(Aplausos)
Como psicólogos y consejeros
invertimos bastante tiempo y energía
para crear espacios
que sean abiertos, incluyentes y seguros.
Pero las personas
siguen sintiéndose muy inquietas
al visitar nuestro espacios
y compartir testimonios
de desafío y angustia.
Sobre todo
las personas que sufren
de una enfermedad psicótica
como la esquizofrenia.
Y especialmente los jóvenes
que sufren los síntomas de psicosis
por primera vez.
A lo mejor,
estos síntomas son desconcertantes.
En el peor de los casos, aterradores.
Así que para un joven
que va al consultorio
de alguien que no conoce
para describir las voces
que escucha y que le dicen cosas malas
o que le sugieren de herirse
o para explicar
que el FBI está pisándole los talones
o que sus padres
están envenenando su comida,
es algo bastante amenazante.
Cuando al final consiguen llegar
a mi consultorio
o a él de un colega
especializado en esta área,
puedo afirmar
que de verdad podemos ayudarlos.
Hay tratamientos de referencia
para la psicósis que funcionan.
Son eficaces: los jóvenes mejoran.
Pero ya está.
El llegar a nuestro consultorios
no es algo sencillo.
Un estado mental confuso,
el estígma y el miedo
contribuyen a crear obstáculos
que han de ser escalados
sin olvidar los síntomas
que estos jóvenes sufren.
Cuando estos muchachos
llegan a mi despacho,
a menudo han pasado
por un viaje muy desgarrador.
Han sufrido una hospitalización
psiquiátrica traumatizante.
Una multitud de médicos
los han examinados
y han ensayado tratamientos
para averiguar lo que estaba pasando.
O tal vez han sufrido
un episodio psicótico continuo sin tratar
mientras que esperaban
que se arreglase por sí mismo
y ellos y sus familias rogaban
para que no fuese lo que temían.
Hay una ventana de tiempo crítica
tras el comienzo de los primeros síntomas
dentro del cual queremos
empezar el tratamiento
para que tenga el mayor efecto posible.
Durante este periodo
necesitamos mucha ayuda
porque es un periodo tan crucial
que puede llevar meses.
Los jóvenes que sufren una psicosis
tardan demasiado en buscar un tratamiento
temprano y eficaz.
Y esto ha sido
el enfoque principal de mi trabajo:
intentar acelerar y facilitar
el proceso de conectarse al tratamiento.
Sé que hay personas
alrededor de estos jóvenes
que puedan ayudarnos en esto,
y quiero hablarles de estas personas
que se encuentran en el lugar perfecto
y que nos gustaría reclutar
para que sean parte
de nuesta comunidad de salud mental.
Pero antes de todo,
quiero compartir
más información sobre la psicosis
para que comprendan mejor
lo que implica.
La mayoría de nosotros somos conscientes
de la reputación de la psicosis,
por la prensa
y los medios de comunicación.
En realidad, la psicosis se caracteriza
por experiencias sensoriales falsas
o alucinaciones;
un sistema de creencias falsas,
o bien delirios;
una experiencia limitada de sentimientos
como la motivación y la satisfacción;
un trastorno de pensamientos y actitud,
además de trastornos cognitivos.
La psicosis es algo que se encuentra
en cada cultura del mundo,
y a menudo tiene un componente genético.
Generalmente se manifesta
entre los 16 y 24 años.
Así que si están piensando,
"Es un periodo muy duro;
pasan muchas cosas",
están en lo correcto.
Los jóvenes están intentando averiguar
quiénes son, quiénes quieren ser.
Están formando amistades sólidas,
y están planeando su futuro.
Se puede pensar en la psicosis
como en una lesión celebral traumática,
es muy perturbadora para muchos
de los procesos centrales del cerebro:
la comunicación,
la regulación del humor y de la conducta,
la comprobación de la realidad,
la resolución de los problemas,
la toma de decisiones.
Así que estos trastornos
que ocurren durante esta etapa clave
para el desarrollo,
tienen repercusiones importantes
para el futuro de los jóvenes afectados.
Cuanto más perdura
el episódio psicótico sin tratar,
más larga y ardua será la recuperación.
Y sí, he dicho recuperación.
Las personas pueden recuperarse
de estas experiencias.
Lo desafiante de estas experiencias
para los jóvenes son la consecuencias.
Las consecuencias de una enfermedad
psicótica sin tratar son graves.
A menudo las personas
presentan un número creciente
de hospitalizaciones psiquiátricas.
Es más probable que tengan
comorbilidades médicas,
como enfermedades cardíacas y diabetes.
Es más probable que se vean implicados en
el sistema jurídico, drogas e indigencia.
Por eso, a menudo han de desconectarse
del trabajo, la escuela y sus amistades.
