(Campana) (Campana) (Campana) Querido respetado Thay, queridas hermanas y hermanos, queridos amigos, buenos días. Hoy es domingo 28 de octubre y estamos en el templo del Néctar del Dharma, Plum Village, Lower Hamlet- En este retiro hemos estudiado los 14 entrenamientos de la plena conciencia de la Orden del Interser. La Orden del Interser fue creada por Thay a mediados de los sesenta durante la Guerra de Vietnam. Había una gran necesidad de comprensión y compasión para atender el odio, la violencia que ocurría en el país. Los 14 entrenamientos tratan de la forma en que vivimos nuestras vidas, cómo vivimos en el mundo. Cómo respondemos a los asuntos del mundo por nuestra forma de pensar, nuestra actitud o nuestras opiniones. Estos 14 entrenamientos nos ayudan a ver con gran claridad el impacto de nuestra forma de pensar, de nuestras palabras y acciones sobre el medio ambiente, sobre el mundo y sobre la forma de vivir juntos. Estos entrenamientos expresan de verdad una mente de amor verdadero y la visión de que la felicidad no es una cuestión individual. Son los 14 entrenamientos de la Orden del Interser que Thay fundó, pero cualquiera puede practicarlos. No necesitas ser un miembro oficial de la Orden del Interser para practicar los 14 entrenamientos. De hecho, cuanto más gente los practique, mejor será. Así que puedes querer leerlos tú mismo y estudiarlos para ver si resuenan en ti. Sobre todo teniendo en cuenta el estado del mundo. Cuanto más estudio estos catorce entrenamientos, más se alegra mi corazón. Porque veo una salida, puedo ver una vía que lleve a la sanación y a la transformación, no solo la mía, sino la de toda la humanidad. Y eso alegra mi espíritu y me hace muy feliz. Estos 14 entrenamientos, todos podemos practicarlos, aplicarlos en la vida diaria. Para practicar estos entrenamientos, es muy bueno tener una sangha, un lugar de refugio para practicar junto a otros. Porque con una sangha, podemos compartir alegrías y dificultades y podemos... Perdón. Interactuar con otros revelará nuestras energías de hábito. Y como dije antes, sobre todo nuestras energías de hábito al pensar. El pensamiento es el fundamento de todo. Todo lo que decimos, lo que hacemos, antes lo hemos pensado. Así que ser consciente de nuestro pensamiento y de las tendencias de nuestro pensamiento es muy importante. Porque ahí comienza la transformación. Es muy bueno tener una sangha con la que practicar. La sangha es lo que llamamos un 'kalyanamitra', es decir, un amigo espiritual. Y un amigo espiritual es aquel que sabe hacernos ver cosas de forma hábil. Un hábito al hablar o actuar que está en la raíz de nuestro pensamiento. Él sabrá decírnoslo en una forma que nos llegue. Y eso nos ayudará a reconocer el efecto de nuestros actos. Así que tener un kalyanamitra es algo muy valioso. Por otra parte, ¿sabemos cómo ser un kalyanamitra? Si quieres tener un kalyanamitra, es muy bueno convertirte antes en tu propio kalyanamitra, para desarrollar en ti las cualidades de un kalyanamitra y ayudarte para después ayudar a otros en este camino. Así que estos 14 entrenamientos nos ayudan a ver con claridad el impacto de nuestro pensamiento, habla y actos sobre el medio ambiente, el mundo y la forma en la que vivimos. Son verdaderas directrices para la vida diaria. La mayoría de los que llamamos entrenamientos son prohibiciones. Y comienzan con acciones corporales. Los 14 entrenamientos, que antes llamábamos preceptos, ahora los llamamos entrenamientos, como llamamos entrenamientos a los cinco preceptos. Los 14 entrenamientos empiezan con la mente. Y el Noble Óctuple Sendero también empieza por la mente. Esto muestra la importancia que Buda confería a la mente, los actos de la mente. Así que los 14 entrenamientos tienen tres categorías. La primera categoría la forman los entrenamientos 1 a 7, y tratan sobre todo de la mente. La segunda la forman los entrenamientos 8 y 9, y tratan del habla. Del 10 al 14 son sobre todo los actos corporales. Pero las acciones de la mente, claro, y de palabra y cuerpo tienen a la mente como su base. Así que cuando practicamos estos 14 entrenamientos, practicamos para trascender el ansia, la ira, el odio y las ilusiones. Y cultivamos la compasión y la sabiduría. También nos ayudan a investigar y comprender la naturaleza de interser de todo lo que es. Esto significa que nada puede existir por sí mismo, todo es producto de numerosas causas y condiciones. Somos a causa de muchas causas y condiciones. Sabemos que sin el aire, sin el agua, sin la tierra, sin el fuego, el calor, el Sol, la Luna, no podemos vivir. Somos a causa de múltiples causas y condiciones. Y somos como somos por muchas causas y condiciones. Somos como somos por la forma en que nos hemos nutrido, hemos nutrido cuerpo y mente. Cuando despertamos de mañana, y nos sentimos ligeros de cuerpo y mente, es probable que la noche anterior cenáramos de forma ligera. Si anoche estuvimos de fiesta, puede que no nos despertemos muy frescos, ¿verdad? Quizá suframos eso llamado una resaca. No sé si hay aquí alguien que todavía las sufra, ya que todos practicamos muy bien, pero se trata de ser consciente de la forma en que nos nutrimos con la comida y la bebida que ingerimos. ¿Cuál es su efecto en nuestro cuerpo y mente? Eres lo que comes. Yo diría, somos lo que comemos, lo que bebemos, lo que pensamos. Lo que vemos, oímos, olemos, lo que tocamos. Porque todo lo que entra por nuestras puertas sensoriales riega semillas en nosotros. Riega semillas en nuestro depósito de conciencia. El depósito de conciencia es la función de la conciencia que lo guarda todo. Contiene