La comida es conexión. Para mí disfrutar de un té caliente siempre me recuerda la calidez y la seguridad del hogar. Y, particularmente, cuando nos sentimos desconectados ese sabor puede significarlo todo. Sin embargo, hay algunas personas que simplemente no pueden volver a casa. Como los uigures, un grupo étnico minoritario musulmán de la China occidental. En 2019, Isobel Yeung fue a China de manera clandestina para reportar sobre los campamentos donde China ha encarcelado a más de un millón de uigures para "reeducarlos" y alejarlos de sus tradiciones. Una de estas tradiciones es su gastronomía y método de cocina singular. Y para los más de un millón de uigures que viven fuera de China, esa tradición es ahora más importante que nunca. PRESERVANDO UNA CULTURA ¿Cuál es el secreto para hacer un buen laghman? (María) La masa tiene que estar bien preparada. (Ysobel) ¿Quién te enseñó a prepararlo? (María) Mi mamá. (Adila) Crecimos comiendo y preparando laghman. (María) En mi país, era enfermera. Ahora que estoy en EE. UU., soy cocinera de restaurante. (Ysobel) Qué maravilla. (Ysobel) ¡Vaya, perfecto! Esa textura es increíble, tienen la consistencia perfecta. La comida uigur es muy interesante porque es una mezcla de diferentes tipos de gastronomías. Sí. Ciertamente, hay algunos elementos chinos como los fideos, el ajo y el jengibre, pero también hay muchos sabores propios de Asia Central, ¿cierto? Sí. (Ysobel) Adila y su mamá, María, son uigures. Vienen del noroeste de China de una región llamada Sinkiang. A diferencia de la mayoría de la población en China que son chinos han, los uigures son en su mayoría una etnia turca musulmana que tienen su propio idioma y tradiciones mucho más cercanas a Asia Central. Mi plato uigur favorito es laghman o lamian, fideos tirados a mano servidos con carne, pimentón, cebollín, comino y especias. ¿Qué representa para ti el lamian? Laghman es un plato tradicional transmitido por nuestros antepasados. Por eso también le enseñamos a nuestros hijos a prepararlo y les decimos, "No olviden la cultura uigur. Recuérdanos cuando estén haciendo laghman". Gracias, adiós. Que tengan un buen día. Gracias. (Ysobel) Adila se mudó de China a Boston para estudiar cuando tenía 17 años. Casi una década después, abrió el único restaurante uigur en Massachusetts en ese momento, con platos basados en las recetas de su mamá. Durante ese tiempo, la vida de los uigures en China. se había ido deteriorado dramáticamente. Con el fin de "combatir el terrorismo," según el gobierno chino, se ha detenido a más de un millón de uigures en campos similares a prisiones en los últimos tres años. Allí son interrogados y torturados con frecuencia, se les prohíbe practicar el islam, y se les obliga a recitar la ideología del partido comunista chino. Sinkiang se ha transformado en un estado de vigilancia distópico. La familia de María y Adila también han sido víctimas de la represión. En 2018, el padre de Adila y esposo de María, dejó de contestar sus llamadas. Eventualmente, se enteraron que había sido llevado a los campos de detención. Mi familia siempre está en mi mente y frente a mis ojos cuando estoy trabajando. Si dejo de pensar en ellos perdería la motivación. El padre de mis hijos está en la cárcel. (Ysobel) Cuando Adila no trabaja en su restaurante seis días a la semana, se dedica a buscar cualquier información sobre el paradero de su padre. Este es mi papá. Nació en 1971. ¿Qué te decía tu padre sobre la situación en Sinkiang? No podíamos hablar directamente. Siempre decíamos frío o caliente. ¿Porque estaba preocupado que el gobierno chino lo escuchara? Sí. Y si alguien era detenido, solo decía: "Oh, se fue". Mi padre siempre me llamaba de una forma especial. (Grabación del padre de Adila) Adi jun. Adi jun. Adi jun. Te extraño, Adi jun. Adi jun, mi niña. Adi jun, mi niña. Me gusta mucho. (Ysobel) Los uigures en China pueden ser arrestados por cualquier cosa, como orar, llevar una barba larga, o tener parientes en el exterior. En el caso del padre de Adila fue por ayunar durante el Ramadán. ¿Cómo crees que es la vida de tu padre ahora? No quiero pensar en eso, es muy duro. Me preocupa bastante. No debe comer bien. Mi mamá cocinaba para él todos los días. No quiero pensar en lo que estará comiendo ahora. (Ysobel) El año pasado, Adila participó en una campaña en las redes sociales llamado #MetooUyghur. También ha dado testimonios sobre sus parientes desaparecidos y presionó a senadores como Elizabeth Warren. Pero al hablar la ha expuesto en las redes sociales chinas. Me metieron en un grupo de WeChat donde había como 500 chinos. Me veían como si fuera una terrorista, y publicaron toda la información sobre el restaurante, mi información personal, adónde fui a la escuela, dónde vivo, mi carro, todo. Eso debió haber sido aterrador. Estaba muy asustada. (Ysobel) A pesar de las amenazas o quizás por ellas, el trabajo que Adila, María y el chef Arkin están haciendo en el restaurante se siente ahora más importante que nunca. ¡Vaya, es un fideo larguísimo! Tener un restaurante como este donde se vende comida halal ya no está permitido en Sinkiang. Parece que para todos ustedes este restaurante uigur es mucho más que un sitio donde venden su comida. Se trata de introducir una cultura y asegurarse de que se mantenga viva. (Adila) Hay muchísimos otros trabajos donde podemos hacer más dinero y más fácilmente. Mantener un restaurante es muy duro. Hay que estar todos los días durante todo el año... Si te gusta mi comida y te gusta lo que hago, entonces esta es la forma como puedes apoyar al pueblo uigur. Subtitulado por Jenny Lam-Chowdhury www.eatingwithmyfivesenses.com