Gracias. Más allá de los límites. ¿Vaya tema, eh? Bueno, cuando pienso en límites, pienso en reglas, normas y restricciones. Pienso en padres, profesores y supervisores, que nos hacen responsables en lo que respecta a esos límites. No es nada malo. Sí, lo sé, si son como yo, necesito supervisores, necesito a alguien responsable que me ayude a hacer lo correcto. Pero ir más allá de los límites, es algo diferente. Pienso en todos esos líderes, profesores, supervisores, padres, que nos inspiran a ir más allá del llamado del deber, a hacer más de lo que debemos, a hacerlo no porque nos lo digan, sino porque queremos. Me gustaría compartir con Uds. lo que afirma la investigación sobre cómo lograr que eso suceda. Y no solo para otras personas, sino para Uds. mismos. ¿cómo inspiramos a la gente y a nosotros a estar automotivados? Hay otra palabra: empoderamiento. ¿Han oído esa palabra, verdad? Ahora bien, la definición de empoderamiento es: "Hazlo. Simplemente hazlo. Con escasos recursos y menos tiempo, te empodero, haz que ocurra". Estoy hablando de sentirse empoderado. Eso es distinto. Sentirse empoderado es sentirse motivado. Ahora bien, si quieren saber si se sienten empoderados, o si sus hijos, estudiantes, trabajadores se sienten empoderados, háganles tres preguntas. Si dicen que sí a estas tres preguntas, se sentirán empoderados. Y, por cierto, esto no se basa en el sentido común, se basa en investigación. Pero, todos Uds. han pasado por eso, así que parecerá sentido común. Primera pregunta: ¿puedes hacerlo? Albert Bandura lo llama autoeficacia. ¿Crees que puedes hacerlo? ¿Tienes tiempo, conocimiento y entrenamiento necesario para hacer lo que te pedimos que hagas? Si respondes que sí, perfecto. Segunda pregunta: ¿Funcionará? ¿Crees que lo que te pedimos que hagas, el proceso, funcionará? Albert Bandura lo llama "eficacia de respuesta": creer que ese comportamiento llevará hacia el resultado final. A propósito, eso conlleva educación. Tenemos que mostrarles la información, quizás también un poco de teoría, les mostramos, les enseñamos por qué esto quizás funcionaría. Acabo de usar la palabra "educación". Antes, usé la palabra "entrenamiento". ¿Hay alguna diferencia? En la escuela primaria, lo llaman educación. En educación media: educación. En el secundario: educación. En la universidad: educación superior. (Risas) Luego vas a la industria y, ¿cómo lo llaman? Capacitación. Tienes el departamento de capacitación. Debe haber alguna diferencia. Bueno, saben cuál es la diferencia. ¿Quieren que sus hijos tengan educación o entrenamiento sexual? (Risas) Quizás sus hijos respondan lo contrario. (Risas) El entrenamiento significa que realizas la acción y recibes comentarios. Es algo muy poderoso. ¿Alguna vez han oído la palabra "entrenamiento en línea"? Es una contradicción, ¿no? Es decir, en el entrenamiento se puede ver el comportamiento, pero entrenamiento en línea es como tener una vajilla de plástico, gambas gigantes, un informe legal, música country. (Risas) Es decir, no funciona. Bien, si la respuesta es sí, eso funcionará, tercera pregunta: ¿vale la pena? Así que hicimos una pregunta de entrenamiento, otra de educación; esta es la pregunta motivacional. ¿Crees que las consecuencias... --esta es sobre las consecuencias-- B.F. Skinner nos enseñó esto: "selección por consecuencias". Dale Carnegie citó a B.F. Skinner y dijo que desde el día en que naciste, todo lo que hiciste fue porque querías algo a cambio. Consecuencias. ¿Vale la pena? Tienes que convencer a la gente de que sí lo vale. Así que, si respondes que sí a las tres preguntas, te sientes competente, ¿verdad? Te sientes competente haciendo un trabajo que vale la pena. Todos Uds. han sentido eso. Cuando te sientes competente haciendo un trabajo que vale la pena, es posible que te sientas más automotivado. Saben lo que es eso. Nadie te puede subestimar. Este es el reto, líderes, profesores. ¿Cómo hacer que otras personas se sientan competentes? Hay que hacerles críticas constructivas. Y reconocer lo que hacen bien. Tienes que mostrarles que son competentes. Bien. Tengo otra palabra más: Elección. Su sentido común se lo dirá. Cuando sientes que eres autónomo, que puedes elegir lo que haces, te sientes más automotivado. B.F. Skinner nos lo enseñó en su libro "Más allá de la libertad y la dignidad", en el año 1971. Leer ese libro cambió