(Campana)
(Campana)
(Campana)
(Campana)
Querido respetado Thay,
querida noble sangha,
hoy es el 11
de noviembre de 2018
y estamos
en el Templo de la Bondad Amorosa,
en New Hamlet,
en nuestro retiro de las lluvias.
El tema de hoy es muy interesante.
Amor verdadero.
Uy uy uy...
(Risas)
Me han pedido
que hable del entrenamiento 14.
Durante este retiro, hemos estudiado
los 14 entrenamientos.
Sabemos
que el orden de los entrenamientos
no es muy importante,
lo importante es cómo los practicamos
en la vida diaria.
No asistí a la reunión
en la que me asignaron este entrenamiento.
(Risas)
He intentado mirar con hondura para ver
qué tenían en mente
mis hermanos y hermanas,
y en lo que tengo que decir
sobre este tema
del amor verdadero.
Thay nos enseña que los 14 entrenamientos
son la esencia misma
de la Orden del Interser.
Son la antorcha que nos ilumina el camino,
la barca que nos lleva,
el maestro que nos guía.
Nos permiten tocar
la naturaleza de interser
en todo lo que existe,
y ver que nuestra felicidad no está
separada de la de los demás,
ver que nuestra felicidad no está separada
de la felicidad de los demás.
El interser no es una teoría,
es una realidad que podemos experimentar
en cada momento de nuestras vidas.
Los 14 entrenamientos nos ayudan a
cultivar concentración y visión profunda,
lo que nos libera del miedo
y de la ilusión de un ser separado.
Así que durante este retiro de las lluvias
hemos estudiado cómo
abandonar nuestras opiniones.
Thay creó estos entrenamientos
en plena guerra de Vietnam,
cuando ideologías como el comunismo
y lo que podemos llamar capitalismo,
o quizás
anticomunismo,
dividían a las familias,
separaban a los hermanos,
rompían la sangha.
Thay y la hermana Chan Khong
sufrieron muchísimo
a causa de este apego a las opiniones
que veían a su alrededor.
Y dijeron: "¿Cómo podemos
entrenarnos para no quedar atrapados
en las opiniones que dividen
a nuestros amigos y familia?".
No se trataba
solo de sentarse a pensar:
"Sí, ya veo,
el comunismo tiene cosas positivas.
No me gustan los comunistas",
no era así.
Es cuestión de vida o muerte.
De qué lado estás.
Y es algo a lo que
no estamos acostumbrados
en la forma de vivir que llevamos aquí
en Plum Village en estos momentos,
donde vemos que podemos compartir
nuestras ideas y hablar con sinceridad.
Los primeros entrenamientos
tratan de las opiniones,
de cómo liberarnos de las opiniones.
También hemos hablado sobre el consumo,
cómo las cosas que alimentan
nuestro cuerpo y mente,
el alimento comestible, las impresiones
sensoriales, la volición y la conciencia,
contribuyen a nuestra experiencia
del momento presente,
a la forma en que
continuaremos en el futuro.
Muchos de los entrenamientos tienen
relación con cómo nos nutrimos
por los ojos, las orejas,
la nariz, nariz...
(Risas)
Lengua, cuerpo y mente.
Sabemos que somos lo que comemos.
En cuanto alimento físico y
en cuanto impresiones sensoriales,
en cuanto a nuestra disposición mental,
nuestra volición,
y en cuanto a conciencia.
Hoy vamos a investigar
un tema potente y delicado, que es
la energía
que nos ha traído hasta aquí
tras cientos de millones de años.
Así que no es un tema
a tratar a la ligera,
para despachar a la ligera.
A veces la llamamos energía sexual,
la energía reproductiva.
Porque es una clase de fuerza vital.
La llamemos como la llamemos,
es lo que nos empuja desde dentro
a perdurar en el futuro,
no solo en este cuerpo físico,
sino en generaciones sucesivas.
El entrenamiento 14 nos invita
a mirar con hondura este tema
de la energía sexual.
Así que empezaré
por leer los entrenamientos,
y luego practicaremos juntos
la mirada profunda en ello.
Entrenamiento 14: Amor verdadero.
Tiene dos partes. Hay una
para practicantes laicos
y otra para monásticos.
Una de las fuentes
de los 14 entrenamientos
son los preceptos del bodhisattva,
que son muy populares en Oriente
y en el Tibet.
Eran preceptos para los bodhisattvas,
e incluían a practicantes
monásticos y laicos.
Así que estos preceptos del bodhisattva
inspiraron los entrenamientos.
Y Thay los ha revisado,
los ha actualizado para que sean
relevantes en nuestros tiempos.
Este entrenamiento concreto
tiene una sección
para laicos y otra para monásticos.
Para los laicos: Consciente
de que el deseo sexual no es amor,
y de que las relaciones sexuales
motivadas por el ansia
no pueden disipar la sensación de soledad,
sino que crearán más sufrimiento,
frustración y aislamiento,
estamos determinados
a no iniciar una relación sexual
carente de comprensión mutua, amor,
y un compromiso a largo plazo,
conocido por mi familia y amigos.
Vemos que cuerpo y mente son uno,
y nos comprometemos a aprender formas
adecuadas de cuidar la energía sexual
y de cultivar la bondad amorosa,
la compasión, la alegría y la inclusión,
para nuestra felicidad
y la felicidad de los demás.
Seremos conscientes del sufrimiento futuro
que pueden causar las relaciones sexuales.
Sabemos que para preservar nuestra
felicidad y la de los demás
debemos respetar los derechos y
compromisos propios y ajenos.
Haremos todo lo posible para
proteger a los niños de abusos sexuales,
y para evitar que se rompan parejas y
familias por conductas sexuales erróneas.
Trataremos nuestro cuerpo
con compasión y respeto.
Estamos determinados a mirar con hondura
en los cuatro alimentos
y a aprender formas de preservar y guiar
nuestra energía vital, (sexual, espiritual
y respiratoria) a fin de realizar
el ideal del bodhisattva.
Somos conscientes de la responsabilidad
por traer nuevas vidas al mundo,
y meditaremos con regularidad
sobre su entorno futuro.
Y el entrenamiento para monásticos:
Consciente de que la honda aspiración de
un monje o una monja solo es realizable
cuando él o ella abandona los lazos
del amor sensual,
nos comprometemos a practicar la castidad
y a ayudar a los demás a protegerse.
