En nuestra cultura, solemos ver el sexo
como algo que es más importante
para los hombres que para las mujeres.
Pero eso no es cierto.
Lo que es cierto es que a las mujeres
les suele avergonzar más hablar del tema.
Más de la mitad de las mujeres sufren en
silencio algún tipo de disfunción sexual.
Cada vez se oye más eso
de la brecha del orgasmo.
Es un poco como la brecha salarial
pero más embarazoso...
(Risas)
Las mujeres heterosexuales
suelen alcanzar el clímax
menos del 60 % de las veces
que mantienen relaciones.
Los hombres lo alcanzan
el 90 % de las veces.
Para solucionar esto, se ha vendido
a las mujeres medicación inadecuada,
cremas de testosterona...
incluso inyecciones genitales que
no fueron probadas en ensayos clínicos.
El tema es que la sexualidad femenina
no se puede arreglar con una pastilla.
Y eso no es porque esté dañada,
sino mal entendida.
Nuestra cultura ha tenido una imagen
sesgada y médicamente incorrecta
de la sexualidad femenina
desde hace siglos.
Si más de la mitad de las mujeres
tienen algún problema sexual,
quizás nuestra idea de sexualidad
no funciona para las mujeres.
Necesitamos entender mejor
cómo funcionan las mujeres en verdad.
Soy periodista
y hace poco escribí un libro
sobre la evolución de cómo
entendemos la sexualidad femenina.
La sexualidad en sí fue definida
cuando los hombres dominaban la ciencia.
Los científicos masculinos
veían el cuerpo femenino
a través de sus lentes sesgadas.
Podrían haber preguntado
a las mujeres sobre su experiencia.
En vez de eso, investigaron el cuerpo
femenino como si fuera algo extraño.
Aún seguimos debatiendo la existencia
de la eyaculación femenina y el punto G
como si habláramos
de extraterrestres o de ovnis.
"¿De verdad existen?".
(Risas)
Todo esto se duplica
en la sexualidad femenina
de las personas LGBTQI,
que ha sido odiada y borrada
de maneras muy concretas.
La ignorancia sobre el cuerpo
femenino se remonta a siglos.
Se remonta a los comienzos
de la medicina moderna.
Retrocedamos al siglo XVI,
una época de revolución
científica en Europa.
Los hombres de ideas
cuestionaban los dogmas antiguos.
Construían telescopios
para mirar las estrellas.
Progresábamos...
a veces.
Lo cierto es que los padres
de la anatomía,
y digo "padres" porque, seamos
claros, todos eran hombres...
curioseaban entre
las piernas de las mujeres
para intentar clasificar lo que veían.
No tenían muy claro
qué hacer con el clítoris.
No parecía tener nada
que ver con hacer bebés.
El principal anatomista
de la época declaró
que probablemente fuera
un crecimiento anormal...
(Risas)
y que todas las mujeres que lo tuvieran
probablemente fueran hermafroditas.
Se lo consideró tan malo
que a veces los padres mandaban
cortar el clítoris a sus hijas
si se lo consideraba demasiado grande.
Es cierto.
Lo que hoy llamamos
"mutilación genital femenina"
se practicó en Occidente
hasta casi el siglo XX.
Deben preguntarse:
si estaban tan confundidos
con el cuerpos femenino,
¿por qué no pedían ayuda a las mujeres?
Pero Uds. deben pensar:
"Todo eso es historia.
Ahora el mundo es distinto.
Las mujeres lo tienen todo.
Tienen la píldora anticonceptiva,
tienen el 'sexting', Tinder
y la decoración genital".
(Risas)
Las cosas seguro que han mejorado.
Pero la ignorancia médica
sobre el cuerpo femenino continúa.
¿Cuantos de Uds. reconocen esto?
Es la estructura completa del clítoris.
Lo vemos como una protuberancia
del tamaño de un guisante,
pero la verdad es que se extiende
hacia el interior del cuerpo.
La mayor parte está debajo de la piel.
Contiene casi tanto tejido
eréctil como el pene.
Es precioso, ¿verdad?
Se parece un poco a un cisne.
(Risas)
Esta escultura es de una artista
llamada Sophia Wallace,
parte de su proyecto "Cliteracy".
(Risas)
Ella cree que necesitamos
saber más sobre el clítoris
y es verdad si tenemos
en cuenta que esta estructura
fue mapeada completamente en 3D
por investigadores recién en 2009.
Esto fue después de terminar
de mapear todo el genoma humano.
(Risas)
Esta ignorancia tiene
consecuencias en la vida real.
En 2005, en una revista médica,
la Dra. Helen O'Connel, uróloga,
advirtió a sus compañeros que
esa estructura aún no se encontraba
en publicaciones médicas básicas...
libros de texto como "Anatomía de Grey".
