Queridos amigos,
bienvenidos al retiro para educadores.
Este es un retiro,
así que practicaremos
la plena conciencia.
Conciencia de la respiración,
conciencia del caminar,
conciencia del comer, etc.
La práctica de la plena conciencia...
...como tu remordimiento...
...porque tu mente se concentra
en una sola cosa: tu inspiración.
Al mismo tiempo, soltamos el miedo,
la incertidumbre sobre el futuro.
Y somos mucho más libres.
3 o 4 segundos inspirando
pueden ya hacernos más libres.
Libres del pasado,
libres del futuro,
libres de nuestros proyectos,
nuestra ira, etc.,
porque mientras inspiramos,
ponemos la atención
solo en la inspiración.
No hay por qué sufrir
mientras inspiramos.
De hecho, inhalar es muy agradable.
Tenemos aún pulmones sanos,
el aire no es muy malo,
así que inhalar es un placer.
Y hay una energía de plena conciencia
que nace mientras inhalas.
¿Funciona?
La plena conciencia es siempre
conciencia de algo.
Cuando practicas respirar conscientemente,
es la plena conciencia de la respiración.
Cuando practicas caminar conscientemente,
es la plena conciencia del caminar.
Cuando tomas el desayuno conscientemente,
es la conciencia del comer.
La energía de plena conciencia
generada por el respirar o caminar
te ayuda a estar aquí,
plenamente en el momento presente.
Al inspirar, llevas la mente
de regreso al cuerpo
y solo necesitas
2, 3 segundos para hacerlo:
traer la mente al cuerpo.
Cuando mente y cuerpo se unen,
estás enraizado
en el momento presente.
La vida, la alegría,
la felicidad y la paz
están disponibles en el momento presente.
La vida, todas las maravillas
y todas las cosas sanadoras, refrescantes,
están disponibles en el momento presente.
Porque el pasado ya se ha ido
y el futuro aún no ha llegado.
Por eso, solo puedes estar
realmente vivo en el momento presente.
No te pierdes en el pasado,
no te pierdes en el futuro.
Es fácil volver al momento presente.
Inspiras conscientemente y traes
la mente de regreso al cuerpo
y tocas todas la maravillas
de la vida que están ahí.
Inspirar puede ser muy agradable.
Aquellos que estamos habituados
a la práctica del respirar consciente,
vemos que inspirar conscientemente
es muy agradable.
Cuando inhalas conscientemente,
entras en contacto con algo,
entras en contacto con tu cuerpo.
Cuando pasas dos horas con el ordenador,
olvidas totalmente que tienes un cuerpo.
Si la mente no está unida al cuerpo,
no estás realmente vivo, estás perdido
en tu trabajo, en tus preocupaciones,
miedos, proyectos.
Así que inspira en plena conciencia
y trae la mente al cuerpo.
Te haces vivo de verdad,
plenamente presente.
Y ahora puedes tocar
las maravillas de la vida.
Nuestro cuerpo es
la primera maravilla de la vida.
Contiene a la Madre Tierra, al Padre Sol,
las estrellas, todo,
incluso a nuestros ancestros.
Al inhalar, sé que tengo un cuerpo
y nuestro cuerpo es una maravilla.
Puedes disfrutar de tener un cuerpo.
Pero al inspirar, observas
que hay tensión, dolor en el cuerpo.
Querrías hacer algo para
ayudar al cuerpo a sentirse mejor,
porque quizá hemos permitido
que se acumule
demasiada tensión en el cuerpo.
Hemos empleado el cuerpo
con demasiada dureza.
Si al inhalar observamos
que hay tensión en el cuerpo,
al exhalar podemos permitir
que la tensión del cuerpo se afloje.
Este es uno de los ejercicios
de respiración consciente más practicado.
Al inhalar, soy consciente del cuerpo
y de la tensión del cuerpo,
al exhalar, suelto
la tensión del cuerpo.
Se puede practicar
sentado en el automóvil, en el tren.
En todas partes puedes practicar
la respiración consciente,
ser consciente del cuerpo
y soltar la tensión del cuerpo.
Claro, este ejercicio
se puede practicar en cualquier posición:
sentado, tumbado, caminando, en pie.
Siempre puedes disfrutar la práctica
de la respiración consciente
y soltar la tensión del cuerpo.
Si lo hacemos bien, podemos
transmitir la práctica a los alumnos.
Porque ellos también tienen
tensión en el cuerpo.
Hay profesores que comienzan la clase
inspirando y espirando
conscientemente con sus alumnos.
Solo requiere
unos pocos minutos, 1, 2 o 3.
Intentan juntos estar presentes
y soltar la tensión del cuerpo.
Ayuda en la tarea
de enseñar y aprender.
Sabemos que no hay que ser budista
para inhalar conscientemente,
exhalar conscientemente.
Hay otra energía que acompaña
a la plena conciencia.
Es la concentración.
Cuando eres consciente de algo,
muy consciente de algo,
estás concentrado en eso de forma natural.
Mira esa flor.
Si ponemos la atención en la flor,
somos conscientes de que esa flor
existe como una maravilla.
Al inspirar, soy consciente
de la presencia de esa flor.
Si te mantienes consciente de la flor,
estás concentrado en ella.
La energía de la concentración
nace de la energía de la plena conciencia
y eso nos hace poner más atención.