mi vida, porque me di cuenta de que las consecuencias me controlan. Pero a veces, no me siento controlado. Cuando trabajo para obtener una consecuencia agradable, me siento bien, siento que trabajo para conseguir algo. Cuando trabajo para evitar una consecuencia desagradable, me siento controlado. Esto es lo que se llama refuerzo negativo. Así que este es el reto, líderes: ¿Cómo conseguir que la gente se convierta en buscadores del éxito en lugar de evasores del fracaso? Primera clase de Introducción a la Psicología, enseño a dos clases de 600 estudiantes, quizás alguno de Uds. estuvo en esa clase y lo recuerda, el primer día dije: "¿Cuántos de Uds. están aquí para evitar el fracaso?" Y el 80 % levantó la mano. Entonces dije: "Bueno, gracias por venir, sé que están motivados, pero no son felices. Seguro le dijeron a sus amigos, "Tengo que ir a clases. Es un requisito". En vez de "Tengo que ir a clases. Es una oportunidad". Probablemente, para despertarse usan alarmas y no oportunidades". (Risas) Todo está en la forma en que lo ves. Es un paradigma. Es cómo se comunican con otros y cómo te comunicas tú mismo. Ellen Langer dijo en su libro, "La conciencia plena", los psicólogos lo saben, "Cuando percibes una oportunidad, percibes motivación". Estarás más motivado. El truco es sentarse y reflexionar, sean conscientes de las oportunidades que tienen. Hablen de ser buscadores de éxito en lugar de ser evasores de fracasos. Todo está en cómo hablas, cómo comunicas a los demás y a ti mismo. Tengo una cuarta palabra: comunidad. Palabra poderosa. Los psicólogos saben que la ayuda social es crítica. La gente que percibe una sensación de relación, una sensación de conexión con otros, se siente motivada y más feliz. Quiero recitar un poema. Se llama "El ladrón de galletas" de Valerie Cox. Y mientras recite este poema, --hay solo dos personajes, un caballero y una dama-- pónganse en esa situación. Sean conscientes sobre la situación y lo que Uds. harían. ¿Bien? Aquí vamos. Una mujer esperaba una noche en un aeropuerto hasta que llegara su hora de embarcar. Buscaba un libro en la tienda del aeropuerto. Compró una bolsa de galletas y buscó un lugar donde sentarse. Estaba absorta en su libro hasta que observó que el hombre a su lado, con mucho descaro, tomó una o dos galletas de la bolsa. Ella trató de ignorarlo para evitar una escena. Ella leía, comía galletas y miraba el reloj, mientras que el ladrón de galletas le consumía las provisiones. Conforme pasaban los minutos, se irritaba cada vez más. Pensando: "¡Si no fuera tan educada, le pondría un ojo morado!" Por cada galleta que ella sacaba, él sacaba otra. Cuando solo quedó una, se preguntó qué haría él. Con una sonrisa en la cara y una carcajada nerviosa, él sacó la última galleta y la partió por la mitad. (Risas) Le ofreció a ella una parte, mientras se comía la otra. Ella se la arrebató mientras pensaba: "¡Ay, hermano, qué descarado es este tipo y qué grosero, pues no ha mostrado el menor agradecimiento!" La mujer nunca había sentido tanta rabia. Suspiró aliviada cuando la llamaron para embarcar. Recogió sus cosas y fue hacia la puerta, negándose a volverse y mirar al "ingrato ladrón". Subió al avión y se hundió en su asiento. Buscó el libro que casi había terminado. Al hurgar en el equipaje, ahogó un grito de asombro. ¡Allí, ante sus ojos, estaba su bolsa de galletas! (Risas) "Si estas son las mías --gimió con desesperación-- ¡entonces las otras eran suyas y él trataba de compartirlas!" Demasiado tarde para disculparse, comprendió con dolor que: ¡era ella la grosera, la ingrata... la ladrona! ¿Dónde estaban Uds., cuando... ¿Dónde estaban Uds.? ¿De qué lado estaban? ¿Pensaron solo en Uds.? ¿O en los demás? No los culpo si solo pensaron en Uds. Es cómo nos han criado. Los buenos terminan últimos. El que nada pide, nada recibe. Tienes que venderte a ti mismo. Independientes. Venimos a esta vida dependiendo de otros, y luego no podemos esperar a ser jóvenes. Muy viejos para hacer lo que hace un niño. Muy jóvenes para hacer lo de un adulto. Haríamos lo imposible para afirmar nuestra independencia. Y algunos de nosotros nos estancamos. Estamos estancados. Lo haría yo mismo. No los necesito. No es bueno. Nos necesitamos. Necesitamos ayudarnos entre nosotros. Necesitamos un sentido de comunidad. Esta cultura independiente que tenemos, tenemos que ser