EN
ARTE EN EL SIGLO XXI
(Música suave de guitarra)
Mi rutina diaria
se ajusta al de la Escuela Oak Park.
Me levanto muy temprano,
antes que mi mujer y mi hija.
Durante un rato escribo en mi diario.
Más tarde,
preparo el desayuno a mi hija.
Y luego vamos a la escuela en bicicleta.
(Música continúa)
Regreso a casa y trabajo
desde las 08:00 hasta las 14:45.
Después,
recojo a mi hija del colegio.
A los veinte años, solía trabajar
todo el día y toda la noche.
Pero al hacerme mayor y ser padre
ya no puedo hacerlo.
(Raspado de lápiz sobre un papel)
Que te llamen artista es muy halagador,
pero nunca fue algo que esperara.
Me gusta la sencillez innata
que existe en el oficio de viñetista.
Tan solo yo
sentado a la mesa y mi trabajo.
Es una posible vía para hacer
lo que podríamos llamar arte.
(Música de piano)
Nunca fui el chico
más polular ni el más atlético.
Comencé a dibujar cómics
para diferenciarme de mis compañeros.
Pero también,
para evadirme y protegerme de ellos.
Intentaba evitar
las confrontaciones físicas.
Dibujar es lo único
que he sido capaz de hacer.
Me parece una habilidad prodigiosa.
Empiezo cada página
en una cartulina de entre 60 a 90 cm.
Para situar las ilustraciones,
dibujo con un lápiz azul no fotografiable.
Luego, repaso las líneas concretas
con tinta negra para resaltarlas
Cuando esta página se fotografíe,
los trazos azules no se verán.
Solo quedarán los trazos en negro.
Después, añado las capas de colores.
Cada página suele llevarme
unas 40 horas.
No es que trabaje al ritmo
de la semana laboral normal.
Pero es el tiempo que se tarda de media.
Mucho del cual lo paso
yendo de un lado a otro,
inseguro y descontento
porque creo que no funciona,
leyendo, evitando el trabajo
o cualquier otra cosa.
(Música continúa)
(Personaje hombre) "¿Alguna vez
te has levantado y has pensado
¡Oh, Dios! ¿Ese soy yo?
¿Pero qué estoy haciendo?".
(Chris Ware) Cada viñeta
y cada letra están hechas a mano.
Reconozco que el verdadero proceso
que implica hacer cómics
no reside en las imágenes
y el texto que las acompañan,
sino en el proceso psicológico
de leer los dibujos.
Es un sistema de símbolos.
(Música)
Durante un tiempo,
dejé de usar las palabras.
Porque narraba lo que sucedía
en lugar de dejar que fluyera.
Luego me fui sintonizando
con los ritmos y los sonidos internos
que se crean en la mente
cuando uno solo lee las imágenes.
Como una especie de música
rara e invisible sin sonido.
Cuando reintroduje
las palabras en las viñetas,
intenté hacerlo
de una forma más cuidadosa.
(Música suave de piano)
La composición de la página entera
me importa más que cada cuadro individual.
La disposición y la relación
entre las viñetas es algo improvisado.
Pero siempre existen
elementos en cada página
que aportan significado
al desarrollo global de la historia.
Puedo tardar una semana en hacer
una página que se lee en 15 segundos.
Llevo trabajando en esta hoja,
que forma parte de un capítulo
de este enorme libro Rusty Brown,
desde el año 2001,
y no he parado desde entonces.
Solo con alguna pausa para crear
otros libros o proyectos.
La primera parte
tiene más de 300 páginas.
Me gustan los libros extensos.
No me resulta aburrido
sentarme a la mesa durante una eternidad
para trabajar en un libro
que se lee en tres o cuatro horas.
(Tictac del reloj)
(Música enérgica de piano)
Hace poco, mi hija me dijo:
"Papá, somos un poco raros.
¿Qué nos pasa?.
No tenemos nada moderno en casa".
Tengo tendencia
a organizar y coleccionar cosas.
Puede que sea
parte inherente de ser un viñetista.
Mi interés por los juguetes antiguos
nació al meterme en el mundo del cómic.
Existe una relación entre ambos.
Me gusta mirarlos.
(Música continúa)
(Tictac del reloj)
Fue Snoopy quien me llegó al corazón.
Y con él se inició una conexión emocional
entre los tebeos y los lectores.