La visión profunda, 'insight',
es una comprensión,
es un despertar.
Y esa visión puede llegar
en unos segundos
de plena conciencia y concentración.
Supón que practicamos
la conciencia de la respiración.
Al inspirar conscientemente,
sé que estoy vivo.
'Estoy vivo' es una visión.
Mucha gente existe pero no es consciente
de existir, de estar viva.
Albert Camus, el escritor francés,
habló de una persona
que iba a ser ejecutada
por haber matado a alguien.
Estando en su celda, en prisión,
vio de repente el azul del cielo.
Era la primera vez
que veía así el cielo azul.
Claro que había visto
cielos azules muchas veces,
pero era la primera vez
en que lo veía de forma tan profunda,
porque tenía esa atención.
(Francés) Un instante de conciencia.
Solo le quedaban unos pocos días de vida
antes de ser ejecutado.
Llegó un cura católico
a realizar el ritual
para alguien que va a morir.
No permitió que el cura entrara,
porque creía que él estaba despierto.
él estaba vivo,
pero el cura no lo estaba.
La plena conciencia lo habitaba,
no al cura.
Dijo que había gente
que vivía como si estuviera muerta.
Como una morgue.
Hay gente a nuestro alrededor,
pero no están realmente vivos.
Arrastran su cuerpo muerto
y circulan alrededor
porque no les habita
la energía de la plena conciencia.
Al inspirar, llega esa visión:
"Al inspirar, sé que estoy vivo".
Saber que estás vivo
ya es una visión profunda.
Estar vivo es un milagro.
Es un milagro estar vivo.
Es el mayor de los milagros.
Una persona muerta ya no inhala.
Tú estás inhalando, estás vivo.
Con solo inhalar
tocas el milagro,
el hecho de que estás vivo.
Eso es una visión profunda,
y esa visión te libera del olvido,
de la ira, del miedo.
Porque la vida es un tesoro.
Al exhalar ya puedes celebrar
el hecho de que estás vivo.
Al inspirar, sé que estoy vivo.
Al espirar, sonrío a la vida
en mí y en torno a mí.
Es una celebración de la vida.
Solo necesitas 2, 3 segundos
para despertar al hecho de que estás vivo.
Caminas sobre este bello planeta
y cada minuto es un tesoro.
La plena conciencia
te permite vivir en profundidad
cada momento
que te ha sido dado para vivir.
La plena conciencia trae
concentración y visión profunda.
Esa visión tiene el poder de liberarte
de las cosas que no son tan importantes.
Te das cuenta de que estar vivo
y presenciar las maravillas de la vida
que están presentes
en el aquí y el ahora
es lo que más deseas.
Al inhalar, sé que tengo un cuerpo.
Al exhalar, sonrío a mi cuerpo,
porque mi cuerpo
es mi primer hogar verdadero.
Al inspirar, sé que hay tensión
en mi cuerpo.
Al espirar, permito soltar
la tensión de mi cuerpo.
Todo el mundo puede hacerlo.
En cualquier momento del día.
Puede convertirse en un hábito,
el hábito de estar relajado.
El hábito de estar en paz.
Y llegarán más visiones, 'insight'.
Cuando traes la mente al cuerpo,
tu mente y tu cuerpo se unen.
En este estado de unidad
de cuerpo y mente
puedes reconocer
las muchas condiciones de felicidad
que ya están ahí.
Muchos pensamos que la felicidad
no es posible ahora.
No lo creemos.
Creemos que debes correr hacia el futuro
y lograr más condiciones
para la felicidad.
La mayoría pensamos, actuamos así.
Pero con la plena conciencia podemos
establecernos en el momento presente
y ver que tenemos
muchas condiciones para ser felices
que ya están disponibles.
Más de las precisas
para estar alegres y felices,
justo aquí y ahora.
Si tomas una hoja y anotas
las condiciones para ser feliz
que ya tienes,
una página no bastará,
dos páginas no bastarán,
3 páginas no bastarán,
10 páginas no bastarán.
Somos muy afortunados, mucho más
que mucha gente en el planeta.
La plena conciencia nos permite reconocer
las muchas condiciones de felicidad
que están disponibles.
Eso te hace generar
una sensación de alegría,
una sensación de felicidad
al momento y con facilidad.
Supón que practicamos
la conciencia de los ojos.
Al inspirar, soy consciente de mis ojos.
Al espirar, sonrío a mis ojos.
Cuando soy consciente de los ojos
descubro esta visión:
mis ojos están aún en buen estado.
Al abrir los ojos, entro en contacto
con un paraíso de formas y colores.
Hay un paraíso de formas y colores
a mi disposición
en el momento presente.
Porque tengo ojos
que aún están en buen estado.
Aquellos de nosotros
que hemos perdido la vista,
nuestro mayor deseo puede ser
recuperar la vista, para disfrutar,
para contemplar ese paraíso
de formas y colores.
Nuestros ojos, en buen estado,
son una de las condiciones para ser feliz.
Al inhalar, ser consciente de los ojos
nos ayuda a ver
una de las condiciones de felicidad.
Si seguimos así,
veremos miles de condiciones
para ser feliz
en el cuerpo:
el corazón aún funciona bien,
los pulmones y pies
son lo bastante fuertes
para poder caminar y escalar.
Tantas condiciones de felicidad
en nosotros y alrededor.
