¿Cuál es el reto más grande
que los hombres enfrentan hoy en día?
Es probable que algunos piensen:
"¿Los hombres tienen retos?".
Otros dirán: "Los hombres son el reto".
(Risas)
(Aplausos)
Sí, eso es.
(Aplausos) (Risas)
En serio, ¿cuáles son los retos
más grandes que enfrentan los hombres?
Algunos dirán que es
el ser capaces de desarrollar
un profundo sentido
de inteligencia emocional.
Otros dirán que es el ser capaces
de entender realmente
la desigualdad racial y de género.
Aunque ambas son verdades,
creo que el reto más grande
que enfrentan para abordarlas
es ser capaces de superar y atravesar
algunos de los estereotipos negativos
que rodean a la masculinidad.
Sucede que, a muy temprana edad, se enseña
a la mayoría de los niños y jóvenes
que el valor más grande de un hombre
es su capacidad de dominar,
controlar y tener éxito a cualquier costo.
Tuve una experiencia única
y pude ver la masculinidad
en todas sus formas
y en todos los ámbitos sociales,
desde las heladas canteras de grava
al norte de Alberta
a las salas de ópera de Europa y China,
hasta las salas de juntas
corporativas en Estados Unidos.
Vi el lado oscuro, violento
y agresivo de la masculinidad,
y vi el lado brillante,
compasivo y amable.
Crecí en Alberta,
y para los que no sepan cómo es,
es como el Texas de Canadá.
(Risas)
Hay mucho petróleo,
hay muchos camiones grandes,
y parece que hay
una multitud de vaqueros.
Fui a una escuela primaria católica,
y cada viernes en la mañana,
había una tradición que me encantaba.
Ese día, una persona
iba al intercomunicador
y leía el padrenuestro
porque era una escuela católica,
pero luego, venía otra persona
y cantaba el himno nacional.
¡Me encantaba!
Y es porque adoraba la música.
Y cada semana, el profesor preguntaba:
"¿Alguien está dispuesto a ir a cantar
el himno nacional voluntariamente?".
Y cada semana, quería levantar la mano,
pero tenía mucho miedo.
Por fin, después de oír a alguien
que cantó muy mal un viernes en la mañana,
decidí que podía hacerlo,
y quizá mejor que esa persona.
Así que fui a casa ese día y practiqué.
Practicaba todos los días.
De la mañana a la noche,
de mi cuarto al baño.
Cantaba el himno nacional,
lo cual habrá vuelto locos a mis padres.
De hecho, recuerdo que tenía
un reproductor de doble casete
donde podías poner un casete en un lado
y otro casete en el otro.
Así que podía poner
a Michael Jackson en un lado,
y lo escuchaba cantar "Bad",
"Thriller" y "Heal the World",
y practicaba mi... la la la.
Y por otra parte,
(Risas)
me ponía a practicar el himno nacional.
Por fin tuve el valor de hacerlo.
Así que un viernes en la mañana,
marché a la escuela,
entré directo a la oficina,
me fui hacia la secretaria y le dije:
"Estoy aquí para cantar
el himno nacional".
(Risas)
Me miró con una clara expresión
de confusión por mi emoción.
Y simplemente me dijo: "Está bien".
(Risas)
Mi hora llegó.
Me levanté y canté el himno nacional
con todos los estilos
de jazz y pop que pude juntar.
(Risas)
Desde mi perspectiva, fue maravilloso.
(Risas)
Salí de la oficina con la cabeza en alto,
con el orgullo a cuestas
y una sonrisa de oreja a oreja.
De camino a la clase, giré en una esquina
y me topé con el matón del sexto grado.
Era un poco más grande que yo.
Me miró y me preguntó:
"¿Fuiste tú el que cantó
el himno nacional?".
"Sí",
declaro, muy orgulloso de mí mismo.
Y entonces, ¡pum!
Me dio un golpe en el estómago.
Caí de rodillas porque no podía respirar,
alcé la mirada y lo único que alcancé
a decir fue: "¿Por qué?".
Porque estaba tan confundido
con lo que acababa de ocurrir.
Nunca lo olvidaré: solo me miró,
y me dijo: "No seas perra.
Cantar es para niñas".
Y ahí estaba,
mi primera experiencia real
con uno de los más grandes retos
que los niños y jóvenes enfrentan hoy.
Se les enseña que la expresión
emocional y creativa
no es lo que un verdadero hombre hace.
El aumento de mujeres empoderadas
no es una amenaza a la masculinidad.
El feminismo no es la muerte del hombre.
Gracias.
(Risas)
(Aplausos)
El machismo y nuestra idea
de que para ser exitosos
debemos dominar a otros,
debemos ser lobos solitarios,
debemos resolverlo solos,
pues es lo que está
destruyendo a los hombres.
Pero ¿qué es el machismo?
¿Es de verdad tan malo?
Es decir, había un luchador
llamado "Macho Man".
