Cuando terminé
mis estudios universitarios,
no sabía qué tipo de trabajo elegir.
Tenía muchos intereses
pero, ¿cuál de ellos debía seguir
y transformarlo en un trabajo?
Por aquel entonces, estaba
muy interesado en las artes marciales.
Ese soy yo.
Pero no quería que esa fuera mi profesión.
Esa es mi cara.
(Risas)
Me interesaba mucho la filosofía
y de hecho era lo que estaba estudiando,
pero uno de los filósofos
que más disfrutaba leer
en mi habitación, por las noches,
dijo hace poco:
"La filosofía es un manojo
de ideas vacías".
Y además no hay trabajo
en el campo de la filosofía.
Así que la descarté.
Siendo un niño un poco raro,
estaba muy interesado
en inversión y finanzas,
e incluso usé parte de mis ahorros
y los invertí en oro
cuando era adolescente.
Sabía que dedicarme a las finanzas
sería un trabajo muy bien remunerado.
Pero me cuestionaba
que quizás no lograría marcar
una diferencia con ese trabajo
y no ayudaría a la sociedad;
entonces, al final,
no sería muy gratificante.
Me quedé con la pregunta:
"¿Cómo podía elegir
un trabajo gratificante?"
Y quizás muchos de Uds.
se hayan preguntado lo mismo.
Reflexioné sobre esta pregunta
y me di cuenta de que no sabía
cómo hacer para elegir un trabajo.
Leí libros, fui a asesores vocacionales
y no logré encontrar la información
que realmente necesitaba.
"¿Qué tipo de trabajo
podría hacer bien yo?
¿Qué competencias debía aprender?
¿Qué áreas son de mayor necesidad social
donde yo pueda marcar una diferencia?"
Estas preguntas sin respuestas me llevaron
a retrasar mi decisión por algunos años.
En vez de decidirme por un trabajo,
fundé una organización dedicada
a investigar el tema
sobre qué trabajo elegir.
Esta organización se llama "80 000 horas".
Ese es el número de horas
que hay en nuestra vida laboral.
Es mucho tiempo,
por eso vale la pena realizar
una investigación seria
y buscar la mejor manera
de utilizar esas horas.
Ayudamos a que la gente investigue
y publicamos todos los resultados.
Es parte de una guía gratuita para elegir
trabajo en la web: "80000hours.org".
Este es el equipo actual de trabajo,
rodeado de computadoras y pizarras
blancas, como de costumbre.
En este momento, estarán pensando:
"Apenas superas la edad
legal para tomar alcohol,
¿cómo puedes tú decirme
qué trabajo elegir?"
Es verdad que una de las principales
cosas que descubrimos
es que tenemos mucho para aprender.
Elegir un trabajo es un problema complejo
y es muy escasa la investigación
que se ha realizado
sobre la mejor manera de hacerlo.
Pero en estos últimos tres años
venimos realizando investigaciones
con académicos
de la Universidad de Oxford,
y lo más importante
es que preparamos a cientos de personas
para que puedan decidir sus trabajos.
Estas investigaciones
nos ha llevado a la conclusión
de que los consejos vocacionales
que hoy se dan están equivocados.
Históricamente,
las personas siempre hacían
lo mismo que sus padres.
En los años 80, algunas personas pensaban:
"La avaricia es buena",
y se dedicaban a hacer dinero.
Pero nuestra generación creció
con un consejo vocacional distinto
y es que debemos seguir nuestra pasión.
Aquí vemos que el uso de esta frase
creció notablemente
desde mediados de los 90.
Pero hoy debemos ir más allá
de la premisa de "sigue tu pasión",
que es el típico consejo vocacional,
y en vez de preguntar cuáles son
nuestros intereses y pasiones,
deberíamos enfocarnos más
en lo que podemos hacer por los demás
y en hacer del mundo un mejor lugar.
Bien, volvamos a mi decisión.
¿Cómo aplicaría la frase
"sigue tu pasión" para mí?
La frase "sigue tu pasión"
incluye tres premisas:
la primera es identificar
los intereses más importantes;
la segunda es encontrar profesiones
que se relacionen con esos intereses;
la tercera es ir tras ese trabajo,
a cualquier costo.
Encontrar una profesión gratificante
es solo cuestión de tener
el coraje de seguir nuestra pasión.
En mi caso,
yo estaba interesado en artes
marciales y filosofía, ¿recuerdan?
Y, ¿qué profesión debía elegir?
¿Alguna idea?
Podría haber sido un monje shaolin,
y así combinaba el budismo
con las artes marciales,
¿Cuál es la teoría detrás de este consejo?
Encontramos algo que nos apasiona,
disfrutamos del trabajo,
estamos motivados,
y es más probable que seamos exitosos.
Y si somos exitosos haciendo
algo que nos apasiona,
entonces tendremos
un trabajo gratificante.
Dicho de esta manera,
suena como un consejo
muy razonable, ¿verdad?
Tal vez me puedo apoyar en eso.
Pero analicemos en mayor profundidad.