Más que suficientes para que generes
una sensación de alegría,
una sensación de felicidad
justo aquí y ahora.
No debes correr hacia el futuro
en busca de más condiciones
para ser feliz.
Un buen practicante de plena conciencia
debe poder generar
una sensación de alegría,
una sensación de felicidad
siempre que quiera.
Para disfrutar, nutrirse y sanar.
Los profesores pueden ofrecerse
alegría y felicidad
practicando la plena conciencia
de la respiración, del caminar.
Caminando desde el aparcamiento
hasta la escuela.
Puedes disfrutar de cada paso.
Puedes disfrutar la práctica
del caminar consciente.
Puedes combinar
la respiración y los pasos.
Al inspirar, puedes dar dos pasos.
Pones tu atención en el contacto
entre el pie y el suelo.
No dejes la mente aquí,
llévala abajo,
a la planta del pie
y toca el suelo conscientemente.
Camina como si besaras la Tierra,
la Madre Tierra, con los pies.
Eres consciente de la Madre Tierra.
Eres consciente de tocar
la Madre Tierra con los pies.
Puede ser muy agradable.
No tienes que sufrir.
No tienes que hacer un esfuerzo especial
para hacerlo.
Mientras tocas el suelo con el pie.
puedes decir: he llegado.
He llegado.
Puedes combinar
1 inspiración con 2 pasos.
"He llegado, he llegado".
He llegado al destino de la vida
porque la vida
está aquí y ahora.
He llegado al aquí y ahora,
donde la vida está disponible.
Así que "he llegado" significa
"he llegado al momento presente".
Al aquí y ahora,
donde la vida está disponible.
Llegas con cada paso,
llegas con cada respiración.
Porque hemos estado corriendo
toda la vida.
Hemos sacrificado el momento presente
en aras del futuro.
No somos capaces de ser felices
ahora, en el momento presente.
Esta es una revolución.
Un tipo de resistencia.
Te resistes a correr.
No quieres correr más.
Te sientes cómodo, en paz,
en el momento presente,
y por eso pronuncias esas palabras:
"He llegado al aquí y ahora,
donde está la vida.
No quiero correr más".
La plena conciencia
nos da fuerza suficiente
para poder oponernos a correr.
Correr se ha convertido
en un fuerte hábito para nosotros.
Dejamos de correr con cada paso.
He llegado, he llegado.
Aquellos que conocemos la práctica
podemos llegar al 100%
al aquí y ahora.
Cuando puedes llegar al 100%
al aquí y el ahora,
sientes al momento
paz y felicidad.
Al principio podemos intentar
una meditación caminando lenta.
Al inhalar, das solo 1 paso, no 2.
Y dices: he llegado.
Pon toda la mente y el cuerpo en ese paso
e intenta llegar al 100%
al aquí y ahora.
Si no has llegado al 100%,
puedes haber llegado al 20%, 25%.
En ese caso, no des otro paso.
Quédate ahí, exhala e inhala de nuevo.
Rétate.
Hasta que puedas llegar al 100%
al aquí y ahora.
Entonces sonríes, una sonrisa de victoria,
y das otro paso.
He llegado, estoy en casa.
Mi casa está aquí,
en el momento presente.
Si sabes caminar así,
tocando profundamente el momento presente,
descubrirás, como nosotros,
que el Reino de Dios está disponible
aquí y ahora en la Tierra.
No debes morir
para llegar al Reino de Dios,
puede ser demasiado tarde.
Pero si te habita
la energía de la plena conciencia,
la concentración y la visión profunda,
te basta un paso
para tocar el Reino de Dios
en el aquí y el ahora.
Es muy sanador, nutritivo.
Al caminar desde el aparcamiento
hasta tu aula,
puedes caminar así.
Cada paso libera
la tensión del cuerpo,
cada paso te ayuda
a disfrutar del cuerpo,
el cielo azul, la blanca nube,
los bellos árboles.
Estás en el Reino de Dios.
Esa flor pertenece al Reino de Dios.
Yo creo que
si miras profundamente una flor,
verás en ella el Reino.
Ves el Reino de Dios
y a Dios en ella.
Una flor, un árbol, una nube,
todo es manifestación
del Reino de Dios.
Si contactas profundamente,
con plena conciencia y concentración,
alcanzas la visión profunda,
sabes que el Reino está disponible
en el aquí y el ahora.
Si tienes algo
de plena conciencia, concentración,
tienes el Reino.
El Reino está disponible,
la cuestión es
si tú estás disponible para el Reino.
No tienes que ir a buscar el Reino
a otro lugar,
o al futuro. Está aquí mismo.
Estar disponible para el Reino
no es muy difícil.
Tan solo inspira conscientemente,
concéntrate en tus pasos
y ya tocas el Reino.
Con la práctica,
tocas el Reino más profundamente cada día.
El Reino es felicidad.
Ves que la verdadera felicidad
se compone de plena conciencia,
concentración y visión profunda.
La verdadera felicidad
no está hecha de fama,
poder, riqueza y sexo.
Porque algunos tienen
mucho de esas cuatro cosas
y sufren profundamente.
La verdadera felicidad está hecha
de comprensión, visión profunda y amor.
La energía de la plena conciencia,
la concentración y la visión profunda
te aporta comprensión,
compasión, amor y alegría.
Un practicante de plena conciencia
puede generar una sensación de alegría,
una sensación de felicidad
siempre que quiera.
