Alejandro Dumas
EL CONDE DE MONTECRISTO
En 1814, el Emperador francés Napoleón
Bonaparte se exilió en la isla de Elba.
Y como que temían que hubiera un intento
para rescatar a Napoleón,
sus captores británicos dispararían
a cualquiera que se acercara a la orilla
Sin importar su inocencia o desesperación.
Idiotas.
Lleven al capitán mas allá del arrecife
hasta que tengamos permiso de llevarlo a la costa.
Por un momento creí que me abandonaban.
Fernand Monfego no abandona a sus amigos
frente a un peligro suicida estúpido.
De cualquier forma, como Monsieur Morell
es el representante oficial de este viaje, Edmond,
Debo decirle, oficialmente que pasaste
tus límites como segundo al mando.
Oficialmente. Ahí. Me protegí.
Si no lo llevamos con un doctor, morirá. ¿Entiendes?
Claro que entiendo. Sólo no esperes que haga esto sobrio.
Correcto.
Dragones ingleses.
¡Hola!
Dantes, no.
- Un poco descuidado, ¿no crees?
- Tenemos que hablar con alguien.
Pues, lo sé, pero...
¡Somos soldados franceses!
- ¡Buscamos atención médica!
- Vamos. Vamos.
- Venimos en paz.
- Vamos.
¡No queremos hacerles daño!
¡Edmond!
¡Vamos! ¡Suban****
¡Cuidado!
¡Fernand!
Bien, finalmente golpeaste algo.
Teniente Graypool.
Si su sed de sangre demanda la muerte de estos tres tontos,
entonces dispare.
Pero hagalo con el conocimiento de que no son agentes míos.
Expliquense ahora, o disparo.
Señor, soy Edmond Dantes,
segundo al mando del barco mercante Pharaon, en camino a casa en Marseilles.
Este es representante del dueño del barco,
Monsieur Fernand Mondego,
hijo del Conde de Mondego.
Nuestro capitán tiene fiebre cerebral,
así que vinimos por ayuda.
Si su coma es genuino,
no sentirá mi cuchillo, ¿o si?
Sólo un rasguño.
¡Edmond!
- ¡Teniente Graypool!
- ¡Venimos a usted de buena fe!
- Eso es por mis hombres heridos.
- Y el orgullo herido, sin duda.
Ha sido una noche ajetreada.
Si no le hubiera disparado a esos dragones,
estarían tirados en la playa en pedazos.
- Casi logro que nos maten.
- Si, casi.
Y aun así, sobrevivimos.
Denme una botella de vino por favor.
- ¡Whoo - hoo!
Denme una botella de vino por favor.
El rey a tu favor, Mondego.
Ser tu amigo es siempre una aventura.
Lo es, ¿no es cierto?
Que lástima que las aventuras no puedan ser siempre amistosas, ¿eh?
¿Qué?
Bueno, no siempre sera así, ¿o sí?
- ¿De que hablas?
- Nada, bebe.
Estamos bebiendo vino de Napoleón Bonaparte.
Creo que encontrarás el 1806 finamente clásico.
Mientras esté despierto, Monsieur Dantes, me pregunto...
si puedo hablar con usted.
Tengo curiosidad. ¿Cuál es la importancia de la pieza
de ajedrez?
Es solo algo que he tenido desde la infancia.
Cuando uno de nosotros ha tenido una victoria,
rey del momento.
- ¿Rey del momento?
- Si.
En la vida, todos somos o reyes
o peones.
Me conmueve su esfuerzo de salvar la vida del capitán, Dantes.
Él es mi capitán... y mi amigo, Su Majestad.
Los amigos leales son raros en realidad.
De hecho, es ese el asunto del que deseo hablar.
He escrito una carta algo sentimental a un viejo camarada en Marsella.
Es un lado de mí que prefiero que los ingleses no vean.
Ya que tienen el hábito de abrir mi correspondencia,
me preguntaba si podría entregarla por mi.