todo nuestro potencial. Y ese potencial es lo que llamamos una semilla. Tenemos la capacidad de ser felices. Así que decimos que tenemos una semilla de felicidad. Tenemos la capacidad de ser alegres, tenemos una semilla de alegría. También tenemos la capacidad de enojarnos. Así que tenemos una semilla de ira. Tenemos una semilla de odio, de ansia, de discriminación. Todos tenemos esos potenciales. Todos tenemos los mismos. Pero en algunos, unos son más fuertes que otros. Y son más fuertes porque quizá hemos heredado la fuerza de una semilla de nuestros padres, nuestros abuelos, de los ancestros, de la sociedad, la nación. Y por nuestra ignorancia, hemos dejado que reciban riego algunas de nuestras semillas que hubiera sido mejor no regar. Con la práctica de la plena conciencia, podemos decidir qué semilla regar en el depósito de conciencia. Hoy vamos a hablar un poco de eso. La práctica de los entrenamientos nos ayuda a ser conscientes de las semillas que se riegan en nuestro depósito de conciencia. Para mí es una forma de empoderamiento. Ahora estoy empoderada. No significa que como las he recibido estoy empoderada, no. He entrado en contacto con ellas, las he visto, soy consciente de ellas. Y ahora estoy empoderada. Ahora puedo decidir qué semillas serán regadas en mi depósito de conciencia. Y la base de esto es la práctica de la plena conciencia. La plena conciencia significa aunar cuerpo y mente. A menudo, vemos que el cuerpo está aquí y la mente está allá. Sea lo que sea "allá". Quizá afuera, o quizá en la otra punta del globo. O quién sabe, en la Luna. Pero lejos, muy lejos. Puede ser en el pasado o en el futuro. O siendo arrastrado por algo en el presente. La plena conciencia significa que traes la mente al lugar donde está el cuerpo. Significa aquí, sea lo que sea 'aquí'. Traer la mente de regreso al cuerpo, al hogar... Nuestro cuerpo es el primer hogar de la mente. Es 'el hogar' de la mente. Así que hacer que la mente regrese a su hogar corporal. Podemos practicar gracias a la campana. Cuando oímos el sonido de la campana, ese sonido se manifiesta en el momento presente. Y nuestro cuerpo es también una manifestación, no es estático. La campana, que es una manifestación, nos ayuda a llevar la mente de regreso al cuerpo, para ver qué se está manifestando en el cuerpo. Disfrutemos de un sonido de la campana y traigamos la mente de vuelta al cuerpo y quizá hagamos un escáner del cuerpo, desde lo alto de la cabeza, hasta la punta de los pies. Y si encontramos cierta tensión en algún lugar del cuerpo, reconocerla, reconocer su presencia y respirar con ella un momento antes de seguir escaneando el cuerpo. Estar ahí, respirar con ella puede suavizar la tensión o lo que sea que percibas en el cuerpo. (Campana) Cuando he escaneado el cuerpo, estaba relajándome y después de acabar el escáner he permanecido consciente del cuerpo y al mismo tiempo he sido consciente de lo que ocurría en torno a mí. Y me di cuenta de que está lloviendo. Sonaba muy fuerte. Dentro había mucho silencio, dentro de la sala y quizá también dentro de mi mente. Así que la lluvia sonaba muy fuerte. Cuando traemos la mente de vuelta al cuerpo, somos conscientes de lo que ocurre dentro del cuerpo, y podemos ocuparnos de ello. Y también nos hacemos conscientes de lo que ocurre alrededor. Los entrenamientos nos ofrecen una forma de vida ética. Cada entrenamiento menciona una acción ética. Y es una acción que beneficia a todos. Se basa en la no dualidad. En el hecho de que la felicidad no es una cuestión individual. Y en la compasión. Los 14 entrenamientos, los practicamos para cambiarnos para poder cambiar la sociedad. Y hacer que la sociedad avance en el camino de la comprensión y la compasión. Thay dice: "Viviendo una vida alegre y consciente". Así que la práctica no es solo consciente, vivir de forma consciente, sino que nos lleva a vivir alegres. Así que vivir en plena conciencia no es un asunto serio. Cuando vemos estos entrenamientos, vemos que el aspecto más importante de estos entrenamientos es no abandonar nunca a nadie. Son muy inclusivos. No dejan a nadie tirado en la cuneta, nadie que necesite ayuda. Hoy me gustaría centrarme en los entrenamientos 6 y 7, y nos gustaría contemplarlos a la luz de la diligencia correcta. Leeré el sexto entrenamiento por si no tienen el texto. El sexto entrenamiento nos muestra la forma de cuidar de la ira. "Conscientes de que la ira bloquea la comunicación y crea sufrimiento, nos comprometemos a cuidar de la energía de la ira cuando surja, y a reconocer y transformar las semillas de la ira que yacen en lo más hondo de nuestra conciencia. Cuando se manifieste la ira, estamos determinados a no decir ni hacer nada, y a practicar la respiración consciente o la caminata consciente para reconocer, abrazar y mirar hondamente nuestra ira. Sabemos que las raíces de la ira no están fuera de nosotros, sino en nuestras percepciones erróneas y en una falta de comprensión de nuestro sufrimiento y del de los demás. Contemplaremos la impermanencia para poder mirarnos con los ojos de la compasión y mirar con ellos a las personas que creemos ser la causa de nuestra ira, y reconocer que nuestras relaciones son un tesoro. Practicaremos la diligencia correcta para nutrir nuestra capacidad de comprensión, amor, alegría e inclusión, y poco a poco transformar nuestra ira, violencia y miedo, y ayudar a otros a hacerlo también". Estamos comprometidos a cuidar de la ira cuando surja. Esta es ya en sí misma toda una práctica. Quizá en el pasado nos enfadamos, y alguien nos dijo: "Estás enojado". Y respondemos: "No estoy