Porque la energía de la plena conciencia
le ayuda a tocar las muchas
condiciones para la felicidad
que ya están disponibles,
incluso el Reino está disponible.
La práctica de la plena conciencia
es la práctica de la alegría.
Es un arte de vivir.
Con plena conciencia,
concentración y visión profunda
siempre puedes generar
una sensación de alegría
y felicidad para ti.
Con la energía de la plena conciencia,
también puedes manejar
una sensación dolorosa,
una emoción dolorosa.
Si no tienes la energía
de la plena conciencia,
temerás ser abrumado por el dolor,
por el sufrimiento interior.
Por eso, muchos intentamos
huir de nosotros mismos.
Creemos que si regresamos
a nosotros mismos
hemos de enfrentarnos
a ese bloque de dolor,
pena, miedo y desespero en nosotros.
Por eso, la mayoría intentamos
huir de nosotros mismos.
Probamos a consumir
para tapar el sufrimiento interior.
Probamos a comer algo,
a escuchar música,
ir a Internet.
Probamos a leer un diario,
intentamos hacer cualquier cosa
para estar ocupados
y no tener que enfrentarnos a la soledad,
la desesperación, la ira
que hay en nosotros.
Tememos nuestro propio sufrimiento.
Pero aquellos que conocemos
la práctica de la plena conciencia,
no tenemos miedo.
Porque generando la energía
de la plena conciencia
podemos volver fuertes a nuestro interior.
Con esa energía de la plena conciencia
podemos reconocer el dolor
y abrazarlo con ternura.
Puedes sonreír a tu pena,
tu dolor, tu miedo.
El sufrimiento que hay en ti,
sabes cómo lidiar con él.
La plena conciencia, además de ayudarte
a generar alegría y felicidad
te ayuda a saber cómo sufrir,
cómo manejar la pena,
el dolor y el miedo interior.
Igual que una madre abrazando a su bebé.
Cuando el bebé sufre,
la madre toma lo toma en brazos
y lo abraza con ternura, así.
La madre está hecha de ternura.
La madre aún no sabe
por qué sufre el bebé.
Pero el hecho de que abrace
con ternura al bebé, así,
puede hacer que el niño sufra menos.
Al instante.
Un practicante hace lo mismo.
Primero, reconoce el dolor que hay en él,
después abraza el dolor con ternura.
Al inspirar,
sé que hay ira en mí,
que hay desesperanza en mí.
Al espirar,
sonrío y abrazo mi ira,
con ternura y consciencia.
Si sigues respirando y caminando así,
abrazando tu miedo,
tu ira, sufres menos
tras unos minutos de práctica,
igual que un bebé en brazos de su madre
sufre menos.
El hecho es que si sabemos cómo sufrir,
sufrimos menos que otras personas.
No nos abruma el sufrimiento.
Y el método es simple.
Con la práctica de la respiración
y el caminar conscientes
tienes bastante de esa energía
llamada plena conciencia.
Y con esa energía
no te abrumará el sufrimiento.
Con esa energía,
puedes reconocer tu pena
y abrazarla.
Quizá al principio
necesitemos de alguien que nos ayude.
Alguien que se siente con nosotros,
que camine con nosotros,
inspirando conscientemente,
caminando conscientemente,
que nos preste su energía
de plena conciencia.
Porque si somos nuevos en la práctica,
nuestra atención no será bastante fuerte
para la tarea
de reconocer y abrazar la pena.
Junto a un amigo, a otro practicante,
que haga lo mismo, somos más fuertes.
Si tienes 3, 4, 5 amigos haciéndolo,
será mucho más fácil para ti
reconocer la pena en ti
y abrazarla
y sufrirás menos
tras unos minutos de práctica.
Si los profesores saben cómo hacerlo,
pueden enseñárselo a los alumnos.
Porque aunque sean jóvenes,
ya hay en ellos mucha pena y sufrimiento.
Como profesores,
podemos inhalar y exhalar
generando energía de plena conciencia,
eso ayudará a los alumnos a sufrir menos.
Es algo bello de ver.
Si los profesores saben hacerlo,
pueden transmitir
la práctica a los alumnos.
Y abrazando el sufrimiento,
escuchándolo,
llegaremos a comprender
la naturaleza de ese sufrimiento.
Comprender el sufrimiento
siempre genera compasión.
Y la compasión
es el cuarto tipo de energía
que nace de la plena conciencia,
la concentración y la visión profunda.
La compasión tiene el poder de sanar.
Puede transformar la ira.
La ira nos enferma.
La compasión es el antídoto de la ira.
Cuando miras a esa persona,
si tienes bastante
atención y concentración,
puedes ver mucho sufrimiento
en esa persona.
En esa persona hay mucho sufrimiento,
pero no sabe
cómo lidiar con el sufrimiento,
no sabe cómo sufrir menos.
Esa persona aún
es víctima de su sufrimiento.
Hasta ahora, nadie le ha ayudado
a sufrir menos.
Por eso sigue siendo
víctima de su sufrimiento.
Y si tú sufres,
eres la víctima número 2.
Porque cuando sufres,
si no sabes
cómo lidiar con el sufrimiento,
haces sufrir también a los que te rodean,
aunque sean tus seres más queridos.