Oh, yo... yo no...
Es solo una carta, de un viejo soldado a otro.
Es totalmente inocente, se lo aseguro.
Pero más importante, es el precio que pido por el uso de mi médico.
Entonces, acepto.
Bien.
Debe entregar la carta a Monsieur Clarion.
- ¿Puede recordar el nombre?
- Monsieur Clarion. ¿Cómo lo encuentro?
Oh, él lo encontrará.
Ahora bien, no tengo deseos de que se conozca la existencia de la carta por alguien más.
Ni siquiera por su bendito compañero de allá atrás.
¿Entiende?
Soy un hombre de palabra, su Majestad.
Si, yo, uh...
Creo que lo es.
¿Qué quería?
Oh, ehm, noticias de Francia. Eso es todo.
Es tiempo de que se vayan. Su capitán ha estado muerto desde hace media hora.
¿Está seguro?
Cuando haz caminado tantos campos de batalla
como yo, joven Dantes,
puedes sentir la muerte.
Reyes y peones, Marchand.
Emperadores.... e ingenuos.
Come about..***
Maneja más rápido.
Danglars, ¿qué ha sucedido?
El capitán Reynaud está muerto, señor,
y Edmond Dantes desobedeció mis ordenes.
Venga a mi oficina y reportese, Danglars.
- Y usted, Edmond.
- ¿Me necesitará, Monsieur Morell?
Vaya**.
Mercedes.
- ¿Dónde está? ¿Dónde está Edmond?
- Es encantador verte.
Se acaba de ir, me temo.
Puede tardarse, creo que está en problemas.
Dijo que nos vería por la piedra. Vamos.
Le dije a Dantes que no fuera a la costa.
¿Es cierto?
As well you should**
Fue su idea, monsieur.
Debió de haber sido tu idea.
Irse a Elba no salvó la vida del capitán, monsieur.
- Estaba protegiendo la mercancía.
- Te estabas protegiendo a ti mismo...
al esconderte detrás de tu rango y quedándote abordo.
Acepto toda la responsabilidad.
¿Intentas degradarme?
No hay degradación.
Permanecerás como primer capitán bajo el Capitán Dantes.
A menos que, claro está, decidas buscar otro embarcadero.
Edmond Dantes, te hago capitán del Pharaon.
Ahora imagina que hay cierta dama joven...
quien quisiera escuchar estas noticias.
- Gracias.
¿Monsieur Morell?
- Entiendo que tiene un barco que acaba de regresar de Elba, monsierur.
- Si.
¿De casualidad, algún miembro de la tripulación fue a costa?
Si, pero no están aquí por el momento.
Gracias, monsieur.
- ¿Puedo preguntar quién los llamó**?
- Clarion
El nombre es Clarion.
- Hazme el amor.
- ¿Alguna vez te rendirás?
- Él no tiene que saber.
- Yo sabré.
Al igual que yo.
- Será nuestro pequeño secreto.
- No creo en los secretos.
¿Crees que Edmond no tiene secretos?
Los tiene, preguntale**
- Yo se lo que quieres, Fernand.
- ¿Lo sabes?
¿Recuerdas cuando eramos niños y a Edmond le dieron ese silbato en su cumpleaños y a ti un pony?
Estabas tan enojado de que Edmond fuera más feliz con su silbato que tu con tu pony.
No voy a ser tu próximo silbato.
¿Cuánto tiempo crees que pase antes de que pueda pagar una esposa?
Dos años.
Dos años. Eso es todo.
Luego, le dan sus papeles de capitán, y podremos casarnos.
Dos años, no podría esperar dos años por nada,
particularmente por una esposa como tu.
¡Hey!
- Ahí está.
- ¡Hey!
- ¡Whoo!
- ¡Mercedes!
Te extrañé tanto.
El extrañar se acabó ahora.
- ¿Estás en problemas?
- No, soy capitán. Vamos.
Monsieur Morell me dio el Pharaon.
¡Edmond!
