(Aplausos) Como a muchos de Uds., me entusiasman las nuevas tecnologías. Veamos Facebook, por ejemplo. Y mi presentación, gracias. Veamos Facebook, por ejemplo. Puede usarse para estar en contacto unos con otros en todo el mundo. Pero también puede usarse para el ciberacoso, para terminar relaciones, para hacer que la gente pierda trabajos, e incluso puede ser responsable de casos de suicidios adolescentes. Entonces, ¿Facebook es bueno o malo? Y digo, depende de la discusión de los usuarios. Me apasionan las tecnologías futuras. Lo he estado investigando en la universidad durante años. Escribo en blogs, escribo artículos, incluso ahora estoy publicando un libro sobre tecnologías emergentes. Hablé con usuarios pioneros, con analistas, con desarrolladores, con emprendedores, y traté de identificar y analizar las tecnologías emergentes que podemos y deberíamos aceptar. Pero siempre recuerdo que debemos considerarlas con mucho, mucho cuidado. Porque si no lo hacemos la tecnología puede volvérsenos en contra. Les mostraré un ejemplo. Este es mi hijo, Omil Tzezana. Precioso, ¿no? Por supuesto. En 2 semanas, festejará su primer cumpleaños. Sigamos 3 posibles escenarios del futuro y veamos cómo puede usarse la tecnología para modelar su vida en las las próximas tres décadas. En 10 años, Omil tendrá 11. Lo veo dormir y sonrío. ¿Por qué sonrío? Porque no es esquizofrénico. Vean, en los próximos 5 años, la secuenciación genética costará menos de USD 1000. O sea, puede secuenciarse, leerse todo el código genético de un ser humano por una suma ínfima de dinero. Omil tendrá todo su código genético secuenciado, los médicos leerán cada gen de su genoma y analizará sus implicaciones. Y resulta que Omil es propenso a la esquizofrenia. Pero no ha tenido todavía ningún episodio. Y por eso incluso puedo sonreír. Llevo a Omil a la escuela, a la escuela privada. No fue fácil entrar. A diferencia de la escuela pública, la escuela privada requiere un certificado genético. Y cuando la junta escolar leyó el certificado genético de Omil casi lo descalificaron en el acto. Por suerte, sus notas eran altas y pudo entrar de todos modos. Pero su amigo David no tuvo tanta suerte. Su mapa genético muestra el potencial de arranques incontrolables de ira. No los tuvo nunca, pero aún así fue rechazado. Porque dentro de 10 años entraremos en la era de la moda genómica. En la que los amigos compartirán datos genéticos en Facebook. Disculpen, en Genebook. Y Omil compartirá sus datos genéticos con sus amigos. Y nos arrentimos de eso, porque todos en su clase lo saben. Esto no es ciencia ficción. La tecnología para secuenciar todo el genoma ya existe. Será mucho más barata en los próximos años. Dentro de 20 años Omil tendrá 21. Por favor, dejen de silbar. (Risas) Lo veo dormir y sonrío. ¿Por qué sonrío? Porque todavía no es esquizofrénico. Además pienso en sus hermosos ojos. Pagué uno de ellos. ¿Cómo pasó? Bueno, conocen las impresoras 3D, ¿no? Esa tecnología increíble que puede usarse para imprimir cosas y herramientas en la casa. Esa tecnología increíble es apasionante. Está llena de potencial y beneficios. Pero esto también depende, a menos que usemos duras regulaciones y estricta discreción, estas impresoras dañarán a algunas personas como Omil. Porque cuando él es adolescente, es curioso y lo dejan solo. Va a Internet y se baja un diseño de arma real. Imprime el arma de Internet en su impresora con una bala de inmediato imprime un arma lista para disparar. De nuevo, ¡no es ciencia ficción! Esta arma fue impresa en 3D en 2013, este año. El patrón y el cuerpo del rifle. El rifle se usó para disparar 6 balas antes de que falle. Cuando Omil sea adolescente, descargará el diseño del arma lo imprimirá y tomará el arma. Apunta el arma a la ventana, aprieta el gatillo y el arma no se dispara. La bala debe estar atascada. Apunta a la pantalla de la computadora que está enfrente. Aprieta el gatillo y el arma aún no dispara. La bala debe estar realmente atascada. Entonces decide averiguar exactamente dónde está atascada. Es bueno tener seguro. Porque incluso en el futuro las impresoras 3D que imprimen ojos no serán baratas para nada. Dentro de 30 años, Omil tendrá 31. Lo veo dormir y sonrío. ¿Por qué sonrío? Porque tiene 31 años y todavía no es esquizofrénico. En 30 años, es la era de la tecnología cerebral. Es el momento en que la tecnología empieza a influir y afectar al cerebro. Piensen en el cerebro como un motor de auto. Si uno quiere cambiar de marcha, si uno quiere subir un cambio, y más allá, bueno no puede. No tenemos un volante para guiar al cerebro. No tenemos palancas. No podemos llegar adentro, ¿o sí? Porque incluso hoy, 2013, tenemos tecnologías que pueden usarse para aumentar el rendimiento del cerebro, para mejorar la memo-recreación, para hacernos pensar más rápido. Estas tecnologías se basan en la creación de campos electromagnéticos dentro del cerebro. Hay algunos estudiantes de neurología y psicología que incluso usan estas tecnologías con ellos mismos, poniéndose generadores en la cabeza, para que se cree un campo electromagnético en ciertos puntos y les ayude a estudiar mejor. Y ellos dicen que lo hace. Es genial, ¿no? Digo, ¿a quién no le gustaría eso? ¡Me gustaría usar esta tecnología! Pero una vez que uno empieza a mover palancas y a apretar botones en el cerebro, en algún momento empieza a ser un lío, porque el cerebro no es un órgano simple. No se puede jugar con él. Y en 30 años, cuando esta tecnología sea tan común como los móviles hoy, algunas personas mostrarán efectos adversos. Y Omil podría ser uno de ellos. La usará durante mucho tiempo porque necesita mantenerse al día en su trabajo. No tiene alternativa, ¡todos la usan! Y en cierto punto, se queman algunos impulsos. Dentro de 30 años, le resulta más difícil hacer sus tareas diarias, por eso él todavía vive en casa. ¿Por qué los llevé a dar este recorrido conmigo? Hay un mensaje para todos los presentes: la tecnología está aquí para servirnos, para mejorar nuestras vidas pero solo si la usamos con cuidado y con discreción. Creo que deberíamos usar más regulaciones en las tecnologías emergentes, algunas de las cuales acabo de mostrarles. Y esto no es ciencia ficción. Todas estas tecnologías existen hoy. Creo que deberíamos enseñarle a los niños a ser más responsables en el uso de las tecnologías emergentes. Creo que deberíamos empezar hoy. Los invito a todos y cada uno. Cuando termine esta conferencia, cuando levanten la pantalla de la computadora, vayan y hablen con sus hijos sobre las tecnologías increíbles y apasionantes que están usando. Dentro de 40 años, Omil tiene 41. Lo veo dormir y les agradezco por haberme escuchado. (Aplausos)