Cuando tienes tiempo y atención
para mirar en esa persona,
si puedes reconocer
el sufrimiento de esa persona,
las dificultades de esa persona,
ver que es víctima
de su propio sufrimiento,
que está indefensa,
la ira en ti se disuelve.
Porque tu visión del sufrimiento
ha generado compasión en tu corazón.
Tocar el sufrimiento
nos ayuda siempre a ser compasivos.
Esa es la plena conciencia
del sufrimiento.
La plena conciencia del sufrimiento
es una práctica
que puede generar
la energía de la compasión.
Cuando eres consciente
del sufrimiento de la otra persona,
empiezas a comprender
el sufrimiento que hay en ella.
Y esa comprensión
elimina la ira que hay en ti.
Ya no tienes intención de castigarle,
de decir o hacer algo para castigarle
porque se ha atrevido a hacerte sufrir.
Es evidente
que comprender el sufrimiento
siempre genera la energía de la compasión.
Y la energía de la compasión sana,
y sufres menos.
Cuando sufres,
miras a esa persona
y ya no sufres más.
Significa que ya hay compasión
en tu corazón.
Ahora puedes practicar
la escucha profunda,
la escucha compasiva,
para ayudarle a sufrir menos.
Esa persona puede ser tu pareja,
tu esposo o esposa, un colega.
Cuando has visto el sufrimiento
de esa persona,
te mueve el deseo de ayudarle
a sufrir menos.
La conciencia del habla,
la conciencia de la escucha
te ayudan a hacerlo.
La escucha compasiva y el habla amorosa
pueden restaurar la comunicación
y te ayudan a reconciliarte
con esa persona.
Si puedes ver el sufrimiento
que hay en él, en ella,
te acercas a esa persona y dices:
"Amigo mío, cariño,
sé que has sufrido mucho
estos últimos años.
No he sido capaz de ayudarte
a sufrir menos.
De hecho, he reaccionado de tal forma,
que te he hecho sufrir más.
Lo siento.
Cariño, mi intención
no es hacerte sufrir.
No veía ni comprendía tu sufrimiento.
Si hubiera comprendido tu sufrimiento,
no hubiera reaccionado como lo hice.
Por favor, ayúdame,
ábreme tu corazón.
Cuéntame tu dolor, tus dificultades,
ayúdame a comprender".
Esta es la forma de hablar
que llamamos habla amorosa.
Si tienes algo de compasión en el corazón,
puedes hablar así.
Al principio, no crees
que puedas hablarle así,
porque estás muy enojado con esa persona.
Pero ahora, al haber visto y comprendido
el sufrimiento de esa persona,
te mueve el deseo
de ayudarle a sufrir menos.
Puedes hablarle así,
con el habla llamada habla amorosa,
habla compasiva.
Siempre consigue abrir el corazón,
abrir la puerta del corazón
de una persona.
Ahora, puedes sentarte y escuchar.
Mientras escuchas,
mantienes viva la compasión en tu corazón
para que puedas escuchar
durante una hora o más.
Porque la compasión te protege.
Cuando te habla,
esa persona puede ser amarga, enfadarse.
Lo que esa persona dice
puede estar lleno de amargura,
de percepciones falsas.
Lo que oyes puede tocar en ti
la irritación y la ira,
y pierdes la capacidad de escuchar.
Pero si practicas
la respiración consciente
y preservas en ti la compasión,
estás protegido.
Inspiras, espiras
y recuerdas
que le estás escuchando
con un solo propósito:
ayudarle a vaciar el corazón
y a sufrir menos.
Por tanto, aunque diga cosas equivocadas,
no le interrumpiré ni le corregiré.
Porque si lo hago,
transformaré la sesión en un debate
y arruinaré la sesión.
Más tarde, en unos días,
puedo ofrecerle alguna información
que le ayude a corregir sus percepciones.
Pero no ahora.
Ahora solo escucho.
Si puedes inhalar, exhalar
y mantener esta conciencia viva,
la compasión te protegerá
y podrás escuchar profundamente
durante una hora.
Será muy sanador para esa persona.
La práctica de escuchar el sufrimiento
debe comenzar por uno mismo.
Hemos de volver a nosotros
y escuchar nuestro propio sufrimiento.
Entonces, cuando sufrimos menos,
cuando tenemos compasión suficiente,
empezamos a escuchar a la otra persona.
Esa persona puede ser nuestra pareja,
nuestro padre o madre,
cualquiera que viva con nosotros.
Entonces, cuando hemos restaurado
la comunicación
y nos hemos reconciliado con esa persona,
somos más fuertes.
Ahora podemos llevar la práctica
a la escuela.
Podemos practicar
con nuestros compañeros en la escuela
y con los alumnos,
porque todos ellos sufren.
Los estudiantes pueden creer
que sus profesores no sufren,
que solo ellos sufren,
no los profesores.
Hemos de decirles que eso no es cierto.
Nosotros, profesores,
sufrimos igual que ustedes.
Pero como he aprendido
a manejar el sufrimiento,
ahora sufro menos.
Si quieres,
puedo ayudarte a practicar
para que sufras menos.
Tienes problemas con tus padres,
con la familia, con los estudios.
Podemos estar juntos
y ayudarnos mutuamente a sufrir menos.
Esa escucha profunda y habla amorosa,
practicada con nuestros estudiantes,
ayuda a eliminar los obstáculos
entre profesores y alumnos.
Si comprenden tu sufrimiento,
no seguirán haciéndote sufrir más.
