Voy a comenzar con una cita
del Dalai Lama,
"Hoy, más que nunca,
la vida debe tener
un sentido de responsabilidad universal
no solo de nación a nación
y de hombre a hombre
sino del hombre
a otras formas de vida".
De eso voy a hablar aquí;
Me apasiona la conservación
de la vida silvestre,
es decir, otras formas de vida.
En los últimos diez años,
he hecho todo lo posible
por aprender sobre ello.
He leído libros, hablado con expertos.
He ido a conferencias
y viajado por el mundo.
Quería ver por mí mismo
qué es lo que ocurría en estos lugares.
Visité a los chimpancés en Uganda,
Visité familias de gorilas de montaña
en Ruanda.
Y a todos los sitios que voy, la causa
del menguante número de estas especies
es la presión de la población humana.
Un ejemplo visual reciente de esto
lo vi en Uganda,
con granjas alzándose
en la ladera
justo hasta los límites
del Parque Nacional Bwindi,
uno de los últimos hábitats que quedan
de los gorilas de montaña.
Hablemos de población.
Actualmente somos 6.700 millones
de personas en el mundo,
y se calcula que en los próximos 40 años
llegue a 9.000 o 10.000 millones.
El problema es que ya tenemos
1.000 millones de personas
que no tienen comida suficiente.
¿Qué sucederá cuando
se aumente la presión,
la presión de la población humana
en un 50% más?
Lo que creo es que tendremos
más conflictos, más guerras
sobre recursos cada vez más escasos,
menos agua potable por persona.
Tendremos menos comida por persona,
más enfermedades y sufrimiento.
Es difícil de comprender,
pero es un sufrimiento a escala global
cuando hablamos de miles
de millones de personas.
Sé que da mucho que pensar.
¿Este es el futuro que queremos dejar
a nuestros hijos y nietos?
Yo tampoco lo creo.
Pongamos rumbo a un futuro mejor.
Thomas Berry escribió
que el gran trabajo de nuestra generación
es aprender a vivir en el planeta
de forma benigna.
¿Por qué?
Una de las razones es que
los seres vivos que nos rodean,
que no son humanos,
no tienen representación en el Congreso;
no tienen un grupo
de presión en Washington,
no tienen voz en la mesa,
pero su supervivencia depende por completo
de nuestra buena voluntad;
muy parecido a los niños.
Hablemos de la población de nuestro país
y nuestra vida silvestre.
Por el año 1800 teníamos
unos cinco millones de personas
y unos 290 millones en el 2000;
ahora más, por supuesto.
En una convención, conocí a
Andrea Laliberte, una científica,
que había hecho un trabajo fascinante
comparando la vida silvestre en el 1700
y 1800 en nuestro país
y hasta qué punto ha cambiado
en la actualidad.
En este gráfico, las áreas rosadas
-no estoy seguro de cómo se ven aquí-
muestran dónde había osos negros.
Las áreas amarillas indican
los que quedan a día de hoy.
Como veis hay una gran recesión aquí.
Este es el lobo gris;
teníamos una gran población
de lobos grises en todo el país,
-las zonas rosas que se ven en el gráfico-
ya no tantos en la actualidad.
Teníamos osos pardos correteando
por medio país;
como veis se han esfumado
y ya no los tenemos.
Esto fue hace sólo 200 años.
Esta especie de isla amarilla
sería el gran ecosistema
de Yellowstone.
Mirad el mapa de referencia:
observad el de la derecha aquí,
el rojo es bueno, el verde malo
y el blanco muy malo.
Se puede ver que hemos perdido
muchas especies en nuestro país:
esas áreas blancas significa que toda
esa vida silvestre que observábamos,
en este caso en el 1800,
ya no existe en nuestro país.
¿Creéis que es normal no tener
toda esa vida silvestre
rodeándonos siempre
en nuestro país?
Eso no es normal.
Más cerca aún, en casa, aquí, esta noche,
en la Cordillera Frontal de Colorado.
Teníamos búfalos salvajes; ya no existen.
Teníamos lobos grises; ya no existen.
Teníamos
-perdonad, el mando está un poco lento-
osos pardos; podrían estar ahí fuera.
Pero ya no existen.
Teníamos linces, el gato; ya no hay.
Tal vez no se están yendo.
(Risas)
Teníamos turones de pies negros,
muy dependientes para sobrevivir
de los perros pradera; no existen.
Teníamos este hermoso pequeño pájaro:
el chorlito llanero; tampoco existe.
Esta información es abrumadora,
¿pero qué podemos hacer?
Podemos elegir un futuro mejor.
Aplicar la empatía que tenemos
por nuestros gatos,
perros y otras mascotas
a las especies en peligro
como este chimpancé,
y a todas las especies en peligro.
Tengamos menos niños:
esta es una de las más poderosas
(Aplausos)
¡Gracias!
(Aplausos)
-No esperaba esta respuesta-
Esto es lo más poderoso que podemos
hacer en Estados Unidos;
si queremos tener niños,
genial; tengamos dos.
Si queremos tener más de dos,
adoptemos.
¿Qué más podemos hacer?
Bueno, no haremos esto.
¿Qué más podemos hacer?
Podemos ayudar a educar niñas y dar
una oportunidad económica a las mujeres
en países en desarrollo.
(Aplausos)
¡Amén!
Cuando hacemos eso, esas jóvenes
eligen tener familias más pequeñas,
y tenemos más nutrición,
más atención sanitaria,
más educación para sus hijos,
y el impacto
en la población global es enorme.
Finalmente, lo que podemos hacer
es dar más a nuestro planeta.
Podemos dar la mitad
de nuestros donativos,
a la gente
y a las causas relacionadas con ellas,
y la otra mitad al planeta,
a la conservación de los océanos,
a la conservación de la vida silvestre.
A propósito quiero señalar que actualmente
solo damos entre un 2 y un 5%
de todas las donaciones como categoría,
al medio-ambiente y la vida salvaje
Habéis sido muy pacientes
en ocasiones con temas difíciles;
Sólo quiero decir
que en lo que hay que pensar
es en cambiar como especie
lo que hacemos,
para que todos los seres vivos
que no son humanos
puedan prosperar junto a nosotros
de aquí a 100, 500, 1.000 años.
Muchas gracias.
(Aplausos)