Que levanten la mano
quienes sepan lo que es un contrabajo.
De estos, ¿cuántos pueden
describirlo realmente
sin decir "esa cosa enorme"?
(Risas)
Un porcentaje aún menor de la población.
Nuestro objetivo de hoy será
alcanzar ese nivel de precisión.
Para ello, empezaremos por el violín.
Todo el mundo sabe lo que es un violín,
incluso si vive en una cueva,
y solo sale de vez en cuando,
seguro que se topa con un violín
de una manera o de otra.
Seguro, que también conocen el chelo.
A lo mejor incluso conocen el instrumento
a medio camino entre el violín y el chelo:
la viola.
Si no lo conocen, tampoco
hace falta que se martiricen.
Quienes distingan un violín
de una viola o una batidora, dado el caso,
forman ya parte de una pequeña parte
de la población en general.
El contrabajo es el más grave
de los cordófonos orquestales,
en este orden: violín, viola,
chelo y contrabajo.
Fuera de la orquesta,
podemos encontrar los bajos
en bandas de jazz, ensambles de blues,
conjuntos, bandas klezmer
y otras constelaciones musicales.
En orquesta,
el bajo se toca con arco,
con la palma hacia dentro, o arco francés,
o hacia fuera, o arco alemán,
también denominado "el arco correcto"
según los alemanes.
(Risas)
Cómo tocamos los que no residimos
en Francia o Alemania
más bien tiene que ver
con cómo tocaban nuestros profesores
y los profesores de nuestros profesores.
Por cierto, si se preguntan
por qué también se llama "bajo doble",
no es porque sea el doble de grande
que un bajo normal,
que, a propósito, si conocen algún bajista
este les dirá que no existe
ningún bajo normal,
sino que más bien se refiere
a que toca el doble de grave que el chelo
o que duplica la base del chelo.
¿Cómo suena este instrumento?
A primera vista, el sonido
que esperaríamos de un bajo
es algo en esta línea...
(Música de contrabajo)
Esto está bien y es interesante
pero, a lo mejor, también conocen
el bajo en otros contextos.
Puede que, no sé, hayan visto
un par de pelis de tiburones
y conozcan...
(Notas de contrabajo de
la película "Tiburón")
Un dato curioso:
un antiguo profesor mío era,
de hecho, el bajista de "Tiburón".
Un día, después de una sesión de grabación
en Nueva York, nos dijo:
"No lo van a creer.
Me han pagado por tocar dos notas".
(Risas)
Esos dos contextos no difieren mucho
de lo que esperaríamos oír de una tuba.
Si hay algún tubista en el público,
por favor, no se lo tome
como algo personal,
pero, seamos honestos;
cuando preparaba esta charla,
ni siquiera Microsoft Word reconocía
"tubista" como una palabra real.
(Risas)
Pero menos mal que existe
la tuba porque sin ella
no estaría aquí hoy.
Cuando era pequeño destacaba
por ser uno de los dos niños gordos
en el primaria y secundaria.
La cuestión era:
¿Qué hacemos con el gordo
para que no se pase el día viendo
"El auto fantástico"?
Pues le das un trombón
y si engorda más,
como desafortunadamente hice,
le das una tuba.
Tocaba los dos pero, por desgracia,
no practicaba ninguno.
No fue hasta que descubrí
el contrabajo, ya con 17 años,
cuando me interesó practicar.
Terminé en el conservatorio de Nueva York
y, eventualmente, me dije:
"La música clásica no es
lo suficientemente específica.
El bajo tampoco.
Debo estudiar el bajo clásico",
que es este instrumento,
y me vine a Basilea en 2004 para eso.
Si hay expatriados en el público,
sabrán que después de Nueva York
esto fue masoquismo gastronómico.
(Risas)
La ventaja es que ahora vivo
en una de las ciudades europeas
más bonitas y ricas en cultura,
lo que, admitámoslo,
no es tan mal destino
para un niño gordo
de las Catskills y Long Island.
(Risas)
Creo que el sonido de este instrumento
es mucho más interesante
que el de mi propia voz.
Así que me gustaría compartir
con Uds. una de mis piezas favoritas
del período clásico,
compuesta por Johann Baptist Wanhal.
Tanto la pieza como el instrumento
fueron creados alrededor de 1770.
(Notas musicales de contrabajo)
(Empieza a sonar
"Concierto en Re Mayor para Contrabajo")
(Fin de la música de contrabajo)
(Aplausos)
Gracias.
(Aplausos)