enojado". Sabes... ¡No! Es decir, lo que está claro es que estamos enojados. Así que reconocerlo, ¿saben? Y cuidar de la ira desde el momento en que surge. A veces, necesitamos que otra persona nos diga que estamos enojados. Al principio, quizá no la reconozcamos. ¿Cómo podemos reconocer la ira antes de que surja? Ante todo, debemos saber que tenemos una semilla de ira. Puede que no se manifieste a menudo, quizá lo haga de forma muy leve, pero tenemos esa semilla. Y cuando se dan suficientes causas y condiciones, surge. Tenemos esas semillas en nuestro depósito de conciencia. Una de nuestras prácticas es no regar la semilla de ira en nosotros. Evitar regar la semilla de la ira. Thay dice que podemos pedir ayuda. Si hay algo que un ser amado, un amigo, o alguien de la sangha hace o dice que toca, riega nuestra semilla de ira, podemos decirle: "Por favor, quiero que sepas que cuando hablas así, o cuando actúas de esa forma, riegas mi semilla de ira. ¿Podrías ayudarme y no regar esa semilla en mí? Me encanta oírte decir lo que tengas que decirme, pero, ¿podrías encontrar otra forma de decírmelo?" Si nosotros mismos podemos encontrar una manera en que podamos escuchar lo que otra persona quiera decirnos, podemos darles algunas ideas. Quizá pueden empezar diciendo: "Tengo la percepción de que" en lugar de: "Hiciste esto". Es mi percepción. Quizá podemos señalar que tenemos una percepción que puede ser errónea. Pero quisiera comentarte esa percepción de todas formas. Y la mejor manera de ayudar a los demás a interactuar con nosotros de esta manera es tratarlos a ellos de la forma en que queremos que nos traten. Y, de nuevo, para mí es un empoderamiento. Yo puedo ser parte del proceso. No soy una mera víctima de las interacciones con los demás. Soy parte del proceso. Así que una semilla de ira puede recibir riego de lo que oímos, de lo que nos dicen. No siempre podemos influir en la forma en la que los demás nos hablan. ¿Qué hacemos entonces? En ese caso, es bueno tomarse un tiempo para reflexionar. Y hacerse esta pregunta: ¿hay algo de cierto en lo que dicen? Así practico yo. ¿Hay algo de cierto en lo que dicen? Y a veces la respuesta es que no veo nada cierto. Y a veces la respuesta es que quizá haya algo de verdad. Así que tomo ese algo, no necesito asumirlo todo. Tomo ese algo de verdad. Y puedo mirar y ver cuál es la raíz de ese acto sobre el que mi amigo me está hablando. ¿De dónde viene? Quizá antes de seguir podemos escuchar otra vez la campana. (Campana) (Campana) Quizá esa manera de actuar era también la forma de actuar de nuestra madre o padre. Y la hemos heredado, somos la continuación de nuestros padres en esa forma de hacer. Y si seguimos practicando, vemos que no solo nos transformamos a nosotros, también practicamos para transformar a nuestros padres. Somos su continuación, lo que se transforma en nosotros, se transforma en padres y ancestros. Si en la raíz de nuestra acción había miedo, quizá nuestros padres tenían miedo. Quizá nuestro padre, nuestra madre tenían una semilla de miedo vigorosa. Y quizá el miedo estaba en la raíz de ese acto sobre el que nuestro amigo nos habló. El miedo siempre está relacionado con lo desconocido. No tememos el pasado, tememos el futuro. No sabemos qué ocurrirá en el futuro. Es desconocido. Y todo lo desconocido nos asusta. ¿Será algo que me beneficie o no? ¿Será bueno para mí o no? Creo que la mejor forma de cuidar del miedo cuando aparece es asentarse firmemente en el momento presente. Porque en el momento presente puedo ver qué está ocurriendo. No sé lo que pasará en el próximo instante, pero cuando ese futuro se convierta en el instante presente, puedo ver lo que ocurre. Y la imagen que aparece es que atravieso un túnel, o digamos, sí, un túnel, que es lo que suelo emplear. Atravieso un túnel y está oscuro. Y no sé lo que hay en el túnel. Pero puedo tocar la pared del túnel con las manos, y claro, con los pies. Así que toco la pared y llego a saber qué está pasando justo ahora, cómo es ahora el momento presente. Soy consciente del pie sobre el suelo, sé lo que es. Entonces, con cuidado, avanzo un pie, y entonces el pie toca el suelo ante mí. Ya estoy en el momento presente, y sé que puedo dar un paso. Si avanzo un pie y no hay nada, no sabré qué hay, no daré ese paso, porque aún hay miedo. Así que quito el pie y lo pongo a izquierda o derecha. Ya ven lo que quiero decir. Descubro esa imagen, que si camino, si me quedo en el momento presente, y no pienso que hay luz al final del túnel, corro hacia el final y puedo caer en un hoyo, puedo tropezar porque no estoy en el momento presente. Intento correr hacia el futuro para ver qué hay al final del túnel. Pero tengo que atravesar todo el túnel. Si me quedo en el momento presente, el futuro viene a nosotros, si prefieren. No tenemos que correr hacia el futuro. Espero que llegue el momento siguiente, y en ese momento veo qué está pasando y puedo actuar de forma adecuada. No puedo actuar de forma adecuada ante el futuro, no sé con exactitud qué pasará. Puedo hacer planes, sí, debemos hacerlos, pero debemos ajustarlos cuando el futuro se convierte en el presente. Eso era la semilla del miedo. Otro método cuando siento miedo, cuando hay miedo en el presente, es una práctica. Inspirando, soy consciente de que hay miedo en mí. Espirando, cuido del miedo, lo abrazo. O le sonrío al miedo. Puede que en esta práctica no sea muy hábil, puede que no tenga éxito. No calma el miedo. Entonces, llevo la mente al cuerpo, porque sé que lo que hay en mi mente se manifiesta también en el cuerpo de una forma u otra, en algún lugar del cuerpo. Llevo la