Señoras y señores, estoy hoy
aquí en este escenario...
porque he hecho algunas cosas
que un músico normalmente no haría.
He volado a 30 metros de altura
sobre miles de personas en Brasil,
tocando el piano,
tocando música de Haendel.
También he tocado aquí en Ámsterdam...
mientras era remolcada por un coche
e interpretando a Haendel.
Veamos algunos vídeos.
(Vídeo)
(Música)
Todo esto fue muy divertido.
Fue una experiencia inolvidable...
y mágica por cientos de razones.
Pero la gran pregunta
que lógicamente me hice fue:
¿Por qué narices iba hacer esto?
¿Por qué iba a arriesgar mi vida
colgando de una cuerda...
y por qué tocar sobre una calzada
de piedra en Ámsterdam?
Y, ciertamente, cuando chocamos
contra un puente perdí el control en el teclado.
Bueno, mi respuesta es que realmente
deseaba compartir esta música.
Compartirla con todo aquel
dispuesto a escucharla.
Esta es la razón por la que
me enamoré de esta música.
Hace dos años,
estaba en el sofá con gripe,
aquí en Ámsterdam.
Estaba navegando un poco
por Internet y...
Haendel captó toda mi atención.
Averigüé que compuso obras...
para piano que nunca antes había escuchado.
Y esto era muy extraño.
Algo que nunca antes había escuchado en CD,
en la radio o en directo.
Así que me descargué la partitura,
la puse en el atril
de mi piano y comencé a tocar.
Lo siguiente que ocurrió fue algo
que sólo puedo describir como mi...
estado personal de admiración.
Aquello sacudió algo muy dentro de mí.
Lo ilustraré. La primera obra
que toqué fue esta...
(Música)
Y continúa. La sensación al tocar...
era de una melancolía maravillosa,
realmente maravillosa, pero sin llegar
a caer en la tristeza.
Acabé la obra, pasé la página
y la siguiente obra fue esta.
(Música de piano)
Bueno, esto es muy diferente, ¿no?
Un contraste absoluto. (Aplausos)
Gracias.
Esto fue un contraste absoluto
con respecto a la primera obra.
Así que lo que ocurrió aquí,
en mi habitación de Ámsterdam...
fue que en tres minutos experimenté...
dos expresiones humanas vitales:
melancolía y una energía vibrante y pura.
Y así fue como me hice
adicta a esta música.
Yo toco en muchos conciertos
para niños en Holanda...
y a veces recibo clases
de niños de 7 y 8 años.
Siempre están abiertos a cualquier
cosa que toco ante ellos,
bien sea Bach, Beethoven,
Schumann o jazz.
Siempre tengo la impresión de que puedo
conectar con ellos mientras escuchan.
Es como si ellos estuvieran
en un continuo estado de admiración.
Otras veces recibo clases
en las que son una años mayores...
y no se lo que ocurre exactamente,
no sé si he conectado con ellos,
¿tal vez presión social?
¿O los amigos diciendo
lo que te debería gustar?
¿O los medios diciéndote
lo que se supone que te gusta?
A veces soy crítica y no estoy segura
de que les guste lo que toco.
Recordando cuando yo era joven.
Es una pena que esto desaparezca
de algún modo al hacerse mayor.
Recuerdo cuando tenía 8 años
y escuchaba con todo el corazón...
la música que nunca antes había escuchado,
y corría hacia mi madre y mi padre
preguntado si ellos la habían escuchado.
Una de las cosas positivas
de hacerse mayor es que...
ya no voy corriendo a mi madre
y mi padre preguntando.
Pero tengo la posibilidad
de compartirla con una gran público.
Así es como creo que acabé
a 30 metros de altura.
Esa comprensión que aparentemente había perdido,
ese "estado de admiración" momentáneo,
hasta que escuché Haendel,
me hizo sentir curiosidad por otra gente,
y especialmente para este evento de TEDx de hoy,
mis amigos y yo estuvimos...
enfrente de este edificios hace dos semanas
llevando a cabo un experimento.
Veámoslo.
(Vídeo)
DB: ¿Preparado? Hombre: Sí.
(Música)
Hombre: Vale. ¿Mi opinión sincera?
DB: Sincera
Hombre: Vale. Voy a darles una imagen.
La primera cosa en la que pensé fue en caballos.
DB: ¿Caballos?
Hombre: Sí, me evocaba caballos
y unos caballos bien domados.
Señora: Hace un poco de frío ahora para la música.
Sería mejor un poco más de calor,
con un sol brillante y un vaso de vino blanco.
Ese tipo de cosas.
Señora: Me gustaría estar
haciendo cosas en casa.
DB: ¿Haciendo cosas?
Señora: Sí, mientras escucho esta música.
DB: ¿Por qué haciendo cosas?
Señora: Porque te lleva a un ritmo
en el que puedes ver...
y hacer más cosas
de las que harías sin la música.
Hombre: Creo que es un tipo
de música muy serena...
para la que se necesita
estar sentado mientras se escucha.
Y no creo que sea el tipo de música
que escucharía en el trabajo...
porque requiere mucha atención.
BD: ¿Haces ejercicio con esta música?
Mujer: Sí, me encanta.
DB: ¿De verdad?
Mujer: Sí, es muy agradable hacer ejercicio
con música clásica a todo volumen.
DB: ¡Fantástico!
Mujer: Siempre lo hago. ¡Es fantástico!
Hombre: No me gusta la música clásica,
no me hace sentir nada.
BD: Nada, ¿nada en absoluto?
Hombre: Es muy agradable, es optimista, feliz.
Me recuerda a mi padre...
porque mi padre también tocó el "clave".
¿Cómo se dice "clave" en inglés?
Ese instrumento que es
como un piano pero en la iglesia.
DB: Clave.
Hombre: Clave, sí, en inglés.
Está muy, muy bien.
Me hace querer escucharla tocada por él.
DB: ¡Estupendo! Muchas gracias.
Hombre: Gracias.
(Aplausos)
Bueno, lo mejor es que
no esperaba ninguna reacción...
y tenía miedo de llevarlo a cabo,
y acabé con muchísimas
reacciones diferentes.
Reacciones de todo tipo
que me hacen feliz....
porque conseguir una era bueno,
pero tantas diferentes...
y sobre la misma obra me hace pensar
que es muy buena música.
No puedo ver la mente de estas personas,
obviamente, pero yo comencé,
ampliando mis límites como músico, ver si puedo
llegar a esta gente de manera inesperada.
Porque para mí, el momento
más maravilloso de una interpretación...
es cuando puedo trasmitir mi estado
de admiración en el momento exacto...
en el que estan abiertos a escucharlo.
Cuando escuchan sin perjuicios.
Así que he pensado
que podemos hacer un trato.
Hagan de cuenta que tienen 7 años, por un momento,
mientras acabo esta charla tocando.
Y por supuesto va a ser Haendel.
(Música de piano)
(Aplauso)