Queridos amigos, bienvenidos al retiro para educadores. Este es un retiro, así que practicaremos la plena conciencia. Conciencia de la respiración, conciencia del caminar, conciencia del comer, etc. La práctica de la plena conciencia... ...como tu remordimiento... ...porque tu mente se concentra en una sola cosa: tu inspiración. Al mismo tiempo, soltamos el miedo, la incertidumbre sobre el futuro. Y somos mucho más libres. 3 o 4 segundos inspirando pueden ya hacernos más libres. Libres del pasado, libres del futuro, libres de nuestros proyectos, nuestra ira, etc., porque mientras inspiramos, ponemos la atención solo en la inspiración. No hay por qué sufrir mientras inspiramos. De hecho, inhalar es muy agradable. Tenemos aún pulmones sanos, el aire no es muy malo, así que inhalar es un placer. Y hay una energía de plena conciencia que nace mientras inhalas. ¿Funciona? La plena conciencia es siempre conciencia de algo. Cuando practicas respirar conscientemente, es la plena conciencia de la respiración. Cuando practicas caminar conscientemente, es la plena conciencia del caminar. Cuando tomas el desayuno conscientemente, es la conciencia del comer. La energía de plena conciencia generada por el respirar o caminar te ayuda a estar aquí, plenamente en el momento presente. Al inspirar, llevas la mente de regreso al cuerpo y solo necesitas 2, 3 segundos para hacerlo: traer la mente al cuerpo. Cuando mente y cuerpo se unen, estás enraizado en el momento presente. La vida, la alegría, la felicidad y la paz están disponibles en el momento presente. La vida, todas las maravillas y todas las cosas sanadoras, refrescantes, están disponibles en el momento presente. Porque el pasado ya se ha ido y el futuro aún no ha llegado. Por eso, solo puedes estar realmente vivo en el momento presente. No te pierdes en el pasado, no te pierdes en el futuro. Es fácil volver al momento presente. Inspiras conscientemente y traes la mente de regreso al cuerpo y tocas todas la maravillas de la vida que están ahí. Inspirar puede ser muy agradable. Aquellos que estamos habituados a la práctica del respirar consciente, vemos que inspirar conscientemente es muy agradable. Cuando inhalas conscientemente, entras en contacto con algo, entras en contacto con tu cuerpo. Cuando pasas dos horas con el ordenador, olvidas totalmente que tienes un cuerpo. Si la mente no está unida al cuerpo, no estás realmente vivo, estás perdido en tu trabajo, en tus preocupaciones, miedos, proyectos. Así que inspira en plena conciencia y trae la mente al cuerpo. Te haces vivo de verdad, plenamente presente. Y ahora puedes tocar las maravillas de la vida. Nuestro cuerpo es la primera maravilla de la vida. Contiene a la Madre Tierra, al Padre Sol, las estrellas, todo, incluso a nuestros ancestros. Al inhalar, sé que tengo un cuerpo y nuestro cuerpo es una maravilla. Puedes disfrutar de tener un cuerpo. Pero al inspirar, observas que hay tensión, dolor en el cuerpo. Querrías hacer algo para ayudar al cuerpo a sentirse mejor, porque quizá hemos permitido que se acumule demasiada tensión en el cuerpo. Hemos empleado el cuerpo con demasiada dureza. Si al inhalar observamos que hay tensión en el cuerpo, al exhalar podemos permitir que la tensión del cuerpo se afloje. Este es uno de los ejercicios de respiración consciente más practicado. Al inhalar, soy consciente del cuerpo y de la tensión del cuerpo, al exhalar, suelto la tensión del cuerpo. Se puede practicar sentado en el automóvil, en el tren. En todas partes puedes practicar la respiración consciente, ser consciente del cuerpo y soltar la tensión del cuerpo. Claro, este ejercicio se puede practicar en cualquier posición: sentado, tumbado, caminando, en pie. Siempre puedes disfrutar la práctica de la respiración consciente y soltar la tensión del cuerpo. Si lo hacemos bien, podemos transmitir la práctica a los alumnos. Porque ellos también tienen tensión en el cuerpo. Hay profesores que comienzan la clase inspirando y espirando conscientemente con sus alumnos. Solo requiere unos pocos minutos, 1, 2 o 3. Intentan juntos estar presentes y soltar la tensión del cuerpo. Ayuda en la tarea de enseñar y aprender. Sabemos que no hay que ser budista para inhalar conscientemente, exhalar conscientemente. Hay otra energía que acompaña a la plena conciencia. Es la concentración. Cuando eres consciente de algo, muy consciente de algo, estás concentrado en eso de forma natural. Mira esa flor. Si ponemos la atención en la flor, somos conscientes de que esa flor existe como una maravilla. Al inspirar, soy consciente de la presencia de esa flor. Si te mantienes consciente de la flor, estás concentrado en ella. La energía de la concentración nace de la energía de la plena conciencia y eso nos hace poner más atención. La visión profunda, 'insight', es una comprensión, es un despertar. Y esa visión puede llegar en unos segundos de plena conciencia y concentración. Supón que practicamos la conciencia de la respiración. Al inspirar conscientemente, sé que estoy vivo. 