideologías como el comunismo y lo que podemos llamar capitalismo, o quizás anticomunismo, dividían a las familias, separaban a los hermanos, rompían la sangha. Thay y la hermana Chan Khong sufrieron muchísimo a causa de este apego a las opiniones que veían a su alrededor. Y dijeron: "¿Cómo podemos entrenarnos para no quedar atrapados en las opiniones que dividen a nuestros amigos y familia?". No se trataba solo de sentarse a pensar: "Sí, ya veo, el comunismo tiene cosas positivas. No me gustan los comunistas", no era así. Es cuestión de vida o muerte. De qué lado estás. Y es algo a lo que no estamos acostumbrados en la forma de vivir que llevamos aquí en Plum Village en estos momentos, donde vemos que podemos compartir nuestras ideas y hablar con sinceridad. Los primeros entrenamientos tratan de las opiniones, de cómo liberarnos de las opiniones. También hemos hablado sobre el consumo, cómo las cosas que alimentan nuestro cuerpo y mente, el alimento comestible, las impresiones sensoriales, la volición y la conciencia, contribuyen a nuestra experiencia del momento presente, a la forma en que continuaremos en el futuro. Muchos de los entrenamientos tienen relación con cómo nos nutrimos por los ojos, las orejas, la nariz, nariz... (Risas) Lengua, cuerpo y mente. Sabemos que somos lo que comemos. En cuanto alimento físico y en cuanto impresiones sensoriales, en cuanto a nuestra disposición mental, nuestra volición, y en cuanto a conciencia. Hoy vamos a investigar un tema potente y delicado, que es la energía que nos ha traído hasta aquí tras cientos de millones de años. Así que no es un tema a tratar a la ligera, para despachar a la ligera. A veces la llamamos energía sexual, la energía reproductiva. Porque es una clase de fuerza vital. La llamemos como la llamemos, es lo que nos empuja desde dentro a perdurar en el futuro, no solo en este cuerpo físico, sino en generaciones sucesivas. El entrenamiento 14 nos invita a mirar con hondura este tema de la energía sexual. Así que empezaré por leer los entrenamientos, y luego practicaremos juntos la mirada profunda en ello. Entrenamiento 14: Amor verdadero. Tiene dos partes. Hay una para practicantes laicos y otra para monásticos. Una de las fuentes de los 14 entrenamientos son los preceptos del bodhisattva, que son muy populares en Oriente y en el Tibet. Eran preceptos para los bodhisattvas, e incluían a practicantes monásticos y laicos. Así que estos preceptos del bodhisattva inspiraron los entrenamientos. Y Thay los ha revisado, los ha actualizado para que sean relevantes en nuestros tiempos. Este entrenamiento concreto tiene una sección para laicos y otra para monásticos. Para los laicos: Consciente de que el deseo sexual no es amor, y de que las relaciones sexuales motivadas por el ansia no pueden disipar la sensación de soledad, sino que crearán más sufrimiento, frustración y aislamiento, estamos determinados a no iniciar una relación sexual carente de comprensión mutua, amor, y un compromiso a largo plazo, conocido por mi familia y amigos. Vemos que cuerpo y mente son uno, y nos comprometemos a aprender formas adecuadas de cuidar la energía sexual y de cultivar la bondad amorosa, la compasión, la alegría y la inclusión, para nuestra felicidad y la felicidad de los demás. Seremos conscientes del sufrimiento futuro que pueden causar las relaciones sexuales. Sabemos que para preservar nuestra felicidad y la de los demás debemos respetar los derechos y compromisos propios y ajenos. Haremos todo lo posible para proteger a los niños de abusos sexuales, y para evitar que se rompan parejas y familias por conductas sexuales erróneas. Trataremos nuestro cuerpo con compasión y respeto. Estamos determinados a mirar con hondura en los cuatro alimentos y a aprender formas de preservar y guiar nuestra energía vital, (sexual, espiritual y respiratoria) a fin de realizar el ideal del bodhisattva. Somos conscientes de la responsabilidad por traer nuevas vidas al mundo, y meditaremos con regularidad sobre su entorno futuro. Y el entrenamiento para monásticos: Consciente de que la honda aspiración de un monje o una monja solo es realizable cuando él o ella abandona los lazos del amor sensual, nos comprometemos a practicar la castidad y a ayudar a los demás a protegerse. Somos conscientes de que la soledad y el sufrimiento no pueden ser aliviados por medio de relaciones sexuales, sino por la práctica de la bondad amorosa, la compasión, la alegría y la inclusión. Sabemos que una relación sexual destruiría nuestra vida monástica, nos impediría realizar nuestro ideal de servicio a todos y dañaría a los demás. Aprenderemos formas apropiadas de cuidar de nuestra energía sexual. Estamos determinados a no reprimir ni maltratar nuestro cuerpo, y a no considerarlo un mero instrumento. Aprenderemos a tratar nuestro cuerpo con compasión y respeto. Miraremos con hondura en los cuatro alimentos para preservar y guiar nuestras energías vitales, sexual, espiritual, respiratoria, para realizar nuestro ideal de bodhisattva. Podemos escuchar la campana. (Campana) (Campana) Sabemos que Buda, por lo que sabemos, Buda tenía una compañera, estaba casado y tenía un hijo. Cuando era joven, tenía todo lo que se consideraba apropiado para un joven rico, es decir, acceso a muchas jóvenes. Un estatus en la sociedad. Había experimentado relaciones sexuales antes y después de casarse. Y tomó una decisión muy interesante, dejar el hogar e irse al bosque. Vio