Sucede que si seguimos nuestra pasión,
es posible que fracasemos.
¿Por qué digo esto?
Veamos los datos.
Una encuesta con 500
estudiantes canadienses
reveló que sus mayores pasiones
eran el hockey sobre hielo y la danza.
El 90 % de ellos eran apasionados
por el deporte, las artes, la música
o algo relacionado a eso.
Pero si examinamos los datos del censo,
veremos que sólo el 3 % de los trabajos
están relacionados con el arte,
el deporte y la música.
Por lo tanto, sería el caso
de que, aun si una de diez personas
siguieran su pasión,
de todas maneras, la mayoría
no llegaría a ser existosa.
Entonces este primer paso
simplemente no funciona.
Creo que el segundo paso
tampoco es confiable.
Porque aunque la pasión
y el trabajo vayan de la mano
y además seamos exitosos,
tampoco lograríamos tener
un trabajo gratificante.
Y esto es quizá porque no
le encontramos sentido al trabajo.
Fue como mi caso, cuando decidí
no dedicarme a las finanzas.
Pensé que, como estaba
interesado en eso,
podría ser exitoso, pero no
marcaría ninguna diferencia.
Y, a la larga, no sería gratificante.
Entonces creo que el segundo
paso tampoco funciona.
En este punto podrían pensar:
"Seguramente la pasión
no es lo único que importa
y seguir mi pasión no garantiza el éxito;
pero, al menos, me daría
más posibilidades de lograrlo
y de tener un trabajo gratificante".
Este es el mejor consejo
que podemos seguir.
Pero creo que esto también es equivocado.
Pensemos ahora en la persona
más decidida que conozcamos,
muy hábil para vender y persuadir
y que, además, sea extrovertida.
Seguramente alguien así debería
ser gerente administrativo en publicidad,
como en "Mad Men", vendedor
de autos o algo por el estilo,
algo que implique vender,
ser extrovertido y hablar con personas.
Pero resulta que sería
una muy mala decisión.
Un estudio puntual demostró
que las personas realmente apasionadas,
persuasivas y seguras de sí mismas
que ingresaron a esos trabajos de venta,
en realidad fueron más propensas
al agotamiento y murieron más jóvenes
que el resto de las personas
normales que hacen esos trabajos.
Seguir sus pasiones, de hecho,
las hizo más propensas a morir.
(Risas)
En general, los investigadores
han intentado demostrar por décadas
que hay una estrecha relación
entre los intereses
y el éxito y la felicidad
que el trabajo proporciona.
Pero hasta ahora no han demostrado
una estrecha conexión entre los dos.
Creo que esto no ocurre
porque los intereses no importen,
pero cuando de elegir
una profesión se trata,
los intereses no son un factor decisivo;
interesan otras cuestiones
como nuestras competencias
y nuestro modo de pensar.
Ciertamente, creemos que nuestros
intereses importan más de lo que deberían
porque en realidad subestimamos
lo mucho que esos intereses cambian.
Piensen en sus propios intereses
hace unos cinco o diez años,
y lo diferentes que son hoy.
En aquel entonces,
probablemente eran de esta altura
y quizás les interesaban
cosas completamente distintas.
En cinco o diez años,
volverán a tener intereses
totalmente distintos.
Todo esto significa
que los intereses actuales
no son una base sólida
para elegir una profesión.
Entonces, si no nos vamos
a enfocar en los intereses,
¿en qué nos deberíamos enfocar?
Si no vamos a seguir nuestra pasión,
¿qué deberíamos hacer?
Si tuviese que resumir los consejos
vocacionales en una sola consigna,
elegiría la siguiente:
"Hagan lo que es valioso".
Con esto me refiero
a que debemos ser competentes
en algo que genuinamente ayude a otros
y que haga del mundo un mejor lugar.
Este es el secreto
de un trabajo gratificante.
Obviamente, hacer algo importante
va a ser mejor para el mundo,
haremos el bien de manera más marcada.
Pero las personas también
han pensado por miles de años
que ayudar a otros es el secreto
de la satisfacción personal
y de la felicidad.
Aquí tengo un par de frases
representativas;
voy a leer solo la primera.
"La verdadera riqueza del hombre
es el bien que hace en este mundo".
Y hoy tenemos datos firmes
que respaldan este concepto.
En su libro "Florecer" de 2011
Martin Seligman, profesor de psicología,
intentó resumir las dos últimas décadas
de investigación empírica
sobre lo que satisface a las personas
y las hace felices en sus vidas.
Dos de los ingredientes
claves que descubrió
es hacer lo que tiene valor.
El primero es la sensación de logro,
a veces llamado dominio,
y esto significa hacerse
realmente bueno en algo,
trabajar duro y ser competente.
El segundo es significado,
también llamado propósito;
se refiere a esforzarse por hacer algo
más que tan solo gratificarnos,
es decir, hacer del mundo un mejor lugar.
Une ambos conceptos:
ser bueno en algo que haga
al mundo un mejor lugar
y hacer algo que sea importante.