Somos conscientes de que
la soledad y el sufrimiento
no pueden ser aliviados por medio
de relaciones sexuales,
sino por la práctica de la bondad amorosa,
la compasión, la alegría y la inclusión.
Sabemos que una relación sexual
destruiría nuestra vida monástica,
nos impediría realizar nuestro ideal de
servicio a todos y dañaría a los demás.
Aprenderemos formas apropiadas de cuidar
de nuestra energía sexual.
Estamos determinados a no reprimir
ni maltratar nuestro cuerpo,
y a no considerarlo un mero instrumento.
Aprenderemos a tratar nuestro
cuerpo con compasión y respeto.
Miraremos con hondura
en los cuatro alimentos
para preservar y guiar nuestras energías
vitales, sexual, espiritual, respiratoria,
para realizar nuestro
ideal de bodhisattva.
Podemos escuchar la campana.
(Campana)
(Campana)
Sabemos que Buda,
por lo que sabemos,
Buda tenía una compañera,
estaba casado y tenía un hijo.
Cuando era joven, tenía
todo lo que se consideraba
apropiado para un joven rico,
es decir, acceso a muchas jóvenes.
Un estatus en la sociedad.
Había experimentado
relaciones sexuales antes y después
de casarse.
Y tomó una decisión muy interesante,
dejar el hogar
e irse al bosque. Vio a un monje
que vivía de forma simple en el bosque,
vio cierta alegría, quizá felicidad.
Y se dio cuenta
de que para lograr esa alegría
tenía que cambiar de vida
tenía que cambiar profundamente.
Entonces, en la India,
cuando un joven decidía
irse como vagabundo,
eso implicaba
una práctica llamada brahmacharya.
Literalmente significa
'moverse con Brahma'.
Brahma es como un dios,
puede ser el universo entero.
Pero brahmacharya concretamente
se refiere a la castidad.
En ese sentido
se conoce gracias a
las cuatro etapas de la vida
de la tradición hinduista.
Brahmacharya es la etapa
en que eres un estudiante.
Se supone que eres célibe,
porque estás estudiando,
aprendiendo el camino.
Solo tras completar esa etapa
puedes tener una familia.
Así que Buda siguió su instinto.
No creo que tuviera muy claro
cuál sería su futuro.
Pero vio que en su vida había sufrimiento
y no creo que pensara
que ese sufrimiento era solo
causado por el hecho de estar casado,
o por el deseo sexual. Creo que vio
que desempeñaba un papel.
Y quería comprender mejor
la naturaleza del sufrimiento.
No considero esta historia necesariamente
como una invitación
para dejar el hogar
y hacerse monje o monja,
aunque son bienvenidos si quieren hacerlo.
Es una forma de reconocer la importancia
de la mirada profunda
en esta energía interna que nos es
transmitida en una cadena ininterrumpida
desde hace 1500 millones de años,
más de 2000 millones de años, quizá.
Y ha llegado en cada una
de las células de nuestro cuerpo,
con la necesidad de perdurar,
de reproducirse
en generaciones futuras.
Hay muchos seres vivos,
o entes parecidos a seres vivos
que no sobrevivieron.
Por lo que no son nuestros ancestros.
No es que todos nuestros ancestros
tuvieran un fuerte deseo sexual,
pero este deseo nos ha sido transmitido.
Por eso estamos aquí.
Sin eso,
sin la atracción entre macho y
hembra de cada especie,
es poco probable que quisiéramos
unir dos cuerpos
para poder perdurar a través
del acto sexual.
Es poco probable si no hubiera
ese deseo, esas sensaciones.
Por tanto, es comprensible que
la sintamos con gran fuerza.
Al menos, muchos de nosotros.
Porque a través de muchas generaciones
se ha seleccionado
esa fuerza, esa energía,
una y otra vez, y otra, y otra, y otra.
Es verdad que gracias a la cultura humana,
que ha sido...
que ha subyacido, que ha perdurado,
no nos basamos tanto en el deseo sexual.
Por ejemplo, sabemos que en Europa,
y en India y China también,
los matrimonios solían concertarse.
Las personas tenían poca elección,
quizá era una cuestión de diplomacia.
Pero sobre todo, creo que
podemos decir con certeza,
que nuestro deseo de unirnos como
hombre y mujer,
o incluso...
Sí. Por ahora, hablamos de la unión
entre hombre y mujer,
ha sido seleccionada
y quizá se ha hecho cada vez más fuerte.
Eso no supone que
no haya otra clase de atracción sexual
entre dos hombres,
o dos mujeres.
Está claro que eso hace también
parte del mismo proceso.
Pero esa necesidad, ese deseo
entre hombre y mujer, ha sido
cultivado.
Porque cuando miramos hondamente
con los ojos del no yo,
no vemos que yo sea solo este cuerpo,
nos vemos como parte de una corriente
que viene de los ancestros.
Podemos observar con hondura esa corriente
y veremos que hay cosas
que han evolucionado.
Por ejemplo, algunas cosas se han perdido.
En el retiro de verano
me gusta observar a los niños
trepar a los árboles.
Cuando los observo con detenimiento,
moviéndose por los árboles
con tanta soltura, colgados,
a veces de un solo brazo,
cuando desaparece mi preocupación y miedo,
miro con hondura y veo
que puedo ver a mis ancestros,
a nuestros ancestros,
quienes también vivían en los árboles.
Al principio vivíamos en los árboles.
Como yo a esa edad, también eran
muy hábiles para saber dónde poner el pie,
dónde sujetarse en las ramas.
Podían saber si la rama aguantaría,
o si estaba seca y se rompería,
o si sería flexible, pero demasiado fina.
Toda esa sabiduría ancestral
ha llegado a nuestras manos.
El desarrollo de un embrión
se relaciona a menudo con nuestro propio
desarrollo evolutivo.
Para un ojo no entrenado,
es muy difícil
ver la diferencia entre un embrión humano
y el de un pollo, por ejemplo.
De la misma forma, nuestro pasado
evolutivo puede ser visto
en el desarrollo de un joven.
Así, cuando llegamos a la pubertad y
nuestro cuerpo se desarrolla,
perdemos en cierto modo esa capacidad.
Y eso se parece a nuestra evolución
como seres humanos, cuando...