El rey a mi.
La tuya es una vida realmente bendecida, Edmond.
Vamos.
- Sigues siendo el mejor hombre.
- Lo sé.
¡Vamos!
Detente. Te quedarás calvo.
¿Me guardas secretos?
¿Secretos? No.
¿Por qué?
Preguntame** lo que sea y te digo.
No tenemos que esperar dos años ya.
- Y tan pronto cómo pueda pagar el anillo, nos casaremos -
- No necesito un anillo. En verdad.
Esto será mi anillo.
Y no importa qué pase,
Nunca lo veras fuera de mi dedo.
Jamás.
Hola, mi fino y joven caballero.
¿Le importaría acompañarme?
Dime, Mondengo,
cómo es que te hiciste amigo...
de ese pequeño honesto presuntoso, Edmond Dantes?
El allega ser mi amigo,
sin embargo, tiene la audacia de guardarme secretos.
¿Qué secretos?
Al nuevo capitán del Pharaon.
Todo lo que soy y lo que debo es por a ti, padre.
Que este momento feliz sea el amanecer...
de una larga y maravillosa vida para ustedes dos.
- ¿Quién de ustedes es Edmond Dantes?
- Yo soy.
Edmond Dantes, está bajo arresto por orden del magistrado de Marsella.
- ¿Arresto?
- ¿Bajo que cargos?
La información en privilegiada. Llevenselo*
Exijo una explicación.
¡Exijo una explicación!
Regresaré esta noche.
No te preocupes, padre. Es un error.
Mi Dios.
Bueno, debo decir, Dantes
no tienes la pinta de traidor.
¿Traidor?
Ahora, escuchame bien, Dantes,
pues tu vida puede depender de ello.
¿Tuvo contacto personal con Napoleón cuando estuvo en Elba?
Elba, si, lo tuve.
Bueno, tuvimos.
Estuve con el hijo del Conde Mondengo, Fernand, casi todo el tiempo.
- ¿Conoce a Fernand?
- Es un conocido reciente, si.
Oh, ahí lo tiene.
Él pagará por mi.
Sin duda, pero dijo "casi todo el tiempo"
Excepto cuando Napoleón me pidió
que entregara una carta persona en Marsella.
Bueno, Dante, es por aceptar esa correspondencia traidora...
Que ha sido denunciado por su primer oficial, un Monsieur Danglars.
- ¿Qué?
- ¿Entregó la carta?
No, señor, alguien, en teoría, debía encontrarme.
Está... Está aun en mi chaqueta. Aquí.
- ¿Ha leído esto?
- No, señor, no puedo leer.
Bueno, Dantes, esta es una carta para uno de los agentes de Napoleón.
Da lugar y hora de las patrullas británicas en Elba.
Señor, le juro por la tumba de mi madre, no tenía idea.
El juró que su contenido era inocente.
No, es usted quien es inocente.
Incrédulo e inocente.
Creo que son los peores cargos que pueden presentarsele.**
Afortunadamente, como intercepté el documento, no hay daños.
Dios sabe cómo va a sobrevivir en este
mundo, Edmond Dantes
Pero no es ningún traidor.
Puede irse.
Gracias, señor.
Espere, uh, ¿le dijo Napoleón quien tenía que recoger la carta?
Monsieur Clarion.
¿Qué nombre dijo?
Monsieur Clarion.
¿Le ha mencionado este nombre a alguien más?
¿Monsieur Mondengo, o alguien?
No, señor, de hecho, Monsieur Mondengo no sabe nada de la carta.
Esta es información muy peligrosa.
Uno nunca puede tener demasiado cuidado en tiempos como estos.
- ¿No lo cree?
- Si, señor.
Mm-hmm.
Le he dado un momento un tanto estresante.
Me pregunto si, de modo de disculpa, podría ofrecerle mi carruaje para ir a casa.
- Es por aquí.
Gracias.
¿Monsieur Villefort?
¿Monsieur Villefort?
