Me he estado muriendo por contar
esta historia desde hace mucho tiempo.
Cuando me preparaba para esto,
me preguntaba cuánto de mi historia
personal debía o me atrevería a compartir.
Verán, para verbalizar el impacto
del silencio que rodea a la sexualidad,
sabía que necesitaba contar
mi propia historia.
Sin embargo, la idea de hacerlo
me da mucho miedo.
Y aunque me gusta mucho
compartir mis historias personales,
nunca imaginé compartir algo tan privado
en un lugar tan público.
Pero estoy inspirada a hacerlo
porque veo el impacto positivo
que tengo en algunos cuando lo hago.
Y eso me nutre el alma.
Así que aquí va:
Me masturbo.
(Risas)
Y me masturbo con frecuencia,
y así ha sido la mayor parte de mi vida.
Solía bromear con mis amigos
que mi brazo derecho
era mucho más fuerte que el izquierdo.
(Risas)
Verán, soy muy diestra.
Uso este brazo y esta mano.
Pero hace ocho meses,
mi vida se tornó tan estresante
que me preguntaba si ya no lo haría más.
Pensaba en la menopausia,
el estrés, el agotamiento,
porque llevaba tiempo sin hacerlo,
y estaba muy cansada para eso.
(Risas)
Pero finalmente seguí mi propio consejo,
y me di cuenta o admití
que todas esas cosas podían afectar
mi salud sexual y mi salud en general.
Afortunadamente, por ahora,
he retomado el hilo.
Esa es mi realidad. Me masturbo.
Algunas personas lo hacen, otras no;
otras lo harán, otras no.
No me ha crecido vello en la mano,
no he perdido la vista,
y en algún momento, he tenido la valentía
de compartir mi placer con alguien.
Verán, me avergoncé al respecto
durante mucho tiempo.
Pero sabía que era importante.
Sabía que tenía que compartir mi placer
con alguien más con el tiempo.
Si no, ¿cómo sabrían darme placer?
Pero era ponerse en un lugar vulnerable.
Y como Brené Brown dijo en su charla,
"El camino al otro comienza
con la vulnerabilidad propia".
Y creo que muy poco es más vulnerable
que compartir tu propio placer con alguien.
El no tener que hacerlo correctamente
fue difícil para mí
porque todas las emociones
en torno al sexo y la intimidad
pueden ser perfectamente desordenadas,
tiernamente crudas,
predeciblemente desgarradoras,
y asombrosamente hermosas.
Y en el centro de ello,
está mi voluntad para ser vulnerable.
Hace unos años, finalmente
tuve la oportunidad y valentía
de compartir mi historia
con un grupo de gente.
Hablábamos de la salud sexual.
Y tuve la oportunidad, y en el momento
en que lo mencioné,
juro que hubieran podido escuchar
un alfiler caer en la habitación.
Y me di cuenta, mucho más que nunca,
de los obstáculos que enfrenté
al hacer pública esta conversación.
Mi amiga inglesa, Suzanne, dice:
"Más gente se masturbaría más seguido
si no tuviéramos que lidiar
con esa maldita palabra".
Para muchos, eso puede ser verdad.
La primera vez que me masturbé
con alguien más en la habitación
creí que me explotaría la cabeza.
Creí que iba a sufrir un aneurisma
porque me estaba tomando mucho tiempo.
Me preguntaba qué estaba mal conmigo.
Se imaginan, me estaba tomando mucho.
A todos les toma mucho
menos tiempo que a mí.
Pensaba que una relación íntima
comenzaba con estar con otra persona.
Y me di cuenta de que comenzaba
con conocerme a mí misma,
mi cuerpo, lo que me gustaba,
lo que necesitaba, lo que deseaba,
las fantasías que me funcionaban,
todas esas cosas;
y luego tener la valentía de compartirlas.
Sin embargo, con el tiempo,
con la amabilidad y paciencia de mi pareja
ocurrió esa situación.
No ocurrió la primera,
ni la segunda, ni la tercera vez.
Pero, con el tiempo, ocurrió.
Y fue maravillosamente asombroso.
Después de ello, lloré.
Cuando le conté a una amiga esta historia,
me dijo: "Jane, tienes que compartirla.
¿Te imaginas cuán valiosa puede ser
esta historia para mucha gente?"
Le dije: "¿Estás loca?"
No podía imaginarme haciendo eso.
Pero lo estoy haciendo porque
a muchos nos cuesta hacerlo bien.
Aún lucho con eso todo el tiempo.
En un momento, sé exactamente
lo que quiero,
sé comunicárselo a mi pareja,
me siento muy segura;
y al siguiente, quiero salir
corriendo y esconderme.