a un monje que vivía de forma simple en el bosque, vio cierta alegría, quizá felicidad. Y se dio cuenta de que para lograr esa alegría tenía que cambiar de vida tenía que cambiar profundamente. Entonces, en la India, cuando un joven decidía irse como vagabundo, eso implicaba una práctica llamada brahmacharya. Literalmente significa 'moverse con Brahma'. Brahma es como un dios, puede ser el universo entero. Pero brahmacharya concretamente se refiere a la castidad. En ese sentido se conoce gracias a las cuatro etapas de la vida de la tradición hinduista. Brahmacharya es la etapa en que eres un estudiante. Se supone que eres célibe, porque estás estudiando, aprendiendo el camino. Solo tras completar esa etapa puedes tener una familia. Así que Buda siguió su instinto. No creo que tuviera muy claro cuál sería su futuro. Pero vio que en su vida había sufrimiento y no creo que pensara que ese sufrimiento era solo causado por el hecho de estar casado, o por el deseo sexual. Creo que vio que desempeñaba un papel. Y quería comprender mejor la naturaleza del sufrimiento. No considero esta historia necesariamente como una invitación para dejar el hogar y hacerse monje o monja, aunque son bienvenidos si quieren hacerlo. Es una forma de reconocer la importancia de la mirada profunda en esta energía interna que nos es transmitida en una cadena ininterrumpida desde hace 1500 millones de años, más de 2000 millones de años, quizá. Y ha llegado en cada una de las células de nuestro cuerpo, con la necesidad de perdurar, de reproducirse en generaciones futuras. Hay muchos seres vivos, o entes parecidos a seres vivos que no sobrevivieron. Por lo que no son nuestros ancestros. No es que todos nuestros ancestros tuvieran un fuerte deseo sexual, pero este deseo nos ha sido transmitido. Por eso estamos aquí. Sin eso, sin la atracción entre macho y hembra de cada especie, es poco probable que quisiéramos unir dos cuerpos para poder perdurar a través del acto sexual. Es poco probable si no hubiera ese deseo, esas sensaciones. Por tanto, es comprensible que la sintamos con gran fuerza. Al menos, muchos de nosotros. Porque a través de muchas generaciones se ha seleccionado esa fuerza, esa energía, una y otra vez, y otra, y otra, y otra. Es verdad que gracias a la cultura humana, que ha sido... que ha subyacido, que ha perdurado, no nos basamos tanto en el deseo sexual. Por ejemplo, sabemos que en Europa, y en India y China también, los matrimonios solían concertarse. Las personas tenían poca elección, quizá era una cuestión de diplomacia. Pero sobre todo, creo que podemos decir con certeza, que nuestro deseo de unirnos como hombre y mujer, o incluso... Sí. Por ahora, hablamos de la unión entre hombre y mujer, ha sido seleccionada y quizá se ha hecho cada vez más fuerte. Eso no supone que no haya otra clase de atracción sexual entre dos hombres, o dos mujeres. Está claro que eso hace también parte del mismo proceso. Pero esa necesidad, ese deseo entre hombre y mujer, ha sido cultivado. Porque cuando miramos hondamente con los ojos del no yo, no vemos que yo sea solo este cuerpo, nos vemos como parte de una corriente que viene de los ancestros. Podemos observar con hondura esa corriente y veremos que hay cosas que han evolucionado. Por ejemplo, algunas cosas se han perdido. En el retiro de verano me gusta observar a los niños trepar a los árboles. Cuando los observo con detenimiento, moviéndose por los árboles con tanta soltura, colgados, a veces de un solo brazo, cuando desaparece mi preocupación y miedo, miro con hondura y veo que puedo ver a mis ancestros, a nuestros ancestros, quienes también vivían en los árboles. Al principio vivíamos en los árboles. Como yo a esa edad, también eran muy hábiles para saber dónde poner el pie, dónde sujetarse en las ramas. Podían saber si la rama aguantaría, o si estaba seca y se rompería, o si sería flexible, pero demasiado fina. Toda esa sabiduría ancestral ha llegado a nuestras manos. El desarrollo de un embrión se relaciona a menudo con nuestro propio desarrollo evolutivo. Para un ojo no entrenado, es muy difícil ver la diferencia entre un embrión humano y el de un pollo, por ejemplo. De la misma forma, nuestro pasado evolutivo puede ser visto en el desarrollo de un joven. Así, cuando llegamos a la pubertad y nuestro cuerpo se desarrolla, perdemos en cierto modo esa capacidad. Y eso se parece a nuestra evolución como seres humanos, cuando... Parece que el clima en África se hizo más frío, y tuvimos necesidad de ir a las praderas y de caminar largas distancias tal vez en busca de raíces para comer, o incluso quizá tuvimos que cazar, y nuestro tendón de Aquiles se alargó, el arco plantar se volvió más rígido. Nuestro cuello desarrolló la capacidad de mantener la cabeza firme, incluso mientras caminamos o corremos, y erguida. Así, esa evolución supuso que algunos rasgos desaparecieran, como por ejemplo nuestra capacidad de sujetarnos a una rama por los pies. Si alguna vez lo han probado, saben qué difícil es subir a un árbol solo con los pies. Ya no era un rasgo útil, o era más útil poder correr por la sabana. Lo cuento para que no consideremos que este proceso de impermanencia, esta corriente de ancestros va siempre en dirección de mejorar las cosas. Esa es una percepción errónea. Se trata de seleccionar el rasgo más apropiado al momento presente. Esa es una forma más adecuada de hablar de la evolución. Seleccionar lo más apropiado y adaptado