Si comprendemos nuestro sufrimiento,
sabremos cómo ayudarles a sufrir menos.
Juntos mejoraremos la calidad
de la enseñanza y el aprendizaje.
Y el aula se convierte
en un lugar agradable
para ambas partes.
(Campana)
(Campana)
Queridos amigos,
pueden masajear los pies si quieren.
Dibujo un círculo
que representa a un profesor.
El profesor tiene sus colegas,
su hijo, hija, etc.
Estamos deseando ayudar a nuestra pareja,
a otros miembros de la familia
a sufrir menos.
Y también deseamos
ayudar a nuestros colegas de trabajo
y a nuestros alumnos
a sufrir menos.
Tendemos a intentar hacer algo.
"Quiero hacer algo
para mejorar la situación."
Eso es lo que queremos.
Pero según esta práctica,
no debemos ansiar actuar al momento.
Lo primero es regresar a nosotros mismos.
Con la práctica
de la respiración consciente,
con la práctica del caminar consciente,
podemos calmar
nuestras sensaciones, emociones
podemos generar una sensación de alegría,
de felicidad, para nutrirnos.
Podemos escuchar
nuestro propio sufrimiento
para dejar que la energía de la compasión
brote y nos cure.
Es ahí donde debemos comenzar.
Podemos hacerlo con la ayuda
de otros practicantes.
Aquellos que comparten la misma visión
sobre cómo mejorar la situación.
Cuando tienes bastante paz,
alegría y compasión
y sufres menos,
puedes acercarte
a esa persona, a tu pareja,
a la persona más cercana,
y ayudarle a hacer lo mismo.
Claro, ella tiene que hacer como tú.
Le ayudas a regresa a sí misma
y a cuidar de su interior.
Cómo soltar la tensión en el cuerpo,
cómo generar una sensación
de alegría o felicidad,
cómo escuchar el sufrimiento interior
y comprender ese sufrimiento.
El sufrimiento que hay en nosotros
lleva consigo
el sufrimiento de nuestro padre,
de nuestra madre,
de nuestros ancestros, de nuestro país.
Si comprendemos nuestro sufrimiento,
comprendemos el de nuestro padre,
nuestra madre,
nuestros ancestros, nuestro país.
Sufrimos menos.
Tenemos bastante compasión para ayudar.
Después de haber ayudado
a nuestra familia,
tenemos un mayor apoyo en casa.
Podemos empezar a salir
y ayudar a nuestros compañeros de trabajo,
colegas y estudiantes.
El principio es similar,
ayudarles a regresar a sí mismos
y a cuidarse.
Siempre hemos de comenzar por ahí.
Ellos pueden ayudarte
a ayudar a otros.
El método es:
para salir, hay que entrar.
La salida está en la entrada.
Mañana practicaremos juntos
meditación caminando.
Algunos ya conocen la práctica.
Practicaremos
y apoyaremos a aquellos
nuevos en la práctica.
Cada paso puede generar
energía de paz.
Cada paso puede soltar
la tensión del cuerpo,
cada paso nos ayuda a contactar
con las maravillas de la vida
que nutren y sanan.
Si tenemos bastante
plena conciencia y concentración,
podemos tocar la Madre Tierra,
podemos tocar el Reino de Dios
con cada paso.
Más tarde,
podremos caminar así
en la estación de trenes,
en el aeropuerto,
desde el aparcamiento hasta la escuela,
y disfrutar del Reino a cada paso.
He llegado,
he llegado.
Dos pasos al inspirar.
Si quieres, puedes dar 3 pasos.
He llegado,
llegado, llegado.
'He llegado' no es una declaración.
Es una realización,
porque has llegado realmente
al aquí y ahora
con cada paso.
Hemos de entrenarnos
a caminar en el Reino de Dios.
Si das dos pasos al inhalar,
puedes querer dar 3 pasos al exhalar.
Dices: estoy en casa,
estoy en casa, en casa.
El ritmo sería 2-3.
He llegado,
he llegado,
estoy en casa,
en casa, en casa.
En Plum Village enseñamos a los niños
a hacer lo mismo.
Empezamos diciendo...
enseñándoles a decir 'sí'.
Al inspirar, dices:
(Francés) "Sí, sí".
Enseñar a los niños a decir que sí.
Porque muchos dicen: "No, no, no".
(Risas)
Hay muchas cosas a las que decir sí.
El cielo azul, las flores,
muchas cosas a las que decir sí.
Al inhalar, dan 2 pasos
y dicen:
(Francés) "Sí, sí".
Al exhalar, dicen:
(Francés) "Gracias,
gracias, gracias".
Puedes inventar tus propias palabras
que te ayuden a concentrarte.
He llegado, he llegado,
estoy en casa, en casa, en casa,
son palabras que pueden ayudarte
a concentrarte
para que puedas llegar realmente.
He llegado, estoy en casa.
Más tarde, puedes cambiar:
"Al aquí, al aquí,
al ahora, ahora, ahora".
Porque ese es el domicilio de la vida,
el domicilio del Reino de Dios.
Más tarde, puedes decir:
"Soy sólido, sólido.
Soy libre, libre, libre".
No es autosugestión.
Porque si estás atento
dando pasos
y llegando a cada paso,
eres realmente sólido.