mente al cuerpo y hago un escáner corporal, como hicimos antes, y cuando descubro una sensación intensa, una sensación física, pienso: este es mi miedo. Y puedo respirar con esa sensación física. Llevo la mente a esa parte del cuerpo y respiro permaneciendo ahí. A veces, veo que vuelvo al asunto, que ya no estoy con la sensación física. Entonces, traigo la mente de nuevo a la sensación física cada vez que veo que ese asunto me arrastra. Y poco a poco, estando ahí, esa sensación se mitiga, parece que se derritiera. Entonces, oh milagro, ya no hay miedo en mi mente como formación mental. Y entonces, un punto importante. No debemos regresar al asunto y recordarlo. Porque eso trae el miedo de vuelta al instante. Deja ese asunto. Primero, necesitamos calmarnos, encontrar estabilidad, quizá practicar meditación caminando para regresar a los pasos cuando tocan la tierra. Inspiro, inspiro, espiro, espiro. Caminamos establecidos firmemente en el momento presente. Podemos regar semillas de alegría,felicidad para contrarrestar el miedo. Esto nos puede llevar unos pocos días o tal vez semanas, hasta que sintamos que tenemos bastante estabilidad, calma, alegría y felicidad para poder mirar al miedo. ¿De qué tengo miedo? De lo desconocido, claro. Pero ¿Qué pasa con lo desconocido? Quizá veamos que tenemos que hacer un largo viaje a un país desconocido. No sabemos lo que vamos a encontrar. Una vez que sabemos de qué tenemos miedo es más fácil estar con ese miedo, y podremos hacer algo con ello. Si vamos a otro país, tal vez descubramos qué podemos esperar preguntando a otros o leyendo. Y al mismo tiempo, seguimos fortaleciendo nuestra capacidad de permanecer en el presente, de ser parte del viaje mientras viajamos. Viajar con el viaje, no adelantarnos al viaje para poder responder a cada situación en la que estemos. desde una posición de calma y claridad. También hemos hablado de la ira. Ver cuál es la raíz de nuestra ira. Pero antes, el entrenamiento nos aconseja no hacer o decir nada. Esta es una gran práctica. No hacer ni decir nada. Pero al momento se nos indica qué practicar realizar. Volvemos a la respiración y a los pasos conscientes para reconocer que estamos enojados. Y entonces, miramos con hondura. A menudo, las raíces de nuestra ira pueden ser descubiertas en uno mismo, quizá tengamos percepciones erróneas. Alguien dijo algo, y creemos que lo dijo con la intención de herirnos. Fueron poco hábiles. Puede que no quisieran herirnos. Puede que solo fueran algo torpes. Quizá ni siquiera supieran que lo que iban a decir fuera a herirnos. Se lo dijeron a otra persona y no pasó nada. ¿Por qué heriría a nadie? ¿Por qué nos iba a hacer daño? Quizá tampoco hemos comprendido que alguien dijera o hiciera algo movido por su sufrimiento. Creo que nos conocemos bien. Cuando sufrimos, no es ni evidente ni fácil practicar el habla amorosa. Se requiere cierta práctica para practicar el habla amorosa todo el tiempo. Sobre todo, cuando nuestro sufrimiento se refiere a nuestro interlocutor. Quizá nos hicieron daño. Sufrimos, y cuando les hablamos, no hay bondad amorosa. Esta práctica de no hacer ni decir nada, sobre todo si estás enojado, puede ser un reto, porque, ¿cómo lo hacemos? Cuando vivimos en una comunidad y nos enfadamos con alguien, ¿no le decimos nada a esa persona? ¿Nunca? Quizá no sea la mejor forma de no decir nada. ¿Cómo seguir interactuando, pero sin tratar el asunto que nos enojó? Para mí, ese es el sentido de 'no decir nada'. En caso contrario, si en nuestra comunidad, cuando me enfado con alguien dejo de hablarle a esa persona, quizá seríamos una comunidad muy silenciosa. (Risas) Nos enfadamos todo el tiempo. Así que es una práctica verdadera el seguir comunicándonos de forma civilizada, si quieren, consciente, y no abordar el asunto hasta que nos hayamos calmado. Y tal vez mirar en nuestro interior para ver qué nos pasó. Aquí, en Plum Village, cuando estamos en una reunión o en un grupo, juntos, si hay algo que nos molesta, si alguien dice algo que nos molesta o que riega nuestra semilla de ira, podemos unir las manos, inclinarnos y decir: "Perdonadme, quisiera ausentarme, me gustaría salir y practicar meditación caminando o tomarme un té". Y podemos irnos y practicar meditación caminando y cuidar la ira que ha nacido en nosotros. Estas prácticas son muy importantes en cualquier relación. Quizá, en nuestras relaciones, se trata de aportar este espacio dentro de la relación, para que cuando nos enojemos, podamos retirarnos un momento. Si trabajamos en una oficina, en caso de que aún se haga, la mayoría trabaja en casa, según he leído, podemos decir: "Perdón, necesito..." ir al baño, o lo que sea. Y podemos respirar y cuidar de nuestra ira. Y regresar más calmados. No solo es por nosotros, nos hará bien , pero también será bueno para los demás. Al contemplar la impermanencia, podremos mirar con los ojos de la compasión a los demás y a nosotros mismos. Y reconocer el valor de nuestras relaciones. Creo que también es bueno contemplar la impermanencia en general. Cuando miro atrás a la generación anterior, mi generación pasada, todos han muerto ya. Y me doy cuenta de que, por ejemplo, murieron mi abuela, mi abuelo, los echaba de menos, sí, pero también noté que tenía remordimientos. Tal vez algo que no hice y que sabía que los habría hecho felices. O tal vez algo que hice y que vi que no los hacía felices. Y esto ha ocurrido con cada persona de la generación anterior a mí que ha muerto. Siempre había algo. Y me llevó tiempo hacer las paces con eso. Y me pregunto: bien, ¿qué querrían que fuera yo? Y siempre me viene la misma