interdependientes. Bien, estas cuatro palabras pueden alimentar la automotivación, y creo que puede estimular activamente la solidaridad. Permítanme contarles una historia para resumirlo. Sucedió hace 60 años. Lo recuerdo como si fuera ayer. Mis padres me preguntaron, "Oye, Scott. ¿Cómo te gustaría aprender tambor? ¿Cómo te gustaría tocar el tambor? ¡Caramba! ¿Lo haría alguna vez? Pienso en Buddy Rich y Gene Krupa. La mayoría de Uds. no los conoce, pero ellos fueron bateristas. En esos días, la batería estaba al frente de la banda. Tenían baterías White Pearl. yo lo vi. Esa era mi visión. Tenía una visión: consecuencias. Esa era mi visión. Y dije, "Claro, quiero tomar lecciones de tambor". El profesor llevó su tambor al lado del mío. No tenía uno tan bueno como ese. Mis padres me compraron un tambor aceptable en una subasta. Ellos me dijeron: "Si mejoras, si tu profesor nos dice que mejoras --ellos me hacían responsable-- si el profesor dice que mejoras, te daremos un mejor tambor redoblante, y luego un bombo, después platillos". Esa era mi visión, eso me motivaba: las consecuencias. El profesor llegaba, y me enseñaba cosas: así, con la mano izquierda; así toca Buddy Rich con su mano izquierda y derecha. y luego hacía cosas como un flam. (Tambor) ¿Lo pueden escuchar? Y este es un rimshot. (Tambor) El me enseñaba cosas. Tenía solo 10 años, ¿recuerdan? Cuando él me enseñaba esto, yo decía "¡Caray!" El me mostró este redoble sencillo, "Mírame Scott, mira esto". (Tambor) Y lo practiqué. Lo hice. Me sentía competente. Me mostró un paradiddle, "Escucha. Paradiddle, paradiddle". "Ve a casa y practica; siguiente semana, quiero que hagas paradiddle". Y le decía, "Mira esto". (Tambor) Y le decía, "Mira esto". (Tambor) El decía, "Eso es un doble paradiddle. No hemos llegado allí aún". Estaba adelantado. (Risas) Me sentía automotivado. Me sentía competente. Caminaba hacia la secundaria Newberg, en Allentown, Pensilvania. Vi al profesor de música, él dijo: "Escuché que aprendes a tocar el tambor". Dije, "Sí, estoy mejorando". Dijo, "Puedes marchar en la banda. Puedes ser el tambor redoblante". ¡Caray! Se sintió tan bien. Otra visión. Luego mi profesor viene a mí --estas eran clases privadas, USD 2, hace mucho tiempo-- Él dijo: "Scott, ¿listo para hacer un redoble de tambor?" Dije, "Por supuesto, estoy listo para un redoble". Y él dijo: "¡Mira esto, Scott! Aquí vamos, mira esto". (Tambor) "Mmm...¿Puede hacerlo de nuevo?" "Scott, es fácil. Observa". (Tambor) "Ahora practícalo, la siguiente semana, quiero verte con el redoble". Él regresa a la siguiente semana y dice, "¿Cómo vamos?" "Mmm... Puedo hacer un paradiddle". (Tambor) "Eso es retroceso. Quiero ver un redoble". Semana tras semana, ahora hablamos de angustia. Ahora hablamos de apatía. Ahora hablamos de la impotencia aprendida. Así lo llaman los psicólogos. Recuerdo caminar por la escuela primaria, viendo al profesor de música que decía, "Scott, ¿cómo estás? ¿cómo va el tambor?" "No tan bien. No puedo hacer un redoble". Como los adultos siempre dicen, "Nunca digas no puedo. Puede ser cualquier cosa que quieras, Scott". "No. No puedo hacer un redoble. He intentado muchas veces y creo que me rendí". "Scott, cuando te sientas abrumado, divídelo" "Divídelo. ¿Puedes hacer un paradiddle?" "¡Claro!" (Tambor) "¿Cuál es el segundo golpe?" "Dos golpes". (Tambor) "Bien. Ese es un redoble, Geller. Son dos golpes". (Tambor) Ve a casa y practica, y di "Papá y mamá" recuerden tenía 10 años, "Di 'papá y mama, papá y mamá'". (Tambor) Ese es un redoble. Ese profesor regresó la siguiente semana, "Bien, Scott. Supongo que no puedes hacer un redoble". Le dije, "Mira esto". (Tambor) El dijo, "¡Caramba! ¿Cómo aprendiste a hacerlo?" Y le mostré a mi profesor. (Tambor) Le enseñé a mi profesor. 10 años de edad. El dijo "Lo había olvidado. Me acostumbré a hacer esto. (Tambor) Olvidé que son dos golpes. Me has enseñado a enseñar el redoble, Scott". Hay una lección aquí: siempre podemos aprender de otro. Necesitamos tener la humildad para aceptar la crítica, y el coraje para dar nuestra opinión. Necesitamos ayudarnos el uno al otro. Sentirnos automotivados. ¿Cómo? Darles la percepción de competencia. Enseñar que "las consecuencias nos guían". Permítales percibir la elección, y hágales saber que es comunidad. Estamos todos juntos en esto. Necesitamos el uno del otro. Gracias. (Aplausos)