No debe ser tan feo.
Echemos un vistazo.
El machismo...
es un fuerte sentido de orgullo masculino
--y no está tan mal--
con la suprema valoración
de las características
culturalmente asociadas con lo masculino,
y la denigración y devaluación
de las características culturalmente
asociadas con lo femenino.
Esto quiere decir
que los niños y los jóvenes
que intentan vivir
en este estereotipo del macho,
este arquetipo del macho,
ponen las cualidades
y los rasgos masculinos en un pedestal,
y subestiman cualquier cosa
asociada con lo femenino,
por ejemplo, la comunidad.
Acaban idolatrando, adorando
y poniendo en un pedestal
la idea de que debemos ser
lobos solitarios para resolverlo todo,
para ser un "hombre de verdad".
Encontré esta foto hace unos años,
y cambió radicalmente la manera
en que veo a los hombres en la sociedad,
a los hombres exitosos.
Al frente de la manada hay tres lobos,
los cuales son los más viejos
y más enfermos.
Su misión es marcar el ritmo
de toda la manada.
Detrás de ellos se encuentran
los cinco lobos omega.
Son los chicos rudos.
Estos cinco lobos omega
están ahí para proteger a la manada
en caso de una emboscada,
y de vez en cuando, mordisquear
a los más viejos en el trasero
para asegurarse de que
se mueven con suficiente rapidez.
Detrás de los cinco lobos omega
se encuentra el resto de la manada,
las madres y los cachorros,
y al fondo, casi completamente
fuera de la fotografía,
se encuentra el lobo alfa.
Como ven, en la naturaleza,
ya lo entendieron,
saben lo que hacen.
En la naturaleza, el lobo alfa es
un integrante fundamental de la sociedad,
de la comunidad.
Y en la naturaleza, el lobo solitario
es, en realidad, un marginado,
y lo es porque es muy violento
y muy peligroso para la manada.
No obstante, estos modelos
con estas características,
en los que muchos jóvenes
y hombres tratan de vivir,
la idea del macho y de que debemos
ser un lobo solitario,
tienen un impacto negativo
en muchos hombres hoy en día.
Esto creó lo que llamo
"la máscara de la masculinidad".
Esa máscara podría definirse
de esta manera.
Regla número 1: los hombres
de verdad no lloran.
Es como la primera regla
de "El club de la pelea".
Todos la saben, pero nadie habla de ella.
Regla 2: los hombres de verdad
no muestran emociones,
excepto el enojo y la agresividad.
Los hombres de verdad no tienen empatía.
La represalia es señal de fortaleza:
si te golpean o hieren,
más te vale que lo devuelvas
y que lastimes al otro el doble de duro.
Debes ser duro y fuerte.
Debes evitar cualquier cosa
que te haga parecer a una mujer.
Ahora bien, esta máscara,
estos arquetipos tienen su impacto.
Tienen consecuencias.
Las consecuencias son muy reales.
El año pasado, la Organización Mundial
de la Salud lanzó un estudio
según el cual los hombres son cuatro veces
más propensos al suicidio que las mujeres.
Cuatro veces.
Esto significa que de las 800 000 personas
que se quitaron la vida el año pasado,
tres cuartos eran hombres,
es decir, casi 600 000 hombres.
¿Y por qué sucede esto?
¿Por qué está al borde
de ser una epidemia?
Investigadores del Reino Unido
realizaron un estudio
y descubrieron que la mitad, o 50%
de los hombres de más de 25 años,
no tienen un amigo íntimo
o un amigo cercano.
Esto significa que si pierden el trabajo,
si tienen problemas financieros,
si pierden a un padre,
si pierden a un hijo,
si les diagnostican cáncer,
si a su negocio le va tan mal
que no saben cómo
van a pagar sus propio sueldo
o el de sus empleados,
no tienen a nadie con quien hablar.
Los investigadores conectaron esto
con el aumento en un 60 %
--un aumento del 60 %--
de suicidios entre hombres
solo en los últimos 45 años.
Esto no toma en cuenta los millones
de hombres que morirán en guerras,
padres e hijos que morirán
a tiros en las calles
debido a la ineptitud emocional,
sin mencionar las millones de mujeres
que serán abusadas, violadas,
mutiladas y asesinadas
por este equivocado
sentido de superioridad.
Ahora bien, no me enorgullece, pero viví
en este arquetipo por un largo tiempo.
Estaba atrapado detrás de la máscara
de lo que pensaba que era un hombre.
Y por este motivo, me encontraba
solo, aislado, deprimido,
y lo peor de todo, lastimé a las personas
que más amaba en la vida.
A lo largo de ese viaje,
como me negué a rendirme
y vivir en este arquetipo,
aprendí a hacer lo siguiente.
(Canta en italiano)
(Aplausos)
Como me negué a apoyar este estereotipo,
conseguí mi título en música,
viajé por el mundo cantando ópera.