al momento presente. Pero requiere tiempo. Un tiempo mucho más vasto del que solemos ser capaces de imaginar. Y aquí estamos, en esta situación en el momento presente, en que nuestro entorno cambia más rápidamente que nuestra capacidad para adaptarnos. Este es un momento interesante, y creo que ya en tiempos de Buda, Buda vio algo de esto. Tuvo una visión profunda de ello. Vio que no estamos muy adaptados a vivir en casas polvorientas. Así que dejó su casa y se fue a vivir en el bosque, reviviendo de cierto modo la herencia ancestral evolutiva, usando su propio cuerpo como laboratorio para comprender quién era de verdad. Dicho de otra forma, ¿a qué forma de ser, de vivir, estoy mejor adaptado? Los invito a considerar el camino de Buda y su vida, y la comunidad que construyó desde ese punto de vista. El punto de vista de los ancestros, el linaje ancestral, y buscar nuestro verdadero hogar. Encontrar el hogar verdadero. Podemos escuchar la campana. (Campana) (Campana) En la lista budista de formaciones mentales hay una llamada jivitendriya. [jivitendriya] 'Jiva' es vida, y 'endriya' es facultad, la facultad vital. la energía vital, un tipo de fuerza vital que nos impulsa a tener una continuación en el futuro. Cuando empecé a practicar, tomé esta energía sexual como parte central de mi práctica. La observaba con detención cuando meditaba sentado. Porque sabía que quería hacerme monje. Pero cerca de un año después de tomar esa íntima decisión, surgió en mí la semilla de la paternidad, de tener una familia. Estaba en el monasterio Maple Forest, en Vermont, la hermana Chan Duc estaba allá, era el retiro de verano, y recuerdo estar en un compartir del Dharma, y estaban allí unas hermanas monásticas. Y hablé de eso. Sobre ese tema, y creo que yo tenía ¿quizá 26? 26 años. Puede sonar algo egoísta, pero sinceramente, cuando era joven no pensaba mucho en formar una familia. Pero eso no quiere decir que no tuviera resoluciones sexuales. Así... En realidad, tomar la decisión de hacerme monje en cierto modo me hizo cambiar de opinión. Y después de practicar durante un año. vi surgir en mí esa fuerte necesidad. Gran parte de ello se basaba en la felicidad que conocí siendo joven en mi familia. Ya saben, recuerdos de las vacaciones, de hacer esquí acuático, de mi casa, mi padre y mi madre. En invierno íbamos a patinar. Todos esos felices y agradables recuerdos de la infancia. Y brotaron con fuerza, como una cálida sensación dentro de mi pecho. Así que hablé de ello en el círculo de compartir el Dharma. Y poder hablar de ello fue ya muy sanador. Creo que era la primera vez que se lo contaba a alguien. Una de las hermanas presentes, la hermana Susan, quizá algunos la recuerden, dijo algo que no he olvidado y que me afectó profundamente. Sabrán que estuvo en esta comunidad muchos años, y que antes de venir a Plum Village ya vivía en una comunidad de práctica. Y en aquella comunidad, no era una monja célibe, antes ella tenía una familia. Y lo que me dijo es que un monje o una monja hace parte de la familia humana. Nuestro amor no tiene límites. Nuestro amor ya no está reducido a una sola familia biológica. Y de cierto modo, podemos vernos como el padre, el hermano, la madre, la hermana, la hija, el hijo, en toda situación. Y aquello fue... Esa sensación tan fuerte que no podía separar del deseo sexual, porque tiene una relación, pudo al fin liberarse. No desapareció, solo se liberó, ya no tenía... Me di cuenta de que ponía límites a esa emoción, que estaba limitada por los recuerdos de mi familia. Limitada por las normas aceptadas en la sociedad, que no incluyen hacerse monje o monja, al menos donde yo crecí. Y así, esas ataduras me liberé de ellas al tomar este camino de liberación, que está fuera de esos límites. Era algo que no podía explicar con facilidad a los que me rodeaban. Y de pronto me sentí solo, aislado. Esa cálida energía, esa energía vital parecía quedar limitada a aquella idea, a aquel contexto de una familia similar a esa en la que crecí. Así que en aquel momento, al escuchar hablar a aquella hermana, me sentí completo de nuevo, sentí que ya no existía un límite. Y que esta energía podía manifestarse. Por un lado, no tengo que reprimirla. Puedo permitir que florezca como es, puedo permitir que aparezca sin quedar separada de lo que amo, me veo unido con ella. Unido con la sangha, unido con el maestro, unido a toda la familia humana, a todos los seres vivos, etc. Tocar esta energía vital, de la que Thay habla en los entrenamientos, es muy importante, y comprender su naturaleza. Thay habla de tres aspectos de esta energía. Vamos a investigar con hondura los cuatro tipos de alimentos. Recuerden lo que aprendimos hace unas semanas: alimentos comestibles, impresiones sensoriales, volición y conciencia. Para preservar y canalizar nuestra energía vital, sexual, respiratoria, espiritual, en bien de realizar nuestro ideal de bodhisattva. Así aprendemos formas apropiadas de cuidar de nuestra energía sexual. Esto está algo tenso. La forma en que practiqué, en que aprendí de Thay a trabajar y entender esta energía, trabajar con ella, comprenderla, fue usando la plena conciencia de la respiración. En la práctica de la conciencia de la respiración, empezamos siendo conscientes de la inspiración y de la espiración. [1 consciente de I + E] El primer paso. Al inspirar, sé que estoy inspirando. Al espirar, sé que estoy espirando. Empezamos por la respiración. De hecho, el