Parece que el clima en África
se hizo más frío,
y tuvimos necesidad de ir a las praderas
y de caminar largas distancias
tal vez en busca de raíces para comer,
o incluso quizá tuvimos que cazar,
y nuestro tendón de Aquiles se alargó,
el arco plantar se volvió más rígido.
Nuestro cuello desarrolló la capacidad
de mantener la cabeza firme,
incluso mientras caminamos o corremos,
y erguida.
Así, esa evolución supuso
que algunos rasgos desaparecieran,
como por ejemplo nuestra capacidad
de sujetarnos a una rama por los pies.
Si alguna vez lo han probado,
saben qué difícil es
subir a un árbol solo con los pies.
Ya no era un rasgo útil,
o era más útil poder correr
por la sabana.
Lo cuento para que no consideremos
que este proceso de impermanencia,
esta corriente de ancestros
va siempre en dirección
de mejorar las cosas.
Esa es una percepción errónea.
Se trata de seleccionar el rasgo más
apropiado al momento presente.
Esa es una forma más adecuada
de hablar de la evolución.
Seleccionar lo más apropiado y adaptado
al momento presente.
Pero requiere tiempo.
Un tiempo mucho más vasto
del que solemos ser capaces de imaginar.
Y aquí estamos, en esta situación
en el momento presente,
en que nuestro entorno cambia
más rápidamente
que nuestra capacidad para adaptarnos.
Este es un momento interesante, y creo
que ya en tiempos de Buda,
Buda vio algo de esto.
Tuvo una visión profunda de ello.
Vio que no estamos muy adaptados
a vivir en casas polvorientas.
Así que dejó su casa
y se fue a vivir en el bosque,
reviviendo de cierto modo
la herencia ancestral evolutiva,
usando su propio cuerpo como laboratorio
para comprender quién era de verdad.
Dicho de otra forma,
¿a qué forma de ser, de vivir,
estoy mejor adaptado?
Los invito a considerar el camino de Buda
y su vida,
y la comunidad
que construyó desde ese punto de vista.
El punto de vista de los ancestros,
el linaje ancestral,
y buscar nuestro verdadero hogar.
Encontrar el hogar verdadero.
Podemos escuchar la campana.
(Campana)
(Campana)
En la lista budista
de formaciones mentales
hay una llamada jivitendriya.
[jivitendriya]
'Jiva' es vida, y 'endriya' es facultad,
la facultad vital.
la energía vital, un tipo de fuerza vital
que nos impulsa a tener
una continuación en el futuro.
Cuando empecé a practicar,
tomé esta energía sexual
como parte central de mi práctica.
La observaba con detención
cuando meditaba sentado.
Porque sabía que quería hacerme monje.
Pero cerca de un año después
de tomar esa íntima decisión,
surgió en mí la semilla de la paternidad,
de tener una familia. Estaba en
el monasterio Maple Forest, en Vermont,
la hermana Chan Duc estaba allá,
era el retiro de verano, y recuerdo
estar en un compartir del Dharma,
y estaban allí unas hermanas monásticas.
Y hablé de eso.
Sobre ese tema,
y creo que yo tenía
¿quizá 26? 26 años.
Puede sonar algo egoísta,
pero sinceramente, cuando era joven
no pensaba mucho en formar una familia.
Pero eso no quiere decir
que no tuviera resoluciones sexuales.
Así...
En realidad, tomar la decisión
de hacerme monje
en cierto modo me hizo cambiar de opinión.
Y después de practicar durante un año.
vi surgir en mí esa fuerte necesidad.
Gran parte de ello se basaba
en la felicidad que conocí siendo joven
en mi familia.
Ya saben, recuerdos de las vacaciones,
de hacer esquí acuático,
de mi casa, mi padre y mi madre.
En invierno íbamos a patinar.
Todos esos felices y agradables
recuerdos de la infancia.
Y brotaron con fuerza, como una cálida
sensación dentro de mi pecho.
Así que hablé de ello en el círculo
de compartir el Dharma.
Y poder hablar de ello fue ya muy sanador.
Creo que era la primera vez
que se lo contaba a alguien.
Una de las hermanas presentes,
la hermana Susan,
quizá algunos la recuerden,
dijo algo que no he olvidado
y que me afectó profundamente.
Sabrán que estuvo en esta comunidad
muchos años,
y que antes de venir a Plum Village
ya vivía en una comunidad de práctica.
Y en aquella comunidad,
no era una monja célibe,
antes ella tenía una familia.
Y lo que me dijo
es que un monje o una monja
hace parte de la familia humana.
Nuestro amor no tiene límites.
Nuestro amor ya no está reducido
a una sola familia biológica.
Y de cierto modo, podemos vernos
como el padre, el hermano,
la madre, la hermana,
la hija, el hijo, en toda situación.
Y aquello fue...
Esa sensación tan fuerte que
no podía separar del deseo sexual,
porque tiene una relación,
pudo al fin liberarse.
No desapareció, solo se liberó,
ya no tenía...
Me di cuenta de que
ponía límites a esa emoción,
que estaba limitada
por los recuerdos de mi familia.
Limitada
por las normas aceptadas en la sociedad,
que no incluyen hacerse monje o monja,
al menos donde yo crecí.
Y así, esas ataduras
me liberé de ellas al tomar
este camino de liberación,
que está fuera de esos límites.
Era algo que no podía explicar
con facilidad a los que me rodeaban.
Y de pronto me sentí solo, aislado.
Esa cálida energía, esa energía vital
parecía quedar limitada a aquella idea,
a aquel contexto
de una familia similar a esa
en la que crecí.
Así que en aquel momento,
al escuchar hablar a aquella hermana,
me sentí completo de nuevo,
sentí que ya no existía un límite.
Y que esta energía podía manifestarse.
Por un lado, no tengo que reprimirla.
Puedo permitir que florezca
como es, puedo permitir que aparezca
sin quedar separada de lo que amo,
me veo unido con ella.
Unido con la sangha,
unido con el maestro,
unido a toda la familia humana,
a todos los seres vivos, etc.
Tocar esta energía vital, de la que
Thay habla en los entrenamientos,
es muy importante,
y comprender su naturaleza.
Thay habla de tres aspectos
de esta energía.
Vamos a investigar con hondura
los cuatro tipos de alimentos.