¡Monsieur Villefort!
¡Woah, woah!
¿A dónde me lleva?
Esto es un error.
- Puedo irme a casa.
- De ahora en adelante su casa será la Prision Chateau d'lf.
- ¡No! ¡No! ¡No!
- ¡Hey!
¡Disparen ahora!
¡Monten!
¡Vayan tras el!
¡Fernand!
¡Fernand!
- ¿Monsieur?
- Está bien. Está aquí. ¡Fernand!
Me arrestaron por traición.
Apenas logré escapar.
Cuando estábamos en Elba, Napoleón me dio una carta.
No te lo dije por que me hizo prometer no hacerlo.
Dijo que sólo era una nota para un viejo amigo.
¡Pero el bastardo me mintió!
Mintió.
Era para uno de sus agentes.
De alguna manera se enteraron las autoridades.
No se que hacer.
Hay gendarmes a caballo detrás de mi.
De acuerdo.
Sólo tenemos que pensar.
Espero no haberte comprometido.
Estaba esperando que tu padre pudiera ayudarme.
Está en París. Muy enfermo.
- ¿Qué tan atrás están los gendarmes?
- A minutos.
- ¿Necesitas dinero?
- Si, gracias.
- ¿Tienes una pistola?
- Por supuesto que no.
Bien.
Basta, Fernand.
No tengo tiempo para esto.
Vi a Napoleón darte la carta.
¿Fuiste tú?
Bueno, no sólo fui yo.
Fue idea de Danglar.
¿Por qué no vinieron a mi antes?
¿Por qué lo mantuviste secreto?
Pensé que eras mi amigo.
Te dije, le dí a Napoleón mi palabra.
¡Me mintió!
Lo se, Edmond.
Leí la carta.
Lei... Leíste ...
¿Por qué estás haciendo esto?
Oh, es complicado.
Complicado.
No seas ridículo.
- Quitate de mi camino.
- No puedo dejarte ir, Edmond.
Quitate de la ventana.
¡No me hagas quitarte la mano!
¿Por qué? En nombre de Dios, ¿por qué?
¡Por qué eres el hijo de un vendedor!
Y no se supone que yo quiera ser tu.
- ¡Aquí!
- ¡Aquí!
- ¡Get!**
- Esperen.
Alto. Alto.
Para recordar mejores días.
¡Vamos!
Te dije que no siempre sería así, Edmond.
¡Padre! ¿Dónde está?
En el estudio.
¿Que hizo ahora?
Ahora, escuchame, padre.
Soy jefe del magistrado, y oficial de un nuevo régimen.
No puedo permitir que mi propio padre
esté mezclado en asuntos de traidores.
Tu sabes...
Al final, la traición es cuestión de fechas.
Seré el patriota,
y tu el traidor, cuando regrese el emperador.
Detente. Detente, vieja ruina.
Esos días han terminado.
Napoleón Bonaparte no es más emperador de algo.
Si continuas coqueteando con esta locura,
arruinarás una oportunidad excelente...
de ser arrestado y arruinar a nuestra familia todo
por tu idiota simpatía.
Al menos tengo simpatía.
Por el amor de Dios, padre, todo lo que Valentina dice...
es que como familia, nuestros destinos están entrelazados.
- Seguro puedes ver eso.
- ¿Ver? ¡Ah!
Soy una vieja ruina.
No veo también como solía.
Si me permiten.
- Muevete.
Muevete.
Bienvenido, Monsieur Dantes.
Soy Armand Dorleac, el guardian de Chateau d'If.
Monsieur, se que debe escuchar esto con frecuencia,
pero le aseguro que soy inocente.
Todos deben decir eso,
lo sé, pero de verdad lo soy.
- ¿Inocente?
- Si.
Lo sé. De verdad lo sé.
- ¿Se burla de mí?
- No, mi querido Dantes.
Se perfectamente bien que eres inocente.
¿Por qué otra razón estarías aquí?