aliento lo atraviesa todo. Esta energía vital nutre todas las células del cuerpo, penetra en el flujo sanguíneo y genera respiración dentro de cada célula del cuerpo, nos nutre. Hay una historia que quizá conozcan. Una especie que se reproduce sobre el planeta Tierra con tanto éxito, que se expande y ocupa todo su nicho ecológico. Tras descubrir la forma de explotar el carbono que encuentra en su medio, su presencia domina en tal medida que cambia de forma drástica la composición de la atmósfera. Las demás especies deben adaptarse a este nuevo medio tóxico o extinguirse. Y un número extraordinario de especies se extinguen. ¿Alguien sabe de qué especie se trata? Sí, alguien lo señala aquí. Suena conocido. Es una especie llamada cianobacteria. ¿Alguien ha oído hablar de las cianobacterias? Bien, veo una mano. Gracias. Un granjero feliz, evidentemente. Espero que él conozca las cianobacterias. Ahora las llamamos cloroplastos. Es el motor, la energía generada en una estructura dentro de toda planta, creo del planeta hoy en día. Hace unos 2400 millones de años, una pequeña bacteria muy parecida al cloroplasto actual flotaba en la superficie del océano. Había desarrollado la capacidad de tomar la luz del sol y el carbono de la atmósfera. Tomar el CO2 de la atmósfera y expulsar O2, oxígeno, a la atmósfera. Y al final, cuando toda el agua natural y los repositorios naturales para retener el oxígeno se colmaron. el oxígeno salió a la atmósfera. A veces se le llama la Gran Oxigenación. Antes, la mayoría de los seres vivos eran anaeróbicos, no sobrevivían en una entorno rico en oxígeno. Muchos científicos piensan ahora que esos organismos se formaron en las fumarolas suboceánicas, que emitían gases calientes del centro de la Tierra. Y tras millones y millones de años, desarrollaron una especie de cualidad vital. Y de ese linaje nacieron las cianobacterias, que por primera vez pudieron tomar la energía del sol, en vez de energía de otras fuentes, y transformar el dióxido de carbono en oxígeno. Y por eso podemos hoy respirar. Todo ese oxígeno favoreció a las especies que aprendieron a respirar. Pudieron desarrollar la respiración. En cada célula del cuerpo tenemos células que pueden absorber oxígeno y usarlo para generar energía y azúcares a partir de la comida. Sin esa Gran Oxigenación, no estaríamos aquí. Así que según la forma en que lo mires, la cianobacteria fue la gran destructora de la atmósfera del planeta o la gran renovadora. Depende de tu punto de vista. El anaeróbico o el aeróbico. Cuento esta historia para comprender por qué Buda pone el acento en la conciencia de la respiración. Nutre cada célula del cuerpo cuando inspiramos y espiramos. Al ser conscientes de la respiración, honramos nuestra herencia evolutiva, nuestra herencia ancestral como seres vivos aeróbicos. Así que empezamos por la conciencia de la inspiración y la espiración, y continuamos por seguir la inspiración y la espiración. [2 seguir I+E] Y desarrollamos la concentración. Thay decía a menudo que es como si este marcador fuera la respiración, y el dedo nuestra atención. Así, al inspirar somos conscientes del aire que empieza a entrar, durante toda la duración de la inspiración. El dedo acompaña la respiración todo el tiempo. Y luego, hacemos lo mismo con la espiración. A veces, nuestra atención se dispersa. Pensamos, nos preocupamos por el futuro, por el pasado, entonces sonreímos, porque somos practicantes, y sabemos llevar la atención de nuevo a la respiración mientras entra y sale. Este es el entrenamiento, seguir la inspiración toda su duración y seguir la espiración toda su duración. La concentración no es complicada. No tienes que poner esta cara para concentrarte. Solo mantienes la plena conciencia a lo largo del tiempo. Y luego eres consciente de tu cuerpo. Esta conciencia de la respiración nos pone en contacto con nuestro cuerpo. Vemos que este proceso de respiración no es solo el aire que entra en la boca y en los pulmones, penetra también en el flujo sanguíneo y relaja el cuerpo, genera energía y contribuye a esta energía vital. Al inspirar, conciencia del cuerpo. [3 conciencia del cuerpo] Una de las cosas relajantes al oír hablar a nuestro maestro es que durante toda la charla Thay mantiene la conciencia de su respiración. Está relajado. Cuando oímos hablar a la gente, suelen hablar muy rápido, solo para dar información. Y sientes el estrés, y todos se estresan y solo quieren alejarse. Pero con Thay, tienes ganas de quedarte mucho tiempo, una hora, dos horas, casi tres horas. Y sientes calma y paz de algún modo. Eso es lo que Thay nos ha enseñado. Incluso cuando hablamos, o caminamos, o comemos, mantener esta conciencia del cuerpo y de la respiración. Y al hacerlo, relajamos el cuerpo. [4 relajar el cuerpo] Calmamos el cuerpo. Quiero decir, calmar. [4 calmar el cuerpo] Cuando la mente queda atrapada en una emoción como la ira, no necesitamos buscar más allá de la respiración para comprender lo que pasa. La respiración se acorta. Los músculos se contraen. Siendo conscientes del cuerpo, podemos ver que la ira se manifiesta. Nuestro cuerpo nos lo dice. A veces la mente es tramposa, Nos dice: "¿Yo? Yo no estoy enojado". Pero el cuerpo lo sabe. La respiración lo sabe. Por eso empezamos por ser conscientes de nuestro cuerpo. Y cuando estamos relajados, cuando nada perturba nuestra mente y toda la atención está en el cuerpo, nos calmamos de forma natural. Esto es desarrollar la