Recuerden lo que aprendimos
hace unas semanas:
alimentos comestibles, impresiones
sensoriales, volición y conciencia.
Para preservar y canalizar
nuestra energía vital,
sexual, respiratoria, espiritual,
en bien de realizar
nuestro ideal de bodhisattva.
Así aprendemos formas apropiadas
de cuidar de nuestra energía sexual.
Esto está algo tenso.
La forma en que practiqué,
en que aprendí de Thay
a trabajar y entender esta energía,
trabajar con ella, comprenderla,
fue usando la plena
conciencia de la respiración.
En la práctica de la conciencia
de la respiración,
empezamos siendo conscientes
de la inspiración y de la espiración.
[1 consciente de I + E]
El primer paso. Al inspirar,
sé que estoy inspirando.
Al espirar, sé que estoy espirando.
Empezamos por la respiración.
De hecho, el aliento lo atraviesa todo.
Esta energía vital
nutre todas las células del cuerpo,
penetra en el flujo sanguíneo
y genera respiración dentro
de cada célula del cuerpo,
nos nutre.
Hay una historia que quizá conozcan.
Una especie
que se reproduce sobre el planeta Tierra
con tanto éxito,
que se expande y
ocupa todo su nicho ecológico.
Tras descubrir la forma de explotar
el carbono que encuentra en su medio,
su presencia domina en tal medida
que cambia de forma drástica
la composición de la atmósfera.
Las demás especies deben adaptarse
a este nuevo medio tóxico
o extinguirse.
Y un número extraordinario de especies
se extinguen.
¿Alguien sabe de qué especie se trata?
Sí, alguien lo señala aquí.
Suena conocido.
Es una especie llamada cianobacteria.
¿Alguien ha oído hablar
de las cianobacterias?
Bien, veo una mano. Gracias.
Un granjero feliz, evidentemente.
Espero que él conozca las cianobacterias.
Ahora las llamamos cloroplastos.
Es el motor, la energía generada
en una estructura
dentro de toda planta, creo
del planeta hoy en día.
Hace unos 2400 millones de años,
una pequeña bacteria
muy parecida al cloroplasto actual
flotaba en la superficie del océano.
Había desarrollado la capacidad
de tomar la luz del sol y el carbono
de la atmósfera.
Tomar el CO2 de la atmósfera
y expulsar O2, oxígeno, a la atmósfera.
Y al final, cuando toda el agua natural
y los repositorios naturales para
retener el oxígeno se colmaron.
el oxígeno salió a la atmósfera.
A veces se le llama la Gran Oxigenación.
Antes, la mayoría de los seres vivos
eran anaeróbicos,
no sobrevivían en una entorno
rico en oxígeno.
Muchos científicos piensan ahora
que esos organismos
se formaron en las fumarolas
suboceánicas,
que emitían gases calientes
del centro de la Tierra.
Y tras millones y millones de años,
desarrollaron una especie
de cualidad vital.
Y de ese linaje nacieron
las cianobacterias,
que por primera vez pudieron tomar
la energía del sol,
en vez de energía de otras fuentes, y
transformar el dióxido de carbono
en oxígeno.
Y por eso podemos hoy respirar.
Todo ese oxígeno favoreció
a las especies que aprendieron a respirar.
Pudieron desarrollar la respiración.
En cada célula del cuerpo tenemos células
que pueden absorber oxígeno
y usarlo para generar energía y azúcares
a partir de la comida.
Sin esa Gran Oxigenación,
no estaríamos aquí.
Así que según la forma en que lo mires,
la cianobacteria fue la gran destructora
de la atmósfera del planeta
o la gran renovadora.
Depende de tu punto de vista.
El anaeróbico o el aeróbico.
Cuento esta historia para comprender
por qué Buda pone el acento
en la conciencia de la respiración.
Nutre cada célula del cuerpo
cuando inspiramos y espiramos.
Al ser conscientes de la respiración,
honramos nuestra herencia evolutiva,
nuestra herencia ancestral como
seres vivos aeróbicos.
Así que empezamos por la conciencia
de la inspiración y la espiración,
y continuamos por seguir
la inspiración y la espiración.
[2 seguir I+E]
Y desarrollamos la concentración.
Thay decía a menudo
que es como si este marcador fuera la
respiración, y el dedo nuestra atención.
Así,
al inspirar somos conscientes
del aire que empieza a entrar,
durante toda la duración
de la inspiración.
El dedo acompaña la respiración
todo el tiempo.
Y luego, hacemos lo mismo
con la espiración.
A veces, nuestra atención se dispersa.
Pensamos, nos preocupamos por el futuro,
por el pasado,
entonces sonreímos,
porque somos practicantes,
y sabemos llevar la atención
de nuevo a la respiración
mientras entra y sale.
Este es el entrenamiento, seguir
la inspiración toda su duración
y seguir la espiración toda su duración.
La concentración no es complicada.
No tienes que poner esta cara
para concentrarte.
Solo mantienes la plena conciencia
a lo largo del tiempo.
Y luego eres consciente de tu cuerpo.
Esta conciencia de la respiración nos pone
en contacto con nuestro cuerpo.
Vemos que este proceso de respiración
no es solo
el aire que entra en la boca
y en los pulmones,
penetra también en el flujo sanguíneo
y relaja el cuerpo,
genera energía y contribuye
a esta energía vital.
Al inspirar, conciencia del cuerpo.
[3 conciencia del cuerpo]
Una de las cosas relajantes
al oír hablar a nuestro maestro
es que durante toda la charla
Thay mantiene
la conciencia de su respiración.
Está relajado. Cuando oímos hablar
a la gente, suelen hablar muy rápido,
solo para dar información.
Y sientes el estrés, y todos se estresan
y solo quieren alejarse.
Pero con Thay, tienes ganas de quedarte
mucho tiempo, una hora, dos horas,
casi tres horas.
Y sientes calma y paz de algún modo.
Eso es lo que Thay nos ha enseñado.
Incluso cuando hablamos, o caminamos,
o comemos,
mantener esta conciencia
del cuerpo y de la respiración.
Y al hacerlo, relajamos el cuerpo.
[4 relajar el cuerpo]
Calmamos el cuerpo.
Quiero decir, calmar.