Creo que hacer algo valioso tiene,
además, otros beneficios personales.
Por ejemplo,
incluso si trabajamos haciendo caridad,
las personas que logran el mayor impacto
son las que hacen las cosas más valiosas
y les resulta fácil recaudar fondos
para luego pagar sus cuentas,
y eso también es importante.
He descubierto por experiencia propia
que si nos esforzamos por ayudar
a otros, muchos nos desearán éxito;
de hecho, es más fácil
tener éxito como altruista,
comparado con hacerlo para uno mismo.
Y vemos ahora que el consejo
"sigue tu pasión",
no hace más que volver
las cosas hacia atrás.
En vez de comenzar
por lo que nos apasiona ahora
y luego esperar el éxito
y una profesión satisfactoria,
es más lógico decir
que nos debemos enfocar
en hacer algo valioso;
luego eso llevará a la pasión
y a un trabajo gratificante.
Esto lo viví en mi propia experiencia.
Si a los 16 años me hubiesen
dado esta prueba vocacional:
"¿Te gustaría brindar orientación
vocacional a la gente?"
habría elegido la opción
"definitivamente no".
Era muy tímido y
aficionado a la ciencia,
y la idea de brindar orientación
vocacional no me atraía en absoluto.
Pero ahora paso todo mi tiempo
pensando en consejos vocacionales
y estoy totalmente obsesionado
y fascinado con este tema.
Enfocarme en hacer lo que es de valor
me ha brindado objetivos
claros, concisos y significativos,
y eso le ha dado significado a mi vida.
No más reflexiones interminables
sobre cuáles son los intereses
que representan mi verdadera vocación,
la cual no existe de todas maneras.
Entonces, ¿cómo elegir
un trabajo valioso?,
¿qué pasos prácticos se deben seguir?
Esto es lo que tratamos de responder
la mayor parte del tiempo
en "80 000 Hours".
Voy a hacer un resumen muy rápido
de las tres cosas que aconsejamos hacer:
La primera es explorar,
aprender todo lo posible acerca del mundo
y ponerse a prueba en diferentes cosas.
Si queremos hacer algo valioso,
hay que descubrirlo allí
afuera, en el mundo.
Esto no se logra si pensamos
solo en los propios intereses.
Segundo, adquirir competencias
y perfeccionarnos en ellas;
que sean competencias solicitadas
y aplicables a distintas áreas.
Un ejemplo es la programación
informática para la próxima década.
Aquí es donde las pasiones intervienen,
pensar en las pasiones sí importa.
Porque lo que ahora nos apasiona
puede darnos pistas
de nuestras competencias futuras.
Vale la pena pensar en esto,
pero no es lo único que importa.
Una vez adquiridas
esas habilidades específicas,
hay que buscar los problemas
sociales más urgentes
y emplear esas habilidades
para solucionarlos.
No se debe elegir un problema
solo por ser importante,
hay que buscar uno que haya sido
injustamente desatendido por otros,
porque allí es donde lograremos
causar el mayor impacto.
Finalmente, no pensemos
que para que algo tenga valor
hay que ser médico e ir
personalmente a África
para ayudar a las personas
con nuestras propias manos.
Los grandes problemas sociales
pueden ser resueltos
a través de la investigación,
desarrollando nuevas tecnologías,
difundiendo grandes ideas
en el ámbito de la cultura.
La clave es encontrar las habilidades
que nos permitan causar el mayor impacto.
La idea de que nos debemos
enfocar en lo que tiene valor
es, de hecho, intuitiva.
Quiero que se imaginen
en su lecho de muerte,
y analicen en perspectiva
esas 80 000 horas trabajadas,
en lugar de pensar
que las van a empezar a vivir,
e imaginen las dos formas
en que podrían haberlo hecho.
En la primera se dicen:
"Fui bueno en lo que hice
y disfruté lo que hice,
hice mucho dinero,
tengo dos casas y un yate,
pero ¿qué logré con eso?"
En la segunda forma se dicen:
"Definitivamente trabajé duro
haciendo caridad y, a veces, no fue fácil
pero con mi esfuerzo
logré evitar la muerte
de 100 niños por malaria.
Pero ¿qué logré con eso?
La primera situación
sucede todo el tiempo,
pero la segunda es casi inimaginable.
Obviamente, el último trabajo
fue el que valió la pena.
El altruismo es algo
de lo que nunca nos arrepentiremos.
Si realmente queremos sentirnos
satisfechos en nuestro trabajo,
debemos dejar de enfocarnos tanto
en nuestros propios intereses
y, en vez de eso, preguntarnos
qué podemos hacer por los demás.
Imaginemos un mundo en el que todos
pensemos de este modo.
Entonces, para encontrar un trabajo
que amen, no solo sigan su pasión,
hagan algo que sea de valor.
Exploren, construyan habilidades,
solucionen problemas grandes y urgentes.
Y a partir de allí
surgirá un trabajo
gratificante y apasionante.
Tienen 80 000 horas en su trabajo;
no las malgasten,
hagan algo que tenga valor.
(Aplausos)