Estás anclado,
estás establecido
en el aquí y ahora,
no te dejas arrastrar
por el pasado o el futuro.
Cada paso te ayuda
a cultivar más solidez.
"Soy sólido, soy sólido.
Soy libre, libre, libre".
No es libertad política.
Es ser libre del pasado,
del futuro, de las preocupaciones.
Porque al estar instalado
sólidamente aquí y ahora,
te has liberado de remordimientos,
de penas del pasado,
del miedo, la incertidumbre
concerniente al futuro.
Caminas como una persona libre.
Desde el aparcamiento,
caminando a la escuela,
caminas como una persona libre.
Detienes todo pensamiento.
Porque el pensar te aleja
del aquí y ahora.
Eso es Noble Silencio.
Hay una radio funcionando sin parar
llamada PSP,
Pensar Sin Parar.
Al sentarnos, respirar, caminar,
apagamos esa radio,
Pensar Sin Parar,
y disfrutamos más
cada paso, cada respiración.
La sanación, la nutrición
llegan con más facilidad
que pensando,
con ese discurso mental
que no cesa en nuestra cabeza.
Si estas realmente concentrado
en la respiración, en los pasos,
dejas de pensar fácilmente
y disfrutas del Reino de Dios
con cada paso.
Es un hábito.
Es como cuando aprendes
a jugar al pimpón,
o al tenis,
necesitas entrenar un poco.
Esto es igual.
Te acostumbras
a disfrutar de respirar y caminar.
Tenemos una canción:
"He llegado,
estoy en casa,
en el aquí y en el ahora.
Yo soy sólido, yo soy libre".
La solidez y la libertad
te hacen una persona feliz.
Una persona sin estabilidad y solidez
no puede ser feliz.
Una persona que no es libre
de la ira, del miedo,
del pasado y del futuro
no puede ser una persona feliz.
Soy sólido, soy libre.
Es una forma de ser.
Vivo en la dimensión última,
camino en el Reino de Dios.
¿Cantamos juntos?
# He llegado, ya estoy en casa,
# en el aquí y en el ahora.
# He llegado, ya estoy en casa,
# en el aquí y en el ahora.
# Yo soy sólido, yo soy libre,
# yo soy sólida, yo soy libre.
# En la Tierra Pura estoy.
# En la Tierra Pura estoy.
# He llegado, ya estoy en casa,
# en el aquí y en el ahora.
# He llegado, ya estoy en casa,
# en el aquí y en el ahora.
# Yo soy sólido, yo soy libre,
# yo soy sólida, yo soy libre,
# En la Tierra Pura estoy.
# En la Tierra Pura estoy. #
(Campana)
Así que durante la caminata,
no solo no hablamos,
tampoco pensamos.
Porque el pensamiento te aleja
del aquí y el ahora.
Pienso, luego no existo aquí.
Observas lo que llamamos Noble Silencio.
Es un silencio muy elocuente.
Te permite estar plenamente vivo,
plenamente presente
y disfrutar cada paso,
disfrutar cada respiración.
Cuando cada uno respira y camina así,
podemos generar
una energía colectiva muy poderosa.
Penetrará en cada uno
y ayudará en la sanación y transformación.
Lo mismo es cierto
al sentarse, respirar juntos.
Lo siguiente a hacer
es compartir una comida.
Se llama comer en plena conciencia.
Dejamos que cese la conversación,
dejamos que cese el pensamiento.
Tan solo disfrutamos
de estar juntos
y de la comida.
Porque todos pueden participar,
pueden contribuir
a la energía colectiva
de plena conciencia y alegría.
Mientras estamos comiendo,
ponemos la atención solo en dos cosas.
Primero,
en la comida que nos servimos,
que comemos.
Inhalamos y exhalamos
y somos conscientes de las verduras
del arroz,
de lo que sea que comamos.
Cuando tomo un trozo de zanahoria,
lo hago con toda la atención
y dedico un segundo a observar
ese trozo de zanahoria.
Solo un segundo.
Un segundo basta
para ver que en la zanahoria
está la luz del sol,
está la lluvia,
en la zanahoria está la buena tierra,
el tiempo, el espacio, el granjero,
el transportista, etc.
El trozo de zanahoria
lleva en sí
todo el cosmos.
Un segundo de mirada atenta
puede hacerte tocar
todo el cosmos.
Tan solo un segundo.
Ahora lo pones en la boca con atención.
No pongas nada más,
como preocupaciones, proyectos.
Pon solo el trozo de zanahoria.
Contacta con el trozo de zanahoria
que representa el cosmos.
En la tradición católica,
al celebrar la Eucaristía
ves el trozo de pan
como cuerpo de Jesús.
Pero en esta práctica,
vemos en trozo de pan
como cuerpo del cosmos.
No muy diferente.
Es lo mismo.
Tocas las maravillas de la vida.
Las estrellas, el sol,
la Madre Tierra
y el cosmos
que llegan hasta ti
en forma del trozo de zanahoria
que te alimenta.
Eso es amor.
Cuando masticas,
solo masticas el trozo de zanahoria,
no tus proyectos,
ira, miedo.
No es bueno para tu salud.
Podemos disfrutar
comiendo así cada bocado.
Agradecidos, alegres,
agradecidos.
El segundo objeto de nuestra atención
es la presencia
de otros practicantes alrededor.
