¿Saben cuál es el secreto
más grande de la historia?
Es que la historia puede cambiarse.
Y, sí, sí, lo sé,
todos dicen que la historia
no puede cambiarse,
pero se puede.
Y hoy hablaremos
de cómo la historia no es solamente
algo que mira hacia atrás,
sino que mira hacia adelante también.
Y todas esas grandes cosas
que aún no han sucedido,
es historia que precisamente
está esperando ser escrita.
Entonces, ¿cómo cambia uno la historia?
Se los contaré compartiendo
tres cosas que les digo
a mis niños cada noche
cuando los acuesto.
Es cierto.
Le robé la idea a un amigo mío
que me contó que su padre
solía compartir eso con él.
Cada noche, cuando pongo
a mis niños en la cama,
les digo estas tres cosas:
sueñen en grande,
trabajen arduamente,
y sean humildes.
Analicemos cada una.
Primero, sueñen en grande.
¿Saben quiénes tienen los sueños más grandes,
los mejores de todos?
Uds., los jóvenes.
¿Saben qué edad tenía
Martin Luther King
cuando se convirtió en líder
del más famoso boicot
de autobuses de la historia?
Tenía 26 años.
¿Saben qué edad tenía Amelia Earhart
cuando batió su primer record mundial?
25.
¿Saben qué edad tenía Steve Jobs
cuando cofundó Apple Computer?
21.
Y, ¿saben qué edad tenían
Jerry Siegel y Joe Shuster
cuando surgió la idea del superhéroe
más grande de todos los tiempos,
llamado "Superman"?
¡Estos tipos tenían 17 años!
Dos chicos de 17 años
crearon a Superman.
Ellos no eran guapos.
(Miren la foto, ¿cierto?)
No eran populares.
No tenían dinero,
pero eran dos buenos amigos con un sueño.
Y sólo con su imaginación,
entregaron a Superman al mundo.
Y, lo sé, crear a Superman es
un gran sueño único en la vida,
por eso quiero contarles
sobre Alexandra Scott.
Se hacía llamar Alex.
Alex fue diagnosticada con cáncer
antes de cumplir un año,
y esa fue la única vida que conoció:
enfermedad, quimioterapia y cirugía.
Cuando tuvo cuatro años,
Alex le preguntó a sus padres
si podía poner un puesto
de limonada en el patio delantero.
Ella no quería comprar nada para sí misma,
quería usar el dinero
para entregarlo a los médicos
en ayuda de otros niños con cáncer.
De acuerdo, en un día, ¡el puesto
de limonada de Alex recaudó USD 2000!
Pero, esto es lo que adoro:
Poco después de eso, empezaron
a aparecer otros puestos de limonada,
todos con el nombre de Alex.
Con el tiempo,
recaudaron USD 200 000.
Y luego Alex tuvo un nuevo objetivo.
Dijo: recaudemos USD 1 000 000.
El 12 de junio del 2004,
comenzaron a abrirse
cientos de puestos de limonada,
en cada estado del país.
Gente común y corriente que vendía
agua con limones y azúcar
para ayudar a los niños con cáncer.
Aproximadamente dos meses después,
Alex falleció mientras
sus padres sostenían sus manos.
Ella tenía 8 años
pero antes de morir, Alex dijo
que el objetivo del próximo año
debería ser de USD 5 000 000.
Hoy, su sueño ha recaudado
más de USD 45 000 000
¡y aún sigue en marcha con fuerza!
Una idea, una niña, un gran sueño.
Y, ¿saben qué dijo?
Esta es una cita textual
anterior a su muerte.
Dijo: "¡Podemos hacerlo!
Si otras personas me ayudaran,
creo que podemos hacerlo.
¡Sé que podemos hacerlo!"
Sueñen en grande.
No importa la edad que tengan,
y no permitan que nadie
les diga lo contrario,
cambiarán la historia.
Y eso me lleva a lo segundo
que les digo a mis niños:
trabajen arduamente.
Es tan simple,
todos conocen este punto.
Trabajen arduamente.
Entendí esto de mi padre
y mi padre falleció hace pocos años.
Cuando yo crecía en Brooklyn,
mi padre trabajaba arduamente.
Él no tenía dinero, no teníamos dinero
mientras crecíamos.
Él trabajaba todos los sábados y domingos.
Observé todos los fines de semana,
de primera fuente lo que significaba trabajar mucho.
Y observé que el trabajo más arduo de todos
consiste en ser fuerte cuando
estás enfrentando el fracaso.
Cuando comencé a escribir
mi primer libro,
mi primer libro recibió
24 cartas de rechazo.
Para ser claro,
hay sólo 20 editoriales,
y recibí 24 cartas de rechazo,
¿se entiende?
Aquello significa que algunas personas
me estaban escribiendo dos veces
para asegurarse de que comprendiera.
Pero, no fue hasta que escribí
mi noveno libro,
un libro sobre héroes para mi hijo,
que descubrí mi historia favorita
de trabajar arduamente pese al fracaso.
Se trataba de una historia que un amigo
me contó sobre los hermanos Wright.