- Si fueras verdaderamente culpable,
hay muchos cientos de prisiones en Francia donde te hubieran encerrado,
pero Chateau d'If es donde ponen a los que los avergüenzan.
Veamos tu celda ahora, ¿te parece?
"Dios me dará justicia."
La gente siempre está intentando motivarse.
O tienen calendarios, pero pronto pierden el interés o mueren.
- Hay una ventana.
- Lo único que me queda es un muro antiestético me temo.
Así que pensé en otra manera de ayudar a los prisioneros a mantener noción del tiempo.
Cada año, en el aniversario de su encarcelamiento,
los lastimamos.
Usualmente es una simple paliza en realidad.
Aunque, en su primer día aquí, en tu caso, hoy,
Me gusta hacer algo un tanto especial.
Y si estás pensado justo ahora,
"¿Por qué yo, o Dios?"
- La respuesta es, Dios no tiene nada que ver.
- ¿De acuerdo?
De hecho, Dios nunca está en Francia en esta época del año.
Dios tiene todo que ver. Está en todos lados. Ve todo.
De acuerdo.
Hagamos un trato. ¿Te parece?
Tu le pides ayuda a Dios, y me detengo en el momento que aparezca.
Monsieur Villefort, ¿no escuchó?
- Napoleón ha escapado de Elba.
- ¿Qué?
Llegó a 100 millas de aquí. ¡Marcha hacia París!
Empaca mis archivos. ¡Y díle al idiota del vendedor que encuentre el libro de cuentas!
Estamos aquí para abogar el caso de Edmond Dantes, Magistrado.
- ¡Ahora no!
¿Dantes?
No nos hemos presentado, monsieur.
Soy Fernand Mondengo, hijo del Conde Mondengo.
Estoy aquí para jurar a la inocencia de Edmond Dantes.
Este es su empleador, Monsieur Morell, su padre, y su prometida, Mercedes.
Edmond Dantes es acusado de alta traición.
- ¿ Y aún así habla por él?
- Por supuesto que lo hago.
¿Y si le dijera que Dantes también es acusado de asesinato?
- ¿Asesinato?
- Edmond nunca haría algo así.
Dantes llevaba una carta de Napoleón a uno de sus agentes.
Tratamos de arrestarlo y mató a uno de mis hombres.
No, si lo conociera, monsieur, usted sabría que eso no es posible.
Tenga piedad, por favor.
¿Tiene prueba de esta traición?
Eso es asunto del gobierno.
Por favor. Por favor, sólo diganos dónde está.
No puedo, mademoiselle. Fue entregado a los hombres del Rey.
Puedo entender su dolor ante esta traición.
Pero mi consejo a todos ustedes sería que olvidaran a Edmond Dantes,
particularmente usted, mademoiselle.
Tome consuelo en su buen amigo aquí...
y tal vez algún bien puede, aún, salir de este feo asunto.
Ahora, con su permiso. Tengo que atender otros asuntos.
¡Mi hijo no es ningún traidor!
Trataré de razonar con él.
- Dejémoslo a Fernand. Él puede apelar el caso.
- Es imposible. Nunca.
No me rendiré con Edmond aún.
Jamás olvidaré su gentileza.
Y yo jamás dejaré de ofrecerla.
No es que no aprecie el tejido de crímenes,
pero aun así, ¿asesinato?
Es bastante simple en realidad.
Cuando me reportó que Dantes recibió la carta,
no entendí bien porqué usted lo traicionaba,
pero ahora, viendo a su bellísima prometida,
entiendo completamente.
¿Qué lo lleva a ser tan servicial?
Sientese, Mondego.
¡Vuelva!
¡Vuelva!
¿Cuál es mi crimen?
¿Cuál es mi crimen?
¡Soy inocente!
E. Dantes **
***
Feliz aniversario, Dantes.
Hasta el próximo año.
¿En realidad han sido cuatro años, Delius?
¿O Danton? ¿Cuál es su nombre ?
Disculpe mi intromisión.