Charlie Brown es un personaje
que te despierta sentimientos.
Conectas con la historia
a través de Charlie
y también sufres por él.
Es el primer dibujo empático.
Que Charles Schulz fuera capaz
de crear empatía y conexión con un dibujo
permitió a mi generación narrar historias
sobre las emociones humanas,
en oposición a las historias
de superhéroes con las que crecimos.
(Música electrónica suave)
Hacer tiras cómicas
es algo muy arraigado en Chicago,
que comenzó en el periódico Tribune.
Sus editores tuvieron la idea
de contar una historia sencilla
con las que los lectores
se involucraran a diario.
Todos leían las tiras
de The Gumps, Gasoline Alley,
La huérfana Annie o similares.
Siento que formo parte de una tradición.
La sensación de familiaridad
de los dibujantes de Chicago
me atrajo desde muy joven.
Y ahora entiendo las razones.
Esta no es una ciudad pretenciosa.
Nueva York tiene el 1 %
de la población más rica.
Por el contrario, Chicago
tiene el 99 % de la más trabajadora.
Hay cierta franqueza en ello que me gusta.
¡Genial! Ya he terminado dos viñetas.
Es hora de almorzar.
(Ruido de conversación)
Jamás pensé que podría
ganarme la vida con lo que hago.
Pensaba que sería el rarito
que trabajaría en una tienda,
o una panadería,
y la gente me señalaría y diría:
"Mira, ese tipo lleva trabajando
en una novela gráfica 30 años".
Lo podrían decir igualmente ahora.
Solo que no trabajo en una panadería.
Estoy muy agradecido por poder hacerlo.
Pero en absoluto me lo imaginaba.
(Música suave de guitarra)
No puedo fingir
el privilegio que tengo
de poder ilustrar
una portada del New Yorker.
A veces, no me creo
que me esté pasando de verdad.
Es la única publicación en EE. UU.,
y puede que en todo el mundo
que respeta y trata
a los artistas como tales.
No te dicen qué hacer,
a menos que tú solicites una pauta.
Si no es así,
tratan tu dibujo como una única imagen.
Solo tienes que añadirle
el título de la revista.
(Música continúa)
En Historias de un edificio,
trabajé durante 11 años,
trata de una mujer que abandona
sus estudios en la escuela de arte
para formar una familia en Oak Park.
El vecindario en el que residimos.
(Personaje mujer) "¿Es mucho pedir
dejar de ser madre de vez en cuando
auque sea por una hora?
¡Por Dios! También es su hija.
(Chris Ware) Trata del cambio de una vida
por otra y la culpabilidad que conlleva.
Surgió de casualidad,
justo cuando se pensaba
que los libros desaparecerían
y leeríamos solo en las pantallas.
Por suerte, no fue el caso.
A las personas aún les gustan los libros.
Esta caja contiene 14 obras,
libros, desplegables, etc.,
Están diseñados
para leerse en indistinto orden.
Porque es la forma en la que
la vida y los recuerdos funcionan.
Este trata sobre
un día en la vida de un personaje.
Diseñado igual que
que los relatos Littel Golden Book.
Presenta los recuerdos que ella tiene
cuando abandonó la escuela de arte,
y a los veinte años vivía sola en Chicago.
En sí mismo es una metáfora perfecta
del ser humano.
Tiene una cara delantera,
una trasera, un lomo o columna,
y es más grande por dentro
que por fuera.
(Música suave de guitarra)
Existe mucha confusión
y mucho conflicto.
Y de eso se supone
que deben tratar las historias.
De intentar entender toda esa agitación.
Siempre quise crear historias
llenas de emociones, como en la vida,
en la que una tira podía ser
tanto divertida como triste.
No quiero deprimir a nadie.
Solo quiero reflejar,
lo que yo creo que significa estar vivo.
Eso es lo que de verdad permanece.
Tanto si estás en una sala
conversando con gente
como si te estás solo,
perdido en tus propios pensamientos.
En esencia, es de lo que se trata.
Creo que…
como individuos, no podremos avanzar
o esperar que las cosas mejoren
si no empatizamos con las personas
y sentimos no solo por ellas,
sino también
un poco a través de ellas.
Hay tanta narrativa
que carece de ese enfoque,
que los cómics
son un buen lugar para hacerlo.
(Música electrónica suave)