Estoy aquí para predicarles acerca de una rehabilitación de plásticos. Quizás esperen que diga que, como sociedad, tenemos que abandonar el hábito de usar plásticos. No, no. Tengo planeado algo más taimado esta noche. Estoy aquí para hacerles dudar. Estoy aquí para contarles la historia que los medios no cubren. ¿Por qué tengo que hacer esto? Porque odiamos los plásticos. Despreciamos los plásticos. Es imposible que los plásticos sean sustentables. Si hasta están hechos con petróleo. ¡Abajo con los plásticos! (Risas) Los residuos plásticos nos abruman actualmente. El mes pasado, una ballena muerta encalló con 40 kg de plástico en su estómago. Leemos informes que dicen que si no hacemos nada, para el 2050 habrá más plásticos que peces en el océano. Y hay tantos residuos plásticos en el medioambiente que se ha sugerido usarlos como marcador para la era geológica actual. Eso es malo. ¿Pero estamos siendo justos con los plásticos? ¿Son ellos realmente los que están destruyendo el planeta? Echemos un vistazo. [¿Estamos siendo justos con los plásticos?] En general nos enojamos con los plásticos porque no se degradan. ¿Y qué? ¿Por qué esperarían eso? Los metales no se degradan. Y no los culpamos. Los plásticos son un recurso, al igual que los metales, y no deberíamos tirar recursos al mundo y esperar que desaparezcan. No. Recupérenlos; recíclenlos. Manténganlos en el ciclo de materiales y fuera del medioambiente, y olvídense de esas tonterías de la degradación. Cuando nos quejamos de los plásticos, solemos pensar en envases de alimentos. Pensamos que la mayoría son innecesarios. Pero, ¿es así? Ejemplo: menos de dos gramos de plástico alcanzan para envasar un pepino. Esto extiende su vida útil, el tiempo que duran en buen estado en el congelador, a 11 días. La vida útil de un filete se extiende a 26 días. Así que un poco de plástico evita mucho desperdicio de comida. Las emisiones de CO2 requeridas para hacer ese envase de plástico son en, promedio, menos del 10 % del CO2 que ya hemos emitido al hacer la comida. Además, estos envases plásticos evitarán emisiones de CO2 al evitar que se eche a perder la comida, y estas emisiones evitadas son cinco veces más altas que las necesarias para producirla. ¡Así que el plástico es fantástico, si te pones a pensarlo! Pero incluso así la mayoría de los que estamos aquí seguimos convencidos de que las alternativas al plástico son siempre mejores. ¿Y por qué? Quieren hacer lo correcto para el medioambiente, así que toman decisiones basándose en lo que saben que es cierto, sin ninguna evidencia científica, sino porque "se sabe". Esto es lo que llamamos "folclore ambiental". Son las historias que damos por sentado sin comprobar los hechos. Y es posible comprobarlos. Los científicos comparan productos objetivamente teniendo en cuenta no solo la cantidad de material que se usa, sino también cuánta tierra, agua y energía se consume para fabricar el producto. Todo esto tiene un impacto, y dentro de este impacto solemos enfocarnos en las emisiones de CO2. Pero hay más. También están los efectos en la salud humana, en la capa de ozono y en la calidad de la tierra y el agua. De lo que todos nosotros tenemos que darnos cuenta es de que los plásticos son materiales resistentes y livianos. Tienen la mitad de la densidad del vidrio y casi la misma densidad que el papel, pero como son tan resistentes podemos hacer que los envases plásticos sean mucho más finos que los demás materiales. Así que casi siempre el envase plástico consume muchos menos recursos y es mucho más eficiente en el transporte. ¿Están preparados para algunos números? Botellas. Hablemos de eso. Usamos casi 24 veces más vidrio que si usáramos plástico para envasar la misma cantidad de líquido, y como el vidrio es más pesado, gastamos casi el doble en transporte. Ya puedo escuchar lo que me están gritando mentalmente: "Podemos reutilizar esas botellas de vidrio, ¿no?" Sí, se puede. Pero no indefinidamente. Se puede reutilizar una botella de vidrio ocho veces antes de que sea necesario fundirla para hacer otra botella. Pero bueno, incluso si se hace eso para la limpieza del vidrio estaríamos usando mucha agua y productos químicos bastante agresivos. Aun así, lo justo es justo. Podemos reutilizar las botellas ocho veces, así que estos 24 bloques se pueden reducir a tres. Sin embargo, para ser del todo justos, las botellas de plástico sí se reciclan, al menos aquí en Europa. Y seamos bien pesimistas al respecto: supongamos que solo se recicla el 50 % de las botellas. Incluso así podemos reducir a la mitad la cantidad de plásticos usados. Así que incluso teniendo en cuenta la reutilización del vidrio, seguimos usando seis veces más vidrio que si usáramos plásticos. Esa es una cantidad enorme de material, el cual hay que conseguir y luego convertir en botellas, mientras se usa energía y agua, y se emite CO2. ¿Sabían que el vidrio se funde a 1500 °C mientras que el plástico que se usa para hacer botellas se funde a 300 °C? La energía necesaria para producir botellas de vidrio es impactante, y si tenemos todo esto en cuenta resulta que el vidrio no es el campeón ecológico que nos gustaría que sea. De hecho, las botellas de plástico, apoyadas por un buen plan de reciclaje y por consumidores como nosotros, que reciclen eficazmente, son mucho mejores para el medioambiente. Pum, mito derrumbado. ¿Qué sigue? Las bolsas, diría yo. Bolsas de plástico para la compra. Ciudades y países enteros están empezando a prohibir las bolsas de plástico. No deberíamos alentar esto. Este es el por qué. Hagamos una comparación. Pensemos en el peor de los casos para los plásticos: una de esas bolsas de plástico finas hecha de materiales nuevos, que tiraremos después de un solo uso. No es necesario tirarla, pero supongamos que lo hacemos. Comparémoslo con el mejor de los casos para el papel: una bolsa de papel hecha de papel reciclado, que volverá a ser reciclada. La bolsa de plástico pesa 20 gramos, la de papel 50. Producir y reciclar papel requiere mucha más energía. Además gasta agua, tierra y árboles. Si calculamos todo, el impacto de esa bolsa de plástico fina y descartable es tan pequeño que habría que reutilizar la bolsa de papel cuatro veces para que sea tan ecológica como la bolsa de plástico. Cuatro veces. Seamos honestos. ¿Quién de Uds. usa la misma bolsa de papel cuatro veces? Nadie. Ustedes dirán a la defensiva: "Entonces mi resistente bolsa de algodón seguramente está salvando el mundo". Bueno... Agrícolamente, la producción de algodón usa tanta tierra y agua, que habría que reutilizar la bolsa de algodón más de 170 veces para recuperar los gastos medioambientales. Si van de compras todas las semanas y usan la misma bolsa todas las semanas, eso equivaldría a tres años consecutivos de ir de compras tan solo para ganarle a la bolsa de plástico deshechable. De hecho, la mejor opción es la bolsa de plástico reutilizable, que se puede comprar en la caja registradora. Las más pesadas y resistentes recuperan los gastos medioambientales tras 20 reutilizaciones. Eso es menos de medio año consecutivo de ir de compras. Tras ese primer medio año, todo lo que sigue son puras ganancias medioambientales. Tomen eso, opositores del plástico. (Risas) Pero por supuesto que no todo es color de rosa para los plásticos. Volvamos a los residuos plásticos en las playas y en nuestros océanos. Es algo malo. Muy malo. ¿Pero podemos culpar a los plásticos, al material, por eso? Si están atascados en un gran embotellamiento porque alguien aparcó su coche en mitad de la calle y no se puede avanzar, ¿es culpa del coche? ¿O es culpa del idiota que lo puso ahí? Los estudios demuestran que más del 80 % de la basura se tira intencionalmente y lo hacen las personas. Y esos somos tú y yo. Nosotros. Los consumidores. No malvadas empresas, ni el material plástico. Nosotros somos los idiotas. ¿Entonces qué deberíamos hacer? Decir "Dejemos de tirarla" claramente no funciona. La basura está ahí. Los idiotas abundan. ¿Deberíamos prohibir todos los plásticos para protegernos de nuestra idiotez? Algunos científicos hicieron los cálculos. Si prohibiéramos los envases plásticos y los remplazáramos con las alternativas, papel, vidrio, aluminio, la cantidad de materiales necesarios, la cantidad de energía requerida y las emisiones de CO2 resultantes se dispararían. Estamos intentando disminuir nuestras emisiones, no aumentarlas. Así que prohibir los plásticos sin duda no es la solución. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Ya se perdieron? ¿Ya se deprimieron? No lo estén. Mejor piensen críticamente. No le declaren la guerra a los plásticos solo porque son el material que más se ve en la basura. Dense cuenta de que los plásticos son recursos útiles y valiosos, que hay que mantener en el ciclo de materiales. Y dense cuenta de que tienen poderes. Quizás hasta superpoderes. Ustedes son los consumidores. Ustedes pueden hacer que el mercado sea sustentable si trabajan juntos. Último ejemplo: ¿Sabían que las botellas de color oscuro, como las que se usan para algunos detergentes son muy malas para el reciclaje? En la separación automática de botellas los colores oscuros no son reconocidos, así que terminan en la basura. Los productores saben esto. Pero ponen igualmente las botellas a la venta. ¿Por qué? Porque son lindas, y la mercadotecnia dice que así compraremos más que si la botella fuera blanca. Si Uds. no compran productos en envases difíciles de reciclar, ellos no los fabricarán. Si no compran galletas envueltas individualmente, ellos no las venderán. Si exigen poder llevar sus bolsas de plástico y papeles de aluminio a reciclar, puede que ellos escuchen. Así que por favor, hagan una rehabilitación de plásticos. Pero dejen que afecte su perspectiva además de sus acciones bienintencionadas. Atrévanse a pensar más allá del folclore ambiental que dice que los plásticos son siempre malos. Comprueben los hechos. Sean héroes, no opositores. Gracias. (Aplausos)