respuesta: Feliz. Feliz. Entonces pude aceptar lo que había hecho o dejado de hacer. Y pensé: "Bien, he aprendido algo de esto". Y quizá cuando mire, vea que he aprendido algo de eso. Así que no ha sido en vano esa experiencia. En la práctica, hablamos de la bondad del sufrimiento. El sufrimiento se hace bueno cuando aprendemos algo de él. Cuando enriquece nuestra vida. Cuando nos ayuda a avanzar en dirección de la sanación y la transformación. Contemplar y observar la impermanencia nos ayuda a mirarnos con los ojos de la compasión y a mirar así a los demás. Queremos alimentar nuestra capacidad de comprensión, amor, alegría e inclusión para transformar la ira y ayudar a otros a hacer lo mismo gracias a la práctica de la diligencia correcta. Hagamos... La diligencia correcta significa cuidar de nuestras semillas y de las formaciones mentales. Una formación mental es una semilla que se manifiesta en la mente como un estado mental, si quieren. Podemos ver que algunas formaciones mentales están más presentes que otras. Y las llamamos "energías de hábito". Una energía de hábito al pensar, al hablar y al hacer. Con un sonido de la campana, tomémonos un instante para reflexionar, volviendo a nosotros, sobre nuestras energías de hábito. Quizá tengamos una energía de hábito al pensar, al hablar o al actuar con el cuerpo. Puede ser una energía de hábito beneficiosa, que es una energía de hábito que nos lleva en la dirección de la transformación y la sanación. O tal vez sea lo que llamamos un impulso, una energía de hábito que nos lleva en la dirección del sufrimiento, en esencia. Así que volvamos a nosotros mismos y veamos qué energía de hábito aparece espontáneamente, qué tipo de energía es. (Campana) (Campana) Puede que veamos que la energía de hábito que aparece es una de nuestras habituales formas de reaccionar a circunstancias de la vida. Ahora quisiera dibujar un diagrama de las cuatro diligencias correctas. Nos ayudará a comprender cómo practicar, cómo llevar estas cuatro prácticas o diligencias a la práctica. Así son más interesantes que cuando se hace una lista. Ya tenemos muchas listas. Esta es la semilla [Semilla] Y aquí también hay semillas. [Semilla] Y esto es una formación mental, "fm", abreviando. Y aquí también hay formaciones mentales. [fm] Una semilla es un potencial y la formación mental se da cuando ese potencial aparece como un estado mental. Entonces se llama formación mental. Hablando de la ira, todos tenemos una semilla de ira. Y querríamos evitar que esa semilla de ira se manifieste como formación mental. Porque en ese caso la energía de ira está realmente presente en nosotros. No nos gusta y a menudo tampoco a los demás. Cómo... Qué hacer, cómo practicar para que la semilla de ira no se convierta en la formación mental llamada ira. Buda dice: "Fácil, ¿tienes un jardín en tu casa?" Eso no es lo que Buda dijo, pero Buda podría haberlo dicho, ¿Tienes un jardín en casa? ¿Has sembrado semillas alguna vez en tu jardín? ¿Querías tener muchos cosmos en el jardín? Sí. Si tienes en el jardín semillas de cosmos, ¿qué tienes que hacer para hacer que broten? Tienes que regarlas. Si siembras la semilla y nunca riegas el jardín, a no ser que llueva, es poco probable que consigas cosmos. En el jardín, también puede haber una semilla de... Malas hierbas, muchas. Y no quieres que todas esas malas hierbas crezcan. Entonces, no las riegues. Así que si tenemos, digamos, tenemos la semilla de ira en el jardín de la mente, queremos mantenerlas lo máximo en forma de semilla. Bien, no nos importa, no nos importan la semillas. Pero tenemos que cuidarlas, saben lo que digo. Tenemos que cuidarlas, pero no nos importa que estén ahí. Si no queremos que la semilla de ira brote como una flor en el jardín de la mente, como una típica formación mental, no debemos regarla. En una palabra, decimos "evitar". [Evitar] Evitar. Evitar regar la semilla de ira. No regar. [No regar] No regar la semilla de ira. Pero sin querer, la regamos o dejamos que otros la rieguen. Y aparece la formación mental ira. La flor de la ira se abre en nuestra mente. Entonces, lo más importante es dejar de regar esa semilla. Si no la regamos, se marchitará, se secará, se encogerá. Volverá a la forma de semilla. Deja de regar. Otra palabra es "superar". [Superar] Dejar de regar, en el lenguaje Plum Village. [Dejar de regar] Dejar de regar esa semilla. Nada puede sobrevivir sin alimento. Nuestra ira no sobrevivirá si dejas de alimentarla. Y podemos dejar de regar la ira evitando regresar a lo que causó la ira. No seguir volviendo a ello. Necesitamos parar, romper el contacto con la fuente que despertó la ira. No sigas en contacto con ese incidente. No sigas pensando: "¿Por qué dijo eso? ¿Por qué ella, él, dijo aquello? ¿Qué quería hacer? ¡Qué mezquino!" Seguimos rumiando, rumiando, rumiando ese pensamiento una y otra vez, seguimos regando la semilla de la ira. No sé si conocen este tipo de rumia. Cuando damos vueltas a una idea una y otra vez, sobre todo cuando... Ya que hablamos de la ira, teniendo en cuenta la ira, tras 5, 10, o 15, o 20 o 30 minutos haciéndolo la ira se hace enorme. La hemos estado regando todo el tiempo. Es como disparar una segunda flecha. Nos ha herido una flecha, disparada por lo que alguien dijo, y después lo repetimos una y otra vez, y lo revivimos, revivimos ese incidente. Es como disparar una segunda flecha, y luego otra, y otra, y otra. Y esa segunda flecha no duele el doble, duele cientos de veces más. Así que dejar de regar la semilla, romper el contacto. Apartarse. [Romper el contacto] Apartarse de la fuente que originó la ira. Como