'Estoy vivo' es una visión. Mucha gente existe pero no es consciente de existir, de estar viva. Albert Camus, el escritor francés, habló de una persona que iba a ser ejecutada por haber matado a alguien. Estando en su celda, en prisión, vio de repente el azul del cielo. Era la primera vez que veía así el cielo azul. Claro que había visto cielos azules muchas veces, pero era la primera vez en que lo veía de forma tan profunda, porque tenía esa atención. (Francés) Un instante de conciencia. Solo le quedaban unos pocos días de vida antes de ser ejecutado. Llegó un cura católico a realizar el ritual para alguien que va a morir. No permitió que el cura entrara, porque creía que él estaba despierto. él estaba vivo, pero el cura no lo estaba. La plena conciencia lo habitaba, no al cura. Dijo que había gente que vivía como si estuviera muerta. Como una morgue. Hay gente a nuestro alrededor, pero no están realmente vivos. Arrastran su cuerpo muerto y circulan alrededor porque no les habita la energía de la plena conciencia. Al inspirar, llega esa visión: "Al inspirar, sé que estoy vivo". Saber que estás vivo ya es una visión profunda. Estar vivo es un milagro. Es un milagro estar vivo. Es el mayor de los milagros. Una persona muerta ya no inhala. Tú estás inhalando, estás vivo. Con solo inhalar tocas el milagro, el hecho de que estás vivo. Eso es una visión profunda, y esa visión te libera del olvido, de la ira, del miedo. Porque la vida es un tesoro. Al exhalar ya puedes celebrar el hecho de que estás vivo. Al inspirar, sé que estoy vivo. Al espirar, sonrío a la vida en mí y en torno a mí. Es una celebración de la vida. Solo necesitas 2, 3 segundos para despertar al hecho de que estás vivo. Caminas sobre este bello planeta y cada minuto es un tesoro. La plena conciencia te permite vivir en profundidad cada momento que te ha sido dado para vivir. La plena conciencia trae concentración y visión profunda. Esa visión tiene el poder de liberarte de las cosas que no son tan importantes. Te das cuenta de que estar vivo y presenciar las maravillas de la vida que están presentes en el aquí y el ahora es lo que más deseas. Al inhalar, sé que tengo un cuerpo. Al exhalar, sonrío a mi cuerpo, porque mi cuerpo es mi primer hogar verdadero. Al inspirar, sé que hay tensión en mi cuerpo. Al espirar, permito soltar la tensión de mi cuerpo. Todo el mundo puede hacerlo. En cualquier momento del día. Puede convertirse en un hábito, el hábito de estar relajado. El hábito de estar en paz. Y llegarán más visiones, 'insight'. Cuando traes la mente al cuerpo, tu mente y tu cuerpo se unen. En este estado de unidad de cuerpo y mente puedes reconocer las muchas condiciones de felicidad que ya están ahí. Muchos pensamos que la felicidad no es posible ahora. No lo creemos. Creemos que debes correr hacia el futuro y lograr más condiciones para la felicidad. La mayoría pensamos, actuamos así. Pero con la plena conciencia podemos establecernos en el momento presente y ver que tenemos muchas condiciones para ser felices que ya están disponibles. Más de las precisas para estar alegres y felices, justo aquí y ahora. Si tomas una hoja y anotas las condiciones para ser feliz que ya tienes, una página no bastará, dos páginas no bastarán, 3 páginas no bastarán, 10 páginas no bastarán. Somos muy afortunados, mucho más que mucha gente en el planeta. La plena conciencia nos permite reconocer las muchas condiciones de felicidad que están disponibles. Eso te hace generar una sensación de alegría, una sensación de felicidad al momento y con facilidad. Supón que practicamos la conciencia de los ojos. Al inspirar, soy consciente de mis ojos. Al espirar, sonrío a mis ojos. Cuando soy consciente de los ojos descubro esta visión: mis ojos están aún en buen estado. Al abrir los ojos, entro en contacto con un paraíso de formas y colores. Hay un paraíso de formas y colores a mi disposición en el momento presente. Porque tengo ojos que aún están en buen estado. Aquellos de nosotros que hemos perdido la vista, nuestro mayor deseo puede ser recuperar la vista, para disfrutar, para contemplar ese paraíso de formas y colores. Nuestros ojos, en buen estado, son una de las condiciones para ser feliz. Al inhalar, ser consciente de los ojos nos ayuda a ver una de las condiciones de felicidad. Si seguimos así, veremos