Mi idea es que la personalidad
de un avatar
es muy cercana a la suya.
Nace de la observación de varias personas
y la conducta de sus avatares
y su forma de hacer las cosas.
Así, la distancia que los avatares
mantienen al interactuar en Segunda Vida
es muy similar a lo que sucede
en la vida real.
Cuando alguien se acerca mucho a ti,
instintivamente, das unos pasos atrás.
Porque, aunque es la interacción
entre dos avatares,
aún así sientes la sutileza,
el grado de intimidad
y así la necesidad de mantener distancia.
Creo que se aplica a muchas cosas,
incluida la forma de hablar o escribir.
Algunas personas son muy groseras.
Algunas pueden golpearte
o el vocabulario que usan
contiene cierta violencia.
Creo que la identidad del avatar
es semejante a la personalidad de uno.
Tal vez soy solo yo,
pero creo que varios revelan
su verdadera personalidad
mediante las conductas de sus avatares.
Al viajar por Segunda Vida,
sin evitarlo, proyectamos
nuestra primera vida allí.
Traemos muchos de los dilemas
y disyuntivas que enfrentamos
en la vida real al frente de Segunda Vida,
con la esperanza de resolverlos.
O esperamos e intentamos usar Segunda Vida
para descifrar e interpretar la vida real.
Pero somos incapaces de hallar
una solución
a los dilemas propios
de la condición humana.
El hecho es que no podemos resolver
nuestras propias dificultades.