Es algo curioso.
No hay dos personas que sientan placer
de la misma manera, todos somos distintos,
y la exploración dura toda la vida.
No debemos esperar que nuestras parejas
sepan cómo darnos placer,
y viceversa.
Una buena pregunta para hacer,
como dijo Dan Savage:
"¿Qué te gusta?"
Es decir, "¿qué te excita?"
Tengan la valentía de decir qué los excita
en especial cuando alguien les pregunte.
Entiendo que no siempre sea
tan fácil como nos gustaría que fuera.
El Dr. Richard Wassersug,
profesor de biología evolutiva, dice:
"Tener sexo es natural.
Hablar sobre ello no".
Es un problema evolutivo.
Desde un punto de vista evolutivo,
aprendimos a tener sexo
antes de aprender a hablar.
Comprendí que si podía hablar
sobre la masturbación,
podía hablar de muchas cosas
relacionadas con mi salud sexual
y mi salud en general, también,
porque este placer era bueno para mí.
Me hacía feliz, me daba energía
me ayudaba a concentrarme,
me ayudaba con la sinusitis
cuando tenía frío,
(Risas)
me aliviaba el estrés
cuando estaba abrumada,
-- realmente lo hacía --
y me consolaba cuando sufría.
¿Cómo podía no ser bueno para mí?
Pero recuerden, esta es mi experiencia,
todos somos distintos.
¿Por qué existe la masturbación?
Bueno, como dice la Dra. Betty Dodson,
pionera en este campo:
"La masturbación es la base
de toda la sexualidad humana".
Y creo que abre una conversación
sobre muchos otros temas importantes
relacionados con nuestra salud.
La gente solía decir, hace muchos años,
que sacaba el tema de la masturbación
para sorprender a los demás.
Estoy segura de que sí lo hacía así antes.
Pero mi verdadero deseo es inspirar
charlas asombrosas, hermosas y sanas
con nosotros mismos, nuestras parejas,
seres amados, y proveedores de salud,
y con los que se preocupen
por nuestra salud sexual,
por nuestra intimidad, conexión,
caricias, compañía, placer,
lo que signifique para Uds.
¿Se imaginan el efecto dominó
que tendrán esas charlas
en todos los aspectos de nuestra vida?
Los hombres tienen el lujo y la carga
de tener sus genitales
justo frente a ellos;
ellos y el mundo pueden verlos.
(Risas)
Pocas mujeres han visto, realmente visto,
sus propios genitales,
mucho menos los de otras mujeres,
excepto en la pornografía.
Pero ese es otro tema.
De hecho, parece que confundimos
a nuestra vulva con la vagina.
No me malinterpreten,
no es culpa de nadie en específico,
pero para los que quieren tener
una conversación increíble,
tengo conmigo...
(Risas)
la Maravillosa Muñeca-Vulva
de Dorrie Lane.
(Risas)
Es fantástica para romper el hielo.
(Risas)
Y también es un excelente recordatorio
de la anatomía femenina.
Tengo conmigo una versión
más pequeña en un kit.
(Risas)
Y me encanta sacar la versión masculina
cuando ella está escuchando.
También tengo conmigo un vibrador.
Y lo tengo conmigo
porque las mujeres necesitamos
estimulación clitoral directa
para tener un orgasmo.
Así que hablo mucho de esto.
Y muchos hombres nunca han pensado
en los placeres que les puede dar,
de verdad.
También tengo conmigo
el condón femenino, o interno,
para los hombres y las mujeres.
Y quizá me encuentren
en una cafetería local
mostrando cómo usarlo.
Si alguna vez me encuentran,
pídanme uno, de verdad, ¿por qué no?
(Risas)
Soy educadora pero primero
soy un ser humano,
y mis historias vienen de ahí.
Podemos en verdad aprender mucho
de los demás cuando compartimos
individualmente o como pareja,
enfermos o discapacitados,
jóvenes o jóvenes de corazón,
la masturbación puede tener
muchos beneficios para la autoestima,
reduce el estrés, el dolor,
nos ayuda a dormir,
quizá incluso reduce
los riesgos de la incontinencia,
y fortalece el suelo pélvico.
La incontinencia afecta a muchos
así que puede ayudarnos también.
Y simplemente, es bueno para nosotros.
La Organización Mundial de la Salud dice
que tenemos derecho a la información
sexual y derecho al placer.
Durante toda nuestra vida,
es nuestro derecho.
Algunas de las historias más maravillosas
vienen de gente
de 60, 70, 80 años o más.
No solo sobre sexo con penetración.