miles de condiciones para ser feliz en el cuerpo: el corazón aún funciona bien, los pulmones y pies son lo bastante fuertes para poder caminar y escalar. Tantas condiciones de felicidad en nosotros y alrededor. Más que suficientes para que generes una sensación de alegría, una sensación de felicidad justo aquí y ahora. No debes correr hacia el futuro en busca de más condiciones para ser feliz. Un buen practicante de plena conciencia debe poder generar una sensación de alegría, una sensación de felicidad siempre que quiera. Para disfrutar, nutrirse y sanar. Los profesores pueden ofrecerse alegría y felicidad practicando la plena conciencia de la respiración, del caminar. Caminando desde el aparcamiento hasta la escuela. Puedes disfrutar de cada paso. Puedes disfrutar la práctica del caminar consciente. Puedes combinar la respiración y los pasos. Al inspirar, puedes dar dos pasos. Pones tu atención en el contacto entre el pie y el suelo. No dejes la mente aquí, llévala abajo, a la planta del pie y toca el suelo conscientemente. Camina como si besaras la Tierra, la Madre Tierra, con los pies. Eres consciente de la Madre Tierra. Eres consciente de tocar la Madre Tierra con los pies. Puede ser muy agradable. No tienes que sufrir. No tienes que hacer un esfuerzo especial para hacerlo. Mientras tocas el suelo con el pie. puedes decir: he llegado. He llegado. Puedes combinar 1 inspiración con 2 pasos. "He llegado, he llegado". He llegado al destino de la vida porque la vida está aquí y ahora. He llegado al aquí y ahora, donde la vida está disponible. Así que "he llegado" significa "he llegado al momento presente". Al aquí y ahora, donde la vida está disponible. Llegas con cada paso, llegas con cada respiración. Porque hemos estado corriendo toda la vida. Hemos sacrificado el momento presente en aras del futuro. No somos capaces de ser felices ahora, en el momento presente. Esta es una revolución. Un tipo de resistencia. Te resistes a correr. No quieres correr más. Te sientes cómodo, en paz, en el momento presente, y por eso pronuncias esas palabras: "He llegado al aquí y ahora, donde está la vida. No quiero correr más". La plena conciencia nos da fuerza suficiente para poder oponernos a correr. Correr se ha convertido en un fuerte hábito para nosotros. Dejamos de correr con cada paso. He llegado, he llegado. Aquellos que conocemos la práctica podemos llegar al 100% al aquí y ahora. Cuando puedes llegar al 100% al aquí y el ahora, sientes al momento paz y felicidad. Al principio podemos intentar una meditación caminando lenta. Al inhalar, das solo 1 paso, no 2. Y dices: he llegado. Pon toda la mente y el cuerpo en ese paso e intenta llegar al 100% al aquí y ahora. Si no has llegado al 100%, puedes haber llegado al 20%, 25%. En ese caso, no des otro paso. Quédate ahí, exhala e inhala de nuevo. Rétate. Hasta que puedas llegar al 100% al aquí y ahora. Entonces sonríes, una sonrisa de victoria, y das otro paso. He llegado, estoy en casa. Mi casa está aquí, en el momento presente. Si sabes caminar así, tocando profundamente el momento presente, descubrirás, como nosotros, que el Reino de Dios está disponible aquí y ahora en la Tierra. No debes morir para llegar al Reino de Dios, puede ser demasiado tarde. Pero si te habita la energía de la plena conciencia, la concentración y la visión profunda, te basta un paso para tocar el Reino de Dios en el aquí y el ahora. Es muy sanador, nutritivo. Al caminar desde el aparcamiento hasta tu aula, puedes caminar así. Cada paso libera la tensión del cuerpo, cada paso te ayuda a disfrutar del cuerpo, el cielo azul, la blanca nube, los bellos árboles. Estás en el Reino de Dios. Esa flor pertenece al Reino de Dios. Yo creo que si miras profundamente una flor, verás en ella el Reino. Ves el Reino de Dios y a Dios en ella. Una flor, un árbol, una nube, todo es manifestación del Reino de Dios. Si contactas profundamente, con plena conciencia y concentración, alcanzas la visión profunda, sabes que el Reino está disponible en el aquí y el ahora. Si tienes algo de plena conciencia, concentración, tienes el Reino. El Reino está disponible, la cuestión es si tú estás disponible para el Reino. No tienes que ir a buscar el Reino a otro lugar, o al futuro. Está aquí mismo. Estar disponible para el Reino no es muy difícil. Tan solo inspira conscientemente, concéntrate en tus pasos y ya tocas el Reino. Con la práctica, tocas el Reino más profundamente cada día. El Reino es felicidad. Ves que la verdadera felicidad se compone de plena conciencia, concentración y visión profunda. La verdadera felicidad no está hecha de fama, poder, riqueza y sexo. Porque algunos tienen mucho de