Terminé trabajando en la compañía
más grande del mundo
y, finalmente, comencé
una organización llamada "Man Talks",
la cual apoya a hombres
a ser mejores padres,
mejores esposos y mejores líderes
por medio de conexiones reales,
conversaciones reales
y una comunidad poderosa.
¿Y dónde comenzamos?
Porque es una gran pregunta
y es un verdadero reto.
Opino que comienza con ustedes,
comienza conmigo,
pero más importante aún,
comienza con nuestros hijos.
Hace algunos años,
cuando todavía cantaba,
tuve la oportunidad de trabajar
con muchachos de zonas menos favorecidas,
quienes estaban entre
los 10 y 14, tal vez 15 años.
Muchos venían de familias monoparentales,
claramente bajo el umbral de pobreza.
Muchos venían de hogares
con padres adictos.
Yo estaba ahí para trabajar
con ellos la creatividad,
la pasión y la expresión,
cosas de las que obviamente
me gusta hablar.
Iniciaba el día cantando
las mismas líneas
que acabo de cantarles hoy.
Y luego, cuando terminaba,
explicaba y traducía
las tres primeras palabras,
en este caso fue "Macbeth",
el aria de Macbeth.
Les decía: "pietà," "rispetto, "amore".
"Honor", "respeto" y "amor",
tres cosas con las que todo
hombre o mujer debe vivir su vida.
Una vez, tan pronto terminé,
uno de los niños dio su opinión:
"El amor te vuelve débil;
eso es para las niñas".
Cruzó los brazos y miró para otro lado.
Eso me tomó por sorpresa.
Estaba completa y mentalmente preparado
para que se burlen de mí por cantar ópera
enfrente de estos niños,
pero no esperaba esa respuesta.
Le pregunté: "¿Por qué dices eso?".
No me respondió, solo cabeceó
y miró por la ventana.
Le dije: "El amor es una de
nuestras más poderosas cualidades.
Es una de las más poderosas virtudes
con la que podemos soñar en nuestra vida.
El amor es para los hombres y las mujeres.
El amor nos coloca en un pie de igualdad
donde todos llegamos a ser visibles".
Y no lo presioné más
porque no quería enfrentarme
con este muchacho delante de los otros,
y lo dejé pasar.
Al final de la clase, se levantó y se fue
antes de que tuviera
la oportunidad de decirle algo.
Por suerte, regresé a la mañana siguiente,
e iba a tratar el tema con él.
Esa mañana, sentado en mi computadora,
mientras me preparaba para la clase,
y antes de que alguien apareciera,
llega el mismo muchachito.
Se acercó a mí.
Caminaba como con pies
de plomo y me dijo: "Hola".
Le respondí: "Hola".
Me dijo: "Perdón por lo que dije ayer".
Y pregunté: "Está bien.
¿Por qué dijiste eso?".
Me contestó:
"Hace tres meses,
mi mamá falleció de cáncer.
Y yo la amaba más que a nadie en el mundo,
y me dolió mucho".
Y añadió: "Cada vez que lloraba,
mi papá me gritaba,
más y más.
Me decía: "¡Deja de llorar!
¡No seas tan sentimental.
Aguántalo como un hombre!".
Y él era un niño de 12 años...
Claro que aún no es un hombre.
Me arrodillé porque
me destrozó el corazón,
lo estreché en mis brazos
y empezó a llorar.
Le dije: "Está bien.
Tranquilo".
A veces, o siempre,
"aguantar como un hombre"
quiere decir tener el coraje
de ver lo que realmente está ahí
en vez de huir de ello.
Y con eso en mente,
quiero dejarlos con tres simples cosas.
Amigos,
es hora de empezar
a construir sus amistades,
es hora de empezar a reconectarse
con los hombres en su vida
que están dispuestos a tener
conversaciones reales,
las que van más allá de las bebidas,
las chicas y los deportes sangrientos.
(Risas)
(Aplausos)
Ahora bien, no quiere decir
que deban conseguir una guitarra
e ir por el campamento llorando
y cantando Kumbayá.
(Risas)
Lo que digo es que tengan
conversaciones significativas
sobre lo que realmente
sucede en sus vidas.
Y damas...
(Suspiro)
Hemos pasado muchas cosas juntos.
(Risas)
Primero, quiero darles las gracias.
Gracias a cada una de ustedes.
Segundo, quiero decirles
que esta charla es una invitación formal
a cada una de ustedes
para unirse a la conversación.
Ayúdennos, apóyennos para encontrar
fuerza en nuestras vulnerabilidades,
porque es ahí donde de verdad
las conoceremos a ustedes.
Y por último, padres,
sean el tipo de hombre que querrían
como esposo para sus hijas
y el tipo de hombre que querrían
como padres para sus hijos,
para que dejen de ser parte del problema
y puedan empezar a ser
parte de la solución.
(Aplausos) (Ovación)