(Risas) Vamos. Imaginen una escena. Una escena porno. ¿Qué ven? Una mujer. Rubia, vestido ajustado, labios rojos, pechos como melones. Un miembro. Un miembro del tamaño de un semental (Risas) entre sus labios fruncidos. Ella le está dando una mamada. ¿Por qué? Porque este buen chico se le acercó y la rescató cuando su coche se averió. (Risas) (Aplausos) Después de la 'mamada de las muchas gracias' él eyacula por toda su cara, y ella sonríe. (Risas) una sonrisa de falso placer. Eso es el porno. Y es hora de que el porno cambie. Pasé de ser graduada de ciencias políticas y estudios de género en Suecia a cineasta feminista de pelis para adultos en Barcelona. (Risas) Los últimos 15 años de mi vida han sido un viaje increíble, un viaje asombroso de sentirme sucia y culpable por ver porno por crear el cine adulto que quiero ver. Mi primera vez fue en una fiesta de pijamas con mis mejores amigas. Palomitas, pijamas y porno. Esperábamos descubrir el misterio del sexo. El fruto prohibido. Terminamos riéndonos, terminamos con una sensación... de repulsión. La película volvió al escondite secreto del padre de mi amiga. Seis años más tarde, estoy en mi primer año en la universidad y mi novio sugiere que veamos una película porno. "¿Debo darle otra oportunidad?" Esperen. Antes de darle 'play' recuerden de dónde vengo: Suecia. Probablemente el mejor lugar para crecer con conciencia feminista. Uno de los primeros... ¡No! "El" primer país en el mundo que hizo de la educación sexual una asignatura obligatoria en las escuelas. Me presento, feminista, feminista pro-sexo. Soy dueña de mi propio cuerpo. Puedo tener relaciones sexuales solo por placer, como los chicos. Así que, de vuelta a mi dormitorio, donde mi novio estaba esperando con impaciencia. Le damos 'play'. ¿Y qué veo? Una mujer rubia, vestido apretado, labios rojos, los pechos como melones. Nada había cambiado. Nada ha cambiado. Amas de casa cachondas, niñeras desesperadas, mujeres-conejitos; mujeres-objeto, listas para cumplir los deseos de los hombres. Así que ahí estaba yo, la feminista que llevaba dentro se sintió engañada, la activista se sintió enojada, y mi ser sexual se sintió excitado. La excitación tiene un sabor dulce. transformarse en objeto, sabor amargo. Estaba confundida. E hice lo que hacemos cuando nos sentimos confundidas: culpé a mi novio. (Risas) Sí. Culpé a los hombres. Culpé al porno. Sí. Hasta que me encontré con "Hardcore" un libro de Linda Williams, una profesora de la Universidad de Berkeley. Me enteré de que el porno no era solo porno. El porno es en realidad un discurso. Un discurso sobre la sexualidad, sobre la masculinidad, sobre la feminidad, y los roles que desempeñamos. Esa fue mi momento Eureka. Me di cuenta de que los únicos que participan en el discurso de la pornografía son hombres. Hombres chauvinistas. Los hombres de pocas luces. Los hombres con poca inteligencia sexual. Pero, ¿no ha cambiado el mundo? ¿No ha cambiado el papel de las mujeres? ¿No ha cambiado en la política? ¿En el lugar de trabajo, en casa, en la cama? Y ¿no es el mundo debido a esto, un lugar mejor? En todas partes, el papel de las mujeres es objeto de debate. En todas partes, excepto en la industria del porno. Es hora de que el porno cambie, y para eso necesitamos mujeres. Necesitamos mujeres en los puestos de liderazgo, como productoras, como directoras, como guionistas. Yo no quiero sacar a la mujer de la pornografía, quiero verlas involucradas con el porno. (Aplausos) Necesitamos mujeres en el porno. Detrás de la cámara. Y eso es exactamente lo que hice. En 2004, estudié dirección de cine y para mi proyecto del corto de fin de curso, pensé: "Hagamos una porno, pero que sea diferente. Hagamos una película independiente con mis valores". Hice "The Good Girl" y lo subí para acceso gratuito en Internet. No pude creer la recepción que tuvo. Millones de descargas en tan solo unos días. La película atrajo a los medios de comunicación. Estaba en la mira. Estaba en una nube. Quería abrazar el mundo. Mi mamá me llamó y dijo: (Sueco) "Vad i helvete gör du, Erika?" (Risas) "¿Qué demonios estás haciendo, Erika? Esto afectará tu futuro, tu carrera, tu vida. ¿Qué dirán los vecinos?" (Risas) Entiendo la asociación con la palabra 'porno': suciedad, obscenidades, baja cultura. Pero era una carrera como cineasta la que yo quería seguir, no la de pornógrafa. Un cineasta explora la belleza del sexo desde una perspectiva diferente, desde una perspectiva femenina. ¿Saben que un tercio de todo el tráfico en Internet es pornografía? Eso es mucho tráfico, ¿eh? ¿Saben que una de cada cuatro solicitudes de búsqueda es la de alguien buscando porno en Google? ¿Son Uds. conscientes de que los adolescentes, nuestros hijos, están viendo pornografía en línea antes de haber tenido relaciones sexuales? La pornografía es la educación sexual de hoy. Y está impactando en nuestra educación de género. ¿Y cuál es la fuente de inspiración de nuestros hijos? Un porno malo, equivocado y machista. Esta es la razón por la cual el porno tiene que cambiar. Un contenido para adultos tiene por supuesto el poder de despertar, pero también de educar e inspirar. Creo que es la responsabilidad de nuestra generación repensar la pornografía. No me malinterpreten: el sexo puede seguir sucio, pero los valores tienen que ser los correctos. (Aplausos) Tengo 2 hijas, Lara de 7 años, y Liv de 4; y no quiero que aprendan sobre imagen corporal y autoestima de supermodelos de Photoshop. No quiero que fumen o coman comida rápida de mierda, y definitivamente no quiero que aprendan sobre el sexo del porno malo y sexista. Tenemos que enseñar a nuestros hijos a respetar y valorarse a sí mismos y su sexualidad. Hay que enseñarles a pensar críticamente las representaciones sexuales. Y eso, guste o no, incluye el porno. Imaginen una escena. Una escena diferente. Veo a un hombre, un hombre atractivo. Se abre camino por las calles húmedas de una ciudad. Está a punto de encontrarse con una mujer que conoció recientemente en un evento. Fue un evento inspirador. (Risas) Un evento que hizo que sus sentidos se disparen. Fue un TEDx. (Risas) Fue este TEDx. Y corte. No sé cómo termina esta escena. La dejo a su imaginación. Pero sé que esta vez, él no es el único en recibir placer. Y eso, para mí, es una idea por la que vale la pena extender las piernas. (Risas) (Aplausos) Gracias.