esas cuatro cosas y sufren profundamente. La verdadera felicidad está hecha de comprensión, visión profunda y amor. La energía de la plena conciencia, la concentración y la visión profunda te aporta comprensión, compasión, amor y alegría. Un practicante de plena conciencia puede generar una sensación de alegría, una sensación de felicidad siempre que quiera. Porque la energía de la plena conciencia le ayuda a tocar las muchas condiciones para la felicidad que ya están disponibles, incluso el Reino está disponible. La práctica de la plena conciencia es la práctica de la alegría. Es un arte de vivir. Con plena conciencia, concentración y visión profunda siempre puedes generar una sensación de alegría y felicidad para ti. Con la energía de la plena conciencia, también puedes manejar una sensación dolorosa, una emoción dolorosa. Si no tienes la energía de la plena conciencia, temerás ser abrumado por el dolor, por el sufrimiento interior. Por eso, muchos intentamos huir de nosotros mismos. Creemos que si regresamos a nosotros mismos hemos de enfrentarnos a ese bloque de dolor, pena, miedo y desespero en nosotros. Por eso, la mayoría intentamos huir de nosotros mismos. Probamos a consumir para tapar el sufrimiento interior. Probamos a comer algo, a escuchar música, ir a Internet. Probamos a leer un diario, intentamos hacer cualquier cosa para estar ocupados y no tener que enfrentarnos a la soledad, la desesperación, la ira que hay en nosotros. Tememos nuestro propio sufrimiento. Pero aquellos que conocemos la práctica de la plena conciencia, no tenemos miedo. Porque generando la energía de la plena conciencia podemos volver fuertes a nuestro interior. Con esa energía de la plena conciencia podemos reconocer el dolor y abrazarlo con ternura. Puedes sonreír a tu pena, tu dolor, tu miedo. El sufrimiento que hay en ti, sabes cómo lidiar con él. La plena conciencia, además de ayudarte a generar alegría y felicidad te ayuda a saber cómo sufrir, cómo manejar la pena, el dolor y el miedo interior. Igual que una madre abrazando a su bebé. Cuando el bebé sufre, la madre toma lo toma en brazos y lo abraza con ternura, así. La madre está hecha de ternura. La madre aún no sabe por qué sufre el bebé. Pero el hecho de que abrace con ternura al bebé, así, puede hacer que el niño sufra menos. Al instante. Un practicante hace lo mismo. Primero, reconoce el dolor que hay en él, después abraza el dolor con ternura. Al inspirar, sé que hay ira en mí, que hay desesperanza en mí. Al espirar, sonrío y abrazo mi ira, con ternura y consciencia. Si sigues respirando y caminando así, abrazando tu miedo, tu ira, sufres menos tras unos minutos de práctica, igual que un bebé en brazos de su madre sufre menos. El hecho es que si sabemos cómo sufrir, sufrimos menos que otras personas. No nos abruma el sufrimiento. Y el método es simple. Con la práctica de la respiración y el caminar conscientes tienes bastante de esa energía llamada plena conciencia. Y con esa energía no te abrumará el sufrimiento. Con esa energía, puedes reconocer tu pena y abrazarla. Quizá al principio necesitemos de alguien que nos ayude. Alguien que se siente con nosotros, que camine con nosotros, inspirando conscientemente, caminando conscientemente, que nos preste su energía de plena conciencia. Porque si somos nuevos en la práctica, nuestra atención no será bastante fuerte para la tarea de reconocer y abrazar la pena. Junto a un amigo, a otro practicante, que haga lo mismo, somos más fuertes. Si tienes 3, 4, 5 amigos haciéndolo, será mucho más fácil para ti reconocer la pena en ti y abrazarla y sufrirás menos tras unos minutos de práctica. Si los profesores saben cómo hacerlo, pueden enseñárselo a los alumnos. Porque aunque sean jóvenes, ya hay en ellos mucha pena y sufrimiento. Como profesores, podemos inhalar y exhalar generando energía de plena conciencia, eso ayudará a los alumnos a sufrir menos. Es algo bello de ver. Si los profesores saben hacerlo, pueden transmitir la práctica a los alumnos. Y abrazando el sufrimiento, escuchándolo, llegaremos a comprender la naturaleza de ese sufrimiento. Comprender el sufrimiento siempre genera compasión. Y la compasión es el cuarto tipo de energía que nace de la plena conciencia, la concentración y la visión profunda. La compasión tiene el poder de sanar. Puede transformar la ira. La ira nos enferma. La compasión es el antídoto de la ira. Cuando miras a esa persona, si tienes bastante atención y concentración, puedes ver mucho sufrimiento en esa persona. En esa persona hay mucho sufrimiento, pero no sabe cómo lidiar con el sufrimiento, no sabe cómo sufrir menos. Esa persona aún es víctima de su sufrimiento. Hasta