Pero tenía la impresión de que yo...
de que estaba escarbando hacia la pared exterior.
¿Habla usted inglés?
¿Italiano?
Soy Abbe Faria. Llevo 11 años como prisionero en Chateau d'If.
Cinco de los cuales los pasé...
cavando este túnel.
Hay otras 72,519 piedras...
en mis muros.
Las he contado muchas veces.
Pero, ¿ya les has puesto nombre?
- Shh, shh.
Shh, shh.
Una vez fui como tu.
Pero te prometo, se te pasará.
Lo prometo, lo prometo.
Ahora, ¿puedo pararme en tus hombros?
Bajame**
Por favor, bájame ahora.
bájame **
No había visto el cielo en los 11 años, gracias.
Gracias, Dios.
No se habla de Dios aquí, cura.
¿Que hay de la.... inscripción?
Está borrada, al igual que Dios se ha borrado de mi corazón.
¿Y que lo ha remplazado?
Detén esto.
Sigueme.
Tal vez tus pensamientos de venganza...
sirven como el propósito de Dios para mantenerte con vida...
Estos siete años.
- ¿Con qué propósito?
- Escapar.
Aquí vamos.
Hablaste de escape.
Si.
Solo hay dos posibilidades de alcanzar el muro externo...
y finalmente el mar.
Yo sólo...
Solamente escogí la equivocada.
Ahora, por supuesto, los dos juntos,
podríamos escarbar en la dirección opuesta.
Los dos juntos podríamos hacerlo, entonces, por supuesto
en, oh, 8 años.
Oh, ¿hay algo más que demande tu tiempo?
¿Alguna junta urgente, tal vez?
A cambio... de tu ayuda,
Te ofrezco algo que no puede pagarse.
¿Mi libertad?
No, la libertad te la pueden quitar,
como bien sabes.
Te ofrezco conocimiento, todo lo que he aprendido.
Te enseñaré, oh, economía, matemáticas,
filosofía, ciencia.
- ¿A leer y a escribir?
Por supuesto.
¿Cuándo empezamos?
Lo tengo, lo tengo **
Luces fuera. Luces.
Apaguemoslas, vamos **
La ranura se abre dos veces al día.
Una vez para tu cubeta del baño, que es dónde escondemos la tierra.
Vamos.
Y una vez en la tarde para tu plato.
Luces fuera. Fuera.
Vamos, cura.
Gracias.
Entre esos dos momentos, podemos trabajar sin miedo a que nos descubran.
"Así que la negligencia se vuelve...
nuestro aliado."
Excelente.
Así que estabas en el ejercito de Napoleón.
Teníamos muchos sueños entonces.
Pero, una noche...
mi regimiento cayó...
una banda de guerrillas,
que corrió a la iglesia por refugio.
Me ordenaron que quemara la iglesia...
con ellos dentro.
¿Lo hiciste?
Con mi eterna vergüenza, lo hice.
Lo hice.
¿Cómo llegaste aquí?
El día siguiente deserté...
dediqué mi vida al arrepentimiento...
y a Dios.
Trabajé como secretario privado para...
el increíblemente rico, Conde Enrique Spada.
Spada era un hombre de bien.
Tristemente, un par de años más tarde, murió.
entre los rumores de que había escondido su fortuna.
- Dos semanas más tarde, fui arrestado.
- ¿Por qué?
Napoleón quería el tesoro de Spada.
No creyó que no tenía idea de dónde estaba.
Así que hizo que me lanzaran aquí para refrescar mi memoria.
Y aquí me he quedado sólo con Dios...
cómo compañía hasta que te envió a mi.
Dios no es mas real que tu tesoro, cura.
Tal vez.
- ¡Oooh! Rápido. Agárralo
Calcula esto.
2,500 centímetros cúbicos de roca y polvo al día...
por 365 días.
Es igual a tres metros y medio al año,
12 pies, un pie al mes.
Tres centímetros a la semana.