Sino, nuevamente, sobre intimidad,
compañía, caricias, conexión,
lo que sea que les guste.
En parte me refiero
a lo que Cindy Gallop llama
"sexo real", en su charla TED
"Haz el amor, no el porno".
Lo usa para enfatizar
una conversación abierta
y saludable sobre el sexo.
Imaginen que pensáramos así.
¿En qué sería distinto el mundo?
¿Qué tan distinto sería su mundo?
A menudo me he preguntado cómo sería yo
si no pudiera masturbarme.
Lo he pensado, y me he preocupado
un poco a lo largo de los años.
A lo largo de los años
también he tenido el privilegio
de hablar con muchas personas
que enfrentaban una enfermedad
o que viven con alguna discapacidad,
y les he preguntado
qué significaba para ellos el placer,
la intimidad y la expresión sexual.
Algunos me dijeron que a menudo
era en lo que más pensaban.
¿No es parte de la naturaleza humana
que si no tenemos acceso
o no podemos tener algo
que lo queramos aún más?
¿Por qué no pensamos
que una persona con discapacidad
quiere o necesita placer?
¿Cómo el acceso al placer
mejora nuestra salud en general?
¿Qué pasa con el amante
que ahora necesita ser cuidador?
Tengo el privilegio de experimentar
el impacto positivo que tengo
en los que llegan a mi vida
al permitirles sentir la libertad
de expresar su propia sexualidad
a su propia manera.
A mí me importa. Por eso estoy aquí.
Es lo que me nutre el alma.
Recientemente alguien me dijo
que era gracias a mí,
que al fin sentía la libertad
de expresar su propia sexualidad
por primera vez.
Lloré de alegría cuando comprendí
el impacto positivo que tuve en su vida.
Quiero hablar con la gente que es curiosa,
inspirarlos a cambiar completamente
su pensamiento sobre ellos mismos.
Cuando dejan ir quienes ellos creían
que se suponía que debían ser,
se iluminan.
Pueden ser curiosos,
y cuando son curiosos,
el mundo se abre a su paso.
¿Qué efecto tendría en el mundo si
se desatase ese nivel de autoaceptación?
¿En qué les ayudaría a Uds.?
Tengo una historia más.
Hace un año,
estaba sentada en frente de una señora
afuera de una cafetería.
Ella tenía... bueno, se me figuró
que tenía unos 60 y tantos.
Ella tenía 80 y tantos, me dijo después.
Comenzamos a hablar de lo que hacía yo,
porque siempre sale a colación.
Y luego me dijo, siendo honesta,
"Hace 8 años, perdí a mi esposo,
pero pareciera que fue ayer".
Y luego se me acercó y me dijo,
"¿Sabes? Solíamos
tener sexo todas las noches".
Y pensé, "Guau, ¡eso es fantástico!"
(Risas)
Y luego se me acercó más y me dijo,
"¿Sabes?
algunas noches eso significaba quedarnos
dormidos sujetándonos de las manos".
Algunas noches eso significaba quedarnos
dormidos sujetándonos de las manos.
Llevaba puestos lentes de sol,
y pude sentir las lágrimas
caer por mis mejillas,
detrás de los lentes oscuros.
Y eso fue...
Bueno, eso fue muy poderoso.
Dos minutos después,
se subió a un taxi, se fue.
Me quedé ahí sentada
por un buen largo rato,
digiriendo y absorbiendo
cuán profunda fue esa conversación para mí
personal y profesionalmente.
Si Uds. son proveedores de salud,
por favor, hablen con sus pacientes
discutan y conversen con sus pacientes,
y con aquellos a quienes estimen,
sobre la salud sexual;
sobre la intimidad, conexión, compañía,
las caricias, el placer, la masturbación.
O al menos, denles la oportunidad
de sacar el tema.
Si buscan su propia información,
sean sus propios defensores.
Busquen a alguien que se sienta
cómodo con el tema,
alguien que tenga
la disposición para escuchar,
alguien con buena actitud hacia el sexo,
porque es tu salud sexual
la que estás defendiendo,
y la de los demás después de ti.
Finalmente, como mencioné antes,
el sexo y todas las emociones
sobre el sexo y la intimidad
pueden ser perfectamente caóticas,
tiernamente crudas,
predeciblemente desgarradoras,
y maravillosamente hermosas.
Lo más importante,
no obstante, pásenla bien.
Porque necesitamos
aprender a reírnos de nosotros
cuando las cosas no salen bien;
lo cual ocurre a menudo.
Así que damas y caballeros,
ya saben qué tarea tienen en la noche.
(Risas)
Gracias.
(Aplausos)