ahora, nadie le ha ayudado a sufrir menos. Por eso sigue siendo víctima de su sufrimiento. Y si tú sufres, eres la víctima número 2. Porque cuando sufres, si no sabes cómo lidiar con el sufrimiento, haces sufrir también a los que te rodean, aunque sean tus seres más queridos. Cuando tienes tiempo y atención para mirar en esa persona, si puedes reconocer el sufrimiento de esa persona, las dificultades de esa persona, ver que es víctima de su propio sufrimiento, que está indefensa, la ira en ti se disuelve. Porque tu visión del sufrimiento ha generado compasión en tu corazón. Tocar el sufrimiento nos ayuda siempre a ser compasivos. Esa es la plena conciencia del sufrimiento. La plena conciencia del sufrimiento es una práctica que puede generar la energía de la compasión. Cuando eres consciente del sufrimiento de la otra persona, empiezas a comprender el sufrimiento que hay en ella. Y esa comprensión elimina la ira que hay en ti. Ya no tienes intención de castigarle, de decir o hacer algo para castigarle porque se ha atrevido a hacerte sufrir. Es evidente que comprender el sufrimiento siempre genera la energía de la compasión. Y la energía de la compasión sana, y sufres menos. Cuando sufres, miras a esa persona y ya no sufres más. Significa que ya hay compasión en tu corazón. Ahora puedes practicar la escucha profunda, la escucha compasiva, para ayudarle a sufrir menos. Esa persona puede ser tu pareja, tu esposo o esposa, un colega. Cuando has visto el sufrimiento de esa persona, te mueve el deseo de ayudarle a sufrir menos. La conciencia del habla, la conciencia de la escucha te ayudan a hacerlo. La escucha compasiva y el habla amorosa pueden restaurar la comunicación y te ayudan a reconciliarte con esa persona. Si puedes ver el sufrimiento que hay en él, en ella, te acercas a esa persona y dices: "Amigo mío, cariño, sé que has sufrido mucho estos últimos años. No he sido capaz de ayudarte a sufrir menos. De hecho, he reaccionado de tal forma, que te he hecho sufrir más. Lo siento. Cariño, mi intención no es hacerte sufrir. No veía ni comprendía tu sufrimiento. Si hubiera comprendido tu sufrimiento, no hubiera reaccionado como lo hice. Por favor, ayúdame, ábreme tu corazón. Cuéntame tu dolor, tus dificultades, ayúdame a comprender". Esta es la forma de hablar que llamamos habla amorosa. Si tienes algo de compasión en el corazón, puedes hablar así. Al principio, no crees que puedas hablarle así, porque estás muy enojado con esa persona. Pero ahora, al haber visto y comprendido el sufrimiento de esa persona, te mueve el deseo de ayudarle a sufrir menos. Puedes hablarle así, con el habla llamada habla amorosa, habla compasiva. Siempre consigue abrir el corazón, abrir la puerta del corazón de una persona. Ahora, puedes sentarte y escuchar. Mientras escuchas, mantienes viva la compasión en tu corazón para que puedas escuchar durante una hora o más. Porque la compasión te protege. Cuando te habla, esa persona puede ser amarga, enfadarse. Lo que esa persona dice puede estar lleno de amargura, de percepciones falsas. Lo que oyes puede tocar en ti la irritación y la ira, y pierdes la capacidad de escuchar. Pero si practicas la respiración consciente y preservas en ti la compasión, estás protegido. Inspiras, espiras y recuerdas que le estás escuchando con un solo propósito: ayudarle a vaciar el corazón y a sufrir menos. Por tanto, aunque diga cosas equivocadas, no le interrumpiré ni le corregiré. Porque si lo hago, transformaré la sesión en un debate y arruinaré la sesión. Más tarde, en unos días, puedo ofrecerle alguna información que le ayude a corregir sus percepciones. Pero no ahora. Ahora solo escucho. Si puedes inhalar, exhalar y mantener esta conciencia viva, la compasión te protegerá y podrás escuchar profundamente durante una hora. Será muy sanador para esa persona. La práctica de escuchar el sufrimiento debe comenzar por uno mismo. Hemos de volver a nosotros y escuchar nuestro propio sufrimiento. Entonces, cuando sufrimos menos, cuando tenemos compasión suficiente, empezamos a escuchar a la otra persona. Esa persona puede ser nuestra pareja, nuestro padre o madre, cualquiera que viva con nosotros. Entonces, cuando hemos restaurado la comunicación y nos hemos reconciliado con esa persona, somos más fuertes. Ahora podemos llevar la práctica a la escuela. Podemos practicar con nuestros compañeros en la escuela y con los alumnos, porque todos ellos sufren. Los estudiantes pueden creer que sus profesores no sufren, que solo ellos sufren, no los profesores. Hemos de decirles que eso no es cierto. Nosotros, profesores, sufrimos igual que ustedes. Pero como he aprendido a manejar el