dije antes, una forma de hacerlo es traer la mente de vuelta al cuerpo, ser consciente del cuerpo, consciente del lugar del cuerpo donde se manifiesta la ira y respirar con él. Y luego, cuando se ha calmado, nos sentimos mucho mejor. También podemos hacer la práctica llamada "cambiar el CD". Si lo atrapamos a tiempo, lo he descubierto, si doy vueltas a una idea durante 5, 10 minutos, es mejor que regrese al cuerpo y cuide de la formación mental de esa manera en vez de intentar cambiar el CD. Porque puedo seguir otra idea alentadora, alegre, pero solo unos minutos, y luego me atrapa de nuevo la emoción. Así que la práctica es ser consciente de cuál es el mejor método para uno, para cada uno de nosotros. La mejor forma de cambiar el CD. ¿Generar otro pensamiento? ¿Pensar en algo agradable? ¿En algo bonito? ¿O es regresar al cuerpo? O ir de paseo, que es también regresar al cuerpo. Nutrir otras cosas, recibir otra información por otros órganos sensoriales. Cambiar el CD. [Cambiar el CD] Aquí, un kalyanamitra es muy útil. En verdad, toda la sangha es un kalyanamitra. Cuando estamos molestos por algo y cuando estamos enojados, en la sangha siempre está pasando algo, siempre hay gente por ahí haciendo cosas, podemos acercarnos y unirnos a ellos. Quizá trabajando en el jardín. Y esa mera energía alegre, nos ayuda a cambiar el CD. O un buen amigo que diga: "Ven, vamos a dar un paseo, tomemos una taza de té". Cambiar el CD. Si tenemos... Creo que necesito ese. No, ya veo. Perdón, sabía que algo no estaba bien. Así. Mejor. Si tenemos una semilla positiva, y queremos reforzarla, la alentamos. [Alentar] La animamos a manifestarse regándola. [Regar] Y la práctica de la plena conciencia nos ayuda a hacerlo. Regamos las semillas de alegría estando presentes en el momento presente y reconociendo las fuentes de alegría presentes en nuestra vida. Puedes sentarte, quizá con otras personas, y hacer una lista de alegrías. Cuáles son las fuentes de alegría en tu vida. Y pueden ser cosas pequeñas. Una sonrisa de alguien de la comunidad. No sé si ustedes han visto la luna llena estos días. Una maravillosa fuente de alegría. ¡Hermosa! Pero la luna llena solo puede ser fuente de alegría si estamos presentes. Puede que la luna esté ahí, pero nosotros tenemos que estar ahí para disfrutar de la luna llena. Lo sé por experiencia. En nuestra aldea, la luna llena aparece por el este. Y en esa aldea, hay un sendero donde caminamos. Bueno, las hermanas lo usan. Y vemos salir la luna. Cuando hay luna llena, suelo quedarme ahí y observar cómo sale. Sobre todo porque está junto a la torre de la campana, y es muy hermoso. Una noche, yo no estaba presente, alguna formación mental me había atrapado, y caminaba hacia la casa de las hermanas, pasé la torre de la campana y allí había una hermana que me dijo: "¡Hermana, la luna llena! ¡La luna llena, mira!". Eso es lo que pasó. Digamos que ahí está la luna llena. Ah, sí. (Risas) Y seguimos caminando. Ella me dijo: "¡Hermana, hermana! ¡Mira la luna llena!" Porque me había visto allí muchas, muchas veces. Yo le decía: "Ven, mira la luna llena". Y ahora yo pasaba de largo. Y tuvo que llamarme varias veces hasta que caí en la cuenta, ¡la luna llena! Así que lo agradecí. Volví y disfruté de la luna llena. Ella me ayudó de verdad a cambiar el CD. Aquí. Porque yo no estaba de buen humor, y tal vez ella se dio cuenta. Me llamó y me animó a regar una semilla positiva, la semilla de la alegría y la felicidad. Lo hizo. Es una verdadera amiga espiritual. Así que descubre formas de regar las semillas positivas. Así florecerán y se convertirán en formaciones mentales. Y una vez que son una formación mental, ¿qué hacemos? Tenemos... Estamos felices, alegres, ha aparecido la formación mental de la alegría. Todo es impermanente, ¿saben? Todo viene y se va. La alegría puede venir y al siguiente instante puede irse. A no ser que practiques para que permanezca. La alegría viene y se va, y la ira viene y se va. Si queremos que la alegría perdure, debemos alimentarla. Si alimentas tu alegría, durará más. Ser consciente de la fuente de la que mana esa alegría y permanecer en contacto con esa fuente. Mientras estemos en contacto con esa fuente, la alegría crecerá. Todo el tiempo que paso mirando la luna, riega mis semillas de alegría. A cada instante. Luego, mantenemos la alegría. [Mantener] Y en concreto, seguimos regando al permanecer en contacto. [Seguir regando] Seguir regando nuestra formación mental al seguir en contacto con la fuente. Esta es en esencia la práctica de la diligencia correcta. Las semillas no beneficiosas, evitar regarlas. Si son regadas por accidente, dejar de regarlas. Las semillas beneficiosas, regarlas. Se manifiestan, seguir regándolas. ¿Fácil? Pero requiere de cierta práctica. Esta es la práctica de la transformación. Las semillas no beneficiosas no podrán hacerse fuertes. Puede que se debiliten. Y las semillas beneficiosas pueden hacerse más fuertes. Así, las semillas no beneficiosas se manifestarán menos veces. Y las semillas beneficiosas se manifestarán más veces. Es una práctica muy importante para cuidar nuestra ira. Al mismo tiempo, es una práctica muy importante para todo en general. Hoy en día oímos hablar mucho de la depresión. La gente dice: "Sufro depresión, estoy depresivo". Toma este resumen, y pregúntate: ¿qué tipo de semilla he regado en mí últimamente? ¿O qué semilla he permitido que sea regada por los demás? Y no solo se trata de otras personas, tal vez son las noticias, ¿cuántas veces escucho las noticias? Está bien escucharlas, o mirarlas, o leerlas, sea lo que sea que