La música es un lenguaje. El lenguaje musical y el verbal sirven al mismo propósito. Ambos son formas de expresión y pueden usarse como medio para comunicarse con otros. Pueden leerse o escribirse. Pueden hacernos reír o llorar, pensar o cuestionar, y apelar a uno o a muchos. Definitivamente ambos pueden hacernos mover. A veces la música es mejor que la palabra hablada porque no es necesario entenderla para que surta efecto. Aunque muchos músicos están de acuerdo en que la música es un lenguaje, rara vez se la trata como tal. Para muchos es algo que sólo puede aprenderse siguiendo un régimen estricto, bajo la tutela de un maestro especializado. Este ha sido el enfoque durante cientos de años y ha sido exitoso pero... lleva mucho tiempo. Demasiado. Piensen en la primera lengua que aprendieron de niños. Es más, piensen cómo fue que la aprendieron. Eran bebés cuando empezaron a hablar y, aunque hablaban mal el idioma, se les permitió cometer errores. Y cuantos más errores cometían, más sonreían sus padres. No aprendieron a hablar yendo a algún sitio sólo un par de veces por semana. Y la mayoría de las personas con las que hablamos no eran principiantes. Ya eran oradores expertos. Imaginen que sus padres les obligaran a hablar con otros bebés hasta ser lo suficientemente buenos como para hablar con ellos. Probablemente llegarían a adultos antes de poder hablar con normalidad. Para usar un término musical, de bebés se nos permite "improvisar" con profesionales. Si nos acercamos a la música con la naturalidad que abordamos nuestra lengua materna aprenderemos a hablar en el breve tiempo que nos lleva hablar nuestra primera lengua. Hay pruebas de esto en casi cualquier familia en la que los niños crecen con otros músicos en la familia. Estas son algunas claves a seguir al aprender o enseñar música: al inicio, aceptar los errores en vez de corregirlos. Como si el niño tocara una guitarra imaginaria, no hay notas erróneas. Dejen que los pequeños toquen, jueguen y practiquen con músicos consumados a diario. Alienten a los jóvenes músicos a jugar, más que a practicar. Cuanto más jueguen, más practicarán por su cuenta. La música viene del músico, no del instrumento. Y, sobre todo, recuerden que un lenguaje funciona mejor si tenemos algo interesante que decir. Muchos maestros de música nunca descubren lo que los estudiantes tienen para decir. Sólo les decimos lo que se supone que tienen que decir. Un niño habla la lengua durante años, incluso antes de aprender el alfabeto. Muchas reglas en el inicio retrasarían el aprendizaje. Para mí, el enfoque hacia la música debería ser el mismo. Después de todo, la música también es un lenguaje.