En algún punto de la historia entre el siglo I y el siglo V d.C., el sabio hindú Patañjali comenzó a codificar las antiguas tradiciones de meditación que se practicaban en India. Hizo una recopilación de técnicas casi tan antiguas como la propia civilización india y las plasmó en 129 manuales llamados "yoga sutras". Estos textos definían al yoga como el "yugo" o el control de la mente que permite desconectarla de objetos externos con el fin de llegar a un estado de conciencia pura. Con el tiempo, el yoga fue incorporando elementos físicos tomados de la gimnasia y la lucha libre. Hoy en día, el yoga moderno se presenta en una variedad de formas, pero la mayoría aún mantiene los tres elementos básicos de la práctica de Patañjali: las posturas físicas, los ejercicios de respiración y la contemplación espiritual. Se cree que esta combinación de ejercicios físicos y mentales tiene una serie de ventajas únicas para la salud, entre ellas, la de aumentar la fuerza y la flexibilidad, mejorar la función cardíaca y pulmonar, y potenciar el bienestar psicológico. Pero ¿qué han demostrado los estudios contemporáneos sobre los beneficios de esta antigua tradición? Pese a los estudios de muchos investigadores, no es fácil saber a ciencia cierta cuáles son las ventajas del yoga. Dada la particular combinación de actividades que lo conforman, es difícil identificar cuál de ellas produce un efecto particular en la salud. Por otro lado, los estudios suelen incluir muestras pequeñas que carecen de diversidad, y, al basarse mayormente en experiencias personales, los resultados son subjetivos. Sin embargo, hay algunos beneficios para la salud con fundamentos científicos más sólidos que otros. Comencemos por la flexibilidad y la fuerza. Las torsiones que las posturas de yoga exigen al cuerpo elongan numerosos músculos. En el corto plazo, la elongación puede cambiar el contenido de agua de esos músculos, ligamentos y tendones, que de esa manera ganan elasticidad. Con el tiempo, la elongación regular estimula a las células madre, que luego formarán un nuevo tejido muscular y otras células que generarán colágeno elástico. La elongación frecuente también reduce el reflejo natural del cuerpo de contraer los músculos, lo cual mejora la tolerancia al dolor ante desafíos de flexibilidad. Los investigadores aún no han descubierto que una práctica particular del yoga mejore la flexibilidad más que otra, de modo que no se sabe bien qué impacto tienen algunas posturas específicas. Pero al igual que otros ejercicios de bajo impacto, es innegable que el yoga mejora el estado físico y la flexibilidad en poblaciones sanas. También se ha demostrado que esta disciplina es una gran herramienta terapéutica de potenciales beneficios. En estudios con pacientes que sufrían de diversos trastornos osteomusculares, se comprobó que el yoga contribuía a reducir el dolor y mejorar la movilidad con respecto a otros ejercicios de bajo impacto. La integración del yoga con una rutina de ejercicios que ya practicábamos puede mejorar la fuerza y la flexibilidad en enfermedades de difícil tratamiento, como la lumbalgia crónica, la artirits reumatoidea y la osteoporosis. El ejercicio físico del yoga combinado con la respiración acompasada ha demostrado tener efectos terapéuticos similares en la función pulmonar. Las enfermedades pulmonares como bronquitis, enfisema y asma reducen las vías por donde circula el oxígeno, y a la vez debilitan la membrana que permite el ingreso de oxígeno a la sangre. Pero los ejercicios de respiración típicos de la práctica del yoga relajan los músculos que contraen esas vías, lo cual mejora la distribución de oxígeno. El aumento del contenido de oxígeno en la sangre beneficia particularmente a personas con debilidad muscular cardíaca y dificultad para bombear suficiente oxígeno para todo el organismo. Y para quienes tienen un corazón sano, esta práctica puede disminuir la presión arterial y reducir los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares. El beneficio más reconocido del yoga es quizás el más difícil de comprobar: sus efectos psicológicos. Si bien el yoga está tradicionalmente ligado al bienestar psicológico, es poca la evidencia que avala sus efectos en la salud mental. Una de las más conocidas es que mejora los síntomas en los trastornos depresivos y de ansiedad. Como el diagnóstico de estas enfermedades varía significativamente, al igual que su origen y gravedad, no resulta fácil medir el impacto del yoga. Sin embargo, hay evidencias según las cuales el yoga ayuda a reducir los síntomas del estrés, a la vez que facilita la meditación o la relajación. Las investigaciones sobre los efectos del yoga está aún en desarrollo. En el futuro, habrá que hacer estudios mayores, con diversidad de participantes, para poder medir los efectos del yoga en los ataques cardíacos, las tasas de cáncer, la función cognitiva y otros aspectos. Pero, por ahora, el yoga puede continuar con su ancestral tradición como medio para hacer ejercicios, reflexionar y relajarse.