Esto podría traer graves
consecuencias en una cirugía.
Procésenlo.
Caballeros:
imaginen que corrieran
el riesgo de perder el pene
porque los médicos no tuvieran
muy claro dónde está
o qué aspecto tiene.
Como es de esperar,
muchas mujeres tampoco tienen claro
cómo es su propia anatomía genital.
Y no se las puede culpar.
A menudo, el clítoris también falta
en los esquemas de educación sexual.
Las mujeres perciben
que la cultura ve sus cuerpos
con dudas, en el mejor de los casos
y, en el peor, con desdén y asco.
Muchas mujeres todavía ven sus genitales
como algo sucio o inadecuado.
Hay una tendencia cada vez
mayor a comparan sus vulvas
con las pequeñitas y limpias
que ven en la pornografía.
Por eso el negocio de la labiaplastia
se ha vuelto tan popular
entre mujeres y adolescentes.
Algunos lo consideran un tema trivial.
Cuando estaba escribiendo
mi libro, fui a una cena
y alguien dijo: "¿La sexualidad no es
un problema del primer mundo?
¿No lidian las mujeres con problemas
más importantes en el mundo?".
Claro que sí.
Pero creo que el impulso de
trivializar el sexo es parte del problema.
Vivimos en una cultura
que parece obsesionada con el sexo.
Lo usamos para vender de todo.
Decimos a las mujeres que ser sexis
es una de las cosas más
importantes que pueden hacer.
Pero lo que realmente hacemos
es menospreciar el sexo.
Lo reducimos a una triste sombra
de lo que es en realidad.
El sexo es más que un acto.
Hablé con la Dra. Lori Brotto,
una psicóloga que trata
problemas sexuales en las mujeres,
incluidas las supervivientes de un trauma.
Dice que cientos de sus pacientes
tienden a repetir lo mismo.
Dicen: "No me siento completa".
Sienten que han perdido la conexión
con sus parejas y con ellas mismas.
¿Qué es el sexo, entonces?
Tradicionalmente,
hemos definido el acto sexual
como un proceso lineal
orientado a un objetivo.
Es algo que empieza con el deseo,
sigue con las caricias eróticas
y termina con un final feliz.
Excepto que muchas mujeres
no lo experimentan así.
Para ellas es menos lineal y más circular.
Este es un modelo nuevo
de la excitación y el deseo femenino
desarrollado por la Dra. Rosemary Basson.
Dice muchas cosas,
incluso que las mujeres pueden empezar
un encuentro por muchas razones distintas
que no son el deseo,
como la curiosidad.
Pueden acabar con un clímax o con varios,
o con satisfacción
sin ningún tipo de clímax.
Todas las opciones son normales.
Algunos están empezando a defender
una definición más rica de la sexualidad.
Tanto si se identifican como hombre,
mujer o ningún género,
el sexo gira en torno a
nuestra relación con los sentidos.
Se trata de ir más despacio,
escuchar al cuerpo,
estar en el momento presente.
Se trata de nuestra salud
y bienestar en un sentido holístico.
En otras palabras,
el sexo, en su verdadera
dimensión, no es profano.
Es sagrado.
Por eso, las mujeres están
redefiniendo su sexualidad.
Se preguntan: ¿qué es para mí el sexo?
Están experimentando con prácticas
menos orientadas hacia un final feliz,
y más al sentirse completas.
Así que están probando
con clases de sexo espiritual,
talleres de masturbación...
incluso filmando su propia porno
que celebra la diversidad
de los cuerpos reales.
Para quien aún piense que es
un asunto trivial, considere esto:
entender el propio cuerpo es
crucial para el importante tema
de la educación sexual
y el consentimiento.
Saber de manera íntima y profunda
qué clase de caricia nos agrada,
qué presión, qué velocidad, qué contexto,
hace que se sepamos mejor
qué tipo de caricia no nos gusta
y tengamos la confianza para decirlo.
En el fondo, no se trata de que
las mujeres practiquen más sexo o mejor,
ni de que las mujeres tengan
tantos orgasmos como los hombres.
Se trata de aceptarse a sí mismas
y a su propia experiencia única,
de ser expertas del propio cuerpo.
Es definir el placer y la satisfacción
bajo sus propios términos.
Y si eso significa que son
felices sin practicar sexo,
también es perfecto.
Definir el sexo como parte
de nuestra salud y bienestar
y empoderar a las mujeres
para adueñarse de él
es el siguiente paso
crucial hacia la igualdad.
Y creo que sería un mundo mejor
no solo para las mujeres,
sino para todos.
Gracias.
(Aplausos)