respiración. A lo largo de los 16 ejercicios de plena conciencia de la respiración, desarrollamos la respiración, la energía vital del aliento. Y la comprensión de este aliento. Pero en concreto cuando empezamos, empezamos por la respiración. [RESPIRACIÓN] La siguiente etapa de la práctica... ¿Todos lo tienen? Creo que ya lo conocen, ¿verdad? Aprendemos a generar alegría. [5 generar alegría] Recuerdo cuando empecé a practicar la plena conciencia del cuerpo, de las sensaciones, de la mente y de los fenómenos, cuando descubrí el sutra del establecimiento de la plena conciencia, descubrí que me era posible generar alegría en mí sin depender de nada ajeno. Nada que comprara, ninguna película que hubiera visto, ni siquiera un pensamiento, como un recuerdo feliz, o imaginar una felicidad futura. Que era posible de verdad aprender a tocar la fuente de la alegría en mi mente, en mi cuerpo, y dejar que manara como un manantial. Para mí, supuso una liberación enorme. De repente me vi liberado de las circunstancias exteriores. Claro, no duró mucho tiempo. Porque me fui y aprendí que tenía que practicar con regularidad. Así que tomé el compromiso de sentarme cada mañana, al despertar, y también por la noche. Era muy diligente, muy estricto. A causa de esa alegría, de haber tocado esa alegría, y nadie tenía que decirme qué hacer. Venía de mí mismo. No era que los hermanos tuvieran que llamar a mi puerta: "Oye, levántate para la meditación sentada". O que mi mente me riñera si me quedaba a dormir. Esa alegría era lo que quería. Quería ser capaz de cultivar esa alegría para que se quedara mucho tiempo. Y quería aprender a hacerlo, quería aprender técnicas que me ayudaran a hacerlo. La siguiente es generar felicidad. [6 generar felicidad] Bien, muchos ya lo sabemos, pero lo digo de nuevo para tener una base para investigar la energía sexual. Porque cuando somos capaces de generar alegría y felicidad que no depende del deseo sexual, damos un primer paso hacia la libertad. Hoy en día, existen imágenes y sonidos accesibles en Internet con tocar un botón. Puedo tocar nuestra semilla de deseo sexual. En un momento de... Nos sentimos cansados, solos, buscamos algo de alegría, algo de felicidad, y basta con darle a una tecla y ahí está. He sabido que hay hombres a quienes se les despierta la semilla del deseo con solo encender el ordenador. El condicionamiento es muy fuerte, ni siquiera necesitan las imágenes, encender la computadora ya excita la semilla de deseo sexual. Podemos escuchar la campana. Y les invito a mirar en su interior, ahora vamos a observar la energía sexual en nuestro cuerpo y mente, para ver si podemos mirar con hondura y tocar su naturaleza con el ojo de la mente al oír la campana. (Campana) (Campana) ¿Ha sido una meditación exitosa? Es... Para mí no es difícil. Puedo entrar en contacto con esa energía en mi cuerpo al instante, porque lo he practicado todos los días casi una vez por minuto. Y no me avergüenza decir que es parte de... Soy monje desde hace 15 años, son 15 años de celibato. Y no ha pasado un solo día sin que haya tenido que observar en cierto grado esta energía en mi cuerpo. Por eso es una meditación de la que no me cuesta hablar, nunca he hablado tanto de ello en una charla del Dharma larga como esta, pero... (Risas) Pero me siento muy cómodo, porque sé, sé cuándo estoy accediendo a esa semilla de deseo sexual. Al invitarla a brotar, sé cómo invitarla a que deje de brotar. Sé cuándo llegan los momentos en que estoy triste, o enojado, o solo, y estoy buscando una forma de estimular esa semilla de deseo sexual. Pero también sé qué hacer, cuando pasa esa fiebre, como lo describía un hermano el otro día, cuando enfermamos y sube la temperatura del cuerpo. Se parece a eso. Sientes esa fiebre, aparece y luego desaparece. Por eso, los monjes y las monjas nos hacemos muy hábiles en manejar esa energía con cariño y amor. No reprimiéndola, sino sabiendo cómo eliminar... el agua, el alimento de esa semilla. Esa es la siguiente etapa. Cuando hemos aprendido a tocar las semillas de alegría y de felicidad, podemos hacernos conscientes de la energía sexual, del deseo sexual. [7 consciente del deseo sexual] Tiene una forma. Es cierto tipo de sensación. Y en el cuerpo, aprendemos a comprenderla, y sobre todo aprendemos a cultivar alegría y felicidad sin tocar aún esa semilla. Tocamos una alegría y una felicidad que no están... teñidas por el deseo sexual. Eso te ayuda a desarrollar tu comprensión de su naturaleza. Aprendes a ser un jardinero hábil en el jardín de tu mente. Mucha gente no sabe hacer la separación, no sabe distinguir el orégano de la albahaca, por ejemplo. ¿Cuántos de nosotros saben reconocer el orégano? Pueden ser sinceros. Gracias. Bien, si no sabes reconocer el orégano, y no sabes... La mayoría sabemos reconocer la albahaca, probablemente. Porque a veces la ponen en la pizza, es fácil. Ponen también orégano, pero está molido, no se ve con claridad. Un buen jardinero sabe plantar orégano, y qué hacer... En realidad, en Francia no hay que plantarlo, está por todas partes en las cunetas. Pero sabemos cultivar albahaca. Y también sabemos distinguir la albahaca de las malas hierbas. Quizá aparezcan algunas malas hierbas en nuestro jardín, y no queremos... Queremos favorecer la albahaca. Así que volvemos a lo que dije al principio sobre nuestra situación actual. El cuerpo humano no está muy adaptado al medio en el que se encuentra. Cuando vamos