Kara Walker: "Una sutileza, o la maravillosa sugar baby" (Walker) "El trabajo de Kara Walker versa sobre la historia..." [Domino Sugar Factory, Brooklyn, Nueva York] Se incluye en esta afirmación, "Kara Walker aborda la historia", este tipo de deseo de un héroe que puede solucionar el problema de nuestra historia y el racismo. Y no creo que mi trabajo aborde la historia de forma efectiva. Concibo mi trabajo como medio abarcado por la historia (se ríe) o consumido por ella. (Sr. n.º 1) Vale, queremos trabajar de la parte trasera hacia adelante. (Sr. n.º 2) La parte trasera... el diseño... 14, 24, 34, 44. (Sr. n.º 1) De acuerdo. (Walker) Nato Thompson de Creative Time dijo: "tienes que verlo." "Este lugar está repleto de melaza." Melaza en las paredes, melaza en las vigas, gotas de azúcar a 50 pies del suelo (15 m), son simplemente sobras de este proceso de refinación. Era tal catedral para la industria... y tal catedral para esta materia prima. El proyecto entero se basa en que se derribe este espacio al final de la exposición. Tuve que aprender más sobre el azúcar mientras intentaba entender este edificio. El azúcar proviene de la caña de azúcar. La caña de azúcar se cultiva en los climas tropicales. La caña de azúcar es y ha sido cosechada por esclavos, trabajadores mal pagados, y tal vez niños. Es una historia fascinante y muy larga. Empecé anotando todas mis ideas por asociación libre, comenzando con el azúcar y la melaza. Y la melaza es un subproducto del procesamiento del azúcar. ¿Qué otros subproductos hay? Y llegué al final, y pensé: "¡Ruinas! Sabe? Fue como: "Ruinas", simplemente todo estaba en ruinas. Y no podía producir solo ruinas. En este libro que estaba leyendo sobre la historia del azúcar, los contemporáneos describen lo que llaman una "sutileza de azúcar". Me encanta este término. Una "sutileza" es una escultura de azúcar hecha de pasta de azúcar, mazapán, fruta y frutos secos, esculpida para retratar a la realeza, y solo podían consumirla la realeza, la nobleza y el clero. La sutileza presenta esta oportunidad de hacer una figura que puede abarcar muchos temas, que es representativa del poder, en sí y de por sí. (Walker) ¡Oh! En cierto modo estaba tratando de reunir demasiadas ideas distintas que quería introducir en la obra. (Sra.) Entonces, ¿qué aspecto no quiere que tenga? (Walker) No sé como responderle (se ríe). Es decir, nunca he hecho un proyecto similar (se ríe). Así que realmente no tengo, digamos, una opinión muy buena, ¿sabe? De las ruinas a la sutileza de azúcar, eso me llevó a pensar sobre... digamos, qué tipo de figura, y qué tipo de posición ocuparía. Creo que hubo un momento de dar marcha atrás y... ¡pim! ¿Comprende? "Oh, ¿y por qué no una esfinge?" Fue muy sutil, de hecho (se ríe). No es una especie de reliquia egiptófila. Es alguien del Nuevo Mundo. No me sentía segura en absoluto sobre hacer escultura. Fue una de esas cosas tan lejos de mi nivel que me quedé atrás durante el proceso escultórico. Empezamos con un modelo de arcilla. Escaneamos y digitalizamos el modelo y lo creamos en un formato que podían leer unos robots talladores. Es simplemente una capa encima de otra. Siempre se oye decir que los escultores [Michael Ferrari-Fontana, escultor] liberan la figura del bloque. Nosotros trabajamos con los alambres y básicamente arrastramos el alambre por los bloques en distintos ángulos para conseguir las curvaturas que queremos. A pesar de que la talla es increíblemente robótica la mano es un elemento del que no se puede escapar. Y va más allá de la mano. No se trata solo de la mano: es lo que dirige a la mano. Estamos haciendo el primer test, por lo que todavía estamos en la fase de descubierta. He realizado muchos tests más pequeños: algunas figuras de 12 pulgadas; [Eric Hagan, artista del azúcar] pero nunca de 5 pies (1,5 m) de altura. Es una mezcla de jarabe de maíz, azúcar y agua. Parecido a lo que se usa para hacer caramelo o piruletas. Lo hervimos hasta entre 265 y 290 °F (130 y 143 °C). Ahora las vertimos en un molde de goma para dejar que prendan. Cuando las desmoldemos estarán cubiertas con la mezcla de azúcar y agua, como la esfinge. (Walker) Recomiendo encarecidamente un saco de 50 libras (22 kg) de azúcar para terapia personal. Pero si lo mezcla con varios galones de agua... es muy divertido. Cuando más me he divertido desde la guardería, creo, ha sido haciendo arte. Creo que para mí era muy importante tener figuras hechas de una substancia que es tan temporal, que está tan sujeta al cambio. Reconozco de verdad el privilegio de trabajar en este espacio, porque puedo pensar en mil otros artistas que podrían asumir el reto de este espacio. Me encanta que estas figuras estén medio fundiéndose y goteando. Y son más bien como el interior de la Domino Sugar Factory, que también está goteando todavía, todavía produciendo melaza de su interior, todavía llorando esta substancia, en cierto modo. La mamá, aunque esté agachada en este gesto como de súplica, no siento que esté allí para que se la lleven, o para que la satisfazcan, o para que abusen de ella de ningún modo. Está medio conteniéndose. No quiero hacer que sea una guardiana no sexual de la ciudad. Es poderosa porque es tan icónica en cierto modo. Y es tan monumental y tan inesperada. Si he hecho bien mi trabajo, ganará su poder frustrando expectativas, una tras otra. Creo que es muy importante volver la mirada atrás. No creo que lo hagamos con suficiente frecuencia. Creo que a veces mirar al pasado conduce a, en cierta medida, depresión y estasis, y eso no es bueno. Pero, mirar hacia adelante sin ningún sentimiento profundo e histórico de conexión... tampoco es bueno.