Imagina si pudieses conectar tu cerebro a una máquina que te brindase el máximo placer el resto de tu vida. Si tuvieses la oportunidad de hacer realidad ese tipo de vida ¿te apuntarías? Esa es la pregunta del filósofo Robert Nozick y su experimento mental que llamaba "La máquina de las experiencias". El experimento nos pide pensar en un mundo en donde los científicos desarrollaron una máquina que simula la vida real y asegura experiencias placenteras en las que no hay dolor. ¿El único problema? Tendrías que dejar atrás la realidad, pero sin casi notar la diferencia. Las experiencias serán indistinguibles de la realidad. Los altibajos naturales de la vida serán reemplazados por una secuencia infinita de momentos positivos. Suena muy bien, ¿verdad? Puede parecer una oferta tentadora, pero puede que no sea tan buena. De hecho, el experimento se creó para refutar una idea filosófica llamada hedonismo. Según los hedonistas, maximizar el placer es lo más importante en la vida porque el placer es el bien más grande que la vida tiene para ofrecer. Para los hedonistas, la mejor opción que cualquiera podría elegir para sí mismo es la que le trae el máximo placer posible sin producir dolor. El placer sin fin más cero dolor es igual al máximo placer, o en otras palabras, el mismo escenario que ofrece "La máquina de las experiencias". Así que si el hedonismo es tu orientación filosófica, conectarte a la máquina sería la opción obvia. Pero ¿y si la vida no se resume a solo el placer? Es lo que Nozick cree que estaba demostrando con su experimento mental "La máquina de las experiencias". Aunque la máquina promete máximo disfrute, él decidió no conectarse, lo mismo que otros al presentarse la propuesta. Pero, ¿qué nos puede disuadir para elegir un futuro lleno de placer? Imagina la siguiente situación: Betsy y Xander están comprometidos en una relación amorosa. Betsy está totalmente enamorada y nunca se sintió tan feliz. Pero sin que Betsy lo sepa, Xander ha estado involucrado sentimentalmente con su hermana Angélica a través de las cartas de amor y reuniones secretas durante la relación. Si Betsy se entera, esto terminaría su relación con Xander y Angélica y la experiencia sería tan traumática que tal vez no volvería a amar de nuevo. Ya que Betsy es feliz sin saber de las infidelidades de Xander, los hedonistas dirían que es mejor no saberlo y, a cambio, mantener su alto nivel de placer. Mientras Betsy no descubre la traición, su vida seguramente seguirá tan feliz como ahora. Entonces, ¿cuál es el valor de que Betsy sepa la verdad? Imagina que tú eres Betsy. ¿Prefieres saber la verdad? Si la respuesta es sí, estás eligiendo algo que reduce drásticamente los valores de placer. Por lo cual, tal vez crees que hay cosas en la vida que tienen un valor intrínseco más alto que la mera satisfacción. La verdad, el conocimiento, una relación auténtica con otros seres humanos; todas estas son cosas que pueden incluirse en esa lista. Sin saber nunca la verdad, Betsy está básicamente viviendo dentro de su propia máquina de las experiencias en un mundo de felicidad que no tiene ninguna base en la realidad. Este triángulo amoroso es un ejemplo extremo, pero refleja muchas de las decisiones que tomamos a diario. Así que sea tomes una decisión por Betsy o para ti mismo, ¿por qué crees que la realidad se debe tener en cuenta? ¿Hay un valor intrínseco en las experiencias reales, sean placenteras o dolorosas? ¿Tú mismo das más valor a los placeres y dolores de la vida real? El experimento de Nozick puede que no ofrezca todas las respuestas, pero nos obliga a reflexionar sobre la vida real que, aunque imperfecta, tiene un valor intrínseco más allá del estado de placer infinito.