[4 calmar el cuerpo]
Cuando la mente queda atrapada
en una emoción como la ira,
no necesitamos buscar más allá
de la respiración
para comprender lo que pasa.
La respiración se acorta.
Los músculos se contraen.
Siendo conscientes del cuerpo, podemos
ver que la ira se manifiesta.
Nuestro cuerpo nos lo dice.
A veces la mente es tramposa,
Nos dice: "¿Yo? Yo no estoy enojado".
Pero el cuerpo lo sabe.
La respiración lo sabe.
Por eso empezamos por ser conscientes
de nuestro cuerpo.
Y cuando estamos relajados,
cuando nada perturba nuestra mente y
toda la atención está en el cuerpo,
nos calmamos de forma natural.
Esto es desarrollar la respiración.
A lo largo de los 16 ejercicios
de plena conciencia de la respiración,
desarrollamos la respiración,
la energía vital del aliento.
Y la comprensión de este aliento.
Pero en concreto cuando empezamos,
empezamos por la respiración.
[RESPIRACIÓN]
La siguiente etapa de la práctica...
¿Todos lo tienen?
Creo que ya lo conocen, ¿verdad?
Aprendemos a generar alegría.
[5 generar alegría]
Recuerdo cuando empecé
a practicar la plena conciencia
del cuerpo, de las sensaciones,
de la mente y de los fenómenos,
cuando descubrí
el sutra del establecimiento
de la plena conciencia,
descubrí que me era posible
generar alegría en mí
sin depender de nada ajeno.
Nada que comprara, ninguna película
que hubiera visto,
ni siquiera un pensamiento,
como un recuerdo feliz,
o imaginar una felicidad futura.
Que era posible de verdad
aprender a tocar la fuente de la alegría
en mi mente, en mi cuerpo,
y dejar que manara como un manantial.
Para mí, supuso una liberación enorme.
De repente me vi liberado
de las circunstancias exteriores.
Claro, no duró mucho tiempo.
Porque me fui y aprendí
que tenía que practicar con regularidad.
Así que tomé el compromiso de sentarme
cada mañana, al despertar,
y también por la noche.
Era muy diligente, muy estricto.
A causa de esa alegría,
de haber tocado esa alegría,
y nadie tenía que decirme qué hacer.
Venía de mí mismo.
No era que los hermanos tuvieran
que llamar a mi puerta:
"Oye, levántate
para la meditación sentada".
O que mi mente me riñera
si me quedaba a dormir.
Esa alegría era lo que quería.
Quería ser capaz de cultivar esa alegría
para que se quedara mucho tiempo.
Y quería aprender a hacerlo,
quería aprender técnicas
que me ayudaran a hacerlo.
La siguiente es generar felicidad.
[6 generar felicidad]
Bien,
muchos ya lo sabemos,
pero lo digo de nuevo
para tener una base para investigar
la energía sexual.
Porque cuando somos capaces de generar
alegría y felicidad
que no depende del deseo sexual,
damos un primer paso hacia la libertad.
Hoy en día,
existen
imágenes y sonidos accesibles en Internet
con tocar un botón.
Puedo tocar nuestra semilla
de deseo sexual.
En un momento de...
Nos sentimos cansados, solos,
buscamos algo de alegría,
algo de felicidad,
y basta con darle a una tecla
y ahí está.
He sabido que hay hombres
a quienes se les despierta la semilla del
deseo con solo encender el ordenador.
El condicionamiento es muy fuerte,
ni siquiera necesitan las imágenes,
encender la computadora ya excita
la semilla de deseo sexual.
Podemos escuchar la campana.
Y les invito a mirar en su interior,
ahora vamos a observar la energía sexual
en nuestro cuerpo y mente,
para ver si podemos mirar con hondura
y tocar su naturaleza
con el ojo de la mente
al oír la campana.
(Campana)
(Campana)
¿Ha sido una meditación exitosa?
Es...
Para mí no es difícil.
Puedo entrar en contacto con esa energía
en mi cuerpo al instante,
porque lo he practicado
todos los días casi una vez por minuto.
Y no me avergüenza decir
que es parte de...
Soy monje desde hace 15 años,
son 15 años de celibato.
Y no ha pasado un solo día
sin que haya tenido
que observar en cierto grado
esta energía en mi cuerpo.
Por eso es una meditación de la que
no me cuesta hablar,
nunca he hablado tanto de ello
en una charla del Dharma larga como esta,
pero...
(Risas)
Pero me siento muy cómodo, porque sé,
sé cuándo estoy accediendo a esa semilla
de deseo sexual.
Al invitarla a brotar, sé cómo invitarla
a que deje de brotar.
Sé cuándo llegan los momentos
en que estoy triste, o enojado, o solo,
y estoy buscando una forma
de estimular esa semilla
de deseo sexual.
Pero también sé qué hacer,
cuando pasa esa fiebre,
como lo describía un hermano el otro día,
cuando enfermamos
y sube la temperatura del cuerpo.
Se parece a eso. Sientes esa fiebre,
aparece y luego desaparece.
Por eso, los monjes y las monjas
nos hacemos muy hábiles
en manejar esa energía
con cariño y amor.
No reprimiéndola, sino sabiendo
cómo eliminar...
el agua, el alimento
de esa semilla.
Esa es la siguiente etapa.
Cuando hemos aprendido a tocar
las semillas de alegría y de felicidad,
podemos
hacernos conscientes de la energía sexual,
del deseo sexual.
[7 consciente del deseo sexual]
Tiene una forma.
Es cierto tipo de sensación.
Y en el cuerpo, aprendemos
a comprenderla,
y sobre todo aprendemos
a cultivar alegría y felicidad
sin tocar aún esa semilla.
Tocamos una alegría y una felicidad
que no están...
teñidas por el deseo sexual.
Eso te ayuda a desarrollar
tu comprensión de su naturaleza.
Aprendes a ser un jardinero hábil
en el jardín de tu mente.
Mucha gente no sabe hacer
la separación, no sabe
distinguir el orégano
de la albahaca, por ejemplo.
¿Cuántos de nosotros saben
reconocer el orégano?
Pueden ser sinceros. Gracias.
Bien, si no sabes reconocer el orégano,
y no sabes...
La mayoría sabemos reconocer
la albahaca, probablemente.
Porque a veces la ponen en la pizza,
es fácil.
Ponen también orégano, pero
está molido, no se ve con claridad.
