"Era un placer quemar.
Constituía un placer especial
ver las cosas consumidas,
ver los objetos ennegrecidos y cambiados".
"Fahrenheit 451" comienza
con la imagen de un fabuloso incendio
y, a poco de avanzar, el lector se entera
de lo que esas llamas han consumido.
En esta novela, Ray Bradbury
imagina un mundo
donde los libros están vedados
en cualquier ámbito de la vida,
tenerlos está prohibido,
y, más aún, leerlos.
Montag, el protagonista, es un bombero
cuya tarea es destruir
los ejemplares que quedan.
Pero su placer deja lugar a la duda,
y la historia plantea
un interrogante crucial:
cómo preservar nuestros
pensamientos en una sociedad
donde el libre albedrío,
la expresión individual y la curiosidad
están siempre en la mira.
En el mundo de Montag, los medios de
comunicación monopolizan la información,
y de este modo anulan toda posibilidad
de pensamiento independiente.
El metro transmite publicidades
en sus paredes de manera incesante.
En casa de Montag, su esposa Mildred
escucha radio a toda hora,
y tres de las paredes de la sala
están ocupadas por pantallas.
En el trabajo, los colegas de Montag
deben respirar el olor del querosén
y pasan el tiempo fumando
y jugando con sabuesos mecánicos
que se dedican a cazar ratas.
Cuando la alarma suena, salen presurosos
en vehículos con forma de salamandra,
en ocasiones para quemar bibliotecas
hasta destruirlas por completo.
Pero en medio de su tarea diaria de quemar
volúmenes como "mariposas negras",
Montag a veces piensa en el contrabando
que ha ocultado en su casa.
Poco a poco, empieza a cuestionar
la naturaleza de su trabajo.
Montag cae en la cuenta
de que siempre se sintió perturbado,
pero no encontraba las palabras
para describir sus sentimientos
en una sociedad donde la sola mención
de "había una vez" puede ser fatal.
En "Fahrenheit 451", se describe un mundo
dominado por la vigilancia,
la robótica y la realidad virtual,
una visión que resultó
ser notablemente profética
pero que también reveló
las preocupaciones de la época.
La novela se publicó en 1953,
en plena Guerra Fría.
Fue una era que sembró
la paranoia y el miedo
a lo largo y a lo ancho
de EE. UU., el país de Bradbury,
magnificados por la ocultación informativa
y las despiadadas
investigaciones del gobierno.
Esta lógica basada en la caza de brujas
apuntaba particularmente
contra artistas y escritores
sospechados de apoyar al comunismo.
Bradbury se vio alarmado
por esta represión cultural.
En su visión, constituía un peligroso
precedente para futuras censuras,
que evocaban en su memoria la destrucción
de la Biblioteca de Alejandría
y la quema de libros a manos
de regímenes fascistas.
Bradbury analizó estas estremecedoras
relaciones en "Fahrenheit 451",
título inspirado en la temperatura
a la que arde el papel.
Si bien se ha dudado
de la precisión de esa temperatura,
el mérito de la novela es incuestionable
como obra maestra de la ficción distópica.
Este género magnifica los rasgos
indeseables del mundo en que vivimos
e imagina las consecuencias
de llevarlos al extremo.
En numerosas historias distópicas,
el gobierno impone restricciones
a los individuos rebeldes.
Pero en "Fahrenheit 451",
Montag cae en la cuenta
de que la apatía de las masas
era la semilla de ese régimen imperante.
El gobierno se limitaba a aprovechar
la escasa capacidad de atención
y el interés por el entretenimiento
vacío de contenido
para reducir a cenizas
la comunicación de ideas.
Al desaparecer la cultura,
también lo hacen la imaginación
y la expresión individual.
Incluso la forma de comunicarse
es inconexa y entrecortada,
como cuando el capitán
Beatty, el jefe de Montag,
describe la aceleración
de la cultura de masas:
"Acelera la proyección, Montag, aprisa.
¿Clic? ¿Película? Mira, Ojo, Ahora,
Adelante, Aquí, Allí, Aprisa, Ritmo,
Arriba, Abajo, Dentro, Fuera, Por qué,
Cómo, Quién, Qué, Dónde, ¿Eh? , ¡Oh!
¡Bang!, ¡Zas!, Golpe, Bing, Bong, ¡Bum!
Selecciones de selecciones. ¿Política?
¡Una columna, dos frases, un titular!
Luego, en pleno aire, todo desaparece".
En este mundo estéril,
Montag aprende lo difícil que es resistir
cuando no queda nada a qué aferrarse.
En líneas generales, "Fahrenheit 451"
es la descripción del pensamiento
independiente al borde de la extinción
y la parábola de una sociedad que
es cómplice de su propia destrucción.