Las ballenas azules son
los animales más grandes
que hayan rondado el planeta.
Son al menos dos veces más grande
que los dinosaurios más grandes,
"¡eso es grande!"
tienen el largo de una cancha de baloncesto
y el peso de 49 elefantes africanos.
Si eso no es suficiente
para maravillarte,
he aquí algo
que sí lo hará.
Llegan a crecer
hasta este enorme tamaño
tan solo comiendo pequeñas criaturas
como camarones llamados krill
que no son más grandes que el meñique.
De muchas sentidos,
el gran tamaño del krill
parece haber impulsado
la evolución de la ballena azul.
Verán, el krill es muy pequeño
pero se encuentra en bancos densos.
Para incrementar su eficiencia,
las ballenas azules han evolucionado
para usar una estrategia de alimentación
llamada alimentación en embestida.
En esencia, la ballena
acelera hacia el cardumen objetivo
y abre la boca completamente.
Para incrementar la capacidad,
expande la boca.
La capa especial de grasa
como de acordeón
se extiende desde su hocico
hasta su ombligo
permitiendo que la ballena
trague grandes cantidades
de agua cargada de presa.
En cada enorme succión
la ballena toma 125 %
de su peso corporal
en agua y krill.
La ballena debe expulsar el agua
mientras retiene el sabroso krill.
Para hacer esto, usa su barba,
la estructura parecida
a un peine hecha de lo mismo
que sus uñas, su pelo
y su lengua.
Es bastante loco que el corazón
de la ballena azul
sea tan grande como un auto pequeño,
un niño podría gatear por sus arterias,
su lengua pesa tanto como un elefante,
pero su esófago es tan pequeño
que la ballena podría atragantarse
con una barra de pan.
Estas ballenas en realidad
no están diseñadas
para alimentarse con algo
más grande que el krill.
Se estima que las ballenas azules
comen cuatro toneladas de krill al día.
Debido a su increíble diseño,
cada zambullida provee
a la ballena azul
unas 90 veces de la energía que usa.
Cada bocanada de krill le proporciona
casi 480 000 calorías,
la misma cantidad que obtendrías
comiendo 1900 hamburguesas.
¿Pero por qué son tan grandes
las ballenas azules?
Las ballenas azules son
considerablemente más grandes
que el animal terrestre viviente
más grande, el elefante.
Entre más pesado es un animal,
más grande es su área
superficial relativa.
Conforme el peso aumenta,
existe un punto en el que
las piernas de ese animal
simplemente se colapsarían.
Eso explica por qué los elefantes
no se sostienen
en las delicadas piernas de un caballo.
Necesitan piernas en forma
de pedestales robustos
que sostengan sus cuerpos
para vencer la gravedad.
En el agua, la situación
es muy diferente.
La flotabilidad contrae la atracción
gravitatoria del cuerpo
y su gran masa, por tanto,
la sostiene parcialmente
el agua.
El óceano es entonces
un gran sitio para especies
que quieren crecen más.
El otro secreto de su tamaño es su dieta.
Con la evolución de una enorme boca,
la ballena se ha especializado
en atrapar enormes cantidades
de presas altamente
nutritivas y abundantes,
que le dan la energía necesaria
para crecer tanto.
¿Pero ahora quizá se pregunten
por qué las ballenas azules
no son más grandes?
Después de todo,
el océano parece un nirvana
para cualquier bestia en crecimiento.
Bueno, mientras que la alimentación en embestida
ha permitido que las ballenas azules
se conviertan en el animal más grande
que haya rondado el planeta,
al lograr una alimentación
eficiente de bancos densos de presas,
eso no resulta gratis.
Los científicos compararon todos los costos
asociados en la alimentación en embestida
con la energía ganada del krill que comen.
Lo que descubrieron es que cuando el cuerpo
de la ballena incrementa en tamaño,
la energía demandada por el cuerpo
aumenta más rápido
que la energía extra
obtenida de su alimento.
Alimentar ballenas requiere de 15 veces
la energía requerida para mantenerse quieto
y 5 veces más de energía
que la usada al nadar.
Los cálculos muestran
que lo más grande que un alimentador
en embestida puede crecer es 33 metros,
más o menos el tamaño
de la ballena azul.
Resulta que las ballenas azules
tienen mucho que agradecerle al krill:
adaptaciones evolutivas minuciosas
que no hubieran sido posible
si el krill no fuese tan pequeño.
Es increíble que estas diminutas criaturas
hayan permitido que las ballenas azules
en verdad empujen los límites
del tamaño de nuestro planeta.
Nos hace preguntarnos
si ese viejo adagio,
"somos lo que comemos",
realmente se aplica al mundo
de la ballena azul.