Un buen jardinero sabe plantar
orégano, y qué hacer...
En realidad, en Francia no hay
que plantarlo,
está por todas partes en las cunetas.
Pero sabemos cultivar albahaca.
Y también sabemos distinguir
la albahaca de las malas hierbas.
Quizá aparezcan
algunas malas hierbas en nuestro jardín,
y no queremos...
Queremos favorecer la albahaca.
Así que volvemos
a lo que dije al principio
sobre nuestra situación actual.
El cuerpo humano no está muy adaptado
al medio en el que se encuentra.
Cuando vamos al Lecrec de compras,
y escuchamos una canción de amor,
y vamos andando y pensamos:
"¡Qué bien me siento!
¿Por que no comprar esto?"
Ellos son muy hábiles, saben
cómo regar esa semilla,
no demasiado, solo un poco, lo justo
de deseo sexual en nuestra conciencia
para que tengamos un sensación agradable.
Pensemos
en alguien lamentándose por los altavoces
sobre su amor,
te amaré siempre, siempre, siempre.
Y luego pensamos... Eso toca esa semilla
en nosotros de relaciones
amorosas del pasado,
cuando tuvimos esas sensaciones,
y queremos comprar de todo
porque nos sentimos muy bien.
¡Ah! ¡Qué maravillosa relación
tuve en el pasado!
Por eso intento ir al supermercado
lo menos posible.
En los bordes de la carretera
vemos también imágenes,
como cuando hablábamos del ordenador,
con tocar un botón.
Vemos todo tipo de pornografía.
Este entorno moderno en el que vivimos,
en realidad no estamos muy adaptados a él.
Antes solía estar estimulado sexualmente
casi sin pausa a lo largo del día
en estas formas sutiles.
Así que esta energía primigenia,
que existe para hacernos perdurar,
ha sido incorporada
a nuestro entorno.
Está siendo condicionada
por nuestro entorno.
Quiero pedirles algo: cuando observan
y son conscientes de esa energía sexual,
¿se trata de la fuerza vital?
¿O es solo un anuncio?
¿Es solo una canción de amor?
¿Es tan solo una imagen
del ser amado?
¿O se trata de ese ser de verdad?
Thay dice que no nos enamoramos
de otra persona,
nos enamoramos de la imagen
de esa persona.
Y con el tiempo, cuando la imagen
se separa de la realidad,
aparece el sufrimiento.
Estamos condicionados por las imágenes
de las revistas,
por la pornografía en Internet.
Reducimos nuestra búsqueda en Google
a la imagen exacta de esa persona ideal.
Y cuando la vemos, perdemos el control.
Estamos abrumados. ¡Es "ella"!
¡Es la persona que estoy buscando!
(Risas)
Pero, ¿lo es? ¿O es tan solo
una creación de nuestra mente?
El Sutra de la plena conciencia de la
respiración nos invita a investigarlo.
Pongo aquí el deseo sexual
como una formación mental.
El séptimo paso es ser consciente
de las formaciones mentales.
En este caso, investigamos la formación
mental llamada deseo sexual.
Y cuando aprendemos a calmarnos,
descubrimos su naturaleza y calmamos
la energía del deseo sexual.
[8 calmar la energía sexual]
Hay muchas formas de aprender a hacerlo.
En los entrenamientos se dice:
"Debemos ser conscientes del sufrimiento
futuro por nuestras relaciones sexuales."
Pero este es el entrenamiento.
Nadie está obligado a entrenase
en los 14 entrenamientos.
Mucha gente se queja:
"¿Compromiso a largo plazo?"
(Risas)
"¿Por qué no podemos ser libres?"
Sí, podemos ser libres mientras
no estés enamorado de una imagen.
Y te reto
a probar que no estás enamorado
de la imagen de esa persona
sin asumir un compromiso a largo plazo.
Te reto.
¡Buena suerte!
Porque... Cuando tomé
los cinco entrenamientos,
había una expresión parecida.
Cuando los leí por primera vez,
no los tomé inmediatamente.
Sino que practiqué un año
e hice un experimento.
A veces recaía en mis antiguas
energías de hábito,
y luego practicaba lo que aprendemos,
seguir la inspiración y la espiración.
Practiqué para mantener la plena
conciencia durante toda la experiencia
de una relación sexual.
No solo en el momento en que
es realmente interesante,
también en las partes
que no son tan interesantes,
que pueden tener relación
con esa experiencia.
Las que vienen después,
a veces días después, a veces
semanas después, o meses después.
Y puedo decirles, tras 15 años de
monacato, a veces 15 años después,
mientras estoy sentado en meditación.
La causa es que estaba enamorado
de la imagen de la otra persona.
Y a veces esa imagen regresa.
Y regresa la pasión, brota esa semilla,
y pienso: "¡Era tan agradable!"
En cierto modo esa pasión oculta
nos impide ver lo que ocurre en realidad.
Lo que realmente estamos haciendo
en el momento presente.
Y debemos ser muy cautos.
Los monásticos nos entrenamos
para reconocer esa pasión,
ese apego en cuanto aparece,
y no aplastarlo contra el suelo con
un martillo, sino cuidar de ella,
abrazarla.
Esa es la belleza de la transmisión
de Thay a la sangha,
porque en muchos monasterios
budistas tradicionales
se aplasta.
¡Lo amputas!
Y, como ya sabemos, cuando intentas
evitar que las semillas
broten de la tierra,
lo que hacen es extender sus raíces,
a veces muy lejos.
Con el bambú, a veces intentas...
Lo cortas y lo cubres con tierra,
pero las raíces siguen creciendo,
y encuentran otro lugar donde brotar,
a veces a diez metros.
El deseo sexual es igual.
Si lo oprimimos,
encontrará otras vías para surgir.
No se da una circulación saludable
de nuestras formaciones mentales,
esta energía sexual no circula
de forma saludable.
Y Thay
nos ha entrenado a los monásticos
a tener una relación sana
con nuestra energía sexual.
Luego está el espíritu.
Hemos aludido a la respiración.
Estas cuatro son para observar
nuestra energía sexual.
Luego Thay nos presenta
[SEX]
la energía llamada espíritu. Espíritu.
Podemos escuchar la campana.