sufrimiento, ahora sufro menos. Si quieres, puedo ayudarte a practicar para que sufras menos. Tienes problemas con tus padres, con la familia, con los estudios. Podemos estar juntos y ayudarnos mutuamente a sufrir menos. Esa escucha profunda y habla amorosa, practicada con nuestros estudiantes, ayuda a eliminar los obstáculos entre profesores y alumnos. Si comprenden tu sufrimiento, no seguirán haciéndote sufrir más. Si comprendemos nuestro sufrimiento, sabremos cómo ayudarles a sufrir menos. Juntos mejoraremos la calidad de la enseñanza y el aprendizaje. Y el aula se convierte en un lugar agradable para ambas partes. (Campana) (Campana) Queridos amigos, pueden masajear los pies si quieren. Dibujo un círculo que representa a un profesor. El profesor tiene sus colegas, su hijo, hija, etc. Estamos deseando ayudar a nuestra pareja, a otros miembros de la familia a sufrir menos. Y también deseamos ayudar a nuestros colegas de trabajo y a nuestros alumnos a sufrir menos. Tendemos a intentar hacer algo. "Quiero hacer algo para mejorar la situación." Eso es lo que queremos. Pero según esta práctica, no debemos ansiar actuar al momento. Lo primero es regresar a nosotros mismos. Con la práctica de la respiración consciente, con la práctica del caminar consciente, podemos calmar nuestras sensaciones, emociones podemos generar una sensación de alegría, de felicidad, para nutrirnos. Podemos escuchar nuestro propio sufrimiento para dejar que la energía de la compasión brote y nos cure. Es ahí donde debemos comenzar. Podemos hacerlo con la ayuda de otros practicantes. Aquellos que comparten la misma visión sobre cómo mejorar la situación. Cuando tienes bastante paz, alegría y compasión y sufres menos, puedes acercarte a esa persona, a tu pareja, a la persona más cercana, y ayudarle a hacer lo mismo. Claro, ella tiene que hacer como tú. Le ayudas a regresa a sí misma y a cuidar de su interior. Cómo soltar la tensión en el cuerpo, cómo generar una sensación de alegría o felicidad, cómo escuchar el sufrimiento interior y comprender ese sufrimiento. El sufrimiento que hay en nosotros lleva consigo el sufrimiento de nuestro padre, de nuestra madre, de nuestros ancestros, de nuestro país. Si comprendemos nuestro sufrimiento, comprendemos el de nuestro padre, nuestra madre, nuestros ancestros, nuestro país. Sufrimos menos. Tenemos bastante compasión para ayudar. Después de haber ayudado a nuestra familia, tenemos un mayor apoyo en casa. Podemos empezar a salir y ayudar a nuestros compañeros de trabajo, colegas y estudiantes. El principio es similar, ayudarles a regresar a sí mismos y a cuidarse. Siempre hemos de comenzar por ahí. Ellos pueden ayudarte a ayudar a otros. El método es: para salir, hay que entrar. La salida está en la entrada. Mañana practicaremos juntos meditación caminando. Algunos ya conocen la práctica. Practicaremos y apoyaremos a aquellos nuevos en la práctica. Cada paso puede generar energía de paz. Cada paso puede soltar la tensión del cuerpo, cada paso nos ayuda a contactar con las maravillas de la vida que nutren y sanan. Si tenemos bastante plena conciencia y concentración, podemos tocar la Madre Tierra, podemos tocar el Reino de Dios con cada paso. Más tarde, podremos caminar así en la estación de trenes, en el aeropuerto, desde el aparcamiento hasta la escuela, y disfrutar del Reino a cada paso. He llegado, he llegado. Dos pasos al inspirar. Si quieres, puedes dar 3 pasos. He llegado, llegado, llegado. 'He llegado' no es una declaración. Es una realización, porque has llegado realmente al aquí y ahora con cada paso. Hemos de entrenarnos a caminar en el Reino de Dios. Si das dos pasos al inhalar, puedes querer dar 3 pasos al exhalar. Dices: estoy en casa, estoy en casa, en casa. El ritmo sería 2-3. He llegado, he llegado, estoy en casa, en casa, en casa. En Plum Village enseñamos a los niños a hacer lo mismo. Empezamos diciendo... enseñándoles a decir 'sí'. Al inspirar, dices: (Francés) "Sí, sí". Enseñar a los niños a decir que sí. Porque muchos dicen: "No, no, no". (Risas) Hay muchas cosas a las que decir sí. El cielo azul, las flores, muchas cosas a las que decir sí. Al inhalar, dan 2 pasos y dicen: (Francés) "Sí, sí". Al exhalar, dicen: (Francés) "Gracias, gracias, gracias". Puedes inventar tus propias palabras que te ayuden a concentrarte. He llegado, he llegado, estoy en casa, en casa, en casa, son palabras que pueden ayudarte a concentrarte para que puedas llegar realmente. He llegado, estoy en casa. Más tarde, puedes cambiar: "Al aquí, al aquí, al ahora, ahora, ahora". Porque ese es el domicilio de la vida, el domicilio del Reino de Dios. Más tarde, puedes decir: "Soy sólido, sólido. Soy