Las pruebas de efectividad
del tratamiento son sólidas.
Los jóvenes mejoran.
Con un tratamiento temprano y eficaz,
vuelven al trabajo y a la escuela.
vuelven a conectarse con sus amigos,
hacen proyectos para el futuro
y los cumplen.
Y lo sé porque lo he visto,
y, de verdad, es increíble.
Queremos empezar el tratamiento
desde la primera aparición de los síntomas
para reducir al mínimo
los efectos del episodio psicótico.
Quizás recuerden lo que dije hace poco
que la recuperación es real
y que los jóvenes mejoran;
quizás recuerden también que dije
que la búsqueda de un tratamiento eficaz
es un verdadero desafío.
Espero que recuerden que les hablé
de estos candidatos
que se encuentra en el lugar perfecto
y que pueden realmente ayudarnos.
La psicosis se manifesta
en un periodo clave para el desarrollo,
pero es también un periodo
lleno de potencial para la recuperación
Porque los jóvenes siguen rutinas
de manera muy conforme y predecible.
Van a la escuela cada día.
Trabajan por las noches.
Van al entrenamiento de fútbol
o al ensayo de teatro por las tardes.
Van a la sinagoga el viernes
o a la iglesia el domingo.
Y salen con sus amigos
el resto del tiempo.
Esto es algo fundamental
para la intervención temprana,
porque significa
que los jóvenes tienen habitos
que permiten vigilarlos
a lo largo del tiempo.
Significa que hay personas
que pueden darse cuenta de los cambios.
Pueden determinar
si los cambios parecen constantes
en comparación
con los episódios esporádicos
que ocurren durante la adolescencia
y que todos hemos experimentado.
Y pueden averiguar si estos cambios
están causando problémas o estrés.
A las personas integradas
en estos sistemas,
la doctora Carina Iati y yo
los llamamos "primeros intervinientes".
Con este término generalmente
se hace referencia a los equipos
de médicos de emergencia,
pero las personas
de las que quiero hablarles,
por su rol y responsabilidad
en la vida de los jóvenes,
es probable que se encuentren
en primera línea
durante una emergencia psquiátrica.
Con las herramientas apropiadas,
estas personas pueden de verdad ayudarnos
en la identificación de los signos
precoces de efermedad psicótica.
Esta personas son únicas,
porque es muy probable que tengan
relaciones establecidas con los jóvenes
y que ya se les vea come ayudantes.
¿Quiénes son?
Son los profesores.
Los entrenadores.
Los líderes religiosos.
Los líderes de la comunidad.
Los organismos locales
de aplicación de la ley,
los padres.
La mayoría de ellos
no tiene formación sobre la salud mental.
De hecho, si les pregunta
es probable que contesten
"No me siento cómodo ni competente
como para ayudar a alguien
a buscar tratamientos de salud mental
ni para intervenir
durante un crísis psiquítrica".
Estas personas
tienen la singular oportunidad
de hallarse presentes
cuando suceden asuntos como estos.
Pueden ayudarnos a identificar
las señales de alarma.
Pueden apoyarse
en las relaciones que ya existen
para abordar conversaciones difíciles
sobre los síntomas y el comportamiento
y pueden proporcionar apoyo constante.
El objetivo es crear
una comunidad para la salud mental
que sea más amplia,
en la que más personas participen,
incluso los que piensan
que no tienen nada que compartir
con esta comunidad,
o que esta no es una comunidad para ellos.
Los primeros intervinientes son un grupo
que realmente queremos añadir
y que tienen algo importante que ofrecer.
Quiero decirles cómo lo hacemos:
hay tres pasos importantes.
El primero consiste
en apuntalar las inversiones
y mostrar las oportunidades.
La mayoría de los primeros intervinientes
no tendrán idea de lo que pueden brindar.
Queremos compartir
esta información con ellos.
Y queremos que conozcan las consecuencias,
las consecuencias considerables
que una psicosis sin tratar conlleva
para los individuos,
las familias y las comunidades.
Y queremos que sean conscientes
del enorme potencial de la recuperación.
Esperamos que esta información
les permita invertir más
en la salud mental de los jóvenes
a los que ya están sirviendo.
El segundo paso es
el intercambio de información,
la formación y el entrenamiento.
Las señales precoces
de los que he hablado,
queremos que las conozcan:
señales de alarma
como lenguaje desconcertante,
piensamientos raros,
ideas paranoides,
cambios en el rendimiento,
el humor o la capacidad cognitiva.
Queremos que sean conscientes
de las estrategias de comunicación útiles
durante una crísis psiquiátrica
o un episodio psicótico.
Por ejemplo, las afirmaciones y
preguntas simples, claras y directas,
y estrategias de comunicación no verbal
como el espacio personal.