Que cada vez que los hermanos Wright
salían a elevar su aeronave,
llevaban suficientes materiales
adicionales para múltiples accidentes.
Eso quiere decir que cada vez que salían,
sabían que fracasarían.
Y se estrellaban y reconstruían,
se estrellaban y reconstruían,
y por eso despegaron.
Me encanta esa historia.
Quería que mi hijo
escuchase esa historia,
Quería que mi hija la escuchase,
Quería que todos supieran
que si sueñan en grande
trabajan arduamente
y luchan contra el fracaso,
cambiarán la historia.
y harán lo que nadie en este planeta
ha hecho jamás anteriormente.
Y aquello me lleva
a decirles finalmente:
sean humildes.
Ese es el asunto:
Si uno inventa el primer
aeroplano del mundo,
o a Superman,
o un puesto de limonada
multimillonario,
no necesita ser humilde.
Puede hacerse un tatuaje en la cara
que diga, "¡Soy el mejor!"
¿Sí?
Pero presten atención:
A nadie le agrada un pedante.
De hecho, el mundo necesita
muchos menos parlanchines,
así que, ¡sean humildes!
Cuando Thomas Jefferson redactó
la Declaración de la Independencia,
¿Saben que jamás se atribuyó
el mérito de hacerlo?
Hasta que falleció
y estuvo en su obituario
el estadounidense promedio
no se enteró de que él era el autor.
Eso es humildad.
Ese es el gran secreto:
sueñen en grande,
trabajen arduamente,
sean humildes.
"Espere," dicen Uds., "¿Es todo?"
"Ud. me cuenta un montón
de historias, ¿y qué?
¿Cómo cambio yo la historia?"
Esa es la respuesta:
Toda historia siempre
es un puñado de historias,
historias contradictorias,
grandes historias,
pequeñas historias,
nuestras historias.
Entonces, ¿cómo cambia uno la historia?
Solo hay que escribir la propia historia.
¿Bien? No, hablo en serio,
eso es todo.
Si pensamos la historia como
unos hechos y unas fechas a memorizar,
nos equivocamos.
La historia es un proceso de selección,
y nos elige a cada uno cada día.
La única pregunta es:
¿escuchamos el llamado?
Y eso me lleva a lo más importante
que les contaré:
Uds. cambiarán la historia.
Algunos la cambiarán en gran medida,
afectando a millones de personas,
Otros lo harán de manera más personal,
ayudando a un miembro de la familia
o a alguien que lo necesite.
Pero permítanme que les diga,
ningún modo es más importante que otro.
Ayudando a personas en masa
o uno por uno,
es como puede cambiarse la historia,
entrando en acción.
Pero si empiezan a escribir su historia
y sientan miedo, como a todos
nos sucede inevitablemente,
quiero que sepan una cosa:
nadie nace siendo un héroe.
Cada persona de la que hablamos hoy,
ya sea el predicador de 26 años,
dos nerds de 17 años,
o una niñita con cáncer,
cada uno tuvo momentos
donde dudaron de sí mismos,
como Uds., como yo.
Tuvieron momentos en los que
les preocupaba la escuela
y las amistades
y si serían aceptados por los demás,
como Uds., como yo.
Tuvieron momentos en en los que
les preocupaba la soledad y el fracaso
y si alguna vez tendrían éxito,
como Uds., como yo.
Pero lo mejor es que no hace falta
poner en marcha
un puesto de limonada multimillonario
para cambiar el mundo,
Solo hay que ayudar a una persona,
ser bondadoso con una persona,
esa es la respuesta.
Creo en eso firmemente,
está en cada historia
que les he contado.
Creo que las personas comunes y corrientes
cambian la historia.
No importa cuánto dinero tengan,
no interesa a qué escuela fueron,
para mí, esas son tonterías.
Creo en las personas comunes y en su capacidad
de incidir en el cambio del mundo.
Creo en mi padre,
y en la aventurera
de 25 años llamada Amelia,
y en la niñita que vende
limonada como ninguna.
Y por eso creo en ese héroe
del que hablamos hoy, Superman.
Para mí, lo más importante
de la historia no es Superman.
La parte más importante
de la historia es Clark Kent.
Y, ¿saben por qué?
Porque todos somos Clark Kent.
Todos sabemos lo que es
ser aburrido y común
y deseamos poder hacer algo increíble.
Pero la novedad es que:
todos podemos hacer algo increíble.
Recibí 24 cartas de rechazo
en mi primer libro,
24 personas que me decían
que desistiera,
y sin volver a recordar
la experiencia, digo:
"Yo estaba en lo cierto y ellos
estaban equivocados, y me río de ellos".
Lo que recuerdo y me doy cuenta
es que cada una de esas cartas de rechazo
me indicaron trabajar más arduamente,
soñar más en grande,
y es mejor que lo crean,
me hicieron más humilde,
pero también me hicieron
desearlo más que nada.
Así que, cualquiera sea su sueño,
sea lo que fuere eso en
lo que trabajen arduamente,
no permitan que nadie le diga,
que son demasiado jóvenes
ni que les digan que no.
Cada vida hace historia.
Y cada vida es una historia.
Gracias.