En italiano.
No desperdicies la luz.
Fuiste soldado, clérigo.
Así que conoces de armas.
Enseñame.
O cava sólo.
Me estás forzando a caminar en la cuerda floja, Dantes.
Esto es ridículo.
El espadachín más fuerte no gana necesariamente.
¡Es la velocidad!
La velocidad de la mano.
De la mente.
Ahora, pasa tus manos por las gotas...
sin mojarte.
Así.
¿Cuánto tiempo tengo que hacer esto?
Voy a bajar por el tunel.
Bloqueo. Arriba.
Así.
Tiempo de estudiar.
Define "economía".
Economía es la ciencia que lidia con la producción,
distribución y consumo de comodidades.
Traducción.
Cava primero, el dinero después.
Gracias.
Feliz Navidad, Edmond.
Más menos un mes.
Bien. ¿Con quién peleas?
¿Danglars? ¿Mondego?
¿Tu que crees?
¡Bien! Muy bien.
Tenemos la tercera ley de Newton.
Para cada acción hay una reacción...
en la física... y en el hombre.
Por ende mi búsqueda de venganza es una reacción
a las acciones de Danglars y Mondego.
Arriba, arriba.
Quiero ese lugar.
Una vez me dijiste que Villefort te arrestó justo después...
de que eliminó los cargos contra ti.
Puedes irte.
Si, eso es cierto.
Ahora, ¿por qué haría esa farsa...
a menos que tuviera razón para cambiar la idea de dejarte ir?
- Piensa, Edmond.
- Estoy intentando.
- ¿Qué pasó?
- Me preguntó...
¿Te dijo Napoleón el nombre de quién recogería la carta?
- Le dije...
- Un Monsieur Clairon.
¿Y nada más?
- Nada. Quemó la carta y dijo que podía irme.
Ah.
Quemó... la carta.
Si.
Extraño que un jefe magistrado queme evidencia...
de una conspiración de traición...
y luego encarcelara al único hombre...
que conocía la conexión de Monsieur Clairon...
con la conspiración.
- Estaba protegiendo a alguien.
- Ah.
- ¿A un querido amigo tal vez?
- No. No.
Un político como Villefort se habría deshecho de tales amigos.
Clarion podría ser un pariente.
Un pariente cercano, posiblemente...
¡No!
El padre de Villefort era coronel en el ejército de Napoleón.
Villefort no protegía a Clarion.
Se protegía a si mismo.
Danglas, quien falsamente dijo que vio a Napoleón darme
la carta.
Mondego, que le dijo a Villefort que yo la tenía.
Y Villefort mismo, que me mandó aquí.
Bravo, Edmond, bravo.
Oh Dios mio. Oh, oh.
Oh.
Edmong, la luz. Luz.
Rápido, luz.
Bien. Bien.
¡Sacerdote!
En nombre de Dios, sigue.
Sigue. ¡Sigue!
Los pulmones...están perforados.
-No hables. No hables.
-Escucha.
No hay mucho tiempo.
Debajo de es...esos libros,
hay piedras sueltas.
Tráeme lo que encuentres.
Rápido, rápido.
Ábrelo.
Cuando se los dije, no sabía...
en dónde estaba el tesoso de Spada,
mentí.
¿Mentiste?
Soy un sacerdote,
no un santo.
Ahí,
en esa isla fuera de las costas italianas.
-¿Montecristo?
-Sí, sí.
Usa...usa tu cabeza.
-Sigue las pistas.
-El túnel está bloqueado. No puedo escapar.
No, sigue cavando.
Cuando escapes, úsalo para bien, solo para eso.
No, yo seguramente lo usaré para
mi venganza.
Aquí y ahora, es tu última lección.
No cometas...
Ah. No cometas el crimen...
...por el cual ya cumpliste tu sentencia.
Dios dijo, "la venganza es mía".
Yo no creo en Dios.
Eso no importa.
Él cree en ti.
¿Sacerdote?
Ah.
