Ahora sabemos más cosas. Sabemos, por ejemplo, que nuestros propios dispositivos nos escuchan y nos geolocalizan, aunque les pidamos que no lo hagan. Sabemos que nuestra cara y nuestra voz se utilizan para entrenar algoritmos de reconocimiento biométrico, que nos identifican incluso sin nuestro consentimiento y sin que lo sepamos. El gobierno chino utiliza sistemas de reconocimiento facial para controlar a sus propios ciudadanos y para entrenarlos con su famoso sistema de crédito social chino, pero también los utiliza para encontrar a los chinos musulmanes, a los uigures, y meterlos en campos de concentración. El gobierno de EE.UU. utiliza estos datos para encontrar a inmigrantes y refugiados, separarlos de sus hijos y encerrarlos en sus propios campos de concentración. En estos cuatro años también hemos aprendido que hay agencias de marketing político que utilizan esos datos para hacer campañas de desinformación, que justifican ese tipo de vulneraciones de los derechos humanos. Hay gente que piensa que Internet se ha roto, que la tecnología está acabando con la democracia, que ha sido un experimento fallido y que hay que volver a empezar. Yo no pienso eso. Yo no creo que se haya roto el proyecto que empezó hace ahora exactamente 50 años, en el que el profesor Leonard Kleinrock conectó un ordenador del tamaño de una lavandería, que había en la Universidad de California, en Los Ángeles, con otro ordenador del tamaño de un rinoceronte, que había en el Instituto de Investigación de Stanford, 800 kilómetros más al sur. Tampoco creo que se hayan roto los protocolos que crearon los padres fundadores de Internet. El protocolo TCP/IP, que estaba diseñado precisamente para que los gobiernos que estaban pagando las infraestructuras a través de las operadoras, que eran públicas como Teléfonica en aquel momento, pudieran espiar a sus propios ciudadanos. Y creo que la aplicación más popular de la web, es decir la World Wide Web, que creó Tim Berners-Lee y que abrió con una licencia libre para que fuera de todos y para todos, tampoco creo que este rota. Pienso que no se equivocaba John Perry Barlow cuando en su declaración de independencia del ciberespacio le dijo a los gobiernos en Davos: "Sacad vuestras sucias manos de la red, porque es nuestra". El problema no es la red, pero es algo que le pasa a la red. Yo lo veo como una especie de hongo oportunista, que pilló la red en un momento que estaba muy baja de defensas. Y un poco como los casinos y la heroína, ha ido haciéndose fuerte a lo lago de los últimos años gracias a la precariedad y a las políticas de austeridad. Y está súper bien catalogado, tiene varios nombres. Lo habréis conocido como capitalismo de plataformas, capitalismo de la vigilancia, feudalismo digital... Es muy fácil de identificar porque siempre opera de la misma manera: ofrece una infraestructura para que hagas lo que quieras, pero esa infraestructura son sus servidores, datacenters, algoritmos y todos los datos que generas, los que generas tú, los que generan tus clientes, los que generan las personas que trabajan con tu servicio, alimentan sus algoritmos predictivos de inteligencia artificial para que ellos te vigilen, te controlen y te manipulen. Esta lógica en los últimos años se ha ido colando en nuestras casas, se ha ido colando en nuestras ciudades, se está colando en nuestra industria, se está colando en nuestras cosechas, y se está colando en nuestras escuelas. Y hoy vengo a deciros que da igual que tiréis el móvil y os vayáis a meditar al monte. No importa, no sirve de nada. No solo porque hay satélites que están equipados con software de reconocimiento facial y os van a reconocer igual. Lamentablemente, ya no basta con que utilicéis criptografía. Esto fue lo que dije hace cuatro años: "usad criptografía". Por favor, seguid usando criptografía, utilizad servicios que no exploten vuestros datos. Pero ya no basta con eso, porque ya no es un problema individual. No es como el colesterol, que te comes un aguacate y se te pasa, esto es un problema colectivo. Un problema colectivo como el cambio climático, y eso significa que si reciclas, si eres vegetariano, si no coges el coche, no coges aviones... Está muy bien. Está muy bien todo eso, pero no te salvas del cambio climático solo haciendo eso. Necesitas acción colectiva. Y no tiene que ser nada particularmente heroico, ni particularmente grande. Por ejemplo, los vecinos de mi exbarrio en Berlín, de Kreuzberg, han estado dos años tratando de detener la instalación de un Google Campus en el barrio, delante del canal. Y lo han conseguido. Pero lo importante casi no es eso, lo importante en es que en esos dos años, mientras estaban organizando han creado una plataforma que ahora mismo está ayudando a todos los negocios del barrio a salirse de las plataformas digitales y utilizar servicios que funcionan en red, que funcionan en comunidad, y que benefician no solo a las tiendas sino también a los vecinos del barrio. En Cataluña hay una plataforma para evitar que los padres firmen permisos para que se usen los productos de Google en las escuelas públicas, son productos que espían a sus hijos. De lo local a lo general, de lo pequeño a lo grande no sabemos adónde puede ir, pero esta plataforma se puede convertir en algo mucho más interesante. Los ciudadanos de Hong Kong están peleando por conservar su democracia y en el proceso han aprendido varias cosas Están casi reinventando la protesta. Han aprendido a cegar los sistemas de reconocimiento facial con láser, y han aprendido a utilizar sus teléfonos para hacer redes instantáneas, comunitarias e hiperlocales, sin utilizar las antenas que controla el gobierno chino y las bases de datos que controla el gobierno chino. Ese tipo de redes, redes comunitarias, redes hiperlocales, redes ciudadanas, llevan años expandiéndose por Latinoamérica, que es un lugar donde el 60 % de la población no tiene acceso a Internet. Y también hay actividades como guifi.net en España, o New York Mesh, en Estados Unidos... Podéis aprender a crear vuestra propia red común, comunitaria, hiperlocal en vuestro edificio, en vuestra calle, en vuestro barrio, en vuestro pueblo. De lo pequeño, a lo grande. Para luego conectaros con todas las demás, experimentar con eso. Pero lo que he venido a pediros hoy es lo siguiente, ya que nos convocan una vez más a la gran fiesta de la democracia y que vamos a tener que sufrir una nueva campaña política, que nos va a torturar durante un mes entero quiero que le pidáis a los candidatos que os expliquen qué van a hacer para solucionar el problema del capitalismo de la vigilancia. Qué van a hacer para proteger vuestros datos, qué van a hacer para proteger vuestros datos individuales y colectivos. Y también, que le digáis al presidente del Gobierno que la próxima vez que se reúna con los jefes de Facebook, Apple, Microsoft y Amazon no sea para darles las llaves del reino. Que no queremos que nos administre Amazon, no queremos que nos administre una empresa que se dedica a la extracción de datos para hacer algoritmos que nos vigilan, que nos encuentran donde no queremos ser encontrados y que nos controlan. Que ponga la tecnología al servicios de los ciudadanos, en lugar de los ciudadanos al servicio del poder. Muchas gracias. (Aplausos)