Me gustaría que eligieran un sueño sobre algún lugar al que les gustaría ir un lugar tranquilo y apacible como por ejemplo una hermosa playa. Ahora imagínense descansando sobre la arena suave escuchando el sonido del mar mientras lentamente se duermen. Me quedaré con ustedes mientras duermen y cuando abran los ojos, estarán en una sala de recuperación. Estas palabras les diría a mis pacientes mientras les coloco anestesia general. Soy anestesista. Es un campo fascinante de la medicina Con cuidado seleccionamos un conjunto de drogas para poner a nuestros pacientes en un coma reversible permitiéndoles soportar el trauma de una cirugía Es un estado sorprendente. No sientes, no te puedes mover, no recordarás, pero no tienes miedo porque todo el tiempo tu anestesista está contigo, respirando por ti y controlando tus signos vitales. Cuando la cirugía termina, cambiamos la medicación y te preparamos para tomar el control de tu cuerpo. Cuando era joven, soñaba con ser doctora, no tenía idea de que era un ansestesista. Sabía que los doctores cuidaban, quitaban el dolor y el sufrimiento y yo quería hacer eso también Mientras mis sueños se materializaban yendo a la escuela de medicina, sabía que esto era para mí. Amaba la ciencia, me preocupaban los pacientes, quería servirles. Pensaba que el servicio significaba llevar atención médica a pobres y curar heridos Servir es todo eso y en la escuela de medicina aprendí que era mucho más que eso: todos los que trabajan en áreas de sanidad sirven. Cuando finalicé mis estudios, decidí convertirme en anestesista. En esta especialidad, atendemos y servimos a todos, ricos y pobres. Damos cuidados intensivos a los heridos y alivio a los que sufren, y, en esos momentos, creamos preciosas relaciones de confianza con nuestros pacientes, todos esos aspectos de servicio que soñé de estudiante. Ahora como anestesista sé que hay muchas formas de servir. Les quiero compartir dos historias sobre maravillosas formas de servir que surgen cada día en mi especialidad. (Video) Hola, soy el doctor Oriol. Estoy en el quirófano 2. Tengo una emergencia y necesito ayuda. Mi paciente es hombre de 65 años y estaba en una cirugía exploratoria por fuertes dolores abdominales. De pronto su presión arterial descendió y sus latidos se aceleraron. Lo estabilizamos con medicación y fluídos, pero no sabemos aún la causa. Es posible que esté sangrando en lo más profundo de la incisión, puede ser un problema cardiológico, o una reacción alérgica. Lo examiné. No hay señales de alergia, requiero 4 unidades de sangre por si hay hemorragia y envíen al equipo de anestesista cardíaca para un ultrasonido de su corazón Le diré al equipo de CI cuando esté lista para llevarlo apenas termine la cirugía Gracias. (Fin del video) ¿Dónde estoy? ¿Qué estoy haciendo? Estoy en un centro de simulacro, practicando cómo actuar frente a situaciones de emergencias, pero estoy practicando con un maniquí, no con un paciente real. Esos manequíes son asombrosos. Se controlan por computadora y pueden ser programados para sufrir cualquier tipo de patología. Mi trabajo consistía en descifrar el problema y darle una solución. Los pilotos de avión y los anestesistas, deben estar preparados para lo inesperado, y eso requiere práctica. Por ello se inventaron los simuladores de vuelo para que los pilotos practiquen sin arriesgar la vida de pasajeros. Por la misma razón, se inventaron los maniquíes simuladores para permitirnos practicar sin poner en riesgo la vida de los pacientes. Estos maniquíes son una asombrosa herramienta educativa. Los problemas se sienten reales y atenderlos despliega toda la adrenalina de las emergencias reales. Y atender emergencias reales es de verdad muy valioso para nosotros, no es solo servicio de sanidad. ¿Qué harías si la persona que se sienta a tu lado de pronto colapsa? ¿Qué harías si un amigo que te visita se queja de una dificultad para respirar? Sí, pedirías ayuda. ¿Pero qué harías mientras esperas a que llegue la ayuda? ¿Te preguntas qué sucede? ¿Te preocupa saber qué hacer? Las urgencias médicas llaman nuestra atención y nos hacen pensar. Y pensar sobre las emergencias también fascina a los jóvenes. Entonces para motivar a los jóvenes a que aprendan ciencia, mis colegas, compañeros y yo creamos un currículo que usa el simulacro con maniquíes para traer la ciencia a la vida. Sumergimos a nuestros estudiantes en emergencias médicas reales en las que tienen que atender a pacientes falsos y, haciendo eso, aprenden sobre la ciencia detrás de las patologías como asma, enfermedades infecciosas, alergias, diabetes y más. También aprenden cómo trabajar en equipo, pensar de manera lógica y crítica y analizar situaciones complejas. Este currículo se llama Servicio de Salud y Atención de Ciencia Médica. Se ofrece en seis escuelas secundarias. Dura un semestre y se obtienen créditos que incluye lecciones diarias de biología y visitas semanales a centros de simulacros donde practican lo aprendido. Nuestros estudiantes nos dicen que les cambia su manera de pensar y les da confianza en ellos mismos. Un estudiante nos dijo que cuando su abuela decía sentirse mal, le hacía preguntas de sondeo que había aprendido a hacer en clase y dilucidó que podía estar sufriendo un ataque así que llamó al 911 y estaba en lo cierto. Esta estudiante nos contó que antes del curso, nunca hubiese intentado saber qué andaba mal