Me llamo Jane Eyre.
Nací en 1820, un tiempo duro de cambio en Inglaterra.
El dinero y la posición parecía lo único que importaba.
"Caridad" era una palabra fría y desagradable.
La religión llevaba muy a menudo una máscara de intolerancia y crueldad.
No había lugar adecuado para los pobres
o desafortunados.
Yo no tenía padre ni madre,
hermano ni hermana.
De niña, vivía con mi tía,
Mrs. Reed de Gateshead Hall.
No recuerdo que me dijera jamás
una sola palabra amable.
Cuidado, Bessie. Muerde.
Sal, Jane Eyre.
La Sra. Reed quiere verte
en el salón.
Vamos. Toca.
No acoses a la niña.
-¡Toca!
Pasa.
Esta, Sr. Brocklehurst,
es la niña en cuestión.
Es la hija de la hermana de
mi último marido.
por una desafortunada unión que nosotros,
en la familia, preferimos olvidar.
Durante algunos años,
ha vivido en esta casa.
La receptora, puedo verlo claramente,
de cada cuidado que su querida
benefactora le ha regalado.
Ven, pequeña.
¿Cómo te llamas?
Jane Eyre, serño.
Bueno, Jane Eyre ¿eres una niña buena?
Nada más lejos de la verdad.
No me digas.
Justo esta mañana,
pegó brutalmente a su primo
y sin la menor provocación
Eso no es verdad.
- ¡Jane!
Él me pegó antes.
¡Silencio!
John, cielo, ¿le pegaste tú primero?
Claro que no, madre.
Sí me pegaste.
Me tiraste al suelo y me pegaste en la cabeza
y me hiciste sangre.
¡Que no!
¡Sí, sí y sí!
- ¡Silencio!
No escucharé tus insorportables mentiras.
Ve, Sr. Brockelehurst,
qué pasional y malvada es.
Ciertamente. Ven aquí, niña.
Tú y yo debemos hablar.
No hay nada peor que
una niña malvada.
¿Sabes dónde van los malos cuando mueren?
Al infierno.
¿Y qué es el infierno?
Un sitio lleno de fuego.
¿Y te gustaría caer ahí y arder para siempre?
No, señor.
¿Qué debes hacer entonces para evitarlo?
Procurar no estar enferma para no morir.
Pero todos los días mueren
niños más pequeños que tú.
La semana pasada, enterramos
a un pequeño de 5 años.
Un niño bueno cuya
alma está en el cielo.
¿Qué hay de tu alma, Jane Eyre?
No sé por qué yo no puedo también ir al cielo
No sabes,
pero otros si lo saben bien,
¿verdad, Sra. Reed?
¿Has oído el nombre de Lowood?
No, señor.
Es un colegio para huérfanos desafortunados.
Mi finca está a una milla,
y como presidente de la junta,
paso mucho tiempo supervisando.
¿Te gustaría ir allí, pequeña?
¿Quieres decir no vivir aquí más?
No sé lo que la tía Reed dirá.
Fue tu amable benefactora quien lo sugirió.
¿Deseas ir?
Sí, señor.
Has hecho una sabia elección,
más sabía de lo que crees.
Y ahora debo rezar a Dios
para que te quite el corazón de piedra
y te haga sumisa y humilde y penitente.
Puedes contar con ello, Sra. Reed,
haremos lo mejor para colaborar
con el Todopoderoso.
Bessie.
¿Sí, Jane?
Nunca imaginé que escaparía de aquí
hasta que fuera bastante mayor
¿No estás ni un poco triste
por dejar a la pobre vieja Bessie?
¿Desde cuándo Bessie se preocupa por mí?
Siempre está regañando y castigando.
De todas formas,
Lamento dejarte.
¿Lamentas?¿Eso es todo?
Y supongo que si te pidiera un beso,
me dirías que lo lamentas pero no.
Sí, te besaré, Bessie.
Eres una pequeña extraña y solitaria.
Un recuerdo para ti, Jane.
Te ayudará a acordarte de mí.
Vamos, Rápido.
Sé una buena niña,
y espero que seas feliz.
Gracias, Bessie. Adiós.
Adiós, Jane.
Adiós, Sra. Reed. Te odio y
odio todo sobre ti.
¡Nunca volveré a verla
cuando sea mayor,
y nunca la llamaré tía
por el resto de mi vida!
Y si alguien me pregunta
cómo me trató,
diré que usted es mala,
insensible y miserable.
¡Verla me repugna!
En la escuela tendré clases de dibujo
y de Francés y de historia y de música,
y habrá cientos de niñas con las que jugaré.
Y, eh, ¿cómo se llama tu escuela?
Se llama Lowood.
¿Lowood?
Lowood.
Lowood Institution, D. Henry Brocklehurst, Presidente Miembro del Consejo
Aquí la tienes.
Lleva durmiendo horas
Vete, Bill.
Al despertar a la mañana siguiente
encontré mis sueños en Lowood rotos.
En su lugar, se erguía una escuela
que era más como una prisión,
dominada por la fría crueldad
implacable del Sr. Brocklehurst.
Alumnas, observen a esta niña.
Todavía es joven.
Posee la forma ordinaria de una niña
Ninguna deformidad la señala como ya marcada.
¿Quién creería que el malvado ya
haya encontrado en ella
un sirviente y un agente?
Y tal es, me apena deciros,
este caso.
Así pues, deben estar alerta
y cuidarse de ella.
Eviten su ejemplo, huyan de su compañía,
que sea excluida de vuestros juegos,
y rechazada en vuestras conversaciones.
¡Profesoras! Deben vigilarla
sopesar bien sus palabras,
y escrudiñar sus acciones.
Castiguen su cuerpo para salvar su alma.
Pues es mi deber advertirlas,
y mi voz titubea al decirlo,
que esta niña, esta cría,
oriundo de una tierra Cristiana,
no siendo mejor que muchos pequeños herejes
que rezan a Brahma y
se arrodillan ante Jagamath.
Esta niña es una mentirosa.
Se quedará en ese taburete y nadie le
hablará durante el resto del día.
Te traje esto de la cena.
¿No oíste lo que dijo?
Dijo que no podéis relacionaros conmigo.
Vamos. Cógelo.
No soy mala.
Prometo que no lo soy, pero le odio.
¡Le odio!
Está mal odiar a las personas
¡No puedo evitarlo!
Pensaba que la escuela sería un lugar
donde las personas me qerrían
Quiero que la gente me quiera y crea en mi y
que sean buenos conmigo.
Me dejaría romper el brazo si eso hiciera
que alguien me quiera
O que un caballo me diera una coz,
o que un toro me embistiera.
No digas esas cosas.
¡Pero me dejaría! ¡Sí que lo haría!
Cómete el pan, Jane.