Comen de la misma forma,
generando energía
de plena conciencia y alegría,
así que no solo nos nutre la comida,
también la energía colectiva
de fraternidad,
paz y alegría.
Porque comer así puede ser muy alegre.
Aunque estemos en silencio.
Pero el Noble Silencio es muy elocuente.
Habla mucho de unidad,
fraternidad, etc.
En Plum Village, siempre disfrutamos
del desayuno, del almuerzo,
de las comidas juntos.
Comer así puede ser muy nutritivo
para el cuerpo y la mente
al mismo tiempo.
Cada vez que oímos la campana,
la campana es un recordatorio.
Nos ayuda a dejar de pensar,
dejar de hablar
y empezar a ser,
a vivir aquí y ahora.
A regresar al aquí y el ahora.
La hermana Dao
nos ofrecerá
medio sonido de la campana.
(Campana)
Este es un medio sonido.
De nuevo, por favor.
(Campana)
Este es un medio sonido.
Cuando oyes el medio sonido,
sabes que pronto habrá un sonido completo.
Tienes unos 8 segundos para prepararte
a recibir el sonido completo.
Cuando oyes medio sonido,
dejas de hablar, dejas de pensar,
comienzas a inhalar
y exhalar conscientemente.
Te toma 6, 7, 8 segundos.
Ahora estás listo
para recibir el sonido completo.
El maestro de la campana,
tras el medio sonido,
te permite tiempo suficiente
para prepararte a recibir
el sonido completo.
Por favor.
(Campana)
(Campana)
Este sonido no viene precisamente
del exterior.
Viene de dentro.
Es la voz del buda interior
que nos llama a regresar a nosotros.
Es la voz de Jesucristo
que nos llama a regresar a nosotros,
a renacer.
A una nueva resurrección.
Sin plena conciencia,
no estamos vivos.
Vivimos como gente muerta.
La campana nos ayuda
a regresar a nosotros
con plena conciencia.
La plena conciencia es el Espíritu Santo.
Cuando hay en nosotros plena conciencia,
estamos plenamente vivos,
plenamente presentes
para vivir nuestra vida.
La plena conciencia
tiene el poder de sanar.
Jesús está habitado por el Espíritu Santo.
En la tradición budista,
vemos que el Espíritu Santo
se compone de tres elementos:
plena conciencia,
concentración, visión profunda.
Esto te traerá compasión.
Así que no es algo vago, abstracto.
Con la práctica, podemos generar
plena conciencia,
concentración, visión profunda.
Permitimos
que el Espíritu Santo nos habite
para que sean posibles
la sanación, y la transformación.
Mientras estamos sentados juntos,
escuchando, respirando juntos,
la campana nos ayuda
a regresar al aquí y el ahora.
Hay una práctica llamada escucha profunda.
No escuchamos solo con los oídos.
Podemos invitar
a todas las células del cuerpo
a unirse a nosotros y escuchar.
El sonido de la campana
penetrará profundamente
en cada célula del cuerpo.
Eso es posible.
Sabemos que todos los ancestros,
biológicos y espirituales,
están plenamente presentes
en cada célula de nuestro cuerpo.
Podemos invitarles a todos
a unirse a nosotros
en la escucha de la campana.
Y volver a la vida de nuevo.
Creemos que nuestros ancestros
ya no están vivos.
Eso no es cierto.
Siempre están vivos
en cada célula de nuestro cuerpo.
Podemos contactarlos siempre que queramos.
Podemos hablarles.
Podemos invitarles a caminar con nosotros,
a respirar con nosotros
y escuchar la campana con nosotros.
Cuando oyes la campana,
puedes querer invitar
a todos los ancestros en ti
a unirse a ti en la escucha.
Escuchar así puede ser muy sanador,
incluso transformador.
El maestro de la campana
está para ayudarnos
a regresar a nosotros
y disfrutar respirando.
Normalmente, cuando oyes
un sonido completo,
practicas tres respiraciones.
Al inspirar dices:
escucho, escucho.
Si todos los ancestros escuchan contigo,
dices: escuchamos, escuchamos.
No es un "yo",
es un "nosotros".
Escuchamos, escuchamos.
Y al espirar, dices:
"Este sonido maravilloso
nos lleva de vuelta
a nuestro verdadero hogar".
Nuestro verdadero hogar
está aquí y ahora.
Nuestro verdadero hogar
es el Reino de Dios.
Al inhalar, digo:
"Escuchamos, escuchamos de veras".
Al exhalar, digo:
"Este sonido maravilloso
nos lleva de regreso
a nuestro verdadero hogar,
al Reino de Dios".
Disfrutas respirando tres veces.
Entonces el maestro de la campana
puede invitar un segundo sonido.
Y todos tenemos ocasión de disfrutar
tres respiraciones más de esta manera.
Tres sonidos de la campana suponen
9 inspiraciones y espiraciones.
Un buen maestro de la campana
debe permitirnos
tiempo suficiente para disfrutar...
... con plena conciencia,
concentración, visión y compasión
que nos ayudarán a sanar.
(Campana)
(Campana)
(Campana)
(Campana)
La energía es buena.
Podemos dar un masaje a los pies
y prepararnos para ponernos en pie
con la campana pequeña.
Estas conscientes retransmisiones
son posibles
gracias a espectadores como tú.
(Dona aquí: http://pvom.org)
(Gracias por tu generosidad.)
(Monasterio 'online' Plum Village )