al Lecrec de compras, y escuchamos una canción de amor, y vamos andando y pensamos: "¡Qué bien me siento! ¿Por que no comprar esto?" Ellos son muy hábiles, saben cómo regar esa semilla, no demasiado, solo un poco, lo justo de deseo sexual en nuestra conciencia para que tengamos un sensación agradable. Pensemos en alguien lamentándose por los altavoces sobre su amor, te amaré siempre, siempre, siempre. Y luego pensamos... Eso toca esa semilla en nosotros de relaciones amorosas del pasado, cuando tuvimos esas sensaciones, y queremos comprar de todo porque nos sentimos muy bien. ¡Ah! ¡Qué maravillosa relación tuve en el pasado! Por eso intento ir al supermercado lo menos posible. En los bordes de la carretera vemos también imágenes, como cuando hablábamos del ordenador, con tocar un botón. Vemos todo tipo de pornografía. Este entorno moderno en el que vivimos, en realidad no estamos muy adaptados a él. Antes solía estar estimulado sexualmente casi sin pausa a lo largo del día en estas formas sutiles. Así que esta energía primigenia, que existe para hacernos perdurar, ha sido incorporada a nuestro entorno. Está siendo condicionada por nuestro entorno. Quiero pedirles algo: cuando observan y son conscientes de esa energía sexual, ¿se trata de la fuerza vital? ¿O es solo un anuncio? ¿Es solo una canción de amor? ¿Es tan solo una imagen del ser amado? ¿O se trata de ese ser de verdad? Thay dice que no nos enamoramos de otra persona, nos enamoramos de la imagen de esa persona. Y con el tiempo, cuando la imagen se separa de la realidad, aparece el sufrimiento. Estamos condicionados por las imágenes de las revistas, por la pornografía en Internet. Reducimos nuestra búsqueda en Google a la imagen exacta de esa persona ideal. Y cuando la vemos, perdemos el control. Estamos abrumados. ¡Es "ella"! ¡Es la persona que estoy buscando! (Risas) Pero, ¿lo es? ¿O es tan solo una creación de nuestra mente? El Sutra de la plena conciencia de la respiración nos invita a investigarlo. Pongo aquí el deseo sexual como una formación mental. El séptimo paso es ser consciente de las formaciones mentales. En este caso, investigamos la formación mental llamada deseo sexual. Y cuando aprendemos a calmarnos, descubrimos su naturaleza y calmamos la energía del deseo sexual. [8 calmar la energía sexual] Hay muchas formas de aprender a hacerlo. En los entrenamientos se dice: "Debemos ser conscientes del sufrimiento futuro por nuestras relaciones sexuales." Pero este es el entrenamiento. Nadie está obligado a entrenase en los 14 entrenamientos. Mucha gente se queja: "¿Compromiso a largo plazo?" (Risas) "¿Por qué no podemos ser libres?" Sí, podemos ser libres mientras no estés enamorado de una imagen. Y te reto a probar que no estás enamorado de la imagen de esa persona sin asumir un compromiso a largo plazo. Te reto. ¡Buena suerte! Porque... Cuando tomé los cinco entrenamientos, había una expresión parecida. Cuando los leí por primera vez, no los tomé inmediatamente. Sino que practiqué un año e hice un experimento. A veces recaía en mis antiguas energías de hábito, y luego practicaba lo que aprendemos, seguir la inspiración y la espiración. Practiqué para mantener la plena conciencia durante toda la experiencia de una relación sexual. No solo en el momento en que es realmente interesante, también en las partes que no son tan interesantes, que pueden tener relación con esa experiencia. Las que vienen después, a veces días después, a veces semanas después, o meses después. Y puedo decirles, tras 15 años de monacato, a veces 15 años después, mientras estoy sentado en meditación. La causa es que estaba enamorado de la imagen de la otra persona. Y a veces esa imagen regresa. Y regresa la pasión, brota esa semilla, y pienso: "¡Era tan agradable!" En cierto modo esa pasión oculta nos impide ver lo que ocurre en realidad. Lo que realmente estamos haciendo en el momento presente. Y debemos ser muy cautos. Los monásticos nos entrenamos para reconocer esa pasión, ese apego en cuanto aparece, y no aplastarlo contra el suelo con un martillo, sino cuidar de ella, abrazarla. Esa es la belleza de la transmisión de Thay a la sangha, porque en muchos monasterios budistas tradicionales se aplasta. ¡Lo amputas! Y, como ya sabemos, cuando intentas evitar que las semillas broten de la tierra, lo que hacen es extender sus raíces, a veces muy lejos. Con el bambú, a veces intentas... Lo cortas y lo cubres con tierra, pero las raíces siguen creciendo, y encuentran otro lugar donde brotar, a veces a diez metros. El deseo sexual es igual. Si lo oprimimos, encontrará otras vías para surgir. No se da una circulación saludable de nuestras formaciones mentales, esta energía sexual no circula de forma saludable. Y Thay nos ha entrenado a los monásticos a tener una relación sana con nuestra energía sexual. Luego está el espíritu. Hemos aludido a la respiración. Estas cuatro son para observar nuestra energía sexual. Luego Thay nos presenta [SEX] la energía llamada espíritu. Espíritu. Podemos escuchar la campana. (Campana) (Campana) [energía vital] [SEXUAL-RESPIRACIÓN-ESPÍRITU] Espíritu. Esta palabra tiene la misma raíz que "respirar". El aliento. Tiene relación con la mente, reconoce que la mente está conectada con el aliento. En las siguientes etapas de respiración consciente nos hacemos conscientes de la mente. [9 consciente de la mente] Somos conscientes de los pensamientos que aparecen. Cuando contemplamos esos