hagamos, pero, ¿qué semilla riega en nosotros? ¿Cuánto podemos absorber antes de caer en la depresión? Por ejemplo. Y la salida es dejar de regar esas semillas y empezar a regar semillas beneficiosas y seguir regándolas. Con la ayuda de un buen amigo, con la ayuda de un kalyanamitra, quizá con la ayuda de la sangha, podremos hacerlo. Tal vez podemos escuchar la campana antes de acabar con esta charla. (Campana) La diligencia correcta se alimenta de alegría e interés. Alegría e interés por la práctica. Y el séptimo entrenamiento es "Morar feliz en el momento presente". Nos propone prácticas claras para morar feliz en el momento presente y regar nuestras semillas de alegría y felicidad. El séptimo entrenamiento nos ayuda a ver que la vida solo está disponible ahora. El ayer ya pasó, el mañana aún no ha llegado. El presente es el único instante que tenemos. Quisiéramos entrenarnos de verdad para vivir con hondura cada momento de nuestra vida. No perdernos en la dispersión o dejar que nos arrastre el remordimiento sobre lo pasado. O las preocupaciones sobre el porvenir, o el ansia, la ira o lo celos en el momento presente. Y la respiración consciente es nuestra ancla. Regresamos siempre a la respiración consciente para saber qué está pasando en el aquí y el ahora, y así poder estar en contacto con todo lo refrescante, maravilloso, y los elementos sanadores que están en el aquí y ahora. Todos sabemos que la naturaleza es curativa. Muchas veces caminamos en la naturaleza con la mente puesta en otro lugar, y nos perdemos la oportunidad de dejar que la naturaleza nos cure. La Madre Tierra es tan hermosa. Es tan, tan hermosa. Tengo una foto de la Madre Tierra, nuestra joya cósmica, como la llamamos, y con solo mirar esa foto, soy feliz. Sé que estamos maltratando a la Madre Tierra. Y aún así, ella es amorosa, acogedora. Mirar esta imagen me hace pensar: ¿cómo podemos vivir de forma que cuidemos de la Madre Tierra? Ella nos nutre, nos sustenta, nos abraza. Debemos cuidar de la Madre Tierra. Muchos de los miembros de la sangha trabajamos para proteger la Madre Tierra. Y aquí en Plum Village, éramos vegetarianos, pero ahora la comunidad es vegana. Porque también queremos contribuir a la protección de la Madre Tierra, de todas las especies de la Tierra. Hacemos lo que podemos para emplear los vehículos de forma consciente. Por eso, en los retiros grandes, alquilamos buses para que todos vengan en bus, y los franceses que venían en sus vehículos particulares ya no vienen en coche, vienen en autobús. Hay granjas felices en las tres aldeas, y somos felices de tener granjas felices. Gracias, granjeros felices. Hacemos cosas para proteger a la Madre Tierra. Poco a poco, hacemos más como una gran comunidad para avanzar en la protección de la Madre Tierra. Así que regresaremos al momento presente, y regaremos las semillas de alegría, paz, amor y comprensión en nosotros, para que nuestra conciencia pueda transformarse y sanar. Y también nos gusta ser conscientes de que la felicidad verdadera depende de nuestra actitud mental. No necesariamente de las condiciones externas. Cuando lo practicamos, vemos que podemos vivir felices en el momento presente porque vemos que ya tenemos condiciones suficientes para ser felices. La actitud mental y no condiciones externas, eso puede ser un reto. Por ejemplo, podemos conocer gente con la que estamos enojados y nos resulta difícil superar esa ira. Tenemos una práctica que llamamos "Cinco formas para poner fin a la ira", en la que se repite una frase: "Si estás enojado y eres sabio, sabrás cómo meditar para poner fin a tu ira". Nos da cinco formas de contemplar a la persona objeto de nuestra ira. "Si hay alguien cuyos actos corporales no son amables, pero sus palabras sí lo son, no prestes atención a sus actos corporales, solo presta atención a sus palabras, y eso te ayudará a poner fin a tu ira. Y si sus palabras no son amables, pero sus actos corporales lo son, si eres una persona sabia, no prestas atención a sus palabras, sino solo a sus actos corporales". Se trata de reconocer que hay aún una semilla de amabilidad que puede manifestarse en esa persona. Y al reconocer que sus palabras son amables, o que sus actos corporales son amables, podrás interactuar con esa persona de forma que riegues sus semillas de amabilidad. En vez de fijarse en lo no amable, fijarse en lo amable. Hasta que la ayudemos a realizar un cambio interior. Si los actos corporales no son amables y tampoco lo son sus palabras, debemos mirar con más hondura. Y quizá veamos que en algún lugar de su corazón queda algo de amabilidad. Entonces, el consejo es fijarse en ese rastro de amabilidad, no en sus palabras o actos. Y tal vez alimentar ese resto de amabilidad. Luego, quizá todos estén esperando el siguiente, si los actos corporales no son amables, las palabras no son amables, y no puedes encontrar ningún resto de amabilidad en su corazón, ¿qué hacer? ¿Podemos enfadarnos? No, dice Buda. Si encuentras a una persona cuyas palabras no son amables, cuyos actos no son amables y en quien no encuentras ni un resto de amabilidad, entonces, debes saber que esa persona sufre muy profundamente y necesita tu ayuda. Encuentra formas de ayudarla. He estudiado esta cuestión muchas veces, y cada vez que llego a esto, pienso: ¿cómo es eso posible? Y veo... Antes pensaba: bien, si no hay amabilidad ni en sus palabras, ni en sus actos, ni en su corazón, tengo que encontrar formas de ayudarla, pero ha hecho sufrir a otros. Hasta que vi que ayudarla no supone perdonar lo que hizo, dijo o pensó. No perdoné ninguno de sus actos de cuerpo, palabra o mente. Solo