(Campana)
(Campana)
[energía vital]
[SEXUAL-RESPIRACIÓN-ESPÍRITU]
Espíritu. Esta palabra tiene la misma raíz
que "respirar".
El aliento.
Tiene relación con la mente, reconoce que
la mente está conectada con el aliento.
En las siguientes etapas
de respiración consciente
nos hacemos conscientes de la mente.
[9 consciente de la mente]
Somos conscientes
de los pensamientos que aparecen.
Cuando contemplamos
esos pensamientos, vemos
que son el alimento de las formaciones
mentales, como el deseo sexual.
Somos conscientes de dónde pone
la atención nuestra mente.
¿Hay una imagen en mi mente?
Quizá una imagen erótica.
Lo observamos y vemos que eso riega
en nosotros la semilla de deseo sexual.
Es muy sencillo.
Solo que no lo reconocemos.
No tomamos distancia para hacer que
brille sobre él la luz de la conciencia.
Esa es la propuesta que nos hace el sutra.
Al inspirar, soy consciente de mi mente.
Al espirar, soy consciente de mi mente.
Consciente de lo que ha aparecido en mi
mente, ante el ojo de la mente.
Cuando observamos la respiración,
la respiración es
el objeto de nuestra meditación.
La plena conciencia es siempre
plena conciencia de algo.
Podemos ser conscientes de la respiración,
podemos ser conscientes de...
Podemos imaginar el rostro de una persona
que nos parezca muy atractiva,
y así puedo regar la semilla
de deseo sexual.
Por tanto, se convierte en
una fuente de alimento.
Eso es lo que hacemos día tras día.
Y cuando paramos, cuando llevamos
la atención de nuevo al aliento,
esa semilla no recibe más riego.
Creemos que hay un "yo"
que actúa por nosotros,
que yo soy el que actúa. Pero se trata
de proceso de condicionamiento.
Los nutrientes penetran,
impresiones sensoriales, volición,
conciencia.
Si cultivamos la semilla de tener
relaciones sexuales múltiples,
eso se hace realidad.
Si cultivamos la semilla de ser
consciente de la respiración,
de calmar cuerpo y mente,
eso se hace realidad.
El lugar donde ponemos la atención
es lo que está en el plato de la mente,
como si hubiera comida en un plato
ante nosotros.
O quizá eso que aparece en el ordenador.
Que aparece en el monitor.
Esto es lo que estamos entrenando aquí,
a cada instante, ser consciente
de lo que está presente en nuestra mente.
Luego aprendemos a alegrar la mente.
[10 alegrar la mente]
Aprendemos a hacer brotar
ese tipo de pensamientos,
a poner la atención en esas cosas
que generan alegría y felicidad.
Profundizamos en la raíz.
Aprendemos a generar alegría y felicidad,
y luego ahondamos para ver,
¿qué ocurre realmente ahí, en la raíz?
¿Cómo podemos obtener nutrientes
de nuestro pensamiento, de la atención,
que alimenten la alegría y la felicidad?
Entrenamiento de la mente,
entrenamiento mental.
Aprendemos a sublimar esta energía vital
que se manifiesta como deseo sexual.
Y la dirigimos al aliento, al espíritu,
a la conciencia de la energía sexual.
Pero sin ser arrastrados por esa energía,
o ser empujados
por esas imágenes a las que estamos
apegados, que nos ciegan.
Y al alegrar la mente,
la mente se apacigua,
no busca nada fuera de ella.
Ya no busca esas imágenes,
no se deja arrastrar con facilidad
por la música del supermercado,
o los anuncios que se ven
junto a la carretera.
Ayer leí una historia
de un antiguo discípulo de Thay.
Muchos saben que Thay está
en Vietnam, en su templo de origen.
Ha tomado el compromiso de quedarse allá
hasta el fin de sus días.
Y muchos hermanos y hermanas
de la comunidad
se preparan en este momento
en previsión de que mucha gente
se interese de repente por la vida de Thay
y poder explicar cosas de la vida de Thay.
Una de esas hermanas me envió un documento
de un antiguo estudiante de Thay,
llamado Jim Forest, que estudió en ()
y en la Delegación Budista por la Paz
en París en los años setenta.
Cuenta la historia de una vez en que
caminaban por el barrio de Tenderloin
en San Francisco, que es,
creo que aún es algo...
Lo ha dicho Michael.
Es la zona... Creo que es un poco
donde abundan los sex shops,
y espectáculos de esos, ya saben.
Creo que en París también hay algo así.
De algún modo acabaron
caminando por San Francisco
y llegaron a ese... Y en la historia, Jim
contaba que pensaba: "¡Cielos!
¿Cómo he podido llegar
a este barrio con Thay?"
(Risas)
Intentaba mirar solo hacia deante,
caminar sin ver nada.
Pero entonces llegaron a un local
donde se anunciaba un espectáculo.
Y Thay se giró y se quedó mirando.
Y
tengo la impresión de que Thay miraba
como miraría una hoja de otoño,
o una brizna de hierba.
(Risas)
Con una mirada de asombro.
Porque creo que en Vietnam no es muy común
ver en la calle...
Thay miraba imágenes de mujeres
que invitaban a entrar.
Y debajo estaba escrito:
"Solo los mayores de 21 años
con un documento pueden entrar".
Entonces, Thay se giró hacia Jim y dijo:
"Jim, ¿eres mayor de 21?"
(Risas)
Y Jim respondió: "No, Thay".
Claro que Jim era mayor de 21 años.
Pero Jim tenía una profunda comprensión
de la pregunta de Thay.
Thay no le estaba preguntando exactamente
si ya tenía 21 años.
Cuando un maestro zen te pregunta algo,
hay muchos niveles de significado.
Así que Thay dijo. "Muy bien. Yo tampoco".
(Risas)
Claro, Thay tenía más de 40 años.
Pero Thay dijo: "Yo tampoco. Así que
no tenemos por qué entrar ahí".
Y siguieron caminando.
Me encanta esa historia, porque
la forma usual de practicar es una especie
de baipás espiritual.
Solo queremos pasar de largo.
Tenemos miedo, ¿verdad?
Como se dice en el entrenamiento,
tenemos miedo,
la ilusión de un ser separado.
En ese miedo, para mantener la ilusión
de la existencia de un ser separado,
cerramos nuestra visión.
Miramos solo así.
Pero Thay se detuvo y miró. Thay quiere
ver de verdad qué está pasando.