pensamientos, vemos que son el alimento de las formaciones mentales, como el deseo sexual. Somos conscientes de dónde pone la atención nuestra mente. ¿Hay una imagen en mi mente? Quizá una imagen erótica. Lo observamos y vemos que eso riega en nosotros la semilla de deseo sexual. Es muy sencillo. Solo que no lo reconocemos. No tomamos distancia para hacer que brille sobre él la luz de la conciencia. Esa es la propuesta que nos hace el sutra. Al inspirar, soy consciente de mi mente. Al espirar, soy consciente de mi mente. Consciente de lo que ha aparecido en mi mente, ante el ojo de la mente. Cuando observamos la respiración, la respiración es el objeto de nuestra meditación. La plena conciencia es siempre plena conciencia de algo. Podemos ser conscientes de la respiración, podemos ser conscientes de... Podemos imaginar el rostro de una persona que nos parezca muy atractiva, y así puedo regar la semilla de deseo sexual. Por tanto, se convierte en una fuente de alimento. Eso es lo que hacemos día tras día. Y cuando paramos, cuando llevamos la atención de nuevo al aliento, esa semilla no recibe más riego. Creemos que hay un "yo" que actúa por nosotros, que yo soy el que actúa. Pero se trata de proceso de condicionamiento. Los nutrientes penetran, impresiones sensoriales, volición, conciencia. Si cultivamos la semilla de tener relaciones sexuales múltiples, eso se hace realidad. Si cultivamos la semilla de ser consciente de la respiración, de calmar cuerpo y mente, eso se hace realidad. El lugar donde ponemos la atención es lo que está en el plato de la mente, como si hubiera comida en un plato ante nosotros. O quizá eso que aparece en el ordenador. Que aparece en el monitor. Esto es lo que estamos entrenando aquí, a cada instante, ser consciente de lo que está presente en nuestra mente. Luego aprendemos a alegrar la mente. [10 alegrar la mente] Aprendemos a hacer brotar ese tipo de pensamientos, a poner la atención en esas cosas que generan alegría y felicidad. Profundizamos en la raíz. Aprendemos a generar alegría y felicidad, y luego ahondamos para ver, ¿qué ocurre realmente ahí, en la raíz? ¿Cómo podemos obtener nutrientes de nuestro pensamiento, de la atención, que alimenten la alegría y la felicidad? Entrenamiento de la mente, entrenamiento mental. Aprendemos a sublimar esta energía vital que se manifiesta como deseo sexual. Y la dirigimos al aliento, al espíritu, a la conciencia de la energía sexual. Pero sin ser arrastrados por esa energía, o ser empujados por esas imágenes a las que estamos apegados, que nos ciegan. Y al alegrar la mente, la mente se apacigua, no busca nada fuera de ella. Ya no busca esas imágenes, no se deja arrastrar con facilidad por la música del supermercado, o los anuncios que se ven junto a la carretera. Ayer leí una historia de un antiguo discípulo de Thay. Muchos saben que Thay está en Vietnam, en su templo de origen. Ha tomado el compromiso de quedarse allá hasta el fin de sus días. Y muchos hermanos y hermanas de la comunidad se preparan en este momento en previsión de que mucha gente se interese de repente por la vida de Thay y poder explicar cosas de la vida de Thay. Una de esas hermanas me envió un documento de un antiguo estudiante de Thay, llamado Jim Forest, que estudió en () y en la Delegación Budista por la Paz en París en los años setenta. Cuenta la historia de una vez en que caminaban por el barrio de Tenderloin en San Francisco, que es, creo que aún es algo... Lo ha dicho Michael. Es la zona... Creo que es un poco donde abundan los sex shops, y espectáculos de esos, ya saben. Creo que en París también hay algo así. De algún modo acabaron caminando por San Francisco y llegaron a ese... Y en la historia, Jim contaba que pensaba: "¡Cielos! ¿Cómo he podido llegar a este barrio con Thay?" (Risas) Intentaba mirar solo hacia deante, caminar sin ver nada. Pero entonces llegaron a un local donde se anunciaba un espectáculo. Y Thay se giró y se quedó mirando. Y tengo la impresión de que Thay miraba como miraría una hoja de otoño, o una brizna de hierba. (Risas) Con una mirada de asombro. Porque creo que en Vietnam no es muy común ver en la calle... Thay miraba imágenes de mujeres que invitaban a entrar. Y debajo estaba escrito: "Solo los mayores de 21 años con un documento pueden entrar". Entonces, Thay se giró hacia Jim y dijo: "Jim, ¿eres mayor de 21?" (Risas) Y Jim respondió: "No, Thay". Claro que Jim era mayor de 21 años. Pero Jim tenía una profunda comprensión de la pregunta de Thay. Thay no le estaba preguntando exactamente si ya tenía 21 años. Cuando un maestro zen te pregunta algo, hay muchos niveles de significado. Así que Thay dijo. "Muy bien. Yo tampoco". (Risas) Claro, Thay tenía más de 40 años. Pero Thay dijo: "Yo tampoco. Así que no tenemos por qué entrar ahí". Y siguieron caminando. Me encanta esa historia, porque la forma usual de practicar es una especie de baipás espiritual. Solo queremos pasar de largo. Tenemos miedo, ¿verdad? Como se dice en el entrenamiento, tenemos miedo, la ilusión de un ser separado. En ese miedo, para mantener la ilusión de la existencia de un ser separado, cerramos nuestra visión. Miramos solo así. Pero Thay se detuvo y miró. Thay quiere ver de verdad qué está pasando. Hay alguien en nosotros que quiere ver de verdad qué está pasando. No queremos cegarnos ante la realidad. Ahí dentro hay mujeres jóvenes, estos espectáculos son su medio de vida. Thay observa esa situación con detenimiento