veo que debe estar sufriendo para causar tanto sufrimiento a los demás. Si podemos ayudarla, puede que deje de causar sufrimiento con sus palabras o actos, puede descubrir alguna bondad en su corazón. Para mí descubrir esto fue muy importante. Ayuda. Quizá haya personas en tu vida, o gente en tu país, en cuyos actos, palabras y corazones no veas bondad alguna, pero necesitan tu ayuda. Sobre todo si es alguien con poder de decisión sobre lo que ocurre en tu país. Quizá necesiten tu ayuda. Y Thay es un auténtico gran bodhisattva. Antes dije que la esencia de los14 entrenamientos, que llamamos los entrenamientos de un bodhisattva, es no abandonar nunca a nadie. Aunque causen gran sufrimiento. Nunca olvidaré el 25 de septiembre de 2001, cuando Thay dio un discurso en una iglesia en Nueva York. Thay respondía al 11 de septiembre. El ataque sobre el...¿Trade Center? ¿World? Sí, eso es. Sobre las torres de Nueva York, World Trade Center, creo. ¿Es correcto? Sí. Antes, voy a retroceder un poco. Cuando oímos las noticias, estábamos en California, en uno de nuestros centros, en Deer Park. Algunos monásticos fueron a ver a Thay y le dijeron: "Thay, ha ocurrido esto. ¿Podemos hacer algo? Tenemos que hablar, tenemos que hacer una meditación caminando, una marcha de protesta o algo así". Y Thay dijo: "No. Nos vamos a la playa". Y dijeron: "¿Que vamos a la playa?" "Sí, nos vamos a la playa. Alquilen un autobús a la playa y preparen un pícnic". Así que fuimos a la playa. Y cuando estábamos en la playa, Thay nos dijo que jugáramos, que estuviéramos en el agua y jugáramos al fútbol, lo que fuera. Sus asistentes prepararon una colchoneta para que Thay se tumbara. Y durante todo el tiempo, mientras jugábamos, Thay estaba allí tumbado. Muy tranquilo. Después, almorzamos y luego regresamos al templo en el que estábamos alojados. Luego Thay nos reunió, y nos dijo que Thay daría una charla en Nueva York y que trataría ese asunto. Y así Thay dio esa charla en Nueva York. Antes de que Thay saliera a hablar del tema, estábamos con Thay, esperando. Y Thay dijo: "Lo que Thay va a decir puede poner su vida en peligro, pero Thay tiene que decirlo". Y antes de la charla, leímos la invocación a Avalokita, para invocar la energía de compasión de Avalokita. Cantamos y luego Thay habló. Y el mensaje básico de Thay era que los Estados Unidos tenían que preguntar a Irak: ¿qué os hemos hecho para que nos hagáis esto? Thay no abandonaba a nadie. Todo ocurre por ciertas causas y condiciones. Un bodhisattva nunca abandona a nadie. Y no perdonamos ese acto. No perdonamos el acto de quien causa dolor. Pero intentamos ver cómo podemos ayudarle. Al decir lo que dijo, Thay estaba diciendo: ¿Qué podemos hacer? ¿Qué estamos haciendo? Díganlo. Hacer esto en nuestra vida es la verdadera práctica de un bodhisattva. Practicamos la compasión hacia nosotros y los demás. Y podemos hacerlo con la ayuda de un kalyanamitra. Podemos hacerlo, practicando la diligencia correcta, y comprender que todo es a causa de causas y condiciones. Y la compasión nace de la comprensión, si no comprendemos, no puede surgir compasión. Podemos creer que somos compasivos, pero sin comprensión, hemos de cuestionar si es compasión verdadera. La compasión nace de la comprensión. Empezamos por uno mismo, nos miramos con los ojos de la compasión para comprender por qué pensamos como pensamos, por qué decimos lo que decimos, por qué hacemos lo que hacemos. Qué semillas hemos regado a través de los órganos sensoriales: vista, oído, olfato, gusto, tacto, y sobre todo por el pensamiento. Podemos ver, pero luego generamos un pensamiento. ¿Qué pensamiento es? ¿Qué riega en mí? La base es generar energía de plena conciencia a lo largo de todo el día regresando a la respiración con el sonido de la campana, traer la mente al cuerpo al caminar meditando. La meditación caminando es una práctica en la que me refugio para hacer, hacer que mis pasos sean una meditación a lo largo del día. A veces lo olvido. Entonces, el canto de un pájaro, una hermana o hermano, un sonido, me traen de vuelta. Y tocar la tierra. Como dije, cuando veo la imagen de la Madre Tierra, me siento feliz y me siento cuidada. Cuando camino sobre la Madre Tierra, camino con suavidad y gratitud hacia la Madre Tierra. Thay nos dice: camina como si acariciaras la Madre Tierra. Y he descubierto que si lo hago, cuando acariciamos es algo suave, no hacemos... Llegamos con brusquedad y luego acariciamos la tierra, o un gato, o el ser amado. Llegamos con suavidad, acariciamos con suavidad. Aterrizar suave el pie sobre la tierra. El impacto. Cuando oímos llegar al alguien, podemos decir de qué humor está por el sonido de sus pasos. Como en la escuela, cuando llegaba el profesor, era: "Mejor nos sentamos derechos y nos concentramos", o: "Está bien". ¿Saben? Oímos. Así que el impacto, ser consciente del impacto del pie sobre la tierra, hacerlo con suavidad. Caminar con dulzura. Y luego, he visto que fuese la que fuese la energía previa, cuando empiezo a caminar así, nace energía de amor, de amabilidad en mí. Y me siento muy bien. Es una manera muy buena de practicar las cuatro diligencias. La meditación caminando. Es una buena manera de evitar, superar, alentar y mantener. No necesitamos reservar un tiempo por la mañana, por la noche, para sentarnos 20 minutos. Entremedias, podemos practicar plena conciencia a lo largo del día disfrutando de los pasos. Gracias por su escucha, acabaré aquí, y luego haremos meditación caminando si el tiempo lo permite, en breve. Gracias. Les deseo a todos una práctica feliz. (Campana) (Campana) (Campana) (Campana)