Hay alguien en nosotros
que quiere ver de verdad
qué está pasando. No queremos cegarnos
ante la realidad.
Ahí dentro hay mujeres jóvenes,
estos espectáculos son su medio de vida.
Thay observa esa situación
con detenimiento y compasión.
Si nuestra práctica es así de sólida,
no somos tentados, no somos arrastrados,
la emoción no nos vence.
Y podemos sonreír con asombro,
con una mirada de asombro.
Aquí, ser menor de 21 años significa
que preservamos nuestra inocencia,
nuestra alegría, nuestro asombro
al mirar el mundo.
Aunque hayamos sufrido en el pasado,
aunque en el pasado fuésemos mayores de 21
podemos recobrar ese asombro infantil.
Y mirar a otro ser humano,
mirar una situación
con ojos de comprensión y amor.
Y ver el sufrimiento que está presente.
Si somos capaces de alegrar
la mente de ese modo,
si somos felices
y sólidos en nuestra alegría,
esas cosas no nos arrastran.
El undécimo es concentrar la mente.
[11 concentrar la mente]
Aprendemos a sostener la atención
en el tiempo.
Esto está relacionado con seguir
la inspiración y la espiración.
Podemos ser conscientes de la inspiración,
y sostener esa atención
en el tiempo.
Cuanto más lo entrenemos, más
estable se hará nuestra concentración,
más sólida, no nos distraeremos
con facilidad.
Aunque vuelvan esas imágenes,
como cuando Thay se detuvo allí,
mirando la imagen de una mujer,
no somos arrastrados. No somos...
La imagen se exhibe para hacerte entrar,
así que pagas la entrada
para poder entrar y regar en ti
la semilla de deseo sexual.
Pero si sabemos mantener la concentración,
sabemos cuándo nos llegan esas cosas
que intentan nutrir esa semilla
y no les permitimos seguir manifestándose
en nuestra conciencia mental.
No penetrarán en lo más hondo.
Buda lo dijo a menudo.
No es que Buda no albergue deseo sexual,
o ira, o tristeza,
es solo que no permite que esas emociones
sigan ya inundando su mente.
Ha tomado la decisión de cortar con ellas.
Puede ver una mujer desnuda,
pero eso no penetra hasta tocar la semilla
de deseo sexual en su conciencia.
Sabe que esa no es la verdadera libertad.
Que no puede encontrar felicidad verdadera
en una relación sexual.
Solo... La verdadera felicidad solo
se encuentra dentro de cada uno,
en su cuerpo, en su mente,
en cultivar la paz, la alegría, la calma
y comprender la naturaleza de la mente.
Esas tentaciones ya no nos arrastran.
Y si tenemos una relación sexual,
tampoco somos arrastrados
por la imagen que tenemos
de la otra persona.
Podemos mirarla a los ojos y verla
tal como es en realidad.
Lo practicamos como meditación.
Si somos practicantes laicos,
no tenemos el compromiso
que tenemos nosotros los monásticos.
No quiero que salgan de aquí pensando:
"¡Cielos!
¡Tengo que hacerme ya monje o monja!".
Pero tenemos que aprender a cuidar
de ese deseo en nosotros
para que la pasión no nos ciegue.
Esto es comprender
esta energía vital del espíritu.
Comprender nuestra mente.
Hemos de comprender la forma
en que todo esto
estimula sin cesar semillas
en nuestra conciencia.
Y luego, tocamos la libertad.
Liberar la mente.
[12 liberar la mente]
La mente ya no está esclavizada,
ya no somos arrastrados fácilmente
por las imágenes.
Queridos hermanos y hermanas,
gracias por estar aquí,
y contribuir a observar con hondura
esta energía del deseo sexual.
Los animo a investigar las etapas
siguientes de la respiración consciente,
la concentración en la impermanencia,
dejar ir, abandonar todo deseo,
la extinción de nociones, nirvana,
en sus propias prácticas aquí.
No hay más tiempo.
Pero quiero compartir,
como hombre,
y como monje,
que soy consciente
de nuestra historia ancestral,
que hay mucho por empezar de nuevo
en esta materia.
Y entrando en el siglo XXI
espero que podamos hacerlo juntos,
que podamos aprender de esas semillas,
de cómo usamos la violencia, el poder,
el miedo en el pasado,
porque no comprendíamos
la enseñanza de Buda.
No sabíamos poner en práctica
esta comprensión
del deseo sexual. Así,
con toda humildad, debemos aprender
a empezar de nuevo como hombres,
en particular.
El movimiento #MeToo nos ayuda,
es una campana de plena conciencia
que ayuda no solo a los hombres,
pero sobre todo a los hombres
a investigar esta cuestión
como entrenamiento
para que en el futuro podamos transformar
y vivir de nuevo,
o quizá por vez primera,
en una armonía y paz verdaderas,
en hermandad y fraternidad.
Quiero acabar pidiéndoles su apoyo.
Dos de nosotros acudirán
la próxima semana a una conferencia
sobre "La dignidad de los niños
en el mundo digital".
Se celebra en los Emiratos Unidos.
Thay ha sido invitado para representar,
como líder budista, para representar
a la comunidad
para indagar en la situación de los niños
que están siendo explotados para
pornografía en línea.
Es una reunión de líderes
de diversas tradiciones,
musulmanes, cristianos, judíos
y otras tradiciones, budistas,
y Thay no irá en persona
pero irán dos hermanos
a colaborar. Los agradezco por darme
la oportunidad de hablar de este tema hoy,
porque...Estoy agradecido a Thay
por haber puesto en los entrenamientos:
"Haremos todo lo posible para
proteger a los niños de abusos sexuales,
y para evitar que se rompan parejas y
familias por conductas sexuales erróneas."
Les pido que envían energía
a los niños de todo el mundo
que se ven en situaciones de ese tipo
por nuestra incapacidad
de cuidar de nuestra energía
de deseo sexual.
Los esclavizan para explotarlos
en Internet
para satisfacer nuestro deseo sexual.
Y es una gran campana
de plena conciencia para nosotros.
Les ruego que disfruten
de la meditación caminando,
seguiremos la semana próxima
estudiando con detenimiento
los entrenamientos.
Muchas gracias.
(Campana)
(Campana)
(Campana)
(Campana)