¡Ay, Dios!
Él siempre está despierto.
Primera vez en 12 años que no ha dicho "gracias".
-Murió.
-¿Cómo?
Se cayó de la cama, ¿no?
-Está un poco sucio, ¿no?
-Todos lo están.
Bueno, cosámoslo...
y luego vemos Dorleac.
Uno, dos, tres.
¿Por qué lo encerraste bajo llave?
No irá a ningún lado.
No sé. Ya es un hábito, supongo.
Adiós, Padre.
Ahora eres libre,
como yo nunca lo seré.
Así que finalmente el papa viejo se ha ido a San Pedro.
Bueno, tráelo.
-Entonces, enterrémoslo.
-¿Estás listo?
Uno. Eso es.
-Sigue.
-Vamos, vamos. No tengo todo el día.
Aunque, en realidad, yo sí.
Yo tengo...
...¡tengo todo el tiempo del mundo!
Vamos.
Vamos.
¡Señor Dorleac!
Santo Padre,
te entregamos...
...estos restos
de tu humilde siervo.
Cual sea que haya sido su nombre.
Ay Dios, estoy tan aburrido.
¡Señor Dorleac!
¿En serio, tenía él un mapa?
No, gov.
¿En dónde está el, uh...
¡Para!
¡Señor Dorleac!
-¿A qué te refieres con 'después de tres'?
-¿Lo tiramos a las tres o antes que tres?
-Después de tres.
-Uno...dos...
-¡Señor Dorleac!
-...y tr...
-¡No, Sr. Dorleac!
-¡Uno...
-...dos...
-¡No tire el cuerpo al abismo!
-¡Ah!
-...tres!
Pudimos haberlo manejado de
mejor manera.
Gracias, Sacerdote.
Gracias.
Así que, mi amigo [Con acento italiano].
Te preguntaría quién eres,
pero a la vista de tus ropas rotas...
...y por el hecho de que el Chateau d'If
está a 3 kilómetros de aquí,
¿qué fin tiene que te pregunte?
Por mi parte, soy Luigi Vampa,
contrabandista y ladrón.
Mis hombres y yo hemos venido a esta
isla para enterrar vivo a uno de los nuestros...
...que quiso quedarse con
oro que habíamos robado...
...en vez de, bueno, compartirlo
con sus camaradas.
Por interesante que parezca, hay
algunos de sus amigos más leales
que insisten en que le conceda el perdón,
el cual, por supuesto, no puedo conceder,
ya que si lo hago, perdería el control
sobre todo el grupo.
-Y eso me hace afortunado de haberte
encontrado. - ¿Por qué?
Me has dado una manera de enseñarle
un poco de compasión a Jacobo,
ese gusano que ves
amarrado ahí,
sin parecer, al mismo tiempo
débil.
Y como un trato especial, los
colegas verá un poco de deporte, también.
¿Y cómo lo logro?
Los vemos a ti a Jacobo pelear a muerte.
Si Jacobo gana, lo recibimos de vuelta al grupo.
Si tú ganas, le habré dado a Jacobo
la oportunidad de permanecer vivo,
aunque él no haya tomado
ventaja sobre eso,
y tú puedes tomar su lugar en el barco.
¿Y qué si gano, y no quiero ser
un contrabandista?
Entonces te cortamos la garganta,
y nos quedamos con uno menos.
He descubierto que ser contrabandista
es la vida para mí...
...y me encantaría matar a tu amigo,
el gusano.
Ah, y, por cierto, Jacobo es el
mejor luchador con cuchillo que jamás haya visto.
Talvez tengas que salir más.
Suelten a Jacobo y devuélvanle
su cuchillo.
Y luego dejaremos que el juego empiece.
Levántante, gusano.
-¡Vamos, vamos!
Si deseas vivir,
ni siquiera pestañees.
Señor Vampa,
permítale vivir a Jacobo.
Ya ha sufrido lo suficiente con
solo haber sido enterrado vivo.