ni hubiere tenido el impulso de actuar bajo su propia intuición. Otra estudiante nos contó: "En el momento en el que me di cuenta que recordaba sin estudiar, supe que no era porque me había vuelto más inteligente, sino porque estaba haciendo lo que amaba". Mi segunda historia, después de convertirme en anestesista, me especialicé en anestesiología obstétrica. En esta especialidad cuidamos pacientes en su momentos de alegría, temor o tragedia de parto, y fue durante una de esas tragedias que nace mi segunda historia. (Video) Hola, habla la doctora Oriol, llamo de Labor y Parto. Estoy lista para informar y transferir a mi paciente a la UCI. Mi paciente, la Sra. Jones de 30 años, previamente saludable, acaba de salir de una cesárea de emergencia. Tenía 34 semanas de gestación, fue encontrada inconsciente en su casa y trasladada en ambulancia. Cuando llegó, debido a que los latidos fetales eran bajos de inmediato entró a la sala para una cesárea de emergencia. Mientras la anestesiaba, vi que su presión sanguínea estaba muy alta, el diagnóstico es hipertensión gestacional. El bebé está vivo, pero en condición crítica, estamos listos para transferir a la madre a terapia intensiva de adultos. Gracias. (Fin del video) Conocí a mi paciente en el pasillo mientras la trasladaban para hacerle una cesárea de emergencia. Estaba inconsciente, el bebé estaba en peligro extremo y yo iba a ser su anestesista. Al ingresarla a la sala de operaciones, lo único que sabía sobre ella era sus signos vitales. Su cirujana fue rápida y hábil; los dos: mamá y bebé sobrevivieron. Pero tuvieron que pasar tiempo en la UCI. Días después, cuando mi paciente despertó, le pregunté qué había sucedido. Al parecer era de una familia pobre, pero tenía seguro médico y cuidado prenatal. Pero me dijo que cuando comenzó con los dolores de cabeza, que puede ser un mal signo para una embarazada, pensó que no debía molestar a su doctora con algo tan trivial; no quería parecer tonta. Días después, estaba escuchando un informe sobre mortalidad infantil, y parece ser que en las comunidades pobres de Boston, de donde era mi paciente, la tasa de mortalidad infantil es tan mala como en muchos países en desarrollo. Pero en los suburbios ricos la mortalidad era más baja. Las soluciones que se discutían tenían que ver con el seguro médico y el cuidado prenatal. Yo sabía que era más que eso. Sabía que tenía que ver con el conocimiento, la auto-confianza y el sentimiento de que mereces ser cuidado. La historia de mi paciente me motivó a salir a las calles, llevar el conocimiento y pruebas concretas del cuidado a las mujeres en riesgo de tales tragedias Para ello, me uní a una estudiante de medicina para adentrarme en la comunidad y encontrar mujeres que, como mi paciente, sentían que no merecían cuidados. Encontramos que el problema no era solo la mortalidad infantil, sino todas las enfermedades de la pobreza. Nos unimos con los centros de salud y los colegas de la comunidad para crear la Camioneta Familiar. La Camioneta Familiar es una clínica móvil que recorre las calles de Boston, proveyendo educación sanitaria y servicios de prevención para cualquiera que lo solicite: mujeres y hombres. Ahora, me preguntaron por qué como anestesista soñé con un programa basado en atención sanitaria en las calles. Eso es simple. Como anestesistas sabemos que nuestros pacientes tienen miedo. Sin embargo, si tenemos la oportunidad de conocerlos antes, responder a sus preguntas, escuchar sus historias y ayudarlos a entender lo que pasará tendrán menos miedo. Esto se llama visita pre-quirúrgica y cuando se trata de lidiar con el miedo, una buena visita pre-quirúrgica es el mejor remedio, sin duda. Esta es la idea detrás de la Camioneta Familiar. Cuando la gente entra a la camioneta buscando servicios, escuchamos sus historias, respondemos sus dudas y desmitificamos el sistema medicinal. Hemos estado haciendo esto por 20 años y ha ayudado a 80 000 pacientes. La gente se pregunta seguido por qué, con tantos fabulosos centros médicos en Boston, la gente acude a la clínica ambulante. En sus palabras, cuando preguntan: "¿Por qué vienen a la camioneta? ¿Cómo los hace sentir?" Esto es lo que nuestros pacientes dicen: [Cómodo, bien, motivado...] Que no estamos solos. Existen otras 2000 clínicas ambulantes en todo el país, cada una ofrece atención a su comunidad y hace que sus pacientes se sientan bienvenidos, relajados, motivados, empoderados y sin miedo. ¿Por qué les conté estas dos historias? Creo que el servicio proviene de la forma en que vives tu vida. Aprende de todo lo que hagas y luego comparte ese conocimiento ampliamente. Sueña con cosas grandes encuentra compañeros fabulosos y luego haz tus sueños realidad. Nuestro simulador anestesiólogo se convirtió en un programa educativo que motiva e inspira a jóvenes. Nuestras visitas pre-quirúrgicas se convirtieron en una clínica ambulante que en realidad reparte esperanza y ayuda a combatir el miedo. El camino para servir está en todos lados. Ben Hei Hei dijo: "El esfuerzo es tu propia recompensa, estamos aquí para hacer; y al hacer aprendemos; y al aprender sabemos; y al saber experimentamos asombro; y a través del asombro alcanzamos sabiduría; y a través de la sabiduría encontramos simplicidad; y a través de la simplicidad prestamos atención; y a través de la atención vemos lo que necesita ser hecho". Gracias. (Aplausos)