libre, libre, libre". No es autosugestión. Porque si estás atento dando pasos y llegando a cada paso, eres realmente sólido. Estás anclado, estás establecido en el aquí y ahora, no te dejas arrastrar por el pasado o el futuro. Cada paso te ayuda a cultivar más solidez. "Soy sólido, soy sólido. Soy libre, libre, libre". No es libertad política. Es ser libre del pasado, del futuro, de las preocupaciones. Porque al estar instalado sólidamente aquí y ahora, te has liberado de remordimientos, de penas del pasado, del miedo, la incertidumbre concerniente al futuro. Caminas como una persona libre. Desde el aparcamiento, caminando a la escuela, caminas como una persona libre. Detienes todo pensamiento. Porque el pensar te aleja del aquí y ahora. Eso es Noble Silencio. Hay una radio funcionando sin parar llamada PSP, Pensar Sin Parar. Al sentarnos, respirar, caminar, apagamos esa radio, Pensar Sin Parar, y disfrutamos más cada paso, cada respiración. La sanación, la nutrición llegan con más facilidad que pensando, con ese discurso mental que no cesa en nuestra cabeza. Si estas realmente concentrado en la respiración, en los pasos, dejas de pensar fácilmente y disfrutas del Reino de Dios con cada paso. Es un hábito. Es como cuando aprendes a jugar al pimpón, o al tenis, necesitas entrenar un poco. Esto es igual. Te acostumbras a disfrutar de respirar y caminar. Tenemos una canción: "He llegado, estoy en casa, en el aquí y en el ahora. Yo soy sólido, yo soy libre". La solidez y la libertad te hacen una persona feliz. Una persona sin estabilidad y solidez no puede ser feliz. Una persona que no es libre de la ira, del miedo, del pasado y del futuro no puede ser una persona feliz. Soy sólido, soy libre. Es una forma de ser. Vivo en la dimensión última, camino en el Reino de Dios. ¿Cantamos juntos? # He llegado, ya estoy en casa, # en el aquí y en el ahora. # He llegado, ya estoy en casa, # en el aquí y en el ahora. # Yo soy sólido, yo soy libre, # yo soy sólida, yo soy libre. # En la Tierra Pura estoy. # En la Tierra Pura estoy. # He llegado, ya estoy en casa, # en el aquí y en el ahora. # He llegado, ya estoy en casa, # en el aquí y en el ahora. # Yo soy sólido, yo soy libre, # yo soy sólida, yo soy libre, # En la Tierra Pura estoy. # En la Tierra Pura estoy. # (Campana) Así que durante la caminata, no solo no hablamos, tampoco pensamos. Porque el pensamiento te aleja del aquí y el ahora. Pienso, luego no existo aquí. Observas lo que llamamos Noble Silencio. Es un silencio muy elocuente. Te permite estar plenamente vivo, plenamente presente y disfrutar cada paso, disfrutar cada respiración. Cuando cada uno respira y camina así, podemos generar una energía colectiva muy poderosa. Penetrará en cada uno y ayudará en la sanación y transformación. Lo mismo es cierto al sentarse, respirar juntos. Lo siguiente a hacer es compartir una comida. Se llama comer en plena conciencia. Dejamos que cese la conversación, dejamos que cese el pensamiento. Tan solo disfrutamos de estar juntos y de la comida. Porque todos pueden participar, pueden contribuir a la energía colectiva de plena conciencia y alegría. Mientras estamos comiendo, ponemos la atención solo en dos cosas. Primero, en la comida que nos servimos, que comemos. Inhalamos y exhalamos y somos conscientes de las verduras del arroz, de lo que sea que comamos. Cuando tomo un trozo de zanahoria, lo hago con toda la atención y dedico un segundo a observar ese trozo de zanahoria. Solo un segundo. Un segundo basta para ver que en la zanahoria está la luz del sol, está la lluvia, en la zanahoria está la buena tierra, el tiempo, el espacio, el granjero, el transportista, etc. El trozo de zanahoria lleva en sí todo el cosmos. Un segundo de mirada atenta puede hacerte tocar todo el cosmos. Tan solo un segundo. Ahora lo pones en la boca con atención. No pongas nada más, como preocupaciones, proyectos. Pon solo el trozo de zanahoria. Contacta con el trozo de zanahoria que representa el cosmos. En la tradición católica, al celebrar la Eucaristía ves el trozo de pan como cuerpo de Jesús. Pero en esta práctica, vemos en trozo de pan como cuerpo del cosmos. No muy diferente. Es lo mismo. Tocas las maravillas de la vida. Las estrellas, el sol, la Madre Tierra y el cosmos que llegan hasta ti en forma del trozo de zanahoria que te alimenta. Eso es amor. Cuando masticas, solo masticas el trozo de zanahoria, no tus proyectos, ira, miedo. No es bueno para tu salud. Podemos disfrutar comiendo así cada bocado. Agradecidos, alegres, agradecidos. El segundo objeto de nuestra atención es la presencia de otros practicantes alrededor. Comen de la misma forma, generando energía de plena