Es importante que conozcan las estrategias
de comunicación que son ineficientes
como desafiar
a las alucinaciones y a los delirios,
y afirmar que lo que pasa no es real.
Queremos que estén informados
sobre la variedad de métodos
que pueden utilizar
para asistir a alguien,
en función de sus nivel de confianza.
Hay muchos métodos correctos
para poner en marcha este proceso,
desde sentarse,
hallarse presentes y escuchar
hasta tener una conversación difícil
como por ejemplo:
"Esto es lo que he notado.
Esto es lo que me preocupa.
Creo que es el momento
de pedir ayuda a alguien".
Los primeros intervinientes
no tienen la responsabilidad
de que el tratamiento se lleve a cabo.
Simplemente les pedimos
que inviertan en el proceso,
que planten una semilla, que den un paso.
Tampoco es su responsabilidad
hacer un diagnóstico,
solo pedimos que vigilen.
El tercer paso es
la creación de agentes de cambio.
Cuanta más gente esté involucrada
en nuestra comunidad de salud mental
mayor será el impacto general
para todos los que forman parte de ella.
Cuanto más hablemos de salud mental,
más aumentará nuestra capacidad
de desestigmatizar estas experiencias
y normalizar el estrés
y la búsqueda de ayuda.
Los mayores problemas
son el silencio y el miedo.
A no hablar, no hacemos nada.
No tengo duda de que haya
muchas personas empáticas aquí
que están piensando
"No soy un primer interviniente de por sí,
pero me gustaría ayudar de alguna manera".
Bueno, es fenomenal,
queremos invitarles también.
Queremos que sea una comunidad amplia,
que llegue más allá
de las personas que han sufrido,
sus familias
y sus proveedores, como yo.
Y hay dos cosas que pueden hacer
a partir de hoy
y que van a ser útiles.
La primera es armarse de información.
Pueden visitar sitios web
como nami.org [nimh.nih.gov],
donde se habla de salud mental.
Si quieren estar involucrados
más activamente, como les he descrito,
pueden darse de alta
en los Primeros Auxilios,
donde recibirán formación
sobre la manera de identificar señales
precoces e iniciar los pasos de ayuda.
Lo segundo que pueden hacer,
y esto es realmente muy importante,
es algo que,como médico, estoy activamente
prácticando día trás día,
es seleccionar sus palabras
cuidadosa y sabiamente.
La lengua es muy poderosa,
y significativa,
y utilizamos palabras como "psicótico",
"loco" o "chiflado"
con demasiada frecuencia.
Las empleamos en situaciones
en las que enviamos un mensaje negativo
sobre las experiencias
relacionadas con estas palabras.
Se aplica también, por ejemplo, a:
"Dios mío, soy obsesiva"
o "¿La viste hoy?
Fue tan bipolar".
Cuando empleamos estas palabras,
enviamos un mensaje que dice:
"No quiero ser eso".
Deberíamos ser concluyentes con
nuestras palabras, no aislar o excluir.
La manera en que hablamos de salud mental
impacta cómo la tratamos.
Así que quiero darles las gracias
por su ayuda.
En definitiva, el objetivo es crear
una comunidad para la salud mental
que sea más amplia,
en la que participen más personas
y que defienda a los que han sufrido.
Queremos hacerlo para todos,
no me malinterpreten,
queremos atender y apoyar
a todos los que han sufrido,
pero hoy estoy hablando
específicamente de la psicosis,
porque es una enfermedad singular.
Tiene una reputación singular
y eso afecta el modo como pensamos
en las personas afectadas
y cómo se tratan.
Además es singular
por las consecuencia de los síntomas
que una psicosis sin tratar conlleva,
y su impacto sobre la vida de los jóvenes.
Y lo mismo se aplica
al tamaño del potencial de recuperación.
La psicósis se manifesta
en un periodo clave para el desarrollo,
y realmente puede ser perjudicial.
Hay personas que están allá
durante este periodo
y que pueden assistirnos en cambiar
cómo los jóvenes viven estas experiencias.
Con las herramientas apropiadas,
pueden convertirse
en participantes activos y ayudar
a los jóvenes a buscar tratamiento.
Cuantas más personas estén involucradas
en una comunidad de salud mental amplia,
mayores serán nuestras posibilidades
de desestigmatizar
las enfermedades mentales
y acabar con los prejuicios
sobre la salud mental
y los mitos sobre enfermedades
como la psicosis.
Por otra parte, y aún más importante,
cuantas más personas participen,
mejor será nuestra capacidad de garantizar
un mejor acceso de estos jóvenes
a la vida con la que
ellos y sus familias sueñan.
Así que gracias a todos.
(Aplausos)