y compasión. Si nuestra práctica es así de sólida, no somos tentados, no somos arrastrados, la emoción no nos vence. Y podemos sonreír con asombro, con una mirada de asombro. Aquí, ser menor de 21 años significa que preservamos nuestra inocencia, nuestra alegría, nuestro asombro al mirar el mundo. Aunque hayamos sufrido en el pasado, aunque en el pasado fuésemos mayores de 21 podemos recobrar ese asombro infantil. Y mirar a otro ser humano, mirar una situación con ojos de comprensión y amor. Y ver el sufrimiento que está presente. Si somos capaces de alegrar la mente de ese modo, si somos felices y sólidos en nuestra alegría, esas cosas no nos arrastran. El undécimo es concentrar la mente. [11 concentrar la mente] Aprendemos a sostener la atención en el tiempo. Esto está relacionado con seguir la inspiración y la espiración. Podemos ser conscientes de la inspiración, y sostener esa atención en el tiempo. Cuanto más lo entrenemos, más estable se hará nuestra concentración, más sólida, no nos distraeremos con facilidad. Aunque vuelvan esas imágenes, como cuando Thay se detuvo allí, mirando la imagen de una mujer, no somos arrastrados. No somos... La imagen se exhibe para hacerte entrar, así que pagas la entrada para poder entrar y regar en ti la semilla de deseo sexual. Pero si sabemos mantener la concentración, sabemos cuándo nos llegan esas cosas que intentan nutrir esa semilla y no les permitimos seguir manifestándose en nuestra conciencia mental. No penetrarán en lo más hondo. Buda lo dijo a menudo. No es que Buda no albergue deseo sexual, o ira, o tristeza, es solo que no permite que esas emociones sigan ya inundando su mente. Ha tomado la decisión de cortar con ellas. Puede ver una mujer desnuda, pero eso no penetra hasta tocar la semilla de deseo sexual en su conciencia. Sabe que esa no es la verdadera libertad. Que no puede encontrar felicidad verdadera en una relación sexual. Solo... La verdadera felicidad solo se encuentra dentro de cada uno, en su cuerpo, en su mente, en cultivar la paz, la alegría, la calma y comprender la naturaleza de la mente. Esas tentaciones ya no nos arrastran. Y si tenemos una relación sexual, tampoco somos arrastrados por la imagen que tenemos de la otra persona. Podemos mirarla a los ojos y verla tal como es en realidad. Lo practicamos como meditación. Si somos practicantes laicos, no tenemos el compromiso que tenemos nosotros los monásticos. No quiero que salgan de aquí pensando: "¡Cielos! ¡Tengo que hacerme ya monje o monja!". Pero tenemos que aprender a cuidar de ese deseo en nosotros para que la pasión no nos ciegue. Esto es comprender esta energía vital del espíritu. Comprender nuestra mente. Hemos de comprender la forma en que todo esto estimula sin cesar semillas en nuestra conciencia. Y luego, tocamos la libertad. Liberar la mente. [12 liberar la mente] La mente ya no está esclavizada, ya no somos arrastrados fácilmente por las imágenes. Queridos hermanos y hermanas, gracias por estar aquí, y contribuir a observar con hondura esta energía del deseo sexual. Los animo a investigar las etapas siguientes de la respiración consciente, la concentración en la impermanencia, dejar ir, abandonar todo deseo, la extinción de nociones, nirvana, en sus propias prácticas aquí. No hay más tiempo. Pero quiero compartir, como hombre, y como monje, que soy consciente de nuestra historia ancestral, que hay mucho por empezar de nuevo en esta materia. Y entrando en el siglo XXI espero que podamos hacerlo juntos, que podamos aprender de esas semillas, de cómo usamos la violencia, el poder, el miedo en el pasado, porque no comprendíamos la enseñanza de Buda. No sabíamos poner en práctica esta comprensión del deseo sexual. Así, con toda humildad, debemos aprender a empezar de nuevo como hombres, en particular. El movimiento #MeToo nos ayuda, es una campana de plena conciencia que ayuda no solo a los hombres, pero sobre todo a los hombres a investigar esta cuestión como entrenamiento para que en el futuro podamos transformar y vivir de nuevo, o quizá por vez primera, en una armonía y paz verdaderas, en hermandad y fraternidad. Quiero acabar pidiéndoles su apoyo. Dos de nosotros acudirán la próxima semana a una conferencia sobre "La dignidad de los niños en el mundo digital". Se celebra en los Emiratos Unidos. Thay ha sido invitado para representar, como líder budista, para representar a la comunidad para indagar en la situación de los niños que están siendo explotados para pornografía en línea. Es una reunión de líderes de diversas tradiciones, musulmanes, cristianos, judíos y otras tradiciones, budistas, y Thay no irá en persona pero irán dos hermanos a colaborar. Los agradezco por darme la oportunidad de hablar de este tema hoy, porque...Estoy agradecido a Thay por haber puesto en los entrenamientos: "Haremos todo lo posible para proteger a los niños de abusos sexuales, y para evitar que se rompan parejas y familias por conductas sexuales erróneas." Les pido que envían energía a los niños de todo el mundo que se ven en situaciones de ese tipo por nuestra incapacidad de cuidar de nuestra energía de deseo sexual. Los esclavizan para explotarlos en Internet para satisfacer nuestro deseo sexual. Y es una gran campana de plena conciencia para nosotros. Les ruego que disfruten de la meditación caminando, seguiremos la semana próxima estudiando con detenimiento los entrenamientos. Muchas gracias. (Campana) (Campana) (Campana) (Campana)