conciencia y alegría, así que no solo nos nutre la comida, también la energía colectiva de fraternidad, paz y alegría. Porque comer así puede ser muy alegre. Aunque estemos en silencio. Pero el Noble Silencio es muy elocuente. Habla mucho de unidad, fraternidad, etc. En Plum Village, siempre disfrutamos del desayuno, del almuerzo, de las comidas juntos. Comer así puede ser muy nutritivo para el cuerpo y la mente al mismo tiempo. Cada vez que oímos la campana, la campana es un recordatorio. Nos ayuda a dejar de pensar, dejar de hablar y empezar a ser, a vivir aquí y ahora. A regresar al aquí y el ahora. La hermana Dao nos ofrecerá medio sonido de la campana. (Campana) Este es un medio sonido. De nuevo, por favor. (Campana) Este es un medio sonido. Cuando oyes el medio sonido, sabes que pronto habrá un sonido completo. Tienes unos 8 segundos para prepararte a recibir el sonido completo. Cuando oyes medio sonido, dejas de hablar, dejas de pensar, comienzas a inhalar y exhalar conscientemente. Te toma 6, 7, 8 segundos. Ahora estás listo para recibir el sonido completo. El maestro de la campana, tras el medio sonido, te permite tiempo suficiente para prepararte a recibir el sonido completo. Por favor. (Campana) (Campana) Este sonido no viene precisamente del exterior. Viene de dentro. Es la voz del buda interior que nos llama a regresar a nosotros. Es la voz de Jesucristo que nos llama a regresar a nosotros, a renacer. A una nueva resurrección. Sin plena conciencia, no estamos vivos. Vivimos como gente muerta. La campana nos ayuda a regresar a nosotros con plena conciencia. La plena conciencia es el Espíritu Santo. Cuando hay en nosotros plena conciencia, estamos plenamente vivos, plenamente presentes para vivir nuestra vida. La plena conciencia tiene el poder de sanar. Jesús está habitado por el Espíritu Santo. En la tradición budista, vemos que el Espíritu Santo se compone de tres elementos: plena conciencia, concentración, visión profunda. Esto te traerá compasión. Así que no es algo vago, abstracto. Con la práctica, podemos generar plena conciencia, concentración, visión profunda. Permitimos que el Espíritu Santo nos habite para que sean posibles la sanación, y la transformación. Mientras estamos sentados juntos, escuchando, respirando juntos, la campana nos ayuda a regresar al aquí y el ahora. Hay una práctica llamada escucha profunda. No escuchamos solo con los oídos. Podemos invitar a todas las células del cuerpo a unirse a nosotros y escuchar. El sonido de la campana penetrará profundamente en cada célula del cuerpo. Eso es posible. Sabemos que todos los ancestros, biológicos y espirituales, están plenamente presentes en cada célula de nuestro cuerpo. Podemos invitarles a todos a unirse a nosotros en la escucha de la campana. Y volver a la vida de nuevo. Creemos que nuestros ancestros ya no están vivos. Eso no es cierto. Siempre están vivos en cada célula de nuestro cuerpo. Podemos contactarlos siempre que queramos. Podemos hablarles. Podemos invitarles a caminar con nosotros, a respirar con nosotros y escuchar la campana con nosotros. Cuando oyes la campana, puedes querer invitar a todos los ancestros en ti a unirse a ti en la escucha. Escuchar así puede ser muy sanador, incluso transformador. El maestro de la campana está para ayudarnos a regresar a nosotros y disfrutar respirando. Normalmente, cuando oyes un sonido completo, practicas tres respiraciones. Al inspirar dices: escucho, escucho. Si todos los ancestros escuchan contigo, dices: escuchamos, escuchamos. No es un "yo", es un "nosotros". Escuchamos, escuchamos. Y al espirar, dices: "Este sonido maravilloso nos lleva de vuelta a nuestro verdadero hogar". Nuestro verdadero hogar está aquí y ahora. Nuestro verdadero hogar es el Reino de Dios. Al inhalar, digo: "Escuchamos, escuchamos de veras". Al exhalar, digo: "Este sonido maravilloso nos lleva de regreso a nuestro verdadero hogar, al Reino de Dios". Disfrutas respirando tres veces. Entonces el maestro de la campana puede invitar un segundo sonido. Y todos tenemos ocasión de disfrutar tres respiraciones más de esta manera. Tres sonidos de la campana suponen 9 inspiraciones y espiraciones. Un buen maestro de la campana debe permitirnos tiempo suficiente para disfrutar... ... con plena conciencia, concentración, visión y compasión que nos ayudarán a sanar. (Campana) (Campana) (Campana) (Campana) La energía es buena. Podemos dar un masaje a los pies y prepararnos para ponernos en pie con la campana pequeña. Estas conscientes retransmisiones son posibles gracias a espectadores como tú. (Dona aquí: http://